martes, 22 de abril de 2014

Irineo Leguisamo, el Maestro

El 13 de diciembre de 1931, en el Hipódromo de Palermo, ocurrió algo que ni el pensamiento más febril se atrevería a imaginar: sobre ocho carreras de caballos que se disputaron, un jockey ganó siete, y salió segundo en la octava porque un competidor lo encerró y le impidió el paso. El jinete, considerado por los expertos como el más grande en toda la historia del turf, era Irineo Leguisamo, el Maestro, el Pulpo, el Eximio; o el Mono, como lo llamaba su amigo Carlos Gardel.
Leguisamo (1903-1987) nació en Arerunguá, Uruguay, pero sus proezas, entre las cuales no es la mayor haber ganado en su extensa trayectoria profesional cuatro mil carreras, las realizó en la Argentina, donde se radicó de adolescente, en 1922.
¿Qué tenía este hombre para haber conseguido tantos triunfos? ¿Qué lo diferenciaba aun de otros grandes, al punto que la afición lo consideraba sólo a él sinónimo de jockey? Por ejemplo, actitudes como la que resumía con la frase "Arriba del caballo mando yo". Se la dijo un día al propietario de un animal que no estaba convencido de salir a ganar. La anécdota concluyó con Leguisamo llegando primero a la meta, a pesar de que sabía que el dueño del caballo había apostado a otro. Después de triunfar, Legui dijo a su patrón: "A partir de ahora buscáte otro jockey, porque yo no monto más ningún caballo tuyo. Yo no quiero perder y no voy a perder. Si me ganan en buena ley, es otra cosa".
Desde luego, no siempre fue el Eximio: cuando aún era un aprendiz, en Salto, Uruguay, allá por 1920, un starter (largador) cuyo apellido era Gallino, lo vio inseguro en el lomo del animal, una yegua llamada Mentirosa, y profetizó: "Botija, buscáte otra profesión, porque para jockey no servís". Fue su primera victoria. Carlitos Gardel, que lo conoció en el hipódromo de Maroñas, en las afueras de Montevideo, también dudó de él, y se lo dijo: "Mirá que sos chiquito, Mono. ¿Cómo hacés para que los burros no te desmonten?". La amistad entre ambos comenzó ese día, y siguió para siempre.
"El era el único que me llamaba Mono, aunque sabía que a mí no me gustaba. Cuando lo hacía, yo lo llamaba Romualdo, para hacerlo engranar. Ese era su segundo nombre, y no quería que nadie se lo mencionara -decía Legui-. La única vez que me llamó así y yo no me enojé -recordó- fue un día que me mandó a casa una encomienda enorme, con una tarjeta que decía:'Mono, te mando un postre que te va a gustar'. Comencé a abrirla y era puro papel, y se achicaba cada vez más. Hasta que al final quedó una cosa chata, que era un disco sin etiqueta. Lo puse en la victrola y me emocioné hasta las lágrimas, porque era el tango Leguisamo solo. Nadie lo cantó como él. Nadie, nunca, cantó como Carlitos."
Ese mismo año de 1931, cuando Irineo ganó siete carreras sobre ocho en una misma reunión, Gardel lo invitó a ir con él a Francia. "Fuimos a Niza y a París. Me presentó a grandes como Chaplin y Josephine Baker. Las mujeres se lo devoraban a Carlitos. En esos días yo era soltero, pero, ¡qué querés que te diga!, la pinta nunca me sobró... Así que, por lo general, me tenía que borrar y dejarlo solo a Carlitos, para que cumpliera con su deber. Después fuimos a España. Ahí me la rebusqué mejor. Y me volví a Buenos Aires, porque Carlitos tenía que ir a Norteamérica. Y yo tenía que trabajar, que si no, no comía. Además, prefiero no hablar mucho de Carlos, porque me pongo a llorar. Fue mi hermano."
Otra de las cualidades de Leguisamo que tanto los burreros como los cuidadores o dueños de los caballos apreciaban era el modo en que trataba a los animales, casi con ternura. En principio, se oponía al uso del filete, ese instrumento aguzado que algunos colocan en la boca del animal para que responda mejor a la rienda. El usaba el freno tradicional, y consideraba el filete como una crueldad innecesaria. También le parecía gratuito pegar fustazos al caballo: cuando quería que el animal se jugara el todo por el todo, se limitaba a talonearlo y, aunque a algunas personas les parecía extraño, a hablarle, como si pudiera entenderlo. Quienes se burlaron al principio de esa costumbre cambiaron de idea cuando comprobaron que los caballos respondían mejor a ese tratamiento que al rigor de los golpes. Tanto, que su método le permitió figurar primero en la estadística de los jockeys más ganadores en veintiuna temporadas, catorce de ellas consecutivas. Y, conviene aclararlo, no porque montara los mejores caballos: había algo de magia en su conducción, y sus competidores le temían, porque sabían que, independientemente de su conducido, nadie como Legui conseguía que el animal diera todo lo que tenía, y aún más.
A su mujer, Delia Memé del Río, la conoció en 1934, durante la disputa de un Gran Premio Pueyrredón, que Legui ganó, por supuesto."Memé era realmente muy linda. Era amiga de la hija de un propietario de caballos. Me costó muchísimo conseguir su número de teléfono. La primera vez le dije que hablaba de parte del señor Palermo, y le agregué que el día que nos viéramos ella iba a sufrir una desilusión, porque yo no sabía si a ella le iba a gustar mi físico. Durante un mes le hablé pero no me animé a pedirle cita por eso. Hasta que un 19 de octubre, un día antes de que yo cumpliera 35 años, nos encontramos. Le dije: 'Usted es un regalo del cielo anticipado que Dios quiere darme'. ¿Qué mujer no se desarma con eso? Cuatro años después nos casamos, con la oposición de su familia, que no quería saber nada con un jockey."
No tuvieron hijos. O sí: mucho después, a fines de la década de los 60, un cantante popular morocho y flaquito le pidió consejo para comprar un caballo. "Mirá, Negrito -le dijo Legui-, esto es muy difícil y no sé si te conviene." Pero eligió dos animales para él y nació una amistad que casi se parecía a una adopción. El Negrito (Irineo siempre lo llamó así) era Ramón Palito Ortega, quien, a su vez, llamaba "Papi" a Leguisamo y "Mami" a Memé. "Si se hubieran conocido, si la muerte no se lo hubiera llevado a Carlitos, él y el Negrito hubieran sido grandes amigos. Porque los dos son tipos derechos, honestos, sin vueltas, de esos que hay muy pocos, que llaman al pan pan, y al vino, vino. Dios no me mandó hijos, pero me lo mandó al Negrito", dijo Legui.
Palito compró dos caballos, Bablino y Mac Honor, y no quiso que nadie que no fuera Leguisamo los montara. Pero Legui ya tenía 70 años de edad, y cuando había humedad le dolía "el esqueleto, no sólo por las rodadas que tuve en las carreras, sino porque un auto me llevó por delante hace dos años", y estaba retirado. Aceptó, como excepción, volver a las pistas. Ocurrió en diciembre de 1973. Primero fue en las arenas de Palermo, con Bablino; luego con Mac Honor, en el césped de San Isidro. Fue su despedida. ¿Es necesario recordar que Legui ganó las dos carreras, a su manera, con la fusta bajo el brazo, mirando la meta como un águila cazadora, y hablándoles a los animales para que no se dejaran vencer? Ganó, "alta la testa, y el ojo avizor", como le cantó Gardel.
En más de cincuenta años montando purasangres Leguisamo ganó nueve Carlos Pellegrini, ocho Ramírez, diez Pollas de Potrancas, nueve de Potrillos, siete Jockey Club, cinco Nacional, y once Copas de Oro. Si se cuentan clásicos menores, triunfó en cuatrocientos ochenta en total, una hazaña absolutamente inigualable, a la cual no llegó a aproximarse ningún otro jockey en el mundo entero. Tomaba esos hechos con humildad. Como Fangio, el quíntuple campeón mundial de Fórmula Uno, con quien tuvo una relación amistosa, creía que "hay que tratar de ser el mejor, pero no creérselo. El día que te la creés, perdiste".
Su trato no diferenciaba jerarquías. Para él todos los hombres eran iguales y merecedores de respeto, y hablaba con la misma amabilidad y humor con un burrero desconocido que con un presidente de la Nación. En 1986 Legui fue a San Isidro a ver el Pellegrini. Tenía ya 83 años. Raúl Alfonsín, por entonces primer mandatario, lo saludó y le dijo: "¡Pero, qué bien que está, Leguisamo!", y Legui le contestó: "¡Caramba! ¿Qué me quiere decir, Presidente? ¿Estaré bien de verdad o estaré mal? Porque cuando le dicen eso a uno, es porque lo ven muy viejito. Y yo todavía tengo resto".
Lo tenía: manejaba su propio auto para ir a jugar golf, o para llegar hasta el hipódromo a ver alguna carrera. Y adonde iba recibía el testimonio de admiración y cariño de hombres y mujeres que lo reconocían y sabían que estaban no sólo con el ídolo mayor del turf, sino frente a alguien que exhibía una cualidad singular y escasa: la de haber sido a lo largo de ocho décadas un hombre honesto a carta cabal.

Aníbal Troilo y su participación en el cine y en el teatro

Bonavena y Troilo
No deja de ser una curiosidad la presencia de Pichuco en el cine y en el teatro, pues desde sus 11 años de edad, lo suyo fueron las presentaciones en público. Comienza como solista en el cine de su barrio, el Petit Colón de Córdoba y Laprida. Pasa por diversas orquestas donde fue ganando experiencia. Y, a partir de 1937, cuando tiene orquesta propia, no cambia su hábito, sigue tocando en vivo, tanto en los cabarets como en los clubes de barrio.
Sus permanentes actuaciones lo llevan a ganar una cantidad notable de admiradores. Muy pronto se agrega la radio que ocupará en su carrera un rol importante, pero lo fundamental, lo que lo fijó en la historia grande del tango, fueron sus discos: 485 registros desde 1937 hasta 1970. Por lo dicho, me pareció interesante hacer una breve reseña de este costado de su carrera, su labor cinematográfica y teatral:

“Los tres berretines”: se estrenó el 19 de mayo de 1933, pocos días más tarde que “Tango” (considerada la primera película argentina totalmente sonora por el sistema óptico). Si bien figura como director Enrique Telémaco Susini, los responsables fueron el grupo de muchachos fundadores del sello “Lumiton”, los mismos que unos años antes habían tenido que ver con el nacimiento de nuestra radiotelefonía. La película presentaba un sencillo argumento donde se puntualizan los tres fervores de los porteños: el tango, el fútbol y el turf. El capítulo sobre el tango lo hace el actor Luís Sandrini, quien se pasa la película silbando una melodía que finalmente logra concluir. Luego un músico, en un café, la pasa a un pentagrama y un poeta con hambre le escribe la letra por un café con leche. Su ambición es estrenarlo en ese mismo local y el hecho ocurre en el palquito donde se anuncia la orquesta “Foccile-Marafiotti”. Allí están en realidad, José María Rizutti (piano), Vicente Tagliacozzo (violín) y Aníbal Troilo, con 18 años. También aparece un cantor: Luís Díaz y el tango en cuestión es “Araca la cana”.
Troilo y Pedro Maratea

“Radio Bar”: dirigida por Manuel Romero se estrenó el 10 de septiembre de 1936. Aquí la presencia del “Gordo” no es distinta de la anterior. El film no es más que un desfile de los nombres distinguidos de nuestra primera radiofonía. Entre los números presentados aparece la orquesta de Elvino Vardaro con sus dos bandoneonístas, Eduardo Marino y Aníbal Troilo.

“Muchachos de la ciudad”: estrenada el 13 de mayo de 1937 con la dirección de José Ferreyra. Igual que en la anterior, Troilo integra la orquesta de Vardaro. Ya en el comienzo, mientras van pasando los títulos, se escucha “Ciudad”, una marcha canción cantada por un coro y la voz solista de Carlos Dante. Se los puede ver mientras acompañan a Herminia Franco en “Así es el tango”. Para la fecha del estreno Troilo ya tiene su propia orquesta.

“El tango vuelve a París”: con dirección de Manuel Romero se estrenó el 16 de enero de 1948. En esta película es donde más se aprovecha la figura de Troilo, bien se puede decir que su rol y el de algunos componentes de su orquesta, es actoral. Un grupo de amigos, con Alberto Castillo a la cabeza, trata de imponer nuevamente el tango en aquel país, diversas vicisitudes crean el espacio necesario para que surjan los tangos para que el cantor se luzca: “Ninguna”, “Griseta”, “Muñeca brava”, “Nubes de humo”, “La canción de Buenos Aires”. También participa la renombrada cancionista mejicana Elvira Ríos, tan parodiada por los humoristas de entonces.

“Mi noche triste”: fue el primer estreno del año (3 de enero de 1952), dirigida por Lucas Demare. Fue una versión libre sobre la vida de Pascual Contursi. Troilo interviene con su orquesta haciendo la música incidental, compuesta por Lucio Demare. Interpreta además, “Mi noche triste”, que en la ficción canta el actor Jorge Salcedo (doblado por Oscar Alonso), “Ventanita de arrabal” y un fragmento de “Que querés con esa cara” (doblado por Jorge Casal) y también algunas notas de “El porteñito”.

“Vida nocturna”: dirigida por Leo Fleider y estrenada el 18 de marzo de 1955. La acción transcurre en un cabaret, donde se entremezclan los números musicales con el argumento. Tiene un elenco muy importante y la orquesta de Pichuco con Jorge Casal interpretan “La cantina”. Luego, en forma instrumental, “La trampera” y, a dúo de bandoneón y guitarra, a cargo de Edmundo Porteño Zaldivar, “Palomita blanca”.

“Buenas noches Buenos Aires”: dirigida por Hugo del Carril, resultó un nuevo desfile musical con las figuras destacadas del momento. Cantores y cancionistas de tango, folclore y del género melódico. Se estrenó en numerosas salas de la ciudad el 1 de octubre de 1964. En el film, el Cuarteto Troilo-Grela interpreta “Mi noche triste”.

“Esta es mi Argentina”: pasaron 10 años y la fórmula se repite, Leo Fleider como director y una caravana musical, esta vez de menor calidad que las anteriores. Se estrenó el 2 de mayo de 1974, a pocos días del fallecimiento de Troilo quien, en esta oportunidad, aparece con toda su orquesta interpretando “Quejas de bandoneón”.

Fueron ocho apariciones a lo largo de 41 años, y sería muy bueno que alguien tuviera la ocurrencia de juntarlas en un DVD.

En el teatro participó en:
Goyeneche y Troilo

“El patio de la morocha”: obra estrenada el 24 de abril de 1953 en el actual Teatro Alvear, entonces Enrique Santos Discépolo. Fue un sainete musical a la antigua usanza, con más de 20 actores dirigidos por Román Vignoli Barreto. Troilo, director musical, presentó una orquesta gigante con 30 músicos y los cantores Jorge Casal, Agustín Irusta, Aída Luz y Raúl Berón. La orquestación estuvo a cargo de Astor Piazzolla y el argumento y las letras de las canciones son de Cátulo Castillo. Para esta ocasión Troilo compuso “La retrechera”, una habanera para lucimiento de Aída Luz, que luego llevara al disco en 1954 con otra orquesta, lo mismo que “Patio mío”. En este espectáculo Agustín Irusta estrena “Una canción”. Otros temas de la obra: “Vuelve la serenata”, interpretada a dúo por Casal y Berón y “Milonga que manda truco”, por el mismo dúo y que permaneció en el repertorio de la orquesta pero no fue registrada fonográficamente. Fue un gran éxito que duró dos temporadas con 500 representaciones. Cabe destacar un hecho fortuito. En una escena Pichuco representa a Eduardo Arolas y acompañado por la guitarra de Roberto Grela ejecutan “La cachila”, el público los ovacionó y pidió más, debieron repetir el tango un par de veces porque era el único que tenían ensayado. Ese éxito fue el origen del Cuarteto Troilo-Grela, que integraron también, Edmundo Porteño Zaldivar (guitarrón) y Quicho Díaz (contrabajo).

“Caramelos surtidos”: estrenada en la misma sala que la anterior, el 11 de agosto de 1960. El argumento original le pertenece a Discépolo, pero adaptado a las pretensiones del productor. Actuaba la compañía de Luís Arata, con la dirección de Marcelo Lavalle, muchos actores y 59 personas en escena, cuando la obra original sólo contaba con 28. La música estaba compuesta por muchos números, entre ellos el Cuarteto Troilo-Grela con Jorge Casal, Roberto Goyeneche y Elba Berón, que cantaban: “Y a mi qué”, (Elba Berón) y “Coplas, (dúo por Goyeneche-Casal). La crítica fue dura y la obra fracasó, duró apenas un mes y medio.

“Tango en el Odeón”: en referencia a la hermosa sala de la calle Esmeralda 376, ya desaparecida. Se estrenó el 18 de septiembre de 1963. Un argumento de Cátulo Castillo y Jorge Montes. Bastante pobre. Una serie de frases y poses tangueras para dar entrada a los números musicales. Actuaban además, Horacio Salgán, Ubaldo De Lío, Roberto Grela y Ciriaco Ortiz, la pareja de baile Julia y Lalo Bello y como actor principal Rodolfo Bebán. Troilo ofrecía una orquesta de 16 músicos, con los cantores Roberto Rufino, Nelly Vázquez y Tito Reyes. Además, la participación especial de Edmundo Rivero.
Troilo y Achával

“Troilo 69”: el 16 de abril de 1969 se estrena este espectáculo, extrañamente en un cine-teatro de La Boca. Poco guión y un nuevo desfile musical. Troilo se presentó con su cuarteto, junto a Ubaldo De Lío, José Colángelo y Rafael Del Bagno. Los cantores fueron Enrique Dumas, Tito Reyes, Alberto Marino y Ruth Durante. También participaron Juan Carlos Copes y María Nieves junto al Tango ballet.

“Simplemente Pichuco”: Se estrenó, el 3 de abril de 1975 en el Teatro Odeón. La idea del espectáculo era de Horacio Ferrer, autor de los textos. La coreografía de Juan Carlos Copes y María Nieves. El actor Juan Carlos Palma recitaba convincentemente versos de Ferrer titulados: “Payada con luciérnagas”, “Romance de yira niebla”, “Navidad en el Abasto”. La presencia de Alba Solís cantando “Una canción”, “Romance de barrio”, “María”, y del último cantor de Troilo, Roberto Achával interpretando “Malevo” y “Con mi perro”. Como cantor invitado, Edmundo Rivero. Pichuco se presentó con el cuarteto y con su orquesta. La obra no tuvo repercusión. Mi querido amigo Nito Farace me dejó su testimonio: «¡Venía poca gente y el Gordo no quería más lola!».
Y así fue, una madrugada después de la actuación, a poco más de un mes del estreno, Pichuco muere.




viernes, 18 de abril de 2014

Homenaje al gran José “Pepe” Motta

El lunes 21 de abril a las 19 hs. en el Salón Presidente Perón de la Legislatura Porteña, Perú 160, se hará un homenaje al extraordinario músico José “Pepe” Motta, quien se presentará con su propio Sexteto interpretando obras de su autoría, las cuales ya representan un clásico patrimonio dentro del tango contemporáneo.
Para engalanar la velada, abrirá  el espectáculo el Sexteto Milonguero sumándose al Homenaje. Entrada libre y gratuita.
José Luis Motta o “Pepe” nació en Pergamino, Buenos Aires, Argentina y nunca pensó en otra cosa más que en ser músico y más específicamente, pianista. En estos días, sigue igual, enfocado en su mundo musical, reuniendo premios y críticas entusiastas y continúa expandiendo su reputación como uno de los más finos pianistas, arregladores/conductores/ productores musicales en el mundo.
Apuesta a profundizar el concepto que el Tango es un género proveniente de muchas fuentes...conservando el principal elemento, la emoción, y esta es una verdad asimilada por los más grandes compositores.
Vivencias y experiencias de vida transformadas en música, nacidas del alma de un artista.
Su trayectoria vale un merecidísimo homenaje.
Pepe Motta Sexteto interpretará la
Suite “Fraternalmente Troilo”
Cantante invitado: Esteban Riera
Música y arreglos: José Luis "Pepe" Motta, piano
Pablo Motta, contrabajo
Mariana Atamas, violín
Gabriel Wolff, viola
Clemente Silly, cello
Matías Rubino, bandoneón

lunes, 14 de abril de 2014

GABY "la voz sensual del tango"Combina Talento y Belleza

Gaby es una joven cantante bonaerense que apostó por el tango cuando apenas tenía 12 años. Con una infancia repartida entre Casbas y Bahía Blanca, comenzó a educar su voz y profesionalizar su vocación con mucho esfuerzo familiar detrás del sueño de llegar algún día a convertirse en uno de los exponentes del tango argentino.
La suerte no le fue esquiva y a los 19 años  ya contaba con su primer CD, “Tangos a mi manera”, grabado de la mano de Dandy Producciones, que desde entonces guía su exitosa carrera. Sus primeras actuaciones en suelo capitalino fueron en la Esquina Homero Manzi y el Café Tortoni, dos reductos tradicionales del 2x4, donde compartió espectáculos con grandes figuras del teatro y la canción como el humorista Calígula, Delfor Medina, Francisco Llanos, Silvia Peyrou, Rafael Blanco, Galván Trío, Hugo del Carril hijo, las guitarras de Los Benítez, el Quinteto de Guillermo Meres, Oscar Ferrari, Tito Reyes, María José Mentana, María Graña, Esteban Morgado, Luis Filipelli y Alberto Podestá, entre otros.
Gaby ha recorrido el país entero llevando su espectáculo y ha sido invitada a participar de festivales internacionales como el Festival Internacional de la Música de Varadero 2008 (Cuba) y del Festival Mundial de Tango del Adulto Mayor que se realiza en Arica, Chile.

Lleva editados seis discos y un DVD de distribución internacional, ha incursionado en la composición y, además de su extensa carrera solista, Gaby integra el grupo femenino "Muñecas Bravas" (del cual es guionista e integrante junto a Patricia Malanca y Geraldine Trenza Cobre).
Gaby es además Lic. En Comunicación Social (UBA) y coautora de los libros: "CARLOS DI SARLI, El Señor con Alma de Niño" y "ROBERTO ACHAVAL, El último cantor de Pichuco". Desde 2005 conduce el programa radial “La Fama es Puro Cuento” que se emite todos los domingos desde las 9 hs por Radio Mitre de Bahía Blanca (FM 100.3).
Gaby busca innovar el tango en cada una de sus presentaciones con vestuario poco convencional, tangos rescatados del olvido e interpretaciones “tangueras” de canciones de otros géneros. Con tan sólo 29 años se ha consolidado como la cantante de tangos del momento, por su belleza, sensualidad y espectacular voz.
-          ¿Qué significa el tango en tu vida?
El tango es esencial en mi vida. Todos mis proyectos tienen que ver con él. Desde lo que canto, hasta lo que escucho o me gusta escribir. No me veo cambiando de género, a pesar de que me gusta cantar algunas canciones de otros géneros en los espectáculos para romper la monotonía, el tango siempre será “mi” música. Además de las piezas me encanta su historia, conocer a sus protagonistas, investigar, ahondar en los contextos que dieron lugar a las letras o a la diversidad de estilos en las orquestas. Creo que conocer la historia nos permite decir mejor el sentido de lo que interpretamos.
-          ¿Qué le hace falta al tango para volver a ser tan popular como en su época dorada?
Creo que hace falta una política que lo favorezca y un poco de amor por lo nuestro. Me da mucha bronca cuando escucho en los medios permanentemente música extranjera que no nos identifica porque los más chicos se acostumbran a escucharla cotidianamente y tanto el folklore como el tango les suenan a “cosa extraña”, aburrida, de otros tiempos y no es así. Hace años que con mi esposo, el productor José Valle, luchamos permanentemente por abrir canales de difusión del tango, espacios para bailar, escuchar y aprender con charlas, películas, debates… ¡nuestro hijo, Galo, ya está haciéndose experto en 2x4!. Desde 2012 presento un espectáculo gratuito de media hora en jardines de infantes donde entre videos y tangos les acerco el género a los más chiquitos. Sé que no es mucho pero es un pequeño granito de arena que puedo aportar y me reconforta que lo disfruten… interactuar con chicos tan pequeños me ha enseñado muchísimo.
-          ¿Cuáles son los proyectos 2014?
Estoy escribiendo un musical con José que va a dar que hablar. Es una idea que atesoramos hace mucho tiempo y aún no habíamos tenido la oportunidad de concretar. Este va a ser el año, me tiene muy entusiasmada ese proyecto. Claro que no es el único, también estamos trabajando en el próximo disco y tengo en gateras un nuevo espectáculo para “Muñecas Bravas” en homenaje a Aníbal Troilo en el centenario de su nacimiento. Seguiré presentándome en el interior del país y esperamos en octubre presentar el libro “El silencio que mastica el pucho” en Bahía Blanca, escrito en colaboración con varios bahienses amigos del tango.

Paquita Bernardo, "La Flor de Villa Crespo"

De jovencita profesaba tanto amor por la música que sus padres la enviaron a estudiar piano al conservatorio de la profesora Catalina Torres, en 1915. Hallándose allí el bandoneón de José Servidio y reconociendo en el mismo a su instrumento de preferencia, comenzó su estudio dentro de la más absoluta reserva, con la asistencia del método de Augusto Berto solamente. Mucho tiempo después contó con los valiosos aportes de Pedro Maffia y Enrique García.
Incorporada en conjuntos orquestales participó en numerosas funciones particulares y populares y acompañó al violinista José Junnissi.
Capacitada ya para dirigir orquesta, debutó en 1921 en el bar "Domínguez" de la calle Corrientes con un sexteto denominado "Orquesta Paquita" que entre otros integraban Osvaldo Pugliese, Alcides Palavecino y Elvino Vardaro.
En ocasión de inaugurarse "Radio Cultura" tocó tangos acompañada al piano por José Tanga.
En los años 1922, 1923 y 1924 alternó su actuación en los bares "La Paloma", "Domínguez", "La Glorieta", "La Terraza" y el balneario municipal, actuó también en Montevideo en la confitería "18 de Julio".
Interviene en "La gran fiesta del Tango" del teatro "Coliseo" en 1923 y a fines de 1924 debuta en el teatro "Smart" con la compañía de Blanca Podestá, cuando allí cantaba el recordado "chansonier" y galán Florindo Ferrario. En ese mismo teatro se le tributó un homenaje al gran maestro Amadeo Vives y ella interviene acompañada por Enrique Delfino.
Compuso unas quince piezas musicales, la primera, el tango "Floreal" que fue grabado por Juan Carlos Cobián. A "Floreal" le sucedieron "Villa Crespo", "Cerro Divino", valses, "Cachito", "La Enmascarada" y "Soñando" tangos de nombradía; los últimos dos grabados por Gardel.
En ocasión del primer concurso de tangos que el disco "Nacional" realizó en el teatro "Gran Splendid" a fines de 1924, se presenta con "Soñando" que obtiene el sexto premio en una elección fraudulenta, pues este tango fue el único bisado en toda la ronda, entre ciento cincuenta, a pedido expreso del público que colmaba el teatro y contra la orden de los organizadores de no repetir.
Ante las quejas de Roberto Firpo, que con su orquesta ejecutaba los tangos intervinientes, referente al bis de "Soñando", intervino Carlos Gardel diciendo "Maestro, el público es soberano. Hay que tener en cuenta que Paquita es la única mujer que ha dominado al taura del bandoneón".
Gardel habría cantado su vals "Villa Crespo", y en cuanto a "La Enmascarada", era inédito cuando Carlitos lo oyó en el teatro "Smart" ejecutado por su
autora a quién pidió la música para que Francisco García Jiménez le colocara versos teniendo ese título por gusto del propio cantor.
Paquita nació en Buenos Aires (Villa Crespo) el 1° de mayo de 1900 y allí falleció el 14 de abril de 1925.

sábado, 12 de abril de 2014

ALDO CALDERON : LA MEJOR MEDIA VOZ DE LA HISTORIA DEL TANGO

Nació en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Era todavía un adolescente cuando comenzó a cantar, acompañado de su guitarra, en las peñas y cafés de su ciudad natal y de los alrededores.
Su voz, de excelente coloratura y claro decir, se expresaba a través de un importante repertorio de tangos, milongas y estilos criollos, que lograba entusiasmar al público. Esto lo decidió a partir hacia la capital a probar suerte.

En Radio Mitre, debutó en el programa “La matiné de Juan Manuel” y actuó en la confitería “La Querencia” de la avenida de Mayo, donde participaban diversos números de tango, folklore y de cante español, hasta que fue requerido por el director Francisco Rotundo para cantar en su orquesta.

A mediados de 1948, Aníbal Troilo sufrió la desvinculación de Floreal Ruiz, que se fue tentado por un importante contrato que le ofreció Rotundo. Entonces, “El Gordo”, sin titubear, hizo un enroque y se llevó a Calderón a sus filas.

El otro cantor de la orquesta era Edmundo Rivero, con quien debutó a dúo en el disco, en marzo de 1949, con el tango, “Una lágrima tuya”. Luego, hacen también, el vals de Germán Videla y Carlos Montbrún Ocampo, “A unos ojos” y la milonga “Miriñaque”, de Alberto Mastra. Como solista graba, el que fue su primer éxito, el tango “Cuando volverás”.

El 26 de octubre de 1949, Rivero hizo su grabación final con Troilo, el tango “Tú”, y en el acople, la voz de Calderón con “Y volvemos a querernos”. Este disco sería el último de la orquesta en el sello RCA-Victor, después de nueve años consecutivos de grandes éxitos. A partir de ese momento, Calderón se quedó solo, hasta la incorporación de Jorge Casal, en marzo de 1950.

Lamentablemente, el rompimiento contractual de Pichuco con esta empresa fonográfica, no permitió la edición de varios temas grabados por ambos, me refiero a “Media noche”, “Tarde”, “Atenti pebeta” y “Destellos”, entre otros.

En noviembre de ese año, Troilo volvió al disco en el sello TK y, en febrero de 1951, la última grabación de Calderón, la milonga de René Ruiz y Charrúa, “Tata no quiere”.

Después, fue contratado como solista por la Victor y por Radio Splendid, en los dos espacios lo acompañó la orquesta del bandoneonista Ismael Spiltanik, que estaba integrada por jóvenes y talentosos músicos: Leopoldo Federico, Fernando Tell, Fernando Córdoba y Spitalnik (bandoneones); Alberto “Tito” Besprovan, Simón Braiman e invitado David Díaz (violines); Alcides Rossi (contrabajo) y Atilio Stampone —por un año—, luego Armando Cupo (piano).

El primer disco, fue en marzo de 1952, “De vuelta al bulín” y en el reverso, el estilo de Vicente Galleri, “Ansina es la madre mía”. También grabaron “Oración rante”, “Qué querés con ese loro” y, los más destacados: “Murmullos” y “Será una noche”. En total —hasta mayo de 1954—, 14 registros.

A partir de 1956, se dedicó a hacer giras por el interior del país, acompañado por distintos conjuntos de guitarras, con repertorio más folklórico que tanguero. Pasaron algunos años y regresó a Rosario, donde vivió hasta su muerte el 6 de diciembre de 1983, cuando apenas tenía 59 años.

AMANDA LEDESMA:"la diosa rubia del tango"

Había nacido como Josefina Rubianes Alzuri en Buenos Aires, y desde su adolescencia supo cultivar esas
canciones melancólicas que hablaban, al compás de una música tanguera o de sones valsísticos, de amores contrariados y escenografías con sabor a patios y madreselvas.

Resuelta ya su vocación artística a partir de su triunfo en un concurso de cancionistas realizado en la sala del Gaumont, Amanda Ledesma comenzó su trayectoria en radio, donde logró no sólo la atención de un público numeroso, sino también importantes contratos para actuar en las radios Prieto, Stentor y Excelsior, donde fue acompañada por el maestro Miguel Caló.

El teatro de revistas, necesitado de nuevas y jóvenes figuras, la convocó para varios de sus espectáculos, y así Amanda Ledesma transitó por los escenarios del Maipo, del Porteño y del Nuevo, donde demostró su ya cada vez más madurado oficio de actriz y de cantante.

Mientras tanto, el cine sonoro marcaba sus primeros pasos en un arte que no tardaría en atraer multitudes, y Argentina Sono Film, tras su éxito de "Tango", decidió proseguir por esa línea popular que había fundado Angel Mentasti, que no vaciló en contratar a Amanda Ledesma para uno de los personajes principales de "Dancing", que cimentaba la futura trayectoria de esa productora: las estrellas por encima de todo.

Corría 1933 y la serie de películas nacionales traspasaban las fronteras argentinas. Amanda Ledesma, que proseguía su carrera como cantante, participó, dos años después, en el elenco de "Canillita", que impuso definitivamente el nombre de Luis Sandrini como el máximo exponente de la comicidad en la pantalla.

En 1937 la cantante y ya hábil actriz, actuó en "Melodías porteñas", otra cabalgata de tangos unidos por una elemental anécdota, y en 1938 demostró sus ya maduras condiciones interpretativas en dos producciones donde formó pareja con Floren Delbene, uno de los galanes preferidos del gran público: "El último encuentro" y "Senderos de fe".

En 1940 Amanda Ledesma, en la cúspide de su triunfo, protagonizó "El astro del tango" y "De México llegó el amor". Sus más recordadas interpretaciones fueron en "Papá tiene novia", de Carlos Schlieper; "Peluquería de señoras", otra vez junto a Luis Sandrini, y "La novela de un joven pobre", con Hugo del Carril y dirigida por Luis Moglia Barth.

Posteriormente viajó a los Estados Unidos, donde permaneció varios años, y a su vuelta a la Argentina, en 1941, encabezó el reparto de "Mañana me suicidio", dirigida por Carlos Schliper, donde demostró sus condiciones de hábil comediante.

Paralelamente retomó su vocación de cantante, y con la orquesta de Héctor Stamponi recorrió Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela y Cuba. Poco después se instaló en México, país en el que residió por más de diez años.

Allí actuó, vestida impecablemente de blanco, con organzas y bordados, diversos espectáculos teatrales donde, además de cantar, contaba anécdotas y realizaba algunos diálogos con el público.

En su estada mexicana grabó numerosos temas musicales, algunos en dúo con Jorge Negrete, de quien fue su pareja en el film "Cuando quiere un mexicano".

Su trayectoria tenía ya dimensión internacional. En aquel país rodó, además, otras ocho películas, la última en 1949. Sin embargo, su estrellato comenzó a eclipsarse y decidió, al cumplir sus bodas de plata con el espectáculo, retirarse de la actividad artística.

Retornó a la Argentina y se cerró en un total mutismo. Eludió a los periodistas y al público, que todavía recordaba sus actuaciones, y convirtió su departamento del barrio de Almagro en una fortaleza inexpugnable. Su cabellera rubia, sus ojos melancólicos y su figura estilizada se transformaron en un nostálgico recuerdo del que, con los años, sobrevivieron a través de una trayectoria inserta en cándidos personajes, en canciones de difícil olvido y en una vida privada siempre alejada de los escándalos y de las revistas del corazón.

Su nombre y su apelativo de "la diosa rubia del tango" son, ya, míticos elementos de una estrella que apagó su luz para quedar, como signos indelebles, retratada en sus personajes cinematográficos y en un abanico de canciones -tangos, boleros, rancheras- que están registrados en centenares de discos que hoy, casi inhallables, perfiguran un repertorio que habla de la vida, de la esperanza y del amor.