Alguna vez, le ofrecieron un papel en Gasoleros , una de las tiras de Pol-ka. Olga Zubarry llegó a la oficina de Adrián Suar para escucharlo. En alguna entrevista, recordó aquel diálogo.
“Quiero que hagas la temporada ‘99 del programa”, le propuso el productor.
“Te lo agradezco mucho, pero no hago tiras diarias. Son la cárcel”, contestó ella.
“Tenés toda la razón del mundo”, dijo el “Chueco”, resignado.
La escena de mesura y de tranquilidad pinta una parte de la personalidad y de la carrera de Olga Zubarry, la actriz que murió ayer a los 82 años, después de pasar los últimos meses postrada por una larga enfermedad.
“La Vasca”, como le decían sus amigos, nació el 31 de octubre de 1930 en Parque Patricios. Esta fanática de Huracán comenzó a actuar desde muy joven e hizo 63 películas en seis décadas de trabajo, además de una carrera en el teatro y participaciones en la televisión.
Como pasa en muchos casos, los inicios fueron de pura casualidad. “Yo nunca había pensado en la actuación. Tenía vocación de médica: quería ser obstetra. Pero Juan Carlos Thorry, esposo de mi hermana, me convenció para participar en cine”, contó alguna vez. Corría la década del ‘40.
Los primeros palotes fueron como extra hasta que en 1946 llegó El ángel desnudo , de Carlos Hugo Christensen. La película contaba la historia de un hombre acorralado por las deudas, que manda a su hija a pedirle dinero a un escultor. El artista acepta prestarle algo, pero pone una condición: ver desnuda a la nena.
En el momento del rodaje, Zu-barry tenía 16 años y era una bellísima adolescente. Filmó una escena de espaldas a la cámara, en la que sólo se le veía la cara de perfil. Fue considerado el primer desnudo del cine argentino y un éxito inmediato. “En realidad, no fue un desnudo. Tenía una malla color piel”, contó, muchos años después.
A partir de entonces no dejó de trabajar. En los ‘60, hizo Hijo de hombre , con dirección de Lucas Demare y sobre un texto de Augusto Roa Bastos. “Fue uno de los trabajos más queridos”, dijo el año pasado, cuando se cumplieron 50 años del estreno y la película se exhibió en el festival Pantalla Pinamar. También filmó Los guerrilleros,Abuso de confianza , Concierto para una lágrima y Marianela , entre muchas otras.
En 1997, filmó su última película, Plaza de Almas , de Fernando Díaz, cuando el llamado Nuevo Cine Argentino comenzaba a dar sus primeros pasos. Por ese papel ganó un premio Cóndor de Plata y se retiró de la actividad. La decisión no tuvo vuelta atrás. En algún momento, Pablo Trapero le ofreció un papel que ella consideró “muy interesante”. “Pero ya había tomado la decisión”, manifestó.
En televisión también desarrolló una carrera con grandes momentos, como los unitariosNosotros y los miedos , Situación límite , Alta comedia , Atreverse y De fulanas y menganas . Además, hizo teatro y radioteatro, como el memorable Radio Cine Lux. “Eran funciones de gala, en director y con público”, recordó.
En las últimas décadas, le dedicó buena parte de su energía a las tareas solidarias. Fue madrina y trabajadora incansable de MAMA (Mis Alumnos Más Amigos), una ONG con sede en Villa Ballester que trabaja con chicos de la calle. Allí viven, se capacitan, estudian, trabajan y buscan una salida laboral. “Es una labor a la que le brindo mi amor y entusiasmo”, decía siempre que le preguntaban sobre su tarea solidaria.
Se casó con Juan Carlos Garate, productor cinematográfico y director de Argentina Sono Film, que murió en 2007. Con él tuvo dos hijas. Los últimos años de su vida los pasó ayudando a los otros en la ONG y recibiendo visitas en su casa, plagada de fotografías y de libros. Decía que las películas que pasaban en el cable le ayudaban a recordar su carrera. “Hay que saber retirarse a tiempo -le decía a Clarín en 2009- y disfrutar. Invito a mis amigos a tomar el té a casa, escucho mucha radio, recibo a mi hija Valeria, salgo cada tanto y recuerdo mucho. Yo me llevo muy bien con el pasado”.
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