martes, 14 de mayo de 2019

Alfredo Gobbi "el violín romántico del tango"


Aunque también eximio pianista, Alfredo Gobbi (14-05-1912/21-05-1965) dejó su marca como "el violín romántico del tango", a través de una trayectoria que lo ubicó entre los más distinguidos hacedores del género, ya integrando en sus inicios diversas agrupaciones, ya encabezando conjunto propio en presentaciones radiofónicas, escenarios de la noche porteña o incursión en sellos grabadores.

 Dueño de un estilo propio, decididamente consustanciado con muy sutiles y delicados matices --nada más acertado que el apodo de romántico para su instrumento-- Gobbi fue arreglador, director e intérprete en sus conjuntos, amén de dejar marcada influencia en los que le tocó integrar junto a su amigo Orlando Goñi, con Roberto Firpo, Juan Maglio o cuando llegó a la recordada orquesta de Vardaro-Pugliese, acoplándose en igual nivel de protagonismo con los bandoneones de Ciriaco Ortiz y Aníbal Troilo.
Nacido en París, mientras sus padres eran destacadas figuras de varieté, su niñez transcurrió en la barriada de Villa Ortuzar, donde inició sus estudios musicales.
El gran respaldo a sus atributos le llegó pisando los treinta años, al debutar con su conjunto en la distinguida boite "Sans Souci", para poco después ver abiertas las puertas de Radio El Mundo y de la Víctor, para la que grabó más de setenta composiciones.
En 1942, formó su primera gran orquesta. Debutó en el cabaret Sans Souci. Integrantes: Alfredo Gobbi, Bernardo Germino, Antonio Blanco (violines), Deolindo Cazaux, Edelmiro D'Amario, Mario Demarco y Tito Rodríguez (bandoneones), Olivero Pro (piano), Juan José Fantín (contrabajo) y Pablo Lozano y Walter Cabral (vocalistas).
De 1947 a 1958, llegó al disco para el sello Victor y sus últimas grabaciones fueron para el sello Orfeo (1958). Con diversos cambios, los músicos más destacados que integraron su orquesta fueron: Eduardo Salgado, Ariol Gessaghi, Hugo Baralis, Miguel Silvestri, Osvaldo Monterde (violines); Mario Demarco, Luis Maggiolo, Osvaldo Piro, Emilio Nurié, Alberto Garralda, Eduardo Rovira (bandoneones); Normando Lazara, César Zagnoli, Ernesto Romero, Lalo Benítez, Osvaldo Tarantino (pianos); Osvaldo Monteleone, Alcides Rossi, Ramón Dos Santos, José Díaz, Fernando Romano (contrabajos). Los vocalistas: Carlos Heredia, Hugo Soler, Héctor Maciel, Ángel Díaz, Héctor Coral, Jorge Maciel, Carlos Almada, Tito Landó, Alfredo Del Río, Mario Beltrán y Carlos Yanel. Al igual que en los casos de Osvaldo Fresedo o Aníbal Troilo --por buscar comparaciones de parecido esmero musical--, su perfil instrumental se tornó inconfundible, a la par que su nombre ganaba respeto y admiración pero, por sobre todo, enorme cariño de parte de muchos de sus colegas.
Troilo le dedicó uno de sus más destacados temas instrumentales, Milonguero triste; Eduardo Rovira (otro grande del tango) le dedicó El engobbiado y Astor Piazzolla, una no muy difundida creación titulada Retrato de Alfredo Gobbi.
No fue menos importante su condición de compositor, un rasgo que comenzó a distiguirlo desde temprana edad con Perro fiel, Muguette, Desvelos, De punta y hacha y Cavilando. Ya en el esplendor de su quehacer, agregaría títulos como Orlando Goñi, El andariego y Camandulaje. Ciertamente, todas creaciones de muy singular belleza, aunque --justo es reclamarlo-- tienen por estos tiempos tan escasa difusión, que corren el riesgo de caer en el olvido.
Corta vida la de Alfredo Gobbi, ya que partió apenas cumplidos sus 53 años. Y con él, una enorme porción del tango romántico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario