miércoles, 27 de diciembre de 2017

La voz romántica del folclore, Enrique Espinosa

Nació en Colón, Provincia de Buenos Aires el 27 de diciembre de 1937. Desde muy joven descubrió que su auténtica vocación era cantar. Subió por primera vez a un escenario a los 12 años, y desde allí comenzó a transitar su largo camino por la senda de la música, dejando a cada paso sus canciones, como testimonio del respeto y profesionalidad que le ha dado a su carrera.
Entre sus grandes éxitos se encuentran, “Tú”, “Me olvidé de tu nombre”, “Y qué si ya te vas”, “Es el amigo que hoy necesito”, “La Compañera” y “Déjame estar”, entre otras.
Su carrera profesional comienza junto a los Hermanos Abrodos en 1965, siendo la primera voz del renombrado conjunto, realizando giras por el interior y exterior del país durante diez años. Como iniciativa de ellos, grabó su primer disco como solista para el sello Odeón, que incluía seis temas dirigidos por el pianista Carlos García y seis temas con Los Andariegos.
Tiempo después presentó su segundo Long Play titulado “Enrique Espinosa, la voz romántica del folclore”, que lo llevó a transformarse en uno de los favoritos de la época, por sus románticas canciones y su característica voz.
El teatro Municipal General San Martín, lo vio triunfar de la mano de Eduardo Falú, Julia Elena Dávalos, Los Cantores del Alba, Las Voces Blancas, y el Ballet de Celia Queiró, en un espectáculo llamado “El alma de la guitarra” dirigido por Jorge Lanza en agosto de 1971.
Desde allí, Enrique Espinosa, conocido como la voz romántica del folclore, dio comienzo a sus interminables giras por el mundo, como uno de los mejores intérpretes del cancionero nacional, al consagrarse con la zamba de Roberto Cambaré “Tú”.
Su voz bien timbrada, su asombrosa afinación y cálido estilo interpretativo, lo llevó a convertirse en uno de los artistas más admirado y respetado no sólo por el público, sino especialmente por sus pares.
En 1975, llevó sus éxitos a Colombia, país que retomaría anualmente hasta 1989. En ese lapso se presentó en la peña “El Rancho de Ochoa”, junto al recitador criollo, con quien hizo giras por todo el país. Así también como lo hizo con Remberto Narváez, considerado una de las mejores segundas voces de nuestro cancionero, con quien interpretó y grabó algunas canciones a dúo.
Sus rasgos sobresalientes y la suma de sus dotes profesionales, se conjugaron consagrándolo en enero de 1980 como Revelación de Cosquín, con la zamba “Tú”. “Una canción que no está completa hasta que no encuentra el intérprete adecuado”, palabras del reconocido autor de la misma, Roberto Cambaré.
Sin embargo, los galardones seguían su curso en 1984, Enrique, recibe el Gardel de Oro junto al maestro Alfredo De Angelis, José Larralde, Alberto Podestá, Horacio Salgán, y el animador Lionel Godoy.
De esta forma, “Tú”, fue la primera de una sucesión de éxitos, que le dieron continuidad a su carrera con nuevos materiales como, “Balderrama”, “Viene Clareando”, “Aquí está Enrique Espinosa”, “Del Algarrobo al Ombú”. “Gota de lluvia”, “Comprendamos” “Canción del amor Lejano”, “Madrigal”, “Homenaje a Antonio Tormo” y “Nuestro Secreto”, entre otros.
Su interpretación, no sólo ha sido la protagonista, ya que también la autoría lo vio triunfante. Junto a su gran amigo Argentino Luna le dieron letra y música a “Detengo mi andar”, y “Me olvidé de tu nombre”. Con Oscar Cacho Valles “Te pertenece aún mi corazón”, “El Beto Crespín” y “La del vino”. Y además con el locutor Aníbal Cufré “Canto a Jesús María” y “Abuelo Rio”.
La voz romántica del folclore, Enrique Espinosa, en su largo andar, ha recorrido cada rincón del país y ha brillado en el exterior. Junto al Ballet Salta realizaron una gira por Canadá, más tarde en 1989 recorrieron España de norte a sur, destacándose en Bilbao y Marbella.
Pero siguió consagrándose en festivales nacionales tales como “El festival del poncho” en Catamarca, “Diamante”, en Entre Ríos, “Villa María”, “Jesús María” “Cosquín” en Córdoba, “Del Hachero” en La Rioja y en especial en el “Festival de la Calle Angosta”, en Villa Mercedes, San Luis.
Allí, donde asistió desde su inauguración en 1984, cuando se hacía en carpas hasta que se transformó en el gran festival que es hoy. Donde lo esperan con agasajos hasta la actualidad. Puesto que, Enrique, ha sido uno de los precursores de la música cuyana y ha dedicado uno de sus materiales a dicha provincia y a su querido amigo y admirado “Chivo Montenegro” autor de “Mi corazón amigo”, “Escuelita de Campo”, “Chañaral redondo” y “Ante Dios yo lo digo” entre otros éxitos.
Además en Mendoza, ha dejado parte de su trayectoria. Junto a Félix Dardo Palorma, a quien le tenía gran admiración y respeto, y con quien ha editado un material denominado “Homenaje a Félix Dardo Palorma”.
Por otra parte, San Juan, no queda atrás. Ernesto Villavicencio y Carlos Peralta marcaron parte de su carrera.
Su carrera como solista, ya estaba consolidada se vinculó con grandes baluartes de la guitarra, tales como Nicolás “Colacho” Brizuela, Julio Ángel Sosa, Domingo Láinez, “Mono” Pereyra, Octavio Osuna (interpretando con él algunas canciones a dúo), Mario Gauna,Bianchi,Paredes,Becerra, Adolfo Vega, Nelson Murúa, Máximo Barbieri, Carlos Santa María, Nicolás Oroño, Néstor Basurto, las guitarras de los Andariegos, Los Bravo, Enrique Cerqueiro, Pilin Massei, Nicolás Ruiz y su recordado amigo Rubén Díaz, junto a sus hermanos Horacio y Jorge, como también su hijo Diego y Pablo Budini.
Por otro lado, a principios del 2001, al separarse los hermanos Visconti, fue convocado a formar parte del dúo con Abel, con quien realizó giras internacionales por Estados Unidos, recorriendo ciudades como New York, Houston, Philadelfia, New Jersey, Manhattan, Chicago, Washington y Miami en doce oportunidades.
El dúo Visconti, con Enrique Espinosa, siguió sus giras por España, y Ecuador hasta el año 2004.
Hoy sigue recorriendo el país munido de su último material “Nuestro Secreto”, que incluye un tema con su amigo José Mercado, ya que se distingue por ser un hombre con muchos amigos y querido por sus colegas, con quien comparte reuniones de canto y poesías.
Actualmente, continúa magnificando su profesionalidad, y sigue siendo un hombre que sabe querer lo suyo, ha pasado del campo a la ciudad sin olvidar lo que de cara al sol y contra el viento ha aprendido.

jueves, 14 de diciembre de 2017

Con rotundo éxito finalizaron los festejos por el Día Nacional del Tango en Bahía Blanca

Bahía Blanca protagonizó los festejos más extensos del país por el 40 aniversario de la instauración del 11 de diciembre como Día Nacional del Tango. Cada nuevo almanaque que trae esta fecha desde 2010 es evocado por el Ciclo Bahía Blanca NO Olvida, pero esta vez los espectáculos se prolongaron por cinco jornadas en que valores locales, regionales y nacionales dijeron “presente”.


V. Volpe y N. Roca
El miércoles 06, el pianista puntaltense Víctor Volpe y la cantante whitense Nora Roca realizaron una apertura oficial a sala llena en el Café Histórico de Av. Colón e Italia. Como cada noche en que estos dos talentosos artistas se presentaron juntos en la tradicional esquina, el local quedó chico y los aplausos resonaron al finalizar cada interpretación. Para la ocasión, se ofrecieron piezas clásicas y contemporáneas, destacándose un bloque especial dedicado al zorzal criollo, Carlos Gardel, y otro a la pluma femenina que más se ha destacado en la historia del tango: Eladia Blázquez.
El jueves por la tarde se realizó una charla y exposición en el histórico Café Bar Miravalles. Olga Gil, Francisco Cabeza (miembros del Círculo Gardeliano Bahiense) y Carlos Benítez (Presidente de la entidad) contaron diferentes anécdotas relacionadas con El Morocho mientras sonaba su voz en distintos formatos de reproducción: primero el cilindro en fonógrafo, luego el disco de pasta en vitrola y, finalmente, un vinilo en tocadiscos digital modelo 2017 que posteriormente reprodujo una obra de Gardel vía Bluetooth desde un teléfono móvil, confirmando aquella afirmación que asegura que “cada día canta mejor”. En el evento se hizo entrega de una mención especial que el jurado del Certamen Roberto Achával para cantantes de Tango (realizado el 24 de noviembre) había decidido otorgar fuera de los galardones estipulados y un reconocimiento a la trayectoria del Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina al locutor Néstor Schapiro cuya voz acompañó las noches bahienses durante largos años, así como los pálpitos y resultados de la suerte. Como yapa, la pequeña sobrina nieta de Benítez de cuatro años cantó a capella “Mi Buenos Aires querido” ¡y contó cómo había sucedido el trágico accidente de Medellín! (sorprendiendo a todos los presentes).
Gaby
El viernes en el Café Histórico se ofreció el espectáculo “Glicinas, emparrados y malvones”: 90 minutos de exquisitas páginas nacionales que incluyeron obras de la época dorada del tango, algunas de folklore nacional, valses y canciones criollas; todas interpretadas con la profesionalidad que tanto Gaby como Olvaldo Rojas y Quique Lorenzi demuestran cada vez que suben al escenario. La delicadeza, la pausa justa, el frase impecable y el repertorio romántico de Rojas contrastó con la sensualidad y la energía de la morocha bahiense, amalgamados por las seis cuerdas pulsadas por un gran ejecutante del repertorio nacional como lo es el Sr. Lorenzi. Un espectáculo para embriagarse de piezas olvidadas y deleitarse con el buen decir del tango: con la voz, el gesto y el corazón.
El sábado, la cita nocturna volvió a concretarse en el Café Histórico, esta vez con un espectáculo que prometía mucho y ofreció aún más. Los cantantes Carla Catá, Juan Carlos Deambrosi (Bahía Blanca) y Gianlucca Pezzutti (Mayor Buratovich) abrieron la velada con repertorio clásico que incluyó milongas, valses y tangos. La segunda parte del show fue anemizada por el periodista e historiador de tango Carlos Gorrindo quien llegó desde Buenos Aires para presentar a un joven cantante nacional que ha dejado de ser promesa para convertirse en un excelente intérprete de las cosas nuestras.
Al mejor estilo de Alfredo Zitarrosa (traje, cabello prolijamente peinado y abrazando la guitarra), Jorge Tortosa pintó con su voz paisajes camperos y urbanos de otros tiempos que invitaron al recuerdo, la emoción y alguna lágrima. Canciones como “El artista”, “Mate amargo”, “Mi vieja viola”, “Qué me van a hablar de amor”, “Y qué si ya te vas” y “El amigo que hoy necesito” son algunos de los títulos que el joven bonaerense regaló a la concurrencia que estalló en aplausos pidiendo bis. Generosamente, Tortosa invitó al escenario a Gianlucca primero y a Osvaldo Rojas después –que se encontraba en la sala- y los acompañó en sendos tangos: “De puro curda” y “La última curda”.
J. Tortosa
Para cerrar de la mejor manera esta seguidilla de evocaciones al maravilloso género de la música ciudadana, el lunes 11 a las 18 hs la cita fue en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera. Allí tras la presentación de Gaby y unas emotivas palabras del Director del Ciclo Bahía Blanca NO Olvida, José Valle, Galo Valle (11 años) y Brisa Rulli (13 años) interpretaron tangos (“Silencio” y “Niebla del Riachuelo”, vals (“Gota de Lluvia”) y milonga (“Azúcar, pimienta y sal”) demostrando que el tango no es cosa de viejos y seguirá vivo entre los argentinos, cada vez con mayor presencia.
Luego el Presidente del CEDICUPO, José Valle, entregó distinciones a la trayectoria a los guitarristas Quique Lorenzi y Jorge Vignales que han enriquecido el tango local con sus instrumentos y su particular personalidad al ejecutarla desde diferentes agrupaciones musicales, de manera solista o acompañando cantantes.
Seguidamente, se disfrutó en pantalla grande, de un compilado de videos de Cantores Inolvidables entre los que figuraron: Julio Sosa, Argentino Ledesma, Alberto Podestá, Alberto Marino, Alberto Morpan, Floreal Ruiz, Jorge Vidal, Alberto Castillo, Tito Reyes, Hugo del Carril, Héctor Mauré, Oscar Ferrari, Raúl berón, Jorge Valdez, Jorge Falcón y, por supuesto, Carlos Gardel.

Para despedir el Día del Tango y el Ciclo Bahía Blanca No Olvida 2017, todos los presentes fueron convidados con un servicio de lunch y brindis gentileza de la Cooperativa Obrera.

martes, 28 de noviembre de 2017

Festejos por el Día Nacional del Tango en Bahía Blanca

N. Roca y Gaby
Los festejos en conmemoración del Día Nacional del Tango dentro del Ciclo Bahía Blanca No Olvida tendrán la particularidad de celebrar este año el 40° Aniversario de la aprobación del Decreto Municipal Nº 5830 (29 de noviembre de 1977) y el del Decreto Nacional Nº 3781 (19 de diciembre del mismo año) que convirtió el 11 de diciembre en “Día Nacional del Tango”. Producto de la iniciativa de Ben Molar con el apoyo de varias entidades: la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), la Sociedad General de Autores de la Argentina (ARGENTORES), la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), la Casa del Teatro, el Sindicato Argentino de Músicos (SADEM), la Unión Argentina de Artistas de Variedades (UADAV ), la Academia Porteña del Lunfardo, Radio Rivadavia, la Fundación Banco Mercantil, La Gardeliana, la Asociación Argentina de Actores y la Asociación Amigos de la Calle Corrientes.
A continuación detallamos la programación para el mes de diciembre 2017:
• Miércoles 6, 21.30 hs en el Café Histórico (Av. Colón 602): espectáculo “Bien Nosotros” con Nora Roca y Víctor Volpe.
• Jueves 7, 19.30 hs en el Café Bar Miravalles (Av. Cerri 777): charla, grabaciones originales de Carlos Gardel en diferentes tecnologías (desde el cilindro a la tarjeta de memoria) y exposición de objetos gardelianos por Carlos Benítez, Francisco Cabeza y Olga Gil, miembros del Círculo Gardeliano de Bahía Blanca. En el evento, el Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina entregará una distinción a la trayectoria al periodista Néstor Schapiro.
• Viernes 8, 21,30 hs en el Café Histórico (Av. Colón 602): show “Glicinas, emparrados y malvones...” con Gaby "La voz sensual del tango", Osvaldo Rojas y el guitarrista Quique Lorenzi.
• Sábado 9, 21.30 hs en el Café Histórico (Av. Colón 602): show "De música, canto y palabras" con el cantor nacional Jorge Tortosa y el reconocido periodista, historiador y locutor Carlos Gorrindo, junto a los cantantes Carla Cata, Gianlucca Pezzutti y Juan Carlos Deambrosi.
• Lunes 11, 18 hs en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera (Zelarrayán 560): documental sobre grandes cantores y cancionistas del género, palabras del Director del Instituto Cultural Ricardo Margo y del Director del Ciclo Bahía Blanca No Olvida, José Valle.
Cantarán en vivo los pequeños Brisa Rulli y Galo Valle.
Entrega de distinciones del CEDICUPO a los guitarristas Jorge Vignales y Quique Lorenzi.
Brindis de fin de año

jueves, 23 de noviembre de 2017

Francisco Canaro

Nació en Uruguay en 1888 y fue reconocido con el nombre de Pirincho. De niño, se radicó en Argentina.En 1906 comenzó a tocar el violín en un trío que hacía Tango. Debutó en el Café Royal de la Boca en 1908. Sin formación académica, era un talentoso autodidacta. En 1910 tuvo la oportunidad de en la orquesta de Vicente Greco. Tocaron en bares y salones de baile durante 6 años hasta 1916. en ese entonces, Canaro fundó su propia agrupación, con gran éxito local.
En 1922 grabó su primer disco. En 1925 comenzó una gira por el mundo, visitando países como España, Francia (en Dancing Florida) y Estados Unidos.
En 1932 regresó a Buenos Aires, comenzó su etapa de director y compositor. Comenzó a escribir partituras para comedias musicales. Posteriormente, se estrenó “La muchachada del centro” en el teatro El Nacional. Años después, el vínculo con el teatro vio los estrenos de “La historia del tango” en 1941, “Sentimiento gaucho” en 1942 y “Dos corazones” en 1944. La seguidilla de éxitos continuó con “El tango en París” y otras obras posteriores.
Sus tangos más destacados son Se dice de mí, Madreselva, Sentimiento gaucho y Envidia. Actuó en diversos países de Sudamérica, como Brasil, Uruguay y Chile.
En la década de 1960 realizó una gira por Japón. En su trayectoria, se registra que grabó 7.000 discos de tangueros. Francisco Canaro falleció en 1964 en la ciudad de Buenos Aires.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Homenaje a Alberto Castillo y Fidel Pintos en Bahía Blanca

El Jueves 23 de noviembre a las 17 hs en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera (Zelarrayán 560)de Bahía Blanca se proyectará la última película del ciclo "Historia y Tango en el Cine" 2017. 
Será en Homenaje a Alberto Castillo y Fidel Pintos quienes serán evocados por el escritor y productor cultural José Valle ,quien presentará el largometraje.
“Alma de bohemio”(88 minutos) es una comedia dirigida por Julio Saraceni sobre un guion de Rodolfo Sciammarella y Carlos A. Petit, estrenada el 24 de agosto de 1949. La protagonizan Alberto Castillo, Fidel Pintos, Lilian Valmar y Lalo Malcolm.
Decir que Alberto Castillo tenía un "estilo particularísimo de cantar", o, como esbozó Julián Centeya, "no se parece a ninguna voz" es decir nada.Ningún cantor (ningún intérprete de la música popular) deja de tener su "particular estilo". Eso se dice cuando no se tiene nada que decir. Porque es evidente que cada cual tiene ineludiblemente una voz distinta, un distinto registro, un timbre personal, un modo de frasear o matizar especial.
El cine lo convirtió en actor natural. Su debut fue en 1946 con "Adiós pampa mía". Le siguieron "El tango vuelve a París" (1948) junto a Troilo: "Un tropezón cualquiera da en la vida" (1948), con Virginia Luque, "Alma de bohemio (1948), "La barra de la esquina" (1950), "Buenos Aires mi tierra querida" (1951), "Por cuatro días locos" (1953), "Ritmo, amor y picardía" (1955), "Música, alegría y amor" (1956) y "Luces de candilejas" (1958) en estas tres con la rumbera Amelita Vargas, y "Nubes de humo" (1959).
Fidel Pintos fue un actor y humorista de cine y televisión, una de las grandes figuras de la comicidad argentina.
Su personaje de sanatero, que supo interpretar tanto en la radio como en la televisión, donde intervino en el programa Operación Ja-Já en sus dos sketches principales: «La peluquería de don Mateo» y «Polémica en el bar» junto a Javier Portales, Vicente La Russa, Mario Sánchez, Adolfo García Grau y Juan Carlos Altavista (éste interpretando a Minguito Tinguitella), fue uno de los más recordados.
La sanata de Pintos, según los diccionarios de lunfardo (el argot de Buenos Aires) es una «manera de hablar confusa, incomprensible, en la que se expone un argumento sin sentido ni ideas claras».
En 1950 en Radio Callao, daba vida a sus personajes Churrinche y Mesié Canesú.
A través de la comedia picaresca, fue uno de los pioneros donde supo demostrar su gran talento humorístico tanto en el cine como en el teatro de revistas, donde compartió cartel con las vedettes del momento, como Susana Giménez, Moria Casán, Ethel Rojo, Nélida Lobato, Nélida Roca, Zulma Faiad e Isabel Sarli; y con otros grandes del género como Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Pepe Arias, Alfredo Barbieri, Don Pelele, José Marrone, Dringue Farías y Adolfo Stray


lunes, 6 de noviembre de 2017

Hoy cumpliría 58 años Gustavo Nocetti

Su carrera comenzó a los 15 años, al ganar un concurso cuyo premio consistió en actuar en Café Concert, un programa del Canal 5 SODRE de Montevideo, el canal oficial de televisión.Con 19 años, entusiasmado, cruzó el Río de la Plata y llegó a Buenos Aires. En el primer lugar que cantó fue en el mítico Caño 14, invitado por Atilio Stampone. Allí compartió el escenario con intérpretes que lo marcaron a fuego: Roberto Goyeneche, Edmundo Rivero y Rubén Juárez, entre otros. También actuó en el programa Grandes valores del tango.
Tenía una estupenda voz, que fue creciendo, moldeando, a puro esfuerzo, ganas y sentimiento. «Jamás quise aprender canto por temor a los profesores de canto. He visto cantores que prometían muchísimo, tirarse a lo lírico, y bueno, yo no sé si es que no hay maestros de canto popular... Tiene que haber, porque no es lo mismo el canto lírico que el canto popular. El canto popular de repente exige menos en determinados aspectos a la máquina vocal pero exige más en otros aspectos...»
En 1983, ingresó como cantor estable de la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires que dirigían Raúl Garello y Carlos García.
Escribió el periodista Ruben Borrazás: «En los diez años en que estuvo radicado en la ciudad porteña forjó su personalidad y se perfiló como una promesa de la canción ciudadana con su fuerte, claro y hermoso timbre de voz, que sabía ajustarse a todas las letras que abordaba. Sus altos y bajos los manejaba con brillantez y sin esfuerzo aparente, haciendo creíble todo lo que cantaba. Con un excelente registro de barítono, sus interpretaciones eran de gran justeza, riqueza interpretativa y neto temperamento tanguero».
Nocetti tenía claro quiénes fueron los cantantes que influyeron en él. Básicamente Carlos Gardel, Roberto Goyeneche y Rubén Juárez.
Al Morocho del Abasto lo definió como el inventor. «Antes de Gardel no había nadie que cantara tango ni se sabía cómo se iba a cantar el tango. Nace el tango cantado y aparece Gardel; o sea, muchas cosas juntas ¿no? Gardel cantaba otro tipo de canciones antes de que el tango cantado tomara forma. Y él se encontró con el tango canción y tuvo que darle una forma, y se la dio. Se la dio con tanta calidad, con tanto talento, que hasta hoy día se conserva la forma de canto. Y creo que después Goyeneche fue el único cantor que hizo un aporte más a la forma de canto de Gardel, que es la interpretación... Hay que tener en cuenta que cuando cantó Gardel, fuera de Alfredo Le Pera que hacía muy buenas letras para él, no habían los poetas que después Goyeneche pudo gozar en los años 40, 50, 60; estaban Homero Manzi, recién surgía Enrique Santos Discépolo y grabó “Yira yira”.
Pero Homero Manzi, Cátulo Castillo, Homero Expósito, esa gente no estaba, mucho menos Horacio Ferrer o Eladia Blázquez. Agarró toda la parte de los poetas, y lo que hizo fue resaltar la poesía de los tangos. Por supuesto que de una forma afinadísima, respetando totalmente la línea melódica. Era un tipo de un oído casi absoluto digamos, y por más gastado que estuviese en los últimos tiempos, yo te puedo asegurar que pueden buscar en la discografía del Polaco una desafinación y no la van a encontrar. Lo que van a encontrar de repente son leves cambios de melodía para seguir afinando. Esa era una trampita del Polaco».
Su primer disco fue Naranjo en flor, (sello Orfeo), luego Somos ilusos (sello La Batuta, con arreglos de Fernando Cabrera). En 1982 interviene en el larga duración Futuro, de Osvaldo Pugliese, junto a los más destacados intérpretes de la última generación tanguera.
Con la agrupación dirigida por Raúl Garello, registró temas inéditos de Horacio Ferrer y Raúl Garello (en los CDs Viva el tango, 1988 y Tangos en homenaje a Woody Allen, 1992).
Ya radicado en Montevideo grabó Excesos (Sondor, 1996) y participó en los tres compactos como solista de la Orquesta Filarmónica de Montevideo.
En 1999, graba un nuevo CD para el sello Sondor Gustavo Nocetti interpreta a Ferrer, junto al propio Horacio Ferrer y al pianista Alberto Magnone, con los cuales realiza además el espectáculo Por existir (Tango y poesía).
«El tango es poesía; y poesía de la buena», explicó Nocetti en una oportunidad. «Yo creo que en el tango hay muchísimos autores y muy pocos poetas, pero esos pocos tuvieron una buena producción. Poetas poetas son seis o siete, no más. Y bueno, darle un lugar a la poesía en este momento del mundo, a mí me parece que es un acto... sí, yo creo que es un acto de valentía también. Es defender un valor humano. Es defender el lenguaje de las emociones, el que no pasa por la razón. Ningún adelanto cibernético va a poder explicar nunca la esencia del ser humano: ¡El viejo y olvidado lenguaje de las emociones! Entonces fijate una cosa, que el tango abarca muchísimos estados de ánimo del ser humano, no solamente como algunos creen: el que se le fue la mina y pobre que se queda llorando. No, el tango abarca muchísimos estados de ánimo más y con muchos más detalles».
La presencia de Nocetti fue clave para el dos por cuatro, en Uruguay. Su voz y su personalidad forman parte de la historia nueva del tango rioplatense. Fue una figura consular de los festivales Viva el Tangoque se realizan desde hace quince años en Montevideo. Fue un destacado representante de la música ciudadana por varias capitales del mundo.
Quizás no llegó a la popularidad de Julio Sosa, pese a que muchas de las crónicas necrológicas tras su muerte se empeñan en emparentarlos. No sólo por sus cualidades artísticas, sino también por la trágica forma en la que murieron. Nada que ver una cosa con la otra. Nocetti tuvo una personalidad propia y una auténtica forma de cantar y de interpretar el tango. Su repertorio estuvo siempre integrado por temas clásicos y de vanguardia.
Gustavo Nocetti murió muy joven,los 43 años, en accidente de tránsito el 30 de diciembre de 2002, tenía mucho para dar. Pero por lo que hizo, será recordado como una voz que trascendió los límites de la capital del Uruguay.

martes, 24 de octubre de 2017

Aldo Calderón : la mejor media voz del tango

Fue un cantor muy bueno, correcto en la dicción y la entonación, a mi criterio la mejor media voz del tango y realmente mereció mejor fortuna en cuanto a arrastre popular.Formó parte de la orquesta de Aníbal Troilo desde agosto de 1948 a marzo del 50, fue precisamente por su excelente nivel, un fraseo correctísimo y reemplazando nada menos que a Floreal Ruiz, lo que entrañaba un desafío tremendo. Por algo se la llamó a la formación de Pichuco como "La orquesta de los cantores".
El otro cantor de la orquesta era Edmundo Rivero, con quien debutó a dúo en el disco, en marzo de 1949, con el tango, “Una lágrima tuya”. Luego, hacen también, el vals de Germán Videla y Carlos Montbrun Ocampo, “A unos ojos” y la milonga “Miriñaque”, de Alberto Mastra. Como solista graba, el que fue su primer éxito, el tango “Cuando volverás”.
El 26 de octubre de 1949, Rivero hizo su grabación final con Troilo, el tango “Tú”, y en el acople, la voz de Calderón con “Y volvemos a querernos”. Este disco sería el último de la orquesta en el sello RCA-Victor, después de nueve años consecutivos de grandes éxitos. A partir de ese momento, Calderón se quedó solo, hasta la incorporación de Jorge Casal, en marzo de 1950.
En noviembre de ese año, Troilo volvió al disco en el sello TK y, en febrero de 1951, la última grabación de Calderón, la milonga de René Ruiz y Charrúa, “Tata no quiere”.
Aldo Calderón con la orquesta de A. Troilo en LR3 radio Belgrano

Había nacido en Rosario como Aldo Ives Calderón, tuvo facilidad en el canto desde su adolescencia y arrancó haciéndolo en cafés y Peñas de la capital santafecina. Los amigos lo empujaron para que se fuese a Buenos Aires a probar suerte en aquella febril década del cuarenta, donde no era fácil hacer pata ancha. Debutó en Las matinées de Juan Manuel, un programa radial que sirvió de lanzadera para mucha gente del tango. De allí saltó al escenario céntrico de La Querencia, en la Avenida de Mayo, donde lo fue a ver Francisco Rotundo, alertado por Tití Rossi, y se lo llevó a su orquesta.
Corría el año 1947 y el mítico Café Nacional era un marchamo decisivo. Rotundo tocaba allí con su orquesta y los dos cantores santafecinos: Horacio Quintana y Aldo Calderón. El salto a la consagrada orquesta de Troilo estaba cantado. Y en estos 20 meses que permaneció en ella afianzó su cartel.
Después sería solista, y grabaría en la Víctor en 1953, doce temas acompañado por una excelente formación que dirigía el bandoneonista Ismael Spitalnik. Junto a éste, como fueyes estaban Leopoldo Federico, Fernando Tell y Fernando Córdoba. En violines: Alberto Besprovan, Simón Broitman y David Díaz. Alcides Rossi en contrabajo y Armando Cupo al piano.

Como otros muchos colegas se refugiaría en la cantina El rincón de los Artistas, de Jonte y Boyacá.
Roberto Mancini contó una linda anécdota: "El 26 de julio de 1967, después de la actuación fuimos con mi señora y Aldo al velatorio de Ignacio Corsini. Estábamos junto al féretro y Aldo, me codea y me dice al oído: "Te fijaste Roberto, y tiene todo el pelo..." A esa altura Calderón ya usaba bisoñé porque se había quedado calvo y eso lo desmoralizaba. Y agregó Roberto: "Siempre íbamos a cenar con mi donna y Aldo a Pichín o Bachín, después de la actuación. Era un sabio del canto, de gran técnica vocal e interpretativa. Lástima que se fue de la orquesta de Troilo".
A partir de 1956, se dedicó a hacer giras por el interior del país, acompañado por distintos conjuntos de guitarras. Pasaron algunos años y regresó a Rosario, donde vivió hasta su muerte,6 diciembre 1983, cuando apenas tenía 59 años.

“Tango intervenido”, lo nuevo de Facundo Ponce

La propuesta artística sobre “teatro tango” viene en sintonía con el espectáculo que desplegó este verano en el teatro Auditorium de Mar del Plata. En aquella oportunidad llevó adelante el montaje de “Semblanza Tanguera” con el repertorio de su disco “Desde Abajo”. Desde entonces el artista viene trabajando y profundizando sus estudios sobre el performance para bridar un espectáculo que rompe con el género clásico del tango.

Ponce combina su formación vocal con su talento actoral. En este sentido, el público disfruta de un espectáculo integral donde la voz, la actuación y las melodías arrabaleras se funden en un espacio en común.
A diferencia de su anterior show, “Tango Intervendio” apunta a transformar el tango en otro tipo de objeto artístico. Es una propuesta novedosa y plena de significados de diversa índole que comienzan desde el ingreso a la sala y se desarrolla a lo largo del espectáculo. En este sentido se lo logra intervenir desde varios lugares: texto, sonido, presentación y el montaje en general. Remite a manifestaciones escénicas muy contrapuestas. “Aparece un relato dislocado y fragmentado que provocará al espectador”, asegura Ponce.
“La idea es ofrecer un espectáculo que remita a la teatralidad del tango. Podría decirse que cada tango es en sí mismo es una performance teatral. Quizá es el género musical más teatral de todos”, sostiene Ponce y agrega: “Es lo que me ha cautivado del tango y es donde encuentro mi lugar como artista”.
El show contará con reversiones de los grandes clásicos del tango. Estará acompañado por el Guitarrista Claudio Riva, quien además realizó los arreglos musicales, y el bandoneonista Leandro Ragusa. La puesta en escena y dirección actoral está a cargo de la artista Silvina Zicolillo y Sergio Grimblat.
La iniciativa “nace de la vocación y el profundo interés de hacer teatro y cantar tango. En principio era sólo una idea. Luego de investigar mucho, logré dar con una punta que me fascinó. Encontré varios textos que hablaban de la performance teatral como parte de un ritual. El tango es parte del ritual argentino en general y porteño en particular, y me lanzó a probar cada vez. Es una búsqueda infinita de posibilidades estéticas que me movilizan impresionantemente”.
Además de ser cantante, Ponce es actor y Licenciado en Ciencias de la Comunicación. La combinación de estas tres áreas le ha dado al artista gran versatilidad al proponer un espectáculo escénico distinto en un género clásico. Se ha desempeñado como profesor en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Publicó cinco libros propios y actualmente se encuentra realizando su tesis de Doctorado en Artes basada en el teatro y el tango, en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). En actuación se formó con los maestros Roxana Randón, Pompeyo Audivert y Marcelo Savignone. En canto con Mariano Pattin, Santiago Sirur, Marisol Gómez Alarcón y Dorita Chávez.

FECHAS:

Jueves 16 de noviembre | Horario: 21:30hs | Sala Facundo Cabral del bar Celta. Dirección: Sarmiento 1702

Viernes 1 y 8 de diciembre | Horario: 22hs | Auditorio “Laboratorio Marte”. Dirección: Arévalo 1473.




viernes, 13 de octubre de 2017

José Valle fue declarado “Personalidad destacada de la cultura” en Bahía Blanca

En el marco de la sesión del 12 de octubre, el Concejo Deliberante distinguió a José Ángel L, Valle como “Personalidad destacada de la cultura”.
Se consideró, al aprobar de manera unánime el proyecto de resolución pertinente, la basta trayectoria cultural y deportiva del Sr. José Angel L. Valle, en la ciudad de Bahía Blanca.
Valle nació el día 10 de Agosto de 1967 en la localidad de San Agustín en (Balcarce). Casado, y padre de dos hijos. Historiador, productor musical, teatral, televisivo, cinematográfico, radial, publicitario y deportivo, fue y es amante del tango, el boxeo y apasionado de la historia.
Fue mánager de boxeo, conduciendo la carrera de grandes pugilistas nacionales e internacionales; fundador de la revista mensual “Noche de KO”, Director del semanario “El informador del Gran BSAS” del semanario “Dossier Federal” y del Diario digital “Realidad Bonaerense”, ideólogo de la cruzada por más difusión de tango y folclore en los medios masivos de comunicación y del ciclo de conferencias "Historia de dos pasiones: tango y box” con la participación de Osvaldo Príncipi, Julio Ernesto Vila y Oscar Himschoot.
Asimismo, Valle fue creador y director del Festival Nacional de Tango “CARLOS DI SARLI” de Bahía Blanca y del Ciclo BAHIA BLANCA NO OLVIDA, el que contempla ciclos mensuales de cine, espectáculos de tango, presentación de nuevos talentos y conferencias sobre historia nacional y mundial, entre otras múltiples actividades.
Es fundador de las bibliotecas “Alfredo Palacios”, de Santos Lugares y “Juana Manso”, de Pablo Podestá, del Festival Nacional de Tango de Monte Hermoso y del Festival Nacional de Tango Itinerante DISCEPOLIN.
Entre sus fructíferos antecedentes, también fue secretario de Relaciones Institucionales del Centro de Estudios de los Intereses Nacionales (CEIN) y es actual Presidente del Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina (CEDICUPO) y del Consejo Latinoamericano de Cultura.
José Valle es además autor de varios libros, posee una amplia y nutrida labor en marketing de empresas y de producción de espectáculos, como así también en programas radiales.

lunes, 2 de octubre de 2017

Se cumplen 108 años del nacimiento de Carlos Waiss

Carlos Waiss, era alto, buena figura, parla lunfeta, muy tanguero y amante de la bohemia y fue presentador de algunas orquestas en los refugios céntricos. Incluso hizo glosas en programas radiales. 
La mayoría de sus poemas fue musicalizada por Juan D’Arienzo y Héctor Varela. También fueron interpretados por los cantores de estas orquestas. Es como si los hubiera escrito para que ellos lo cantasen con ese fondo de orquesta. Los biógrafos lo presentan como un discípulo de escritores de la talla de Dante Linyera, Celedonio Flores o Carlos de la Púa.
Waiss nació en Buenos Aires el 2 de octubre de 1909 y murió en la misma ciudad, el 27 de agosto de 1966. Sus padres eran rusos y desde muy joven se entreveró en el mundo de la bohemia porteña, ese ambiente de salas de teatros, cafetines, redacciones de diarios, cabarets y librerías que le otorgaron un toque de distinción a una ciudad que crecía hacia los cuatro costados.
Seguramente en ese ambiente aprendió a jugar con las palabras y a decirlas con cadencia tanguera. 
Seguramente ésas fueron las virtudes que le reconoció el maestro Rodolfo Biagi cuando decidió convocarlo como presentador de su orquesta. Se dice que fue muy amigo de Julián Centeya. En las letras de sus tangos no se nota esa influencia, pero los que escucharon sus recitados y presentaciones aseguran que no tenía nada que envidiarle al hombre gris de Buenos Aires.
C. Waiss entre A.Troilo y Agustín Magaldi (h) 
 Lo suyo siempre fue el tango.
Tuvo gran capacidad para producir sus obras, que en muchos casos reflejaban sus vivencias como un activo hombre de la noche. Según cuentan sus amigos se distinguía por su personalidad simpática y afable, luciendo siempre una sonrisa en sus noches de cabaret y de dados.
 Alguna vez en una entrevista dijo: “Llevo el tango en el alma porque es muy mío por bravío, por compadre y por sentimental, porque dice de amores, de hambre y de frío, porque muerde recuerdos y desafíos como la flor susheta muerde el ojal”. Sabía de lo que hablaba.
A fines de la década del setenta se relacionó con D’Arienzo y Héctor Varela y nunca más se fue de ese lugar. En esos años también se hizo amigo del bandoneonista Alberto San Miguel y el campeón de box Antonio Sostaita, al cual según, cuenta José Gobello, en algún momento Waiss escribió un poema para que lo interpretara la orquesta de D’Arienzo, pero lo inscribió con el nombre del boxeador para que el hombre se gane unos pesos. Se trata de “Yuyo brujo”: “Nena, dame un beso aquí en los labios y que borre aquel agravio que tu boca me mintió. Esta noche tengo celos y al decirte que te quiero siente tuyo el corazón”. La versión con Armando Laborde y D’Arienzo merece escucharse.
Waiss conoce el lunfardo, lo sabe usar y logra un ritmo adecuado. Su falta es el exceso de pintoresquismo; los personajes son estereotipados. En esos tangos no hay tragedia o dolor como en los personajes de Celedonio Flores; tampoco abunda el humor. Todo se maneja con una tipicidad que suele ser simpática al primer golpe de vista, pero que después satura.
“Carton junao”, escrito en 1947 y también interpretado por Alberto Echagüe, es un ejemplo cabal de lo que digo. “Siempre pasa con el pucho sobrador a flor de labio, con la pinta medio shiome que deschava el arrabal, lleva el lengue hecho galleta con el funyi arremangado y se va ladeando todo con andar acompadrado, mientras pica la vereda con el taco militar”.
El poema suena perfecto, pero allí empieza y termina todo. El personaje es de material plástico, una suma ideal de virtudes y defectos que pueden valer para cualquiera y que siempre orillan en el lugar común. Veamos otra estrofa: “La chamuya de los grilos, de cachimba y empedrado, en la cara luce un feite que hoy es vieja cicatriz, se da dique que hace poco le fajaron la mancada y que culpa de una mina que de puro rechiflada casi ortiva los aprontes que le daba en el bulín”. Los versos siguen gustando porque hay destreza para escribirlos y muy buen oído.
De todos modos, no todo es lunfardo en la poética de Waiss. Hay un poema que Argentino Ledesma interpreta con la orquesta de Héctor Varela y que merece disfrutarse. Se llama “Qué tarde que has venido” y sus versos se apartan de esa línea costumbrista y pintoresca: “Qué tarde que has venido no ves que ya es invierno, que toda la ternura mi vida la quemó. Qué tarde que has venido si en las llamas de mi infierno, dejaste solo llagas en vez de un corazón”. Así da gusto.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Estrenan documental sobre el mítico Juan Carlos Cobián

En la Apertura oficial del 7mo. Festival Nacional de Tango Carlos Di Sarli de Bahía Blanca se estrenará el documental "Cobián" sobre la vida y obra del Pianista, director, compositor y letrista Juan Carlos Cobián, escrito, dirigido, y producido por José Valle y Gabriela Biondo. La cita será el jueves 28 de Septiembre a las 18hs en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera (Zelarrayán 560).
Juan Carlos Cobián, fue un destacado compositor, director de orquesta, pianista y letrista de tango argentino que nació en Pigüé, Provincia de Buenos Aires,el 31 de mayo de 1896.
Fue el autor de “Nostalgias”, “Los mareados”, “La casita de mis viejos”, “Niebla del Riachuelo”, “El motivo” (con letra de Pascual Contursi que grabara Gardel), “Salomé” (considerado junto con “Sans Souci” de Enrique Delfino, los primeros “tangos-romanza”), "Biscuit", "Gitana", "El cantor de Buenos Aires", "Rubí" y una pieza de colección de una belleza elogiada por los más exigentes intérpretes: "Mi refugio", entre otros.
El 10 de diciembre de 1953, dejaba este mundo. Tenía 57 años, pero había conocido la vida como si acabara de cumplir un siglo.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Alberto Vila

Nació en Montevideo el 25 de septiembre de 1903.
 Los cronistas registran que debutó como artista en la Trouppe Ateniense dirigida por Víctor Soliño, Roberto Fontaina y Ramón Collado. Los primeros temas los interpretó en privado para el grupo de iniciados, pero el debut lo hizo en el Teatro Solís de Montevideo el 6 de octubre de 1927. Entonces, el tema que le permitió ganar el afecto del público fue “Siga el corso” de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez.
La sesión musical en Uruguay debe de haber sido buena, porque dos meses después actuó en el Coliseo de Buenos Aires y el público lo aplaudió de pie. El éxito fue tan arrollador que a las pocas semanas grabó cuatro temas para el sello Víctor, un privilegio al que sólo accedían los que entraban por la puerta grande de la fama. En la ocasión, los temas que registró fueron “Ensueño”, de Homero Manzi y Sureda; “Perdónala”, de Soliño, Fontaina y Agnese; “Che papusa oí”, de Enrique Cadícamo y Gerardo Matos Rodríguez, y “Niño bien”, de Soliño, Fontaina y Collazo.
Para esa época, Vila trabajaba en el Banco de Descuentos de Montevideo y los fines de semana se escapaba a Buenos Aires para cumplir con sus compromisos artísticos. Las cosas con el tango deben de haber dado sus frutos, porque a principios de 1929, organizó una gira por Europa, pero desistió del emprendimiento porque lo contrataron por tres meses en Radio Prieto y luego se incorporó a la programación de los teatros Empire y Florida. Fue entonces cuando renunció al empleo en el banco y se lanzó de lleno a su carrera de artista. No le fue mal. En el teatro Empire, entonces ubicado en la esquina de Maipú y Corrientes, compartió el escenario con Josephine Baker, acto que lo consagró como una de las grandes revelaciones de la noche porteña. Ya para esa fecha, había grabado su primer disco como solista. Allí, quedaron registrados la zamba “Golondrinas”, el vals “En un pueblito español” y el fox trot “Príncipe azul”.
El cartel de la noche porteña en aquellos años no era muy diferente al de la noche montevideana. Si se triunfaba en una orilla había muchas probabilidades de triunfar en la otra. Vila no fue la excepción, como lo demuestra el hecho de ser contratado por Radio El Espectador y Radio Sport. Allí intervino acompañado por las guitarras de Baudino, Pando y Pérez. Alberto Vila grabó hasta 1942 más de cien temas (ciento tres, dicen los coleccionistas), algunos realmente memorables. En la actualidad, no es fácil hallarlos en las disquerías, pero con paciencia algo se puede encontrar. Hace unos años, el sello Altaya publicó una colección bastante completa del tango y allí se incluyeron algunos de sus temas, todos acompañados con guitarras.
 Sus mejores creaciones recomendaría “Agua florida”, “Che papusa oí”, “Tengo miedo”, “Garufa”, “Esta noche me emborracho”, “Adiós muchachos”, “Cómo se pianta la vida” y “Sacate el antifaz”, un tema que interpreta como los dioses; se trata de un poema escrito por Alberto Munilla con música de Orlando Romanelli que Vila lo grabó en 1930. Algunos versos del poema merecen recordarse, particularmente su estribillo: “Sacate el antifaz/ Marquesa de Trianón/ quiero mirar tu faz/ y darte el corazón/ debe de ser un sol/ tu rostro angelical/ te ruego por favor/ sacate el antifaz”.
En los años treinta, la fama de Vila se consolidó a través del cine. En poco más de diez años filmó doce películas. Rubio, pintón, simpático y dueño de una sonrisa ganadora, a su talento musical le sumaba condiciones actorales que sin ser excepcionales le permitían brillar con luz propia. En 1936, filmó “Radio Bar” dirigida por Manuel Romero. Lo acompañaban Lidia y Victoria Desmond, Gloria Guzmán, Juan Carlos Thorry y la orquesta dirigida por el maestro Elvino Vardaro.
En 1939, actuó en “Cuatro corazones” y “Retazo”. Y en 1940, participó en lo que para muchos fue su mejor película: “La casa del recuerdo”, dirigida por Luis Saslavsky. Allí, canta un tema a dúo con Libertad Lamarque que los coleccionistas darían su vida por conseguirlo. También en el año cuarenta filmó “Confesión”, inspirada en el poema de Enrique Santos Discépolo. La película producida por Argentina Sono Films la dirigió José Moglia Barth, con guión de Homero Manzi y la música a cargo de la orquesta de Ricardo Malerba.
Allí, hay una escena que merece tenerse en cuenta. Un grupo de señoritas y “niños bien” salen de algún local nocturno. Están vestidos como vestían los millonarios en aquellos años: ellas de largo y ellos de frac y moñito. Están todos alegres, seguramente con unas copas de más. En la puerta del salón hay un coche tirado por un caballo blanco y un viejo cochero en el pescante. Las niñas hacen exclamaciones de alegría como harían hoy en la misma situación si encontraran a esa hora un taxi desocupado. Es en ese momento que entre el grupo de muchachos calaveras se destaca Alberto Vila. Está en su mejor momento. No ha cumplido aún cuarenta años y es la gran estrella del cine porteño. Se acerca al coche y sorpresivamente serio le dice a los amigos. “Éste no es un coche, es una sombra, es un recuerdo”. Todos hacen silencio. Y en ese momento se escucha la música y Vila empieza a cantar “El pescante”, uno de los grandes poemas de Homero Manzi. Hoy, gracias a Internet y Youtube se puede disfrutar de esa escena. Es una joya del tango y Alberto Vila está como nunca.
Después filmó “Mañana me suicido”, “Amor último modelo”, “Camino al infierno” y “Adiós pampa mía’’, acompañado por Alberto Castillo. Los éxitos fílmicos de Buenos Aires no son muy diferentes a los que luego conquistará en Montevideo. En 1938, estrenó en la sala del Ambassador, entonces ubicada en Julio Herrera y Obes, entre 18 de Julio y San José, la película “Soltero soy feliz”. También pertenece al ciclo montevideano, “Los tres mosqueteros”, con Iris Margo, una película que por exigencias del libreto sus principales escenas se filmaron en el parque Capurro de la capital oriental. La consagración definitiva, Vila la logró filmando en La Meca del cine de entonces: Hollywood. Allí, y acompañado nada más y nada menos que de Maureen O’Hara, actuará en “Sucedió en la Argentina”, donde se luce cantando en inglés y castellano.
En la plenitud de su fama y antes de cumplir los cincuenta años, Vila decidió retirarse del mundo del espectáculo. Lo hizo en 1946 y lo hizo para siempre. Ese retiro voluntario explica, tal vez, su “desaparición” de las disquerías.
 Vila murió en Montevideo el 23 de febrero de 1981. Pocos, muy pocos, se enteraron de su muerte. La noticia salió en algunas páginas de tango. No era para sorprenderse: hacía más de tres décadas que estaba fuera de circulación. Vivía en Buenos Aires, pero curiosamente murió en Montevideo, su ciudad natal.

sábado, 2 de septiembre de 2017

ROBERTO "CHOCHO" FLORIO

Nació el 9 de noviembre de 1929 . Su nombre completo era Roberto Ángel Florio, los amigos lo llamaban Chocho. Cuentan que el tio de Roberto,"Don Chicho",un obrero textil,que buscaba mejores horizontes había armado en su casa un telar y buscaba la ayuda de jovenes aprendices que quisieran aprender el oficio, y que además supieran lo necesario para que le enseñaran a su sobrino. Roberto era en ese entonces un pibe de 14 años. Por fin encontró un ayudante que le gustaba. Algunas veces los muchachos se quedaban algunas horas solos, entonces, y pese al ruido de las máquinas, el joven ayudante se ponía a cantar tangos y de inmediato, el chico, mientras aprendía el trabajo, comenzó a cantar con él. Los jovenes se hicieron amigos para toda la vida. El mayor se dedico a ser cantor profesional y se hizo conocido como Jorge Casal y el otro, siguio el mismo camino artistico, y el "Chocho" se convirtio en Roberto Florio. El tiempo los vio crecer artísticamente,cada uno siguió su propio camino. Roberto cumplió veinte años y su familia lo alentó a presentarse a un concurso de cantantes, El certamen estaba organizado por Raúl Outeda y Roberto Casinelli en el club Federal Argentino del barrio de Saavedra. Entre los concursantes estaba Roberto Goyeneche, pero ese concurso lo gano Roberto Florio
Gracias a este premio, tuvo varias propuestas que indicaban que se había hecho notar. Le ofrecieron y aceptó hacerle cambios a Alberto Marino en el Café Los Andes, del barrio de Chacarita.
Cantaba como lo hacia en el barrio, sin conocimientos musicales academicos, siguió consejos y estudió con unos guitarristas,que daban cursos de canto y más tarde con una profesora de música.
Pasó a actuar en La Armonía de Corrientes al 1400 y Lorenzo Barbero que formaba parte la "troupe" lo convencio a unirse como vocalista a su orquesta de la"Argentinidad". Actuaron juntos durante tres años.
En 1951,Roberto Florio grabo para el sello Pampa, "Tomá mate, tomá mate", a dúo conCarlos Del Monte.
En 1952 lo convocaron para grabar dos temas como solista: "Serranita" y "La virgen del perdón".
Tiempo después, cambia de rumbo para colaborar con el conjunto de Oscar Castagnaro. Tiene varias presentaciones y una grabación para el sello TK: "Madre hay una sola" y retorna a Barbero para registrar un chamamé: "El recluta".
Su amigo del alma, Jorge Casal lo presento a Francini-Pontier, y lo contratan y llevan al disco para RCA en 1954: "Los cosos de al lao" y, en 1955, "Por una muñeca", "Cuartito azul", y "Por unos ojos negros". Los músicos se separan y Florio sigue con Armando Pontier, juntos graban "Lágrimas de sangre" y "Quemá esas cartas". El otro vocalista era, un uruguayito poco conocido, Julio Sosa.
Cuando lo convoca el maestro Carlos Di Sarli su repertorio crecio con temas que fueron éxitos entre 1956 y 1958: "Fogón de huella", "Por qué regresas tú", "Buenos Aires", "Derrotado", "Y todavía te quiero", "Cantemos corazón", "Pobre buzón", "Quién sino tú" este último a dúo con Jorge Durán, "Calla", "Soñemos", "Nuestra noche", "Destino de flor", "Cuanta angustia", "Por un te quiero", "Adiós Corazón, y "Serenata mía", a dúo con Jorge Durán,
Florio consiguio el pase a la orquesta de Alfredo De Angelis donde compartia el cartel con el cantor Juan Carlos Godoy. En 1958, grabo seis temas, para el sello Odeón.
Durán y Florio
Posteriormente forma, con su amigo el cantor Jorge Durán orquesta propia dirigida por el excelente pianista Orlando Trípodi, y graban para el sello RCA. En 1959 llega la orden terminar con las grabaciones de Tango desde la casa central en Estados Unidos. El binomio Florio-Duran estaban casi terminando un LP que no se editó. Con el tiempo pudieron rescatar el material y publicarlo parcialmente, entre los temas rescatados estaban"Dame mi libertad", "Yo no quise hacerte mal", "Un amor imposible", "Estrella" y, a dúo con Jorge Durán, "Regresa a mí", "Amor de resero" y "Ojos de canela".
Roberto Florio estaba casado con una hermana del bailarín Eber Lobato y quien consiguio que lo contrataran y llegó a cantar en Norteamérica. En el país del norte dejo grabado en otro viaje un disco simple con dos temas, acompañado por una agrupación que dirigia Héctor Garrido, esta vez convocado por un bailarín tanguero, Juan Carlos Copes.
De vuelta en BuenosAires se incorporó a la orquesta de José "Pepe" Basso donde estaban Jorge Durán y Floreal Ruiz. En 1962 grabo para el sello Music Hall los temas"Mano cruel", "Un amor imposible" y también un gran éxito con su versión de "Por qué la quise tanto". De alli en más continúa como solista presentándose en todos los"boliches tangueros" de Buenos Aires, en la televisión, y en giras por el interior del país. Con José Libertella vuelve al disco en 1967, posteriormente graba acompañado por Carlos García en 1969 y también, con Roberto Pansera.
Roberto Florio vuelve a grabar esta vez para el sello Magenta, un cassette en 1974 con el respaldo del TríoYumba., y dos temas más acompañado por la la orquesta dirigida porDante Smurra: "Estrella" y "Tu angustia y mi dolor". En 1980 hizo su ultima grabación, lo acompaño Armando Lacava, en tema "El último escalón".
Retirado de su oficio de cantor, con su esposa Gladys Lobato, pusieron una zapateria en las cercanias de la estación Primera Junta, que bautizaron"El buscapié",estaba ubicada en la calle Centenera 108 , El slogan publicitario rezaba: "Donde compran los tangueros",
Por problemas de salud, poco a poco fue dejando la actividad. Se tuvo que someter a una intervención quirúrgica y años más tarde, los mismos problemas de salud reaparecieron para terminar ganandole la batalla.
Como autor escribio varios tangos, uno de ellos se lo grabo Roberto Rufino, "Tabaco rubio". Florio y Rufino, competian entre si ya que el "Pibe" afirmaba que "Chocho" lo imitaba, pero la "sangre nunca llego al rio!
Falleció el 5 de octubre de 1993.

martes, 15 de agosto de 2017

Homenaje a Niní Marshall y Francisco Álvarez en el ciclo "Historia y Tango en el cine" de Bahía Blanca.

El Jueves 24 de agosto a las 17 hs el ciclo "Historia y Tango en el cine" presentará "HAY QUE EDUCAR A NINÍ" (95 minutos), con entrada libre y gratuita en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera (Zelarrayán 560). La misma será presentada por el productor cultural José Valle quien hablará sobre los actores Niní Marshall y Francisco Álvarez.

“Hay que educar a Niní” fue dirigida por Luis César Amadori, con guion de René Garzón, Amadori y Tito Davison y se estrenó el 17 de julio de 1940. Protagonizada por Niní Marshall y Francisco Álvarez, completan el reparto Pablo Palitos, Nury Montsé, Héctor Calcaño, Cirilo Etulain, Mirtha y Silvia Legrand, entre otros.
Sin groserías y sin falsos recursos para provocar la risa, Niní Marshall crea una de las mejores comedias que ha dado el cine argentino. La gran estrella no recrea en esta ocasión a ninguno de sus populares personajes, se interpreta a sí misma venciendo su natural timidez.
Es la historia de una joven extra de cine que se hace pasar por la hija de un millonario financista a instancias de un abogado. En lugar de rechazarla, el millonario la adopta a escondidas de su mujer, y la interna en uno de los mejores colegios de señoritas para mejorar su educación. Un grupo de maestras se propone transformar la educación de Niní, tarea que no será fácil
Niní Marshall fue el seudónimo de Marina Esther Traveso,inició su carrera como redactora en la revista Sintonía en la década de 1930 bajo el seudónimo de Mitzy.​ Incursionó como cancionista en una serie de programas radiofónicos hasta que sus dotes para la comedia la llevaron a participar como actriz y formar un dúo cómico con Juan Carlos Thorry. Su popularidad fue en aumento y Manuel Romero la incorporó como actriz protagónica y guionista en la película Mujeres que trabajan (1938). Entre 1939 y 1940, encabezó una trilogía dirigida por Romero que incluyó los filmes Divorcio en Montevideo, Casamiento en Buenos Aires y Luna de miel en Río.
Su observación minuciosa de la sociedad la llevó a crear dos personajes emblemáticos, Catita y Cándida, dos arquetipos de la inmigración europea del siglo XX, con los que intervino en gran parte de sus películas. A comienzos de los años de 1940, encabezó las primeras superproducciones de la historia del cine argentino, Carmen (1943), Madame Sans Gene (1945) —por la que obtuvo el premio a la mejor actriz cómica de la ACCA— y Mosquita muerta (1946), todas dirigidas por Luis César Amadori. Tras el golpe de Estado de 1943, Marshall debió exiliarse en México luego de que las autoridades consideraran el lenguaje utilizado por sus personajes como «una deformación del idioma».3​ La situación se volvió a reiterar en 1950 cuando, en un confuso episodio, Marshall dejó de recibir ofertas de trabajo durante el gobierno de Juan Domingo Perón.
Su retorno al cine luego tras la caída del peronismo tuvo lugar en Catita es una dama (1956), que no tuvo el mismo éxito que sus películas anteriores. Sus siguientes actuaciones fueron en comedias de bajo presupuesto que le ofrecieron un lucimiento limitado y tuvieron una mala recepción. En cambio, sus presentaciones televisivas en los años de 1960 en el ciclo de Nicolás Mancera, Sábados circulares, generaron repercusión en el público.​ En 1973, fue convocada por Lino Patalano para desarrollar un espectáculo de café-concert, Y... se nos fue redepente, que alcanzó más de 1500 presentaciones y le permitió llevar a escena todos sus personajes. A lo largo de su carrera teatral, por su parte, se destacó en Coqueluche, Buenos Aires de seda y percal y La señora Barba Azul. Su éxito como humorista le valió los apodos de «la dama del humor» y «la Chaplin con faldas».​
Marshall se retiró del cine en 1980 después de filmar ¡Qué linda es mi familia! junto a Luis Sandrini, aunque en 1985 publicó sus memorias y continuó trabajando esporádicamente en televisión hasta 1988. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por los homenajes,entre los que destacan haber sido declarada «Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires» en 1989 y merecedora del premio Podestá a la Trayectoria en 1992. Al momento de su muerte en 1996, Marshall era considerada una de las figuras del espectáculo más importantes y reconocidas de la Argentina. En la actualidad, un teatro en Tigre y una calle de Puerto Madero llevan su nombre a modo de reconocimiento
Francisco Álvarez fue un actor de cine y teatro que nació en Buenos Aires, el 26 de julio de 1892 y falleció en Lanús, provincia de Buenos Aires, el 21 de abril de 1960.
Inició su carrera en teatro, circo y espectáculos revisteriles. Se consagró en 1937, cuando ganó el Premio al Mejor Actor por su papel en Lo que le pasó a Reynoso. Protagonizó algunos filmes como Los hijos artificiales y La importancia de ser ladrón. En el cine desde que debutó en La sangre de las guitarras (1937) hasta Patricia mía (1961) que fue estrenada luego de su fallecimiento. Fue señalada sus actuaciones en el filme que dirigió Luis César Amadori en 1940 Hay que educar a Niní en la que actuó con Niní Marshall y su muy festejada personificación de un abogado que para evitar un divorcio encuentra a una sosías de su hija y arma un enredo en Soñar no cuesta nada (1941) del mismo director. Compuso un personaje cómico en El tercer beso, de 1942 también de Amadori. En la década del 50 filmó en Venezuela "Yo quiero una mujer así" (1951) junto con Olga Zubarry, siendo esta película el debut como director de Juan Carlos Thorry, para luego continuar su carrera en películas dirigidas por Enrique Carreras. En el teatro la trayectoria de Francisco Álvarez estuvo en la línea cómico-sentimental en sainetes o comedias asaineteadas. Se incorporó en la década del '30 a la compañía Muiño-Alippi y posteriormente trabajó en muchas obras cómicas en otras compañías, recordándosele por su actuación en 1949 en la obra ¡Adiós...plata mía! de Tito Insausti y Arnaldo Malfatti que protagonizó con gran éxito en el teatro Astral junto a Diana Maggi y Olinda Bozán.​ En 1952 trabajó con Leonor Rinaldi en el Teatro Cómico en la obra Viuda fiera y avivata busca soltero con plata de Germán Ziclis y en 1953 protagonizó con Pepita Muñoz con gran éxito de público en el mismo teatro, la obra del mismo autor Casarse con una viuda, que cosa más peliaguda

lunes, 14 de agosto de 2017

2do.FESTIVAL NACIONAL DE TANGO ITINERANTE “DISCEPOLÍN” EN PUNTA ALTA


El Festival Nacional de Tango Itinerante DISCEPOLIN, dirigido por el productor cultural José Valle, se desarrollará en distintas ciudades de nuestro país y tendrá como misión difundir el tango en todas sus expresiones, como así también difundir la vida y obra del gran ENRIQUE SANTOS DISCEPOLO. 
Los distintos eventos contemplan conferencias, debates, proyección de documentales y películas, presentaciones de libros, milongas, shows, espectáculos educativos de entretenimiento para chicos y reconocimientos a personalidades de la cultura nacional y popular.
La programación de cada edición se nutre de artistas invitados y locales para realzar la esencia y los valores culturales de la ciudad anfitriona. En todos los casos se realizan actividades varias para incluir públicos diferentes.
Gaby
El primer festival se desarrolló del 8 al 10 de enero de 2016 en la ciudad bonaerense de Villa Gesell .
Viernes 18 de agosto a las 18hs en el auditorio de la Cooperativa obrera de calle Brown 128 1er piso .Palabras del director del Festival Jose Valle y de integrantes del circulo Monteagudo
Proyección de la película “El Hincha” de Manuel Romero, con guion del propio Romero, Julio Porter y el conocido autor de tangos Enrique Santos Discépolo, quien es también el protagonista. Fue estrenada el 13 de abril de 1951, en el cine Ocean de Buenos Aires y fue el último trabajo cinematográfico del actor, autor y compositor de tangos.Sabado 19 de agosto a las 19 hs en el auditorio de la Cooperativa obrera de calle Brown 128 1er piso , Charla sobre la vida y obra de Enrique Santos Discepolo a cargo de Olga Gil y 
José Valle, y show musical con la cancionista Gaby "la voz sensual del tango", Juan Carlos Deambrosi y artistas locales.
Habrá exposición de monedas antiguas del coleccionista Juan Cruz Rodríguez, miembro del Centro Numismático Bahiense

José “Pepe” Basso

José Basso fue una pianista para respetar al frente de una orquesta para disfrutar. Por allí pasaron Floreal Ruiz, Francisco Fiorentino, Jorge Durán, Oscar Ferrari y el gran Alfredo Belusi. Uno de sus fueyes fue de Eduardo Rovira; Hugo Baralis estuvo presente con su violín; en el chello contó con la presencia de Leopoldo Marafiotti.
Fue una orquesta notable la que constituyó José “Pepe” Basso en 1947 y que, con las variaciones del caso, mantuvo durante décadas convocando multitudes en los clubes, brindando funciones en los elegantes locales nocturnos de la ciudad, realizando verdaderos conciertos en la radio y, a la llegada de la televisión, conquistando a la platea con el ritmo de su orquesta y ese toque suyo de tocar el piano de pie, una marca tan registrada como la de D’Arienzo haciendo su show saltarín en el escenario o Aníbal Troilo dormitando sus solos de bandoneón a la luz de un faro azul.
Con Troilo, precisamente, Basso rindió las asignaturas necesarias para iniciarse con orquesta propia. Entró a la orquesta de Pichuco por la puerta grande, en reemplazo de una de las celebridades de entonces, Orlando Goñi, el “Pulpo”. Fue en septiembre de 1943, y antes de fin de mes grabó su primer disco. Fue “Farol”, el tema de Homero Expósito.
Cuatro años el piano de Basso estuvo con Troilo, donde quedaron grabadas como testimonio, 88 temas. En 1947, consideró que el derecho de piso estaba pagado y se decidió a dirigir su propia orquesta. Su lugar fue ocupado por Carlos Figari, un buen pianista para reemplazar a otro buen pianista. Troilo en esos temas nunca se equivocaba.
José Basso nació en la ciudad de Pergamino el 30 de enero de 1919. Sus padres lo alentaron para que estudiara Ingeniería, pero al poco tiempo dejó la facultad por el tango. Dicen que le gustaba el fútbol y reunía condiciones para ello. En algún momento -se afirma- jugó en la primera de Boca, pero lo seguro es que dejó la pelota por el piano.
Al piano, en realidad, lo aprendió a tocar de pibe y no había dejado los pantalones cortos cuando ya estaba entreverado en los escenarios. A los diecisiete años integraba la orquesta de Emilio y José de Caro. Poco tiempo después lo vemos en el trío en el que participan también Gallardo y Ayala.
Como los grandes músicos de su tiempo, Basso fue cumpliendo con todos los requisitos exigidos en el exigente ambiente del tango. Uno de ellos, formarse al lado de los mejores. Es así como probó su valía con las orquestas de Francisco Grillo, José Tinelli, Antonio Bonavena y Anselmo Aieta. Para esa época, conoce a Alberto Soifer, el director de la orquesta estable de uno de los míticos programas de tango de la década del cuarenta: “Ronda de ases”. Fue un curso acelerado de calidad musical y relaciones públicas. Por allí pasaban las grandes orquestas de esos años: Carlos Di Sarli, Osvaldo Pugliese, Osvaldo Fresedo, Ricardo Tanturi, Ángel D’Agostino, Edgardo Donato y Juan D’Arienzo. Es en ocasión de esas sesiones de alta calidad tanguera cuando Troilo “le pone el ojo” al piano de Basso.
Cuando funda su orquesta todavía no tenia treinta años, pero ya era todo un maestro. Éstos son los músicos que estuvieron presentes en la noche de gala del Ocean Dancing de Leandro Alem. En la línea de bandoneones estaban Julio Ahumada, Eduardo Rovira, Adolfo Francia y Andrés Natale. Con los violines se destacaban Mauricio Musé, Francisco Oréfice, Francisco Fernández y Domingo Serra. En el violonchelo, Leopoldo Marafiotti y Rafael del Bagno en el contrabajo. Los cantores fueron entonces Ortega del Cerro y Ricardo Ruiz. No estaba mal para plantarse en el universo competitivo y exigente de los años cuarenta.
Con el paso de los años, la orquesta de Basso se transformará en un clásico de la noche tanguera. Las presentaciones de Cacho Fontana contribuirían a ampliar su popularidad. “Basso y sus bassitos”, será la carta de presentación. Sus discos en esos años empiezan a venderse como pan caliente. Sus interpretaciones instrumentales son tan requeridas como sus poemas cantados por los verdaderos astros que desfilaron durante décadas por su orquesta
Horacio Ferrer dirá de la música de Basso: “Su estilo caracterizado por la brillantez sonora, la sucesión de solos encadenados y los pasajes de “tuttis” de piano y orquesta de división rítmica muy peculiar con broches invariablemente ralentados que esquematizaron un tanto sus versiones”.
Por su parte, Luis Adolfo Sierra considera que “José Basso mantuvo siempre una ponderada línea de equilibrio entre las exigencias de las formas esencialmente bailables y los atractivos estéticos de las orquestas modernas con cierta elasticidad en las licencias rítmicas. Se trata de una orquesta con brillantez sonora inconfundible muy propensa a los “rubattos” y a los ralentados, acentuados generalmente a través de vigorosos y llamativos forttísimos.
Basso se dio el lujo no sólo de interpretar temas de Piazzolla, sino de hacerlos bailables sin degradarlos. Es el caso de “Adiós Nonino”, “Contratiempo”, “Prepárense” o “Triunfal”. También se dio le lujo de musicalizar dos poemas de Jorge Luis Borges: “Milonga para Albornoz” y “Milonga para los orientales”.
En la década del cuarenta, y cuando el tango inició un período de declinación, la orquesta de Basso mantuvo intacta su popularidad. En el Café Marzotto de calle Corrientes, en la confitería “Ruca”, en Radio Belgrano, en el Sans Souci y en Ocean Dancing, podía disfrutarse de sus tangos, mientras que no hubo pista de baile en Buenos Aires que no gozara de su música bailable.
A todo esto, Ortega del Cerro fue reemplazado por Francisco Fiorentino y en 1949 graban su primer disco para el sello Rca-Víctor. Fiorentino canta “Mi noche triste” y Ricardo Ruiz interpreta “Sentimiento gaucho”. Completan esta grabación, que no salió a la venta, “Dos que se aman” y “Se han sentado las carretas”. Sí llega al publico la placa en la que Ruiz canta “Claveles blancos” y Fiorentino “El bulín de la calle Ayacucho”.
Los cantores de Basso fueron una cosa seria. A Fiorentino lo reemplazó Jorge Durán y a Ruiz, Oscar Ferrari. Después pasaron por allí el Tata Floreal Ruiz, el Negro Belusi, Roberto Florio, Héctor de Rosas, Carlos Romi, Luis Correa, Juan Carlos Godoy, Aníbal Jaulé, Quique Ojeda, y me pueden quedar algunos ases en el tintero.
En 1967, viajó a Japón contratado por un mes y la aceptación fue tanta que se quedó ocho. Para esos años, un hombre del tango y de la noche podía complacerse con su música y sus cantores en el Viejo Almacén, Caño 14 o El Rincón de los Artistas”. Ya para entones, el tango de Juan Canaro y Osvaldo Sosa Cordero, “Ahí va el dulce”, era su clásica carta de presentación.
Los tangos de Floreal Ruiz merecen nombrase: “Por la vuelta”, “Lo han visto con otra”, “Marionetas”, “El Motivo”, son excelentes, pero mi preferido es “Vieja amiga”. Belusi por su parte grabó con él tangazos como “Lo que vos te merecés” y “Sueño malevo”. El tango de Luis Rubistein, “Venganza”, escrito en 1934, fue un clásico de Oscar Ferrari que recién lo grabó en 1974. Su estribillo aún lo puedo citar de memoria: “No me dejes sola, no te vayas mi alma, dame un beso grande esos que das vos; no te quedes muda ni mirés con rabia, no ves que me muero sin perdón de Dios”. Jorge Durán se destacó con “Martirio”, “Tomo y obligo” o “Cuando me entrés a fallar”.
Basso grabó 221 tangos, 10 valses, quince milongas y una canción, además de 86 temas instrumentales. A sus condiciones de pianista y director, le sumó las de compositor. Pertenecen a su autoría, entre otros “Me están sobrando las penas”, “Rosicler” y, “Mundana”.
El 29 de julio de 1990, en el salón Dorado del Teatro Colón, le rinden los merecidos honores. Sin duda que se los había ganado después de medio siglo de hacer buena música. José Hipólito Basso, murió en Buenos Aires el 14 de agosto de 1993.

domingo, 30 de julio de 2017

Yupanqui y Piazzolla 25 AÑOS en Bahía Blanca

Al cumplirse en este año 25 años de la partida de dos imprescindibles de la historia de la música nacional como lo son Atahualpa Yupanqui y Ástor Piazzolla, el próximo sábado 5 de agosto a las 21,30 hs en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, se presentará el espectáculo "YUPANQUI Y PIAZZOLLA 25 AÑOS" con un elenco de lujo: las destacadas cancionistas Nora Roca y Gaby "la voz sensual del tango", el virtuoso guitarrista Jorge Vignales, la exquisita concertista de piano Susana Persia y el grupo "Volpe Tango Contemporáneo" dirigido por el afamado pianista, compositor y arreglador Víctor Volpe.
Este concierto repasará lo más destacado de la obra de los dos míticos músicos nacionales.
Bajo producción de José Valle, para el prestigioso “Ciclo cultural Bahía Blanca NO Olvida”.
Atahualpa Yupanqui:Nació el 31 de enero de 1908 en el Campo de la Cruz (de la familia Segoburo, sus tíos abuelos vascos). Era una antigua posta rural, equidistante del pueblo de Colón y del pueblo de Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires.
. Fue improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista y músico. Jugó tenis, boxeó y se hizo periodista. A los 19 años de edad, compuso su canción «Camino del indio».​ Conoció Jujuy, los valles calchaquíes y el sur de Bolivia.
La cantante Edith Piaf lo invitó a actuar en París el 7 de julio de 1950. Inmediatamente firmó contrato con Chant du Monde, la compañía de grabación que publicó su primer LP en Europa, Minero soy, que obtuvo el primer premio de mejor disco de la academia Charles Cros, que incluía 350 participantes de todos los continentes en el Concurso Internacional de Folclor. Posteriormente, viajó extensamente por Europa.
N. Roca y V. Volpe
Yupanqui alternaba entre sus casas en Buenos Aires y Cerro Colorado (provincia de Córdoba). Durante 1963 y 1964, realizó una gira por Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. En 1967 realizó una gira por España estableciéndose finalmente en París (Francia). Volvió periódicamente a la Argentina ―en manos de diversas dictaduras―. En 1973, con el regreso de Juan Domingo Perón, apareció en la película Argentinísima II. Pero sus visitas se hicieron menos frecuentes cuando la dictadura cívico-militar (1976-1983) de Jorge Rafael Videla llegó al poder en marzo de 1976.
Con el regreso de la democracia, a mediados de los años ochenta presentó varias obras en el famoso café concert y galería La Capilla, ubicado en Suipacha 842 (Buenos Aires). En 1985 obtuvo el premio Kónex de brillante como mayor figura de la Historia de la música popular argentina.11​ En 1986, el Gobierno de Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió a Argentina para recibir el homenaje de la Universidad Nacional de Tucumán. En 1989 debió internarse en Buenos Aires para superar una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín. Sin embargo, a los pocos días Yupanqui viajó a París para cumplir con un contrato artístico.
El 14 de noviembre de 1990 falleció en Buenos Aires su esposa Paula Nenette Pepín (1908-1990).
En 1992, Yupanqui volvió a Francia para actuar en la ciudad de Nîmes, donde se indispuso y falleció el 23 de mayo de 1992. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y descansan en Cerro Colorado.
Gaby 
Sus composiciones forman parte del repertorio de innumerables artistas, tanto en Argentina como en distintas partes del mundo.
Astor Pantaleón Piazzolla nació en Mar del Plata, Argentina en 1921, vivió gran parte de su niñez con su familia en Nueva York, donde desde muy joven entró en contacto tanto con el jazz como con la música barroca de Bach.
Piazzolla conoció a Carlos Gardel en Manhattan en 1934, al llevarle un presente realizado por su padre. A Gardel le cayó muy bien el joven, y le resultó muy útil para realizar sus compras en la ciudad, ya que el joven conocía muy bien la ciudad, además que dominaba el inglés, idioma que Gardel desconocía totalmente. Al año siguiente el cantor lo invitó a participar en la película que rodaba en esos días, El día que me quieras, como un joven vendedor de diarios.
En 1938 llegó a Buenos Aires, donde, luego de pasar brevemente por varias orquestas, fue incorporado a la del bandoneonista Aníbal Troilo, que se había constituido en 1937 y jugó un papel trascendental en el apogeo del tango en los dos decenios siguientes. Además de bandoneón de fila, Astor fue allí arreglador y ocasional pianista, en apurado reemplazo de Orlando Goñi, tan brillante como incumplidor. Troilo prohijó a Piazzolla.
El ímpetu renovador de Astor comenzó a desplegarse en 1944, cuando abandonó a Troilo para dirigir la orquesta que debía acompañar al cantor Francisco Fiorentino. Aquella fue la extraordinaria conjunción de un vocalista enormemente popular y un músico de talento único.
En 1960 forma la agrupación que definiría su estilo musical definitivamente, que sería la base de agrupaciones posteriores y a la que volvería cada vez que se sentía frustrado por otros proyectos: el Quinteto Nuevo Tango, formado en su primera versión, por Piazzolla en el bandoneón, Jaime Gosis en piano, Simón Bajour en violín, Kicho Díaz en contrabajo y Horacio Malvicino en guitarra eléctrica.
Con esta agrupación daría a conocer Adiós Nonino y todas las composiciones que dieron forma a su estilo y que serían las más recordadas: Las Estaciones (Verano Porteño, Otoño Porteño, Invierno Porteño y Primavera Porteña), La Serie del Ángel (Introducción al ángel, Milonga del ángel, Muerte del ángel y Resurrección del ángel), La Serie del Diablo (Tango diablo, Vayamos al diablo y Romance del diablo), Revirado, Fracanapa, Calambre, Buenos Aires Hora Cero, Decarísimo, Michelangelo ´70 y Fugata, entre otros. Esa última pieza está basada en la obra del compositor alemán Johann Sebastian Bach.
En 1967 empieza su colaboración con el poeta Horacio Ferrer, con quien compuso la operita María de Buenos Aires, que se estrenaría al año siguiente, con la cantante Amelita Baltar. Por otra parte, Piazzolla inicia con Baltar una relación sentimental que durará cinco años.
En 1969, Piazzolla y Ferrer componen la exitosa Balada para un loco, que supondría una popularidad súbita para Piazzolla.
Luego de unos años de recibir premios por sus composiciones y de experimentar con un noneto, en 1972 se presenta por primera vez en el Teatro Colón y comparte escenario con Anibal Trolio y Horacio Salgán. En 1973 graba en Italia Libertango.
El 4 de agosto de 1990, Astor sufrió una trombosis cerebral mientras estaba en París que, lamentablemente, le dejó serias secuelas que no superó. Piazzolla murió en Buenos Aires, el 4 de julio de 1992, a los 71 años.

sábado, 15 de julio de 2017

Hace 117 años nacía Enrique Cadícamo

Ciento diecisiete años atrás llegaba al mundo el hombre que se convirtió en un eximio compositor de letras de tango. Los cantores más importantes de todos los tiempos lo interpretaron.
Cadícamo tenía una sólida formación literaria. Había leído a Verlaine, Baudelaire, Rimbaud y Darío. Conocía la poesía de Lugones, Olivari y Girondo. Leía mucho y bien, y le sobraba talento. Sus versos están incorporados definitivamente al imaginario popular. “Hoy vas a entrar en mi pasado”, no necesita mayores presentaciones. Lo mismo puede decirse de “Vuelvo amargado a la casita de mis viejos”, “Hasta que entonces llegó un argentino y a la francesita la hizo suspirar”, “Un juego de calles se da en diagonal”, “Es la tarde cruel y fría que a mi gris melancolía la trabaja de emoción”, “Pobre mina que entre giles se creyó Mimí Pinsón”, “Más para qué vamos a hablar de cosas viejas si vos has perdido muñeca el corazón”, “Ninguna escena ningún llanto, simplemente fue un adiós inteligente entre los dos”.
Cadicamo incorpora las preguntas sin respuestas o sin respuestas aparentes: “¿Dónde estarán Traverso, el Cordobés y el Noy, el Pardo Augusto, Flores y el Morocho Aldao?” o “¿Dónde andarás Puente Alsina, dónde andarás Balmaceda...?” o “¿Qué habrá sido de esa barra...”? Y, tal vez, uno de los poemas bajo signo de interrogación más lindo de su obra. Me refiero a una estrofa de “La novia ausente” : “¿Qué duendes lograron lo que ya no existe? ¿Qué mano huesuda fue hilando mis manos?”. Y ese final de conmovedora belleza: “¿Y qué mano altiva me ha hecho tan triste, triste como el eco de las catedrales?”.
Según sus propias declaraciones, Cadícamo no se tomaba muy en serio su labor de poeta. Decía que muchos tangos los había escrito en un rato y que si se hubiera demorado más los habría arruinado. Con todo respeto, no le creo. Es verdad que la poesía popular tiene sus reglas y sus exigencias que a veces conspiran contra la creación poética, pero en Cadícamo hay poesía. O hay como decía el famoso jingle publicitario del “Glostora tango club” : “Gotitas, muy poquititas gotitas de Glostora para un peinado brilllante todo el día”. Esa gotitas de poesía alcanzaban y sobraban para improvisar tangos perdurables.
“Garúa por ejemplo tiene un verso notable. “Corazón vencido con tristeza de tapera”. Cualquier improvisado no escribe “Nieblas del Riachuelo “, “Nostalgias” “ Rubí”, “Rondando tu esquina”, “La luz de un fósforo”. Algo parecido puede decirse, por supuesto, de “Los mareados” y ese gran tango, que Charlo estrenó con su habitual inspiración, que se llama “Ave de paso”
Los tangos picarescos, burlones también son importantes como muy bien lo sabía la Negra Bozán: “Che Bartolo”, “El que atrasó el reloj” o “Dos en uno”. “Al mundo le falta un tornillo”, compite con “Cambalache”. Capítulo aparte merecen aquellas composiciones que aluden a la noche, al cabaret y a las prostitutas, un ambiente en donde Cadícamo siempre se sintió cómodo. Me refiero a “Muñeca brava”, “ Che papusa oí”, “Callejera”, “Santa Milonguita”, “Pompas de jabón”. O “Palais de Glace” interpretado por Ángel Vargas como sólo él sabía hacerlo. En la misma línea, el “Ruiseñor de las calles porteñas” incluye “Tres esquinas”, “A pan y agua”, “A quién le puede importar” o “El aristócrata”, conocido antes de la censura como “Shusetha”.
Julio Sosa se lució con “Madame Ivonne” y “Che papusa oí”. Y con ese otro tango que relata una historia perfecta entre hombres: “Pa mi es igual”. Goyeneche interpretó para la historia de todos los tiempos “Los mareados “, y “Garúa”, por mencionar sólo a los que más me gustan. Edmundo Rivero incluyó a “Muñeca brava”, Héctor Pacheco a “Nostalgias”, “Rondando tu esquina” y “La casita de mis viejos”. Alberto Marino a “Tres amigos”, Rubén Juárez a “Cuando tallan los recuerdos”. Por su parte, Floreal Ruiz cantó “Por la vuelta” y Francisco Fiorentino “Pa que bailen los muchachos” .
Cadícamo vivió casi un siglo y estuvo lúcido hasta el final. Recibió todos los honores en vida pero, como se dice en estos casos, nunca se los creyó. No era simpático ni complaciente. Era un duro salido de alguna letra de tango o de alguna novela de Raymond Chandler. Hablaba poco y se reía menos. Sus anécdotas de un Buenos Aires que se fue recorrida por hombres y mujeres que ya no estaban eran sabrosas y ocurrentes. Como Bustor Keaton se divertía él y divertía los oyentes sin reírse. Estaba convencido de la muerte del tango, por lo menos de los poemas tangueros. Consideraba que ellos respondían a un irrepetible clima de época. “El tango ya se quedó -decía-. es imposible hablar de un tango que venga”. No estaba del todo equivocado, pero me hubiera gustado discutírselo.