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sábado, 7 de enero de 2012

EMOTIVO HOMENAJE A CARLOS DI SARLI

Hoy 7 de enero a las 10,30hs en la plazoleta  sita en la intersección de las calles Yrigoyen y 12 de octubre de la Ciudad de Bahia Blanca se llevó a cabo el descubrimiento de una plaqueta con imágenes del genial pianista y la descripción de su vida y obra, en el busto que lo  inmortaliza. Estuvieron presentes el Subsecretario de Coordinación Silvio Rauschemberger, el miembro del Instituto Cultural Guillermo Goicochea , el mentor del ciclo “BAHIA BLANCA  NO OLVIDA” y productor de este evento Jose Valle, el decano de los periodistas Bahienses  Norman Fernández, Eduardo Giorlandini, Evedith  Hosni, Martha Susana Duca de Di Sarli, Antonio Germani, Mariel Estrada, Roberto Valverde, Ruben Cordi y Juan Carlos Polizzi entre otras destacadas personalidades del quehacer cultural y público admirador de la obra del “Señor Del Tango”. La conducción del evento estuvo a cargo de la cantante GABY “La voz sensual del Tango”.
Una vez descubierta la plaqueta tomó la palabra el Dr. Giorlandini quien recordó su infancia y los tiempos en que su casa estaba a pocas cuadras de la de grandes del tango bahiense como Armando Lacava, Juan Carlos Marambio Catán, la casita de mis viejos de Juan Carlos Cobián y Carlos Di Sarli. Retraído a ese tiempo e imaginando el paisaje bahiense que su padre (contemporáneo de Dei Sarli) le había retratado evocó una de las obras más sentidas del maestro: “Nido gaucho, una historia de amor que se quiere eterno y tiene una explicación. Carlos Di Sarli le contó a Héctor Marcó, como hizo Cobián con Cadícamo para escribir la letra de La casita de mis viejos, sobre la morada y el lugar suburbano o subrural donde trascurrió su infancia y su juventud”.

Luciendo su color de esperanza
viste el campo su plumaje,
y el viento hace vibrar sus cordajes
en los pastos y en la flor.
Yo tengo mi ranchito en la loma
donde cantan los zorzales...
Margaritas y rosales han brotado para vos,
porque un día será ese nido gaucho
de los dos.
“Yo me crié a la vuelta de la casa donde vivió Di Sarli –continuó Giorlandini- en una calle paralela a la entonces Buenos Aires, hoy Hipólito Yrigoyen; a pocos metros, el Napostá, hoy entubado. Mirando desde uno de los lados de la plaza Rivadavia, hacia la casa de Di Sarli se veían las lomas, todavía, hace setenta años. Trasponiendo el arroyo, estaba el campo, a ocho cuadras del centro.

“Valga la aclaración: el 8 de enero de 1903 el padre de Carlos inscribe el nacimiento en el Registro Civil, ocurrido en el día anterior en su domicilio de San Martín 48, a la una de la mañana. En San Martín 48 se hallaba la puerta de entrada al domicilio; en la misma calle, en el número 44, la entrada a la armería de propiedad de su padre, Domingo Miguel. Fue inscripto con el nombre de Cayetano, no Carlos, con que el Maestro sustituyó el nombre real, legal, de la familia. En tal caso habríase trasladado luego a la calle Buenos Aires.
Fue un niño común y corriente; recibió educación en el Colegio Don Bosco y, musical, en el Conservatorio Williams, junto a Cobián. El tango se prendió a él, dándole presencia y pulsaciones en el piano, consolidando su propósito de arraigarse en la ciudad Capital, cuando a los quince años de edad escuchó a Firpo y a Gardel en el Teatro Municipal de Bahía Blanca”.

Luego de las palabras del Dr. Eduardo Giorlandini, él mismo anunció a la próxima oradora, la Sra. Hosni de Giorlandini, una gran investigadora en otras áreas y seguramente, también, su mejor alumna. Ella hizo referencia a la biografía del autor destacando especialmente la gran persona dentro del músico que habitó en Carlos Di Sarli. “Luego de muchas actuaciones en la ciudad, en la zona y en varias provincias, se radica en Buenos Aires y fue la particularidad de sus arreglos que traían el sonido de los violines como una caricia, los rítmicos bandoneones y la personalidad de la inconfundible mano izquierda del maestro en el piano lo que marcó su éxito indiscutido en la capital del tango”.

La oradora comentó también la devoción del pianista por los niños y las obras de solidaridad que tuvo para con ellos donando gran parte de sus derechos de autor para los pequeños que más lo necesitaban, haciendo concreta la responsabilidad social que creía le cabía como hombre y buen cristiano.

Expresó alguna vez Eduardo Giorlandini que “es imposible glosar su vida y obra, grande, rica y valiosa, cimiento de una música clásica nacional argentina, reivindicativa, que remoza el sentimiento, las emociones y substancias de lo que había sido el basamento fundacional del tango argentino, junto a los primeros creadores, Gardel, Cobián, De Caro, Fresedo... a partir de 1917.

“Mucho se ha escrito y expresado. Yo deseo traer a estas humildes palabras la evocación de un hombre entero, hominizado, determinado por cierto misticismo, que en su alta infancia rezó arrodillado a la vera del arroyo vecino; que en su mocedad romántica, en la primera vuelta del pago chico, lloró abrazado a las rejas de su casa.

“Hablemos de un ser con extrema sensibilidad que produjo obras e interpretaciones estéticas, alejadas de la ética utilitaria, del pragmatismo y la comercialización. Maestro en el arte, en la vida, en las relaciones humanas; generoso con todos y especialmente con los niños, a quienes donó buena parte de sus derechos de autor. Hombre de respeto, de laboriosidad; sembrador de afectos fraternos cuyos frutos espirituales y emocionales recogió en su itinerario de todas las parcelas de la vida porteña, del ambiente en que actuó su saber, su amor, su creatividad y su técnica. Admirado por Troilo y por Discépolo; Pichuco dijo que era "maestro de maestros" y se lamentó de que se llevara sus secretos a la tumba, el arcano que lo estableció como "Señor del Tango".

“Por su naturaleza especial y por su Fe, fue un ser piadoso; víctima de la difamación, no contestó el agravio; perdonó, toleró y se impuso con grandeza a la maledicencia, la envidia y la mentira.
“Fue invariablemente agradecido y dio testimonios al respecto con hechos y obras: Milonguero viejo, lo fue para Osvaldo Fresedo, amigo y mentor; El ángel de los niños, fue la señal de sus sentimientos solidarios; expresó su gratitud, igualmente, dedicando su tango Meditación a los hermanos Fortunato y Carmelo Mattino, en contingencias difíciles para el cumplimiento de sus sueños; su agradecimiento a su ciudad se improntó en el tango Bahía Blanca”.


viernes, 11 de noviembre de 2011

ROBERTO ACHAVAL UN AMOR CONTRA VIENTO Y MAREA

En la tan esperada y ventosa mañana del 11-11-11 a las 10,30 hs se inauguró una plaqueta-homenaje al cantor whitense en la plaza que lleva su nombre. Vecinos, amigos, amantes del tango, su familia, medios y autoridades se emocionaron en el sencillo pero sentido acto.
El título de esta nota no es una frase hecha. Hay una mujer que desde los 15 y hasta sus casi 80 años amó a un hombre intensamente, relegó todos sus intereses para acompañarlo en sus sueños y apoyarlo en sus empresas y, desde hace otros 15, amanece con su imagen entre sueños y se acuesta con sus recuerdos.
Ella es Juana Dodero, su esposo fue Oscar Aníbal Crudeli. Ella es “la negra”. Él: “Cacho”. Muchos los conocieron como Roberto Achával y su esposa, pero son mucho más que la imagen de una feliz pareja para el mundo artístico. Fueron una dupla que se complementó como pocas desde el inicio, cuando se conocieron en Ingeniero White, partido de Bahía Blanca, allá por el cuarenta y pico.
Ella lo amó como puede esperarse sólo de la mejor esposa, le dio dos hijos y hoy, cada vez que el destino se lo permite, recuerda lo excelente artista y mejor persona que fue su querido Cacho. Con lágrimas en los ojos, descubrió esta mañana junto a Soledad Espina, Intendenta interina de la ciudad de Bahía Blanca, Silvio Rauschemberger, Subsecretario de Coordinación de la ciudad, Héctor Peter, Delegado municipal de Ing. White, Eduardo Giorlandini y José Valle, la plaqueta que eterniza su carrera artística junto a una foto de vivencias que le dieron sus mayores alegrías en el mismo ámbito: cantando con el gordo, el bandoneón mayor de Bs As,  ese hombre con el que todos querían trabajar: Aníbal “Pichuco” Troilo.
La ceremonia comenzó pasadas las 10.45 en la Plaza Roberto Achával, inaugurada exactamente un año antes, para el 80 aniversario de su natalicio. Contó con la condución de Gaby “La Voz Sensual del Tango”, cantante bahiense, y la presencia de esposa e hija de Achával, Juana Dodero y Mirta Crudeli respectivamente, y Roberto Ursino, actual integrante del Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de Bahía Blanca y vecino del cantor en su ciudad natal.
Tras unas breves palabras de la presentadora que resaltaron la importancia de mantener vigente el recuerdo de quienes hicieron grande a la ciudad, se descubrió la placa y Juana Dodero pronunció palabras que llegaron al corazón de todos los presentes, vislumbrándose que estos 15 años de separación física no lograron alejarla de su marido. “Si tuviera que volver a vivir mi vida, mil veces elegiría a Cacho” fue una de las tantas frases colmadas de amor que dedicó a la memoria de su esposo. A continuación Hernán Peter le hizo entrega de una réplica de la reciente plaqueta en formato de cuadro.
Eduardo Giorlandini fue el siguiente orador quien destacó la amistad que lo unía con el hijo de Roberto Achával a quien apodaron “tanguito”, actualmente residente en Valencia, España. El Dr. habría escrito para él una carta que nunca envió hablando de su padre y la hizo pública para esta ocasión compartiéndola en voz alta para los presentes y entregándola a la familia para que finalmente llegara a su destinatario.
La última en usar la palabra fue Soledad Espina quien, ejerciendo ocasionalmente el título ejecutivo municipal, reconoció la importancia del recuerdo y la figura del cantor homenajeado para la ciudad. “Cuando José me pidió que declarara el evento de interés municipal empecé a investigar y profundizar mis conocimientos sobre Roberto Achával. Debo reconocer que me sorprendió su labor artística y el reconocimiento bien merecido que tiene en todo el país y fuera de él” dijo la concejal. Resaltó la presencia de amantes del tango y de hacer notar las pequeñas cosas que hacen a las grandes fortalezas de la vida como el amor, el respeto y la cultura. “Este es el acto más bello que me tocó presidir en mi pasaje como Intendente de la ciudad”.
Para finalizar el acto José Valle hizo entrega de otra réplica de la plaqueta al Sr. Juan Carlos Miguel, presidente de la cooperativa La Primera de Ing. White, verdaderos protagonistas de la memoria viva del cantor whitense con su permanente obra de mantenimiento y cuidado de la plaza que eterniza su nombre.
El evento realizado por José Valle para el Ciclo “Bahía No Olvida” de DANDY PRODUCCIONES, contó con el apoyo de la Municipalidad de Bahía Blanca, el COPROTUR, Instituto Cultural de la ciudad, Secretaría de Cultura de la Nación, Cooperativa Obrera, Canal 9 de B. Bca, Óptica Fortunato, Pavarotti Restaurante, Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina de Bahía Blanca, Asociación de Empleados de Comercio de la ciudad y  ARSA Gráfica.



LA PRIMERA DE INGENIERO WHITE JUNTO AL RECUERDO DE “CACHO”
La Plaza Roberto Achával está ubicada en lo que antes era el complejo de los Scouts Ernesto Pilling y los trabajos realizados en el lugar estuvieron a cargo de la Cooperativa de Trabajo La Primera de Ingeniero White. Contó con el respaldo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación a través del Programa de Inversión Social. Se preservó todo lo vinculado con la referencia histórica del predio, se retiraron los distintos materiales existentes, se descubrieron los cimientos del primer lugar de reunión que tuvo el grupo Scout y se pintaron las instalaciones existentes. Se niveló el terreno, se instaló el sistema de riego en toda la superficie de la plaza, se colocaron árboles, plantas ornamentales y se colocó césped en toda la extensión.