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viernes, 19 de agosto de 2016

Murió el último mito del tango Horacio Salgán

Falleció hoy a los 100 años el pianista, director de orquesta y compositor Horacio Salgán,considerado uno de los máximos referentes del tango y uno de los iniciadores del llamado "tango de vanguardia". En su desempeño como ejecutante musical se destaca su dúo con el guitarrista Ubaldo de Lío, uno de los hitos de la historia del tango y el Quinteto Real, que ambos formaron en la década de 1960 junto a otras grandes figuras del tango, como Enrique Mario Francini (violín), Pedro Laurenz (bandoneón) y Rafael Ferro (contrabajo). Entre sus obras se destaca el conocido tango A fuego lento. En 2005 recibió el Premio Konex de Brillante, máximo reconocimiento de la Fundación Konex, por su lugar en la Música Popular.
En 1970 tocó en el Lincoln Center (de Nueva York) y en 1972 en el Teatro Colón (de Buenos Aires). En 1973 grabó, junto a su compañero de muchos años Ubaldo De Lío, el cantante tucumano Miguel Montero y su Nuevo Quinteto Real, el disco Los cosos de Buenos Aires, con letras de Roberto Lambertucci. Participaron de ese nuevo quinteto, los consagrados músicos Antonio Agri, en violín y Leopoldo Federico en bandoneón. En 1976 estrenó el Oratorio Carlos Gardel (de 42 minutos), con letra del poeta Horacio Ferrer. Utiliza los elementos usuales de un oratorio: orquesta, coro, recitante y solistas, y contiene ritmos de tango, zamba, milonga campera y malambo.
En los años ochenta volvió a tocar con el cantante Edmundo Rivero, esta vez dejando un registro fonográfico. Grabó también algunos tangos con el famoso cantor de tangos Roberto Goyeneche y también con Horacio Deval.
En casi ochenta años como profesional (desde 1930), compuso o arregló unas 400 obras.
Sus obras más famosas :Don Agustín Bardi, Entre tango y tango y su hit, A fuego lento, o su Oratorio Carlos Gardel; “La llamó silbando” y la milonga “Cortada de San Ignacio”

martes, 19 de abril de 2016

Horacio Salgán es uno de los grandes músicos argentinos

Tiene casi cien años y los que lo conocen aseguran que sigue tocando el piano como en sus buenos tiempos. Aníbal Troilo lo calificó como “el mejor bandoneonista de Buenos Aires”. Pichuco no se equivocaba. Cuando un periodista intentó corregirlo recordándole que Salgán es pianista, le respondió diciéndole que si prestara un poco de atención a la manera en que toca el piano, se daría cuenta de que lo hace como si fuera un bandoneón, con el mismo fraseo y ritmo.
Arreglador, compositor, director, Horacio Salgán es por sobre todas las cosas uno de los grandes músicos argentinos y un testimonio vivo de la historia del tango. Se me puede escapar algún nombre, pero me atrevería a decir que junto con Emilio Balcarce y Mariano Mores integran el trío de sobrevivientes, testigos del origen del mito musical más formidable que supo generar el Río de la Plata.
El padre de Salgán tocaba el piano y se dice que estimulado por ese ambiente a los cinco años el chico ya se le animaba a las teclas. Se formó al lado de quienes lo iniciaron en los secretos de la armonía y el contrapunto. Uno de sus maestros fue Vicente Scaramuzza, maestro de Martha Argerich. Otro fue, Pedro Rubeone, maestro de Carlos García.
Su formación académica le permitió siendo todavía un adolescente subir al escenario de la sala del cine Universal de Villa Urquiza y deleitar al público con el piano. Un año después se conocía con el violinista Elvino Vardaro y en algún momento integró la orquesta de Juan Caló y luego la de Miguel. Si un músico se define por sus tradiciones, las tradiciones que sostienen a Salgán se llaman Roberto Firpo, Julio de Caro y Agusín Bardi, a quien le dedicará uno de sus temas memorables.
Antes de cumplir los treinta años ya tenía su primera orquesta y su personalidad musical estaba definida. En esa experiencia inicial lo acompañan músicos que darán que hablar. Allí están Leopoldo Federico, Ernesto Baffa e Ismael Spitalnik. Salgán también se distinguirá por la selección de los cantores. A Roberto Goyeneche lo llevó a su orquesta cuando todavía se ganaba la vida como chofer de colectivo. A Edmundo Rivero lo sostuvo contra viento y manera ante empresarios y promotores que pretendían descalificarlo porque -decían- que su voz no daba para el tango. Oscar Serpa, Horacio Deval y Jorge Durán serán otros de sus cantores, pero en aquellos años el cantor más notable, al que luego el propio Goyeneche reconocerá como su maestro, será Angel Díaz, el Paya, como le decían sus amigos.
“No vine a modificar ni hacer nada porque el tango no lo necesita. Vine con toda modestia a expresar mi lenguaje musical”, dijo en una entrevista. Precisamente en 1950, en un club de barrio, estrena una de sus creaciones de más jerarquía, tal vez la mejor. Me refiero al tema “A fuego lento”, considerado por los críticos como uno de los momentos culminantes del tango instrumental. “A fuego lento” provocó la misma conmoción que “Libertango” de Piazzolla, “La Bordona” de Emilio Balcarce, “Taquito militar” de Mariano Mores, “La puñalada” de Pintín Castellanos o “La yumba” de Osvaldo Pugliese. Después llegarán otros temas, de excelente factura musical, como por ejemplo, “A don Agustín Bardi”, “Del uno al cinco” y “La llamo silbando”.
Tal vez el mejor reconocimiento que recibió en su carrera se lo hizo Daniel Barenboim, cuando interpretó “A fuego lento” en su homenaje. Algo parecido hizo la Orquesta Filarmónica de Berlín. No fueron los únicos clásicos que lo honraron. Lalo Schiffrin cuenta que Stravinsky y Rubinstein tuvieron palabras de elogio para sus creaciones musicales.
Y en el ambiente siempre se habla de cuando el maestro Jean Ives Thibaudet, que había llegado a Buenos Aires para actuar en el Teatro Colón, lo escuchó en un recital. Thibaudet había viajado toda la noche, estaba cansado y sólo para satisfacer a sus anfitriones accedió a escuchar a este pianista argentino que dirigía un quinteto de tango para él desconocido. Sin embargo, cuando Salgán empezó a tocar el piano se le fue el cansancio y el mal humor. “Estuve en estado de shock durante todo el recital”, confesó admirado para luego referirse a la técnica notable de Salgán, la posición y la forma de las manos, la economía de los gestos. Al día siguiente, le dedicó al pianista que lo había conmovido, “Claro de luna” de Debussy.
Salgán respetó a Piazzolla, pero señala algo que resulta interesante a la hora de reflexionar sobre el itinerario estético de un músico. El dice que mientras Piazzolla siempre quiso ir más allá del tango, de alguna manera “irse” del tango, su preocupación -la de Salgán- fue la de entrar en el tango. La reflexión puede ser controvertida, pero artísticamente es sincera. La formación musical de Salgán es amplia y esa amplitud seguirá presente en toda su carrera. Los clásicos, el jazz, la música brasileña, el folklore argentino, son tradiciones constitutivas de su formación profesional. No exageran ni falta a la verdad los críticos cuando dicen que el gran aporte de Salgán fue el de haber elaborado un tango con toques de jazz, abierto a Bela Bartok, Ravel, Art Tatum y la música de Brasil. El crítico Federico Monjeau dice al respecto que “Salgán dejará una definitiva marca rítmica en el tango, no sólo por el uso de las formas sincopadas o por el llamado efecto candombe (donde los violines introducen un sonido de tambor), sino por los variados recursos percusivos. La percusión acriollada de Salgán se desarrollará, además, por medio del uso no convencional de los instrumentos del tango, como los golpes al costado del bandoneón o el rebote de los arcos en los instrumentos de cuerda”. Monjeau hace una particular referencia al aporte de Salgan a la escritura musical del tango. Su libro “Curso de tango” es un estudio pormenorizado y didáctico de detalles pianísticos, orquestales, rítmicos y armónicos.
A fines de la década del cincuenta forma su Quinteto Real porque es uno de los primeros en convencerse de que ya no hay lugar para las grandes orquestas. Lo integrarán, Pedro Laurenz en el bandoneón, Rafael Ferro en el contrabajo, Ubaldo De Lío en guitarra, Enrique Francini en violín y, por supuesto, Horacio Salgán en el piano. El Quinteto debuta a principios de 1960 en Radio El Mundo. Lo presenta Antonio Carrizo y lo apadrina Aníbal Troilo.
En 1995 forma el Nuevo Quinteto real, integrado por Antonio Agri en violín, Oscar Giunta en contrabajo, Néstor Marconi en bandoneón y, como no podía ser de otra manera, el gran Ubaldo de Lío en guitarra, el músico que compartió con Salgán más de cuarenta años de trabajo, al punto que un crítico extranjero algo distraído llegó a creer que eran una sola persona.
En esos años un periodista le preguntó a Salgán su opinión sobre la vigencia del tango. “Los adversarios del tango dicen que pertenece a otra generación a otra época de la ciudad. Son los que ignoran que el tango es -en su suma musical y poética- el único género que eternamente se renovó y que supo expresar la cadencia, el lenguaje, el ritmo, la pulsación y la misma respiración de Buenos Aires”. Como siempre, la razón está de su parte maestro.

lunes, 15 de junio de 2015

Cumple 99 años el músico Horacio Salgán

Pianista excepcional, de depurada escuela, une Horacio Salgán a su talento interpretativo una auténtica vocación por nuestra música popular (...) y a la que ha aportado fundamentales concepciones renovadoras de contenido y forma. Arreglador con absoluto dominio de la técnica orquestal, ajusta su original inventiva creadora a un esquema de paciente análisis, combinando nota por nota, acorde por acorde, hasta conformar sus severas exigencias estéticas. Ambas facetas se reflejan nítidamente en el director de orquesta, que traduce con sensible ductilidad su propio estilo de tango, y que ha sabido imprimir siempre a sus excelentes conjuntos el sello inconfundible que los distingue." (Luis Adolfo Sierra).
Horacio Adolfo Salgán nació en la Capital Federal el 15 de julio de mil novecientos dieciséis. Desde muy niño sintió gran atracción por la música, y el piano tal vez fue su primer juguete que comenzó a indagar en el conservatorio del barrio. Los primeros conocimientos se los inculcó el maestro Luppo.
Horacio Salgán confesaba:"Desde que yo gateaba, prácticamente, me interesé por la música; mi papá tocaba el piano de oído, era aficionado... pero cuando yo escuchaba ese sonido, iba enseguida a ubicarme a su lado y al lado del instrumento.(...) No lo puedo negar, llevo la música conmigo, desde el mismo momento en que nací."
"Mis maestros fueron Amelia Weygand en armonía, Vicente Scaramuzza, Raúl Spivak y Alejandro Borosky en piano. Puedo nombrar también a Pedro Rubeone, que fue también maestro de Carlitos García, del cual conservamos un emocionado recuerdo. También quiero mencionar al maestro Marcoli con quien estudié contrapunto. Yo he tenido la suerte de estudiar con maestros de primer nivel, si bien no pude estudiar con ellos en la medida de tiempo que lo hubiese querido." (Reportaje en "Club de Tango")
Había cumplidos los catorce años cuando ya, desde el piano, creaba el clima adecuado en la proyección de películas mudas en el Cine Universal, ejecutando solos en las matinée y vermouth. En la sección noche integraba, en el mismo cine, una orquesta.
Actuó en pequeñas orquestas barriales, con el Sexteto de Emilio Vardaro y con la orquesta de Juan Caló.
Paralelamente, continuó sus estudios pianísticos, agregando lecciones de contrabajo, saxofón y órgano. Justamente, cuando se inauguró Radio El Mundo lo convocaron como organista estable de la emisora
Recorrió conjuntos de distintos ritmos, entre otros jazz, folklore, tropical y, por supuesto, tango.
Continúa Salgán: "Por medio de mi hermano (...) me puse en contacto con la orquesta de Julio De Caro. Y su influencia fue invalorable, así como la de Francisco (De Caro), gran pianista de quien todos somos, en alguna medida, ´hijos´... De allí recibí uno de los mayores aportes para mi música..."
En 1936 el maestro Roberto Firpo deja de tocar el piano, para dedicarse a dirigir su orquesta. Los reemplazantes fueron Horacio Salgán y Carlos García.
También, como para obtener algunos pesos extras, tocaba el órgano por la mañana en la Iglesia San Antonio, del barrio de Villa Devoto, y por la noche continuaba su ejecución de música, desde el piano, en el teatro Florida.
Es uno de los más destacados arregladores de tango. La primera ocasión que tuvo como arreglador, por encargo de Miguel Caló fue, en 1936, la obra de Francisco Canaro "Los indios".
"El tango depende de la composición, del arreglador y del orquestador. Se prestará a hacer cualquier cosa dentro de cualquier formación siempre y cuando la obra se preste y el orquestador tenga la capacidad suficiente. No hay limitación de ninguna naturaleza.(...) Orquestación es llevar a la orquesta algo que puede no ser de la orquesta. Por ejemplo una parte de piano se puede orquestar distribuyéndola en las voces de la orquesta sin agregados, sin sacarle ni ponerle ninguna nota. Eso es orquestación.
El arreglo es otra cosa. Ya interviene la composición. (...) El arreglo, en un ejemplo práctico hecho para los alumnos, es similar a un recinto donde se produce el eco. La obra en sí tiene que resonar de la misma manera que en ese recinto donde se produce el eco. Si yo entro y digo: "¡hola!", el eco no me responde: "¡qué tal, como le va!", sino que dice lo mismo que yo dije, pero de acuerdo con las características del recinto. Es decir que en el arreglador se corresponde a su sistema nervioso, su herencia musical, su entorno, a todo lo que él es. Ese es el trabajo del arreglador. La fidelidad a la obra. Porque a veces nos encontramos con que esa fidelidad no existe cuando una obra metódica se hace rítmica o viceversa. El arreglador tiene que tener una idea muy clara del género musical que trata. Si bien cada género tiene una gran amplitud de libertad expresiva, tiene también sus límites. La limitación del arreglador es mantenerse dentro del género y del carácter de la obra, por respeto al compositor. Porque si no le gusta lo que hizo el compositor, que haga una él o tome otra obra para arreglar. (...) Muchas veces el arreglo nada tiene que ver con el clima de la letra y así vemos que mientras el texto trasunta tristezas por ejemplo, la música está llena de alegría. Acompañar es dar marco, dar clima, dar apoyo.(...) Hay que tener en cuenta que en el arreglo interviene la composición, porque hay que agregar contracantos, cambiar armonías y hacer todo aquello que pueda mejorar la obra." (Reportaje en "Club de Tango")
En los años treinta, cuando se materializaban sus primeras actuaciones como pianista de orquestas típicas, Salgán comenzó a componer. Esas obras, que se iniciaron con el tango "Del 1 al 5", seguido por los valses "Motivo de vals" y "A una mujer", la milonga "Cortada de San Ignacio" y el tema brasileño "Choro en fa sostenido", guardan hoy una relevancia y actualidad total.
"Hay mucha gente que se acerca al tango o a otros géneros musicales con la idea de la renovación. Yo no me acerqué al tango a salvarlo, ni nada por el estilo. Lo hice porque tengo amor por la música de mi país –el tango y el foklore–, porque tengo respeto y devoción por la música y por el género, en este caso el tango. Yo, entre otras cosas, practico todos los géneros –clásico, jazz, etc.– pero tengo un respeto cuasi religioso por toda la música en sí, porque la música es un puente hacia Dios. (...) Tengo un gran respeto por los antecesores: Arolas, Bardi, Cobián, los De Caro, y no vine a modificar ni a hacer nada, porque el tango no lo necesita. Vine simplemente con toda modestia, a exponer mi lenguaje musical. Nunca me propuse tener un estilo ni hacer una renovación de nada. Lo que salió, salió porque espontáneamente así lo sentía." (Reportaje en "Club de Tango")
"Yo no hago mucho hincapié en la evolución del tango en el sentido técnico. En los primeros tiempos había gente de gran valía, como Bardi y Arolas. Si tomamos algunos temas de Bardi vamos a encontrar que tienen un vuelo lírico tan extraordinario que últimamente me he puesto a hacer algo que antes me parecía atrevido: Me he puesto a hacer un balance de sus méritos comparados con los grandes genios de la música universal. Y me encuentro con que Arolas, Bardi, Cobián y otros han llegado a una gran altura comparable con los más grandes compositores del mundo. No en el desarrollo o factura sinfónica ni en obras de largo aliento, pero sí en la creación de melodías." (Reportaje en "Club de Tango")
La falta de sonidos bajos más acentuados impulsó a Salgán a incorporar el clarón a su orquesta: "Fue una necesidad dentro de la estructura de la orquesta, porque la orquesta típica, formada por bandoneones, violines, cello, viola, contrabajo y piano, en algunos pasajes de una obra adolece de un bajo mayor. Porque el violoncello, que podía dar un buen bajo, muchas veces está reforzando a los violines que a veces resultan débiles. El cello y la viola les dan cuerpo a las cuerdas y tampoco podemos disponer del cello porque cumple otras funciones. Nos quedan los bandoneones. El bandoneón es un instrumento muy hermoso que está muy equilibrado en sí mismo, los bajos del bandoneón están equilibrados. Pero esos bajos no son lo suficientemente poderosos como para hacer de bajos de una orquesta. Son buenos para el instrumento en sí, pero resultan débiles con relación a la orquesta. El contrabajo da un bajo claro, pero en un momento dado acompaña en un pizzicato y no hay sostén de bajo para la orquesta. Seguimos sin tener bajo. De los instrumentos que nos quedan, que pueden empastarse con los bandoneones y con el resto, el mas apropiado es el clarón, el clarinete bajo que ha cumplido muy buenas funciones en mi orquesta." (Reportaje en "Club de Tango")
La defensa de su manera de respetar y sentir al tango, la lealtad hacia sus principios y a la valoración de su música y sus músicos, le valieron situaciones enojosas, tanto cuando le planteaban que su orquesta sonaba como "bicho raro", como cuando le cuestionaban a sus vocalistas, especialmente la cavernosa vocalización de Edmundo Rivero. Nunca se traicionó: "El hecho de poder tocar como a mí me gusta, de no haber traicionado mis convicciones, lo considero un privilegio. (...) Uno de los errores más grandes que puede sufrir un individuo –y lo digo con convicción– es traicionarse a sí mismo."
En el año 1944 Salgán formó su primera orquesta típica, cuando ya los grandes maestros de la década estaban consolidados y en carrera. Al respecto, el maestro dice: "La idea de formar la orquesta está integrada, de alguna manera, a la de la composición. Empecé a componer porque quería hacer un tango de una manera determinada. No con la idea de ser compositor (...) sino con la tocar tangos como a mí me gustaba. Lo mismo sucedió con la orquesta."
Aunque la crónica dice que esa orquesta, que se presentaba el Radio El Mundo, fue una sorpresa grata para los diletantes del tango, la ingrata realidad es que tuvo un rechazo generalizado, de gran parte de la crítica y muy especialmente de los sellos grabadores; les resultaba muy avanzada su forma de tocar, y para nada comerciales las voces de Alfredo Bermúdez y Edmundo Rivero. El campo de labor, por lo tanto, no resultó adecuado, y aunque el conjunto animó bailes y se presentó en escenarios tangueros, en menos de dos años quedó disuelta la orquesta.
Horacio Salgán incursionó en otro ritmo musical en la orquesta dirigida por Ángel Riela, en la que cantaba la esposa del director, Lita Landi, excelente intérprete melódica y actriz cómica, en bailes de carnaval.
En actuaciones radiales, acompañó a la cancionista de tango Carmen Duval –que fue su primera esposa– y también junto al folklore, con el dúo de guitarras y voces "Martínez-Ledesma". Este dúo, de gran repercusión, siempre fue acompañado por pianista de fuste como Juan Polito, Juan Carlos Correa, Enrique Villegas, Carlos García y Horacio Salgán.
Sentado al piano, Salgán esperaba a los integrantes del dúo, que ingresaban por un lateral del escenario con la guitarra en una mano y una silla en la otra. Al maestro pianista le resultaba desagradable esta entrada, y recordando sus estudios de saxofón, cuando colgaba de su cuello con un cordón el instrumento, hizo colocar una tira de cuero que pasara por debajo de la guitarra y se enganchara en la boca de ésta. Según la crónica, hasta ese momento no se había usado este accesorio, adoptado posteriormente por todos los acompañantes que ejecutan la guitarra española...
En el año 1973 el poeta Roberto Lambertucci decide juntamente con Horacio Salgán la producción de un álbum discográfico que dibujara los típicos personajes de la ciudad de Buenos Aires. Cuando tuvieron listas la música y la letra, Salgán se dedicó a formar una gran orquesta, eligiendo al tucumano Miguel Montero, que se econtraba en el mejor momento de su carrera como cantor. Los personajes de Buenos Aires, en un disco que se llamó "Los cosos de Buenos Aires" –que pueden ser de cualquier lugar del país, donde existieron y existirán– le prestan sus apodos a títulos como "Garronelli", "El As en la manga", "El Influyente", "El Pibe Corazón" o "El Viejito Mejillón". Una acertada mezcla de porteñismo, con dulzura, inocencia, viveza criolla, desenfado; en fin, un producto concebido a partir del humor y del amor...
Horacio Salgán es una de aquellas figuras que tan bien representan al país, tanto con su don de gentes como por su calidad artística. En 1957 viajó a Montevideo con una gran orquesta y con el cantor Edmundo Rivero, que ya era una figura consagrada dentro del cancionero nacional. Allí por fin pudieron grabar, en el sello "Antar Telefunken", Salgán y Rivero.
Realizaron también actuaciones en el "Philarmonic Hall" del Lincoln Center, en la ciudad de Nueva York.
En marzo de 1974, frente a una gran orquesta, protagonizó un acontecimiento musical en los salones de la Embajada Argentina en Washington, con un show denominado "Retorno al Tango", que fue transmitido por vía satélite para Europa, Centro y Sudamérica. Entre los presentes se encontraba el presidente de los Estados Unidos, Gerald Ford, y todo el cuerpo diplomático. Un hecho similar se produciría en mayo de ese mismo año en Costa Rica, con motivo de la asunción presidencial del Licenciado Daniel Oduber.
Salgán realizó también frecuentes viajes a Japón, donde año tras año es requerida la actuación de su reconocida orquesta.
Es, en una palabra, "un embajador de lujo", un hombre que siente lo que hace, un trabajador sensitivo, un profesional que ama el arte que Dios puso en su corazón y en sus manos..
"EL ORATORIO DE CARLOS GARDEL"
Obra de Horacio Salgán en música y Horacio Ferrer en argumento y poemas, está concebido para orquesta sinfónica, coro mixto y solistas (el autor Horacio Ferrer fue el recitante, en bandoneón participó Juan José Mosalini, en guitarra Ubaldo De Lío y en el piano Horacio Salgán). Su estreno fue en la ciudad de Mar del Plata, y tuvo posteriores presentaciones en diversos puntos del país y en la ciudad de Montevideo. Al llegar el año 1990, recién fue grabado en discos y casetes con la técnica más avanzada en la materia. Además fue televisado por ATC un año después. En esta versión televisiva ejecutó el bandoneón Leopoldo Federico.
LA ORQUESTA PEQUEÑA
La resistencia que debía afrontar Horacio Salgán provocó varias frustraciones de sucesivos conjuntos, formados y, a poco de andar, disueltos, y en otros casos con escasa actividad. Esto llevó al pianista director a constituir pequeños grupos como cuartetos o dúos, e incluso presentándose como solista en locales nocturnos y en televisión. En distintos momentos derrochó talento codo a codo con Ciriaco Ortiz, pero quien más lo secundó, con su guitarra, fue Ubaldo Aquiles De Lío, quien a partir de 1958 fue el primer colaborador de Horacio Salgán. Ese dúo de piano y guitarra recorrió todos los clubes nocturnos, y dejó grabados temas para el sello Philips que son testimonio de esa mínima gran orquesta.
Los mismos apellidos, Ubaldo De Lío y el hijo de Horacio, César Salgán, siguen recorriendo los senderos de la música, revalidando en todo el país y fuera de nuestras fronteras la calidad del dúo Salgán-De Lío.
EL QUINTETO REAL
La semilla fue el dueto Salgán-De Lío, que en 1960 amenizaba reuniones en el restaurante "Amerio" del Automóvil Club Argentino. Se fueron incorporando el violín de Enrique Mario Francini y el contrabajo de Rafael Ferro. Luego el bandoneón de Pedro Láurenz. Y surge el "Quinteto Real"...
Su estilo interpretativo se apoyó en un efecto de contratiempo producido en relación con el segundo y el tercer tiempo de cada compás, complementado por una fuerte acentuación del cuarto tiempo resuelta en el primero del compás siguiente.
El contrabajo fue ejecutado en distintos períodos por Kicho Díaz y Omar Murtagh. Durante un breve tiempo, por ausencia de Salgán, su sitio fue ocupado por Juan José Paz.
Realizó innumerables viajes a Japón desde el año 1964, ofreciendo recitales en los principales teatros de las ciudades de mayor importancia. Se presentó en Radio El Mundo, en Radio Splendid y ante las cámaras de todos los canales abiertos de la Capital Federal, hasta su paulatina disolución. Dejó grabaciones para los sellos Columbia y Philips, llegando a actuar en cine en la película "Detrás de la mentira".
En la década del ´90 Salgán reactivó al recordado Quinteto, ahora con el bandoneón de Néstor Marconi, el violín de Antonio Agri y el bajo de Julio Rodolfi, junto a la guitarra de Ubaldo De Lío –reemplazado algunas veces por Horacio Malvicino– y con el piano a cargo del maestro director.
EL TEATRO
En 1963 Salgán fue figura en una temporada teatral de gran trascendencia, junto a Aníbal Troilo al frente de su orquesta, con Edmundo Rivero, Roberto Grela, Nelly Vázquez, Roberto Rufino, Ciriaco Ortiz y algunos más, en la obra "Tango" que se presentó en el Teatro Odeón sobre la base de un libro de Cátulo Castillo y Jorge Montes. Salgán realizó, para la orquesta de Troilo, un arreglo antológico del tango de Delfino y Linnig "Milonguita", que fue cantado por Nelly Vázquez.
SUS CANTORES
Enumerar los cantores que pasaron por sus conjuntos es una tarea sencilla, ya que varios de los mejores fueron acompañados por su prodigioso piano, desde Alfredo Bermúdez, siguiendo con Edmundo Rivero, Héctor Ortiz, Ángel "Paya" Díaz, Horacio Deval, Roberto Goyeneche, Jorge Durán, Oscar Serpa y Miguel Montero, entre los más notorios.
SUS GRABACIONES
Sus centenares de placas discográficas se realizaron en los principales sellos grabadores: "RCA Víctor", "CBS Columbia", "Antar-Telefunken", "Philips", "Odeón", "Phonogram" y, de los Estados Unidos, "Verve".
SALGÁN COMPOSITOR
Compuso alrededor de cincuenta temas entre tangos, milongas y valses, con el aporte de las letras escritas por Carlos Bahr, Carmelo Volpe y José Otero (un tema cada uno de ellos), y la mayoría restante debidas al poeta Roberto Lambertucci. Entre sus temas instrumentales –la mitad aproximadamente de su producción–, también participaron en tres de ellos M. Massuh, José De Angelis y Ubaldo De Lío(también un tema cada uno de ellos).
Compuso varios temas del folklore argentino y de ritmos sudamericanos, principalmente del Brasil, en colaboración con Dante Amicarelli.
Compuso también la música de obras teatrales, y participó en las bandas sonoras de las películas "Los de la mesa 10", "Detrás de la mentira" y " Buenos días, Buenos Aires"
"A FUEGO LENTO"
Hay tangos instrumentales que han marcado hitos en la historia y se han transformado en sinónimos de sus autores. Recordemos algunos: "La yumba", de Osvaldo Pugliese; "Saludos", de Domingo Federico; "Responso", de Aníbal Troilo.
Indudablemente "A fuego lento" es la marca en el orillo de Horacio Salgán. "Esta obra, de notable fuerza rítmica, comienza desarrollándose dentro de un clima musical al que podríamos llamar ´obsesivo´, siempre dentro de los cánones de lo milonguero.Después de una parte melódica, vuelve, hasta el final, a marcar ese ritmo avasallante y atrapador que lo distingue entre todos los tangos de corte semejante..." ("Los Grandes del Tango")
Fue estrenado por Horacio Salgán en 1953, y resultó un verdadero impacto, a pesar de la concepción ultramoderna. La primera grabación se realizó en el sello "T.K." en 1955, y en "CBS Columbia", con el Quinteto Real, en 1959. Otra vez con la orquesta, en "Philips", en 1966.
Fue grabado también por Aníbal Troilo, por el "Octeto de Buenos Aires" dirigido por Ástor Piazzolla; por el "Trío de Eduardo Rovira", por el "Sexteto Tango" y por el "Trío Federico-Berlinghieri-Cabarcos", entre los más destacados.
HOMENAJE DE SUS PARES
Las composiciones con que distintos músicos dejaron muestras de su admiración por Horacio Salgán, son: de Julio De Caro, " El gran Horacio"; de Roberto Pansera, "A don Horacio Salgán"; de Mito García, "A Horacio Salgán"; de Oscar Alemán, "Al gran Horacio Salgán"; de Norberto Samonta, "Al gran Horacio"; de Leopoldo Federico, "Es para Horacio Salgán"; de Jorge Dragone, "Horacio Salgán"; de Enrique Villegas, "A Horacio Salgán", y de Raúl Parentela, "A Horacio Salgán, músico de Buenos Aires".
DISTINCIONES
En el mes de octubre de 1976 Horacio Salgán se hizo acreedor al "Diapasón de Plata" otorgado por el Festival de Coros de San Jorge, Pcia. de Santa Fe, por su labor meritoria en la jerarquización de nuestra música.
Los legendarios hermanos Ábalos le otorgaron, por su trayectoria, la medalla de oro de "Caballero del Bombo Legüero".
En ese mismo año recibió el trofeo "Carlos Gardel", por su excelente condición de intérprete.
En el teatro Presidente Alvear, el 5 de octubre de 1980 se realizó un homenaje al cumplir cincuenta años de ininterrumpida actuación profesional, en el que le fueron entregados el "Disco de Oro de Philips", el "Obelisco de Plata" de Mariano Marcolla, una plaqueta de la Editorial Julio Korn, otra de "Castello Vecchio" y el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC). que es la más alta distinción que otorga esa entidad. En 1980 recibió también el "Premio al Mérito" del SODRA, en la ciudad de Montevideo.En el año 2014 en el Salón de los Pasos Perdidos del Honorable Congreso de la Nación recibió la distinción a la trayectoria del Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina

martes, 29 de enero de 2013

EN EL DIA DE SU CUMPLEAÑOS, RECORDAMOS AL "POLACO" ROBERTO GOYENECHE...!!!

Goyeneche y Troilo

Roberto Polaco Goyeneche, nacio en Urdinarrain Entre Ríos el 29 de enero de 1926 y fallecido en Buenos Aires el 27 de agosto de 1994, fue un orgulloso vecino del barrio de Saavedra, exitoso cantante argentino, muy reconocido por su calidad interpretativa y por su particular modo de frasear con rubato las melodías del tango. Esta particularidad se basaba en no hacer coincidir el tempo de la letra que cantaba con el tempo del acompañamiento musical. La frase siempre quedaba por delante o por detrás del compás, cosa bastante infrecuente en el tango,Carlos Gardel, precursor del estilo, como también Ángel Vargas también practicaban este modo de rubato. En cambio en el jazz, este rubato es más usual, por ejemplo en Louis Armstrong
Nació en Urdinarrain, provincia de Entre Ríos, el 29 de Enero de 1926, mientras sus padres retornaban de un viaje en tren en dirección a la Capital Federal. Descendiente de vascos es sobrino del músico de tango Roberto Emilio Goyeneche. Vinculado, por tanto, y desde infancia y adolescencia al ambiente de la música popular porteña, fue precoz habitué de los cafés y de los cabarets que dieron lugar y refugio a artistas y a devotos de la generacion de 1940. Cantor sin formación académica, recibió su primer espaldarazo en un certamen de voces nuevas organizado por el Club Federal Argentino en 1944. Se vinculó más tarde a la orquesta de Raúl; Kaplún con la cual no alcanzó el estudio fonográfico— alternando todavía su trabajo profesional de cantante con otros oficios.
El Polaco trabajó como chofer de colectivos, taxista y mecánico. En Saavedra (Buenos Aires) conoció al amor de su vida, el Club Atlético Platense, al que seguiría hasta el día de su muerte.
Su primer éxito fue a los dieciocho años en un concurso para voces nuevas, en 1944. Ese mismo año inició su carrera como cantor en la orquesta de Raúl Kaplún. Formado en la caudalosa corriente gardeliana, alcanzó un estilo personalísimo de "dicitore".
En 1952 fue convocado por Horacio Salgán para reemplazar al cantor Horacio Deval y formar rubro con Ángel Díaz, quien fue el que lo bautizó «El Polaco», por ser flaco, tener el pelo largo y rubio, similar a los jóvenes de origen polaco de la época. Con Horacio Salgán registró cuatro grabaciones para el sello RCA Victor, Alma de loca, Yo soy el mismo, Un momento y Siga el corso. En 1954 siguió grabando con Salgán en el sello TK otras seis grabaciones, dos de ellas a dúo con Díaz.
En 1956, a los treinta años, se convirtió en el cantor de la orquesta de Aníbal Troilo, de quien fue admirador y entrañable amigo. Con él grabó 26 temas. Unos años después, ya solista, se volvieron a asociar en dos LP titulados "Nuestro Buenos Aires" de obras compuestas especialmente por Armando Pontier y Federico Silva, en 1968 y "¿Te acordás Polaco?", en 1971.
El repertorio de Goyeneche fue muy extenso y variado, los tangos bien antiguos y los más modernos desfilaron en su trayectoria discográfica. Cantó los tangos Afiches, Maquillaje y Chau, no va más ,de Homero Expósito. También una versión de Malena, de Lucio Demare poesía de Homero Manzi y Naranjo en flor.
Lo mismo sucedió con los de otros cantantes, como por ejemplo Floreal Ruiz, con Naranjo en flor, Edmundo Rivero, con La última curda, Raúl Berón, con Qué solo estoy, Francisco Fiorentino, con Grisel y Garúa, entre otros. También fue intérprete del repertorio de Carlos Gardel.
En Estados Unidos grabó un disco de tangos clásicos. Volver, Sur, la milonga Los ejes de mi carreta, de Atahualpa Yupanqui. con extrañísimos arreglos jazzísticos de Carlos Franzetti , pianista y compositor argentino de jazz radicado en EE. UU..
En 1969 grabó Balada para un loco, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, en un acto de audacia artística, luego del escándalo que el estreno del tema significara y el debate sobre lo que debía ser aceptado como tango.
Se consagró como solista después de ser cantor de orquesta y el reconocimiento le llegaría a la madurez de su voz para no abandonarlo hasta su muerte. Fue mítica la colaboración que Goyeneche prestó al quinteto de Astor Piazzolla durante la breve temporada de mayo de 1982, en plena guerra de las Malvinas, en el Teatro Regina de Buenos Aires, y de la cual se conserva registro discográfico.
Entre 1985 y 1987 participó de los programas televisivos Operación Porcel y Las gatitas y ratones de Porcel, ambos encabezados por Jorge Porcel. En este ultimo en el scketch lucia la camiseta de Platense, Porcel la de Racing y su guitarrista la de Sarmiento de Junín, el futbol era su pasión y Platense su gran amor.
En octubre de 1987, filma la película Sur que dirige Pino Solanas y que cuenta entre los músicos que lo acompañan al guitarrista Raúl Luzzi y al bandoneonista Néstor Marconi.
En el momento de su muerte, ocurrida el 27 de agosto de 1994 en Buenos Aires, era considerado el mayor cantante de tangos en actividad. En su homenaje, una avenida del barrio de Saavedra, en la ciudad de Buenos Aires, lleva su nombre. Curiosamente, la fecha de su deceso coincidió con la de otra referente del tango de Buenos Aires, Beba Bidart.