jueves, 21 de septiembre de 2017

Estrenan documental sobre el mítico Juan Carlos Cobián

En la Apertura oficial del 7mo. Festival Nacional de Tango Carlos Di Sarli de Bahía Blanca se estrenará el documental "Cobián" sobre la vida y obra del Pianista, director, compositor y letrista Juan Carlos Cobián, escrito, dirigido, y producido por José Valle y Gabriela Biondo. La cita será el jueves 28 de Septiembre a las 18hs en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera (Zelarrayán 560).
Juan Carlos Cobián, fue un destacado compositor, director de orquesta, pianista y letrista de tango argentino que nació en Pigüé, Provincia de Buenos Aires,el 31 de mayo de 1896.
Fue el autor de “Nostalgias”, “Los mareados”, “La casita de mis viejos”, “Niebla del Riachuelo”, “El motivo” (con letra de Pascual Contursi que grabara Gardel), “Salomé” (considerado junto con “Sans Souci” de Enrique Delfino, los primeros “tangos-romanza”), "Biscuit", "Gitana", "El cantor de Buenos Aires", "Rubí" y una pieza de colección de una belleza elogiada por los más exigentes intérpretes: "Mi refugio", entre otros.
El 10 de diciembre de 1953, dejaba este mundo. Tenía 57 años, pero había conocido la vida como si acabara de cumplir un siglo.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Alberto Vila

Nació en Montevideo el 25 de septiembre de 1903.
 Los cronistas registran que debutó como artista en la Trouppe Ateniense dirigida por Víctor Soliño, Roberto Fontaina y Ramón Collado. Los primeros temas los interpretó en privado para el grupo de iniciados, pero el debut lo hizo en el Teatro Solís de Montevideo el 6 de octubre de 1927. Entonces, el tema que le permitió ganar el afecto del público fue “Siga el corso” de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez.
La sesión musical en Uruguay debe de haber sido buena, porque dos meses después actuó en el Coliseo de Buenos Aires y el público lo aplaudió de pie. El éxito fue tan arrollador que a las pocas semanas grabó cuatro temas para el sello Víctor, un privilegio al que sólo accedían los que entraban por la puerta grande de la fama. En la ocasión, los temas que registró fueron “Ensueño”, de Homero Manzi y Sureda; “Perdónala”, de Soliño, Fontaina y Agnese; “Che papusa oí”, de Enrique Cadícamo y Gerardo Matos Rodríguez, y “Niño bien”, de Soliño, Fontaina y Collazo.
Para esa época, Vila trabajaba en el Banco de Descuentos de Montevideo y los fines de semana se escapaba a Buenos Aires para cumplir con sus compromisos artísticos. Las cosas con el tango deben de haber dado sus frutos, porque a principios de 1929, organizó una gira por Europa, pero desistió del emprendimiento porque lo contrataron por tres meses en Radio Prieto y luego se incorporó a la programación de los teatros Empire y Florida. Fue entonces cuando renunció al empleo en el banco y se lanzó de lleno a su carrera de artista. No le fue mal. En el teatro Empire, entonces ubicado en la esquina de Maipú y Corrientes, compartió el escenario con Josephine Baker, acto que lo consagró como una de las grandes revelaciones de la noche porteña. Ya para esa fecha, había grabado su primer disco como solista. Allí, quedaron registrados la zamba “Golondrinas”, el vals “En un pueblito español” y el fox trot “Príncipe azul”.
El cartel de la noche porteña en aquellos años no era muy diferente al de la noche montevideana. Si se triunfaba en una orilla había muchas probabilidades de triunfar en la otra. Vila no fue la excepción, como lo demuestra el hecho de ser contratado por Radio El Espectador y Radio Sport. Allí intervino acompañado por las guitarras de Baudino, Pando y Pérez. Alberto Vila grabó hasta 1942 más de cien temas (ciento tres, dicen los coleccionistas), algunos realmente memorables. En la actualidad, no es fácil hallarlos en las disquerías, pero con paciencia algo se puede encontrar. Hace unos años, el sello Altaya publicó una colección bastante completa del tango y allí se incluyeron algunos de sus temas, todos acompañados con guitarras.
 Sus mejores creaciones recomendaría “Agua florida”, “Che papusa oí”, “Tengo miedo”, “Garufa”, “Esta noche me emborracho”, “Adiós muchachos”, “Cómo se pianta la vida” y “Sacate el antifaz”, un tema que interpreta como los dioses; se trata de un poema escrito por Alberto Munilla con música de Orlando Romanelli que Vila lo grabó en 1930. Algunos versos del poema merecen recordarse, particularmente su estribillo: “Sacate el antifaz/ Marquesa de Trianón/ quiero mirar tu faz/ y darte el corazón/ debe de ser un sol/ tu rostro angelical/ te ruego por favor/ sacate el antifaz”.
En los años treinta, la fama de Vila se consolidó a través del cine. En poco más de diez años filmó doce películas. Rubio, pintón, simpático y dueño de una sonrisa ganadora, a su talento musical le sumaba condiciones actorales que sin ser excepcionales le permitían brillar con luz propia. En 1936, filmó “Radio Bar” dirigida por Manuel Romero. Lo acompañaban Lidia y Victoria Desmond, Gloria Guzmán, Juan Carlos Thorry y la orquesta dirigida por el maestro Elvino Vardaro.
En 1939, actuó en “Cuatro corazones” y “Retazo”. Y en 1940, participó en lo que para muchos fue su mejor película: “La casa del recuerdo”, dirigida por Luis Saslavsky. Allí, canta un tema a dúo con Libertad Lamarque que los coleccionistas darían su vida por conseguirlo. También en el año cuarenta filmó “Confesión”, inspirada en el poema de Enrique Santos Discépolo. La película producida por Argentina Sono Films la dirigió José Moglia Barth, con guión de Homero Manzi y la música a cargo de la orquesta de Ricardo Malerba.
Allí, hay una escena que merece tenerse en cuenta. Un grupo de señoritas y “niños bien” salen de algún local nocturno. Están vestidos como vestían los millonarios en aquellos años: ellas de largo y ellos de frac y moñito. Están todos alegres, seguramente con unas copas de más. En la puerta del salón hay un coche tirado por un caballo blanco y un viejo cochero en el pescante. Las niñas hacen exclamaciones de alegría como harían hoy en la misma situación si encontraran a esa hora un taxi desocupado. Es en ese momento que entre el grupo de muchachos calaveras se destaca Alberto Vila. Está en su mejor momento. No ha cumplido aún cuarenta años y es la gran estrella del cine porteño. Se acerca al coche y sorpresivamente serio le dice a los amigos. “Éste no es un coche, es una sombra, es un recuerdo”. Todos hacen silencio. Y en ese momento se escucha la música y Vila empieza a cantar “El pescante”, uno de los grandes poemas de Homero Manzi. Hoy, gracias a Internet y Youtube se puede disfrutar de esa escena. Es una joya del tango y Alberto Vila está como nunca.
Después filmó “Mañana me suicido”, “Amor último modelo”, “Camino al infierno” y “Adiós pampa mía’’, acompañado por Alberto Castillo. Los éxitos fílmicos de Buenos Aires no son muy diferentes a los que luego conquistará en Montevideo. En 1938, estrenó en la sala del Ambassador, entonces ubicada en Julio Herrera y Obes, entre 18 de Julio y San José, la película “Soltero soy feliz”. También pertenece al ciclo montevideano, “Los tres mosqueteros”, con Iris Margo, una película que por exigencias del libreto sus principales escenas se filmaron en el parque Capurro de la capital oriental. La consagración definitiva, Vila la logró filmando en La Meca del cine de entonces: Hollywood. Allí, y acompañado nada más y nada menos que de Maureen O’Hara, actuará en “Sucedió en la Argentina”, donde se luce cantando en inglés y castellano.
En la plenitud de su fama y antes de cumplir los cincuenta años, Vila decidió retirarse del mundo del espectáculo. Lo hizo en 1946 y lo hizo para siempre. Ese retiro voluntario explica, tal vez, su “desaparición” de las disquerías.
 Vila murió en Montevideo el 23 de febrero de 1981. Pocos, muy pocos, se enteraron de su muerte. La noticia salió en algunas páginas de tango. No era para sorprenderse: hacía más de tres décadas que estaba fuera de circulación. Vivía en Buenos Aires, pero curiosamente murió en Montevideo, su ciudad natal.

sábado, 2 de septiembre de 2017

ROBERTO "CHOCHO" FLORIO

Nació el 9 de noviembre de 1929 . Su nombre completo era Roberto Ángel Florio, los amigos lo llamaban Chocho. Cuentan que el tio de Roberto,"Don Chicho",un obrero textil,que buscaba mejores horizontes había armado en su casa un telar y buscaba la ayuda de jovenes aprendices que quisieran aprender el oficio, y que además supieran lo necesario para que le enseñaran a su sobrino. Roberto era en ese entonces un pibe de 14 años. Por fin encontró un ayudante que le gustaba. Algunas veces los muchachos se quedaban algunas horas solos, entonces, y pese al ruido de las máquinas, el joven ayudante se ponía a cantar tangos y de inmediato, el chico, mientras aprendía el trabajo, comenzó a cantar con él. Los jovenes se hicieron amigos para toda la vida. El mayor se dedico a ser cantor profesional y se hizo conocido como Jorge Casal y el otro, siguio el mismo camino artistico, y el "Chocho" se convirtio en Roberto Florio. El tiempo los vio crecer artísticamente,cada uno siguió su propio camino. Roberto cumplió veinte años y su familia lo alentó a presentarse a un concurso de cantantes, El certamen estaba organizado por Raúl Outeda y Roberto Casinelli en el club Federal Argentino del barrio de Saavedra. Entre los concursantes estaba Roberto Goyeneche, pero ese concurso lo gano Roberto Florio
Gracias a este premio, tuvo varias propuestas que indicaban que se había hecho notar. Le ofrecieron y aceptó hacerle cambios a Alberto Marino en el Café Los Andes, del barrio de Chacarita.
Cantaba como lo hacia en el barrio, sin conocimientos musicales academicos, siguió consejos y estudió con unos guitarristas,que daban cursos de canto y más tarde con una profesora de música.
Pasó a actuar en La Armonía de Corrientes al 1400 y Lorenzo Barbero que formaba parte la "troupe" lo convencio a unirse como vocalista a su orquesta de la"Argentinidad". Actuaron juntos durante tres años.
En 1951,Roberto Florio grabo para el sello Pampa, "Tomá mate, tomá mate", a dúo conCarlos Del Monte.
En 1952 lo convocaron para grabar dos temas como solista: "Serranita" y "La virgen del perdón".
Tiempo después, cambia de rumbo para colaborar con el conjunto de Oscar Castagnaro. Tiene varias presentaciones y una grabación para el sello TK: "Madre hay una sola" y retorna a Barbero para registrar un chamamé: "El recluta".
Su amigo del alma, Jorge Casal lo presento a Francini-Pontier, y lo contratan y llevan al disco para RCA en 1954: "Los cosos de al lao" y, en 1955, "Por una muñeca", "Cuartito azul", y "Por unos ojos negros". Los músicos se separan y Florio sigue con Armando Pontier, juntos graban "Lágrimas de sangre" y "Quemá esas cartas". El otro vocalista era, un uruguayito poco conocido, Julio Sosa.
Cuando lo convoca el maestro Carlos Di Sarli su repertorio crecio con temas que fueron éxitos entre 1956 y 1958: "Fogón de huella", "Por qué regresas tú", "Buenos Aires", "Derrotado", "Y todavía te quiero", "Cantemos corazón", "Pobre buzón", "Quién sino tú" este último a dúo con Jorge Durán, "Calla", "Soñemos", "Nuestra noche", "Destino de flor", "Cuanta angustia", "Por un te quiero", "Adiós Corazón, y "Serenata mía", a dúo con Jorge Durán,
Florio consiguio el pase a la orquesta de Alfredo De Angelis donde compartia el cartel con el cantor Juan Carlos Godoy. En 1958, grabo seis temas, para el sello Odeón.
Durán y Florio
Posteriormente forma, con su amigo el cantor Jorge Durán orquesta propia dirigida por el excelente pianista Orlando Trípodi, y graban para el sello RCA. En 1959 llega la orden terminar con las grabaciones de Tango desde la casa central en Estados Unidos. El binomio Florio-Duran estaban casi terminando un LP que no se editó. Con el tiempo pudieron rescatar el material y publicarlo parcialmente, entre los temas rescatados estaban"Dame mi libertad", "Yo no quise hacerte mal", "Un amor imposible", "Estrella" y, a dúo con Jorge Durán, "Regresa a mí", "Amor de resero" y "Ojos de canela".
Roberto Florio estaba casado con una hermana del bailarín Eber Lobato y quien consiguio que lo contrataran y llegó a cantar en Norteamérica. En el país del norte dejo grabado en otro viaje un disco simple con dos temas, acompañado por una agrupación que dirigia Héctor Garrido, esta vez convocado por un bailarín tanguero, Juan Carlos Copes.
De vuelta en BuenosAires se incorporó a la orquesta de José "Pepe" Basso donde estaban Jorge Durán y Floreal Ruiz. En 1962 grabo para el sello Music Hall los temas"Mano cruel", "Un amor imposible" y también un gran éxito con su versión de "Por qué la quise tanto". De alli en más continúa como solista presentándose en todos los"boliches tangueros" de Buenos Aires, en la televisión, y en giras por el interior del país. Con José Libertella vuelve al disco en 1967, posteriormente graba acompañado por Carlos García en 1969 y también, con Roberto Pansera.
Roberto Florio vuelve a grabar esta vez para el sello Magenta, un cassette en 1974 con el respaldo del TríoYumba., y dos temas más acompañado por la la orquesta dirigida porDante Smurra: "Estrella" y "Tu angustia y mi dolor". En 1980 hizo su ultima grabación, lo acompaño Armando Lacava, en tema "El último escalón".
Retirado de su oficio de cantor, con su esposa Gladys Lobato, pusieron una zapateria en las cercanias de la estación Primera Junta, que bautizaron"El buscapié",estaba ubicada en la calle Centenera 108 , El slogan publicitario rezaba: "Donde compran los tangueros",
Por problemas de salud, poco a poco fue dejando la actividad. Se tuvo que someter a una intervención quirúrgica y años más tarde, los mismos problemas de salud reaparecieron para terminar ganandole la batalla.
Como autor escribio varios tangos, uno de ellos se lo grabo Roberto Rufino, "Tabaco rubio". Florio y Rufino, competian entre si ya que el "Pibe" afirmaba que "Chocho" lo imitaba, pero la "sangre nunca llego al rio!
Falleció el 5 de octubre de 1993.