lunes, 24 de febrero de 2014

Eladia Blazquez

Hija de una humilde familia de inmigrantes españoles Eladia nació 24 de Febrero de 1931 en Avellaneda,
Buenos Aires. En 1970 grabó su primer disco de tango, irrumpiendo en el machismo tanguero cuando este género se encontraba en plena crisis. Además de cantante, compositora, y autora se consagró como pianista y guitarrista. Escribió dos libros: Mi ciudad y mi gente y Buenos Aires cotidiana, también varias letras para los folkloristas Ramona Galarza y Los Fronterizos"

Fue nombrada Hija dilecta de la ciudad de Avellaneda en 1988 y Ciudadana Ilustre de Buenos Aires en 1992. La apodaban la “Discépolo con falda, debido a su gran talento para escribir. Sin embargo, durante su carrera y aún en la actualidad sigue siendo muy criticada por los "puristas" tangueros, quienes la acusan de ser irregular respecto a la calidad de sus piezas musicales. Compuso temas de variados estilos, que contaron siempre con intérpretes de primer nivel. Primero fue la canción española, luego la melódica y sudamericana; más tarde, el folklore y finalmente la atraparon el tango y la balada.

Entre sus canciones más populares encontramos: El corazón al sur, Sueño de barrilete, Mi ciudad y mi gente, Honrar la vida, Que vengan los bomberos, Bien nosotros, A un semejante, Con las alas del alma, Si Buenos Aires no fuera así, Somos como somos, Sin piel, Prohibido prohibir, Si somos gente y Convencernos.

Murió el 31 de agosto de 2005, en la clínica Bazterrica ubicada en la ciudad de Buenos Aires

EN PALABRAS DE ELLA:

Nací artista. A los ochos años, ya era profesional. Cantaba, tocaba la guitarra y el piano de oído. Al poco tiempo comencé a componer, sin darle todavía demasiada importancia.

Llegando a mi juventud, se perfiló la creación de una manera más contundente.
Grabé en diferentes épocas y en diferentes géneros, pero no tanto, considerando que tengo alrededor de 300 temas propios. Pero sí, he contado con una gama diversa de intérpretes de primera línea.

Como compuse canciones de muchos estilos, los intérpretes también lo fueron. Primero la canción española, luego fue la melódica y sudamericana; más tarde el folklore y finalmente el tango y la balada. Muchas veces me preguntaron, cómo se produce el hecho de la creación, en mi caso, o si tengo alguna fórmula para componer. No!. En absoluto. La creación es un estado mágico, una fuga de la realidad. Hay momentos en que la inspiración puede darse sin buscarla, pero no es lo más frecuente; lo común es sentarse a trabajar para obtener mejores resultados. Solo en dos oportunidades recuerdo que los temas brotaron como si me los dictaran, uno fue mi blues “Humo y alcohol” y el otro el tango “Sin piel”.

En una carrera larga como la mía, es normal que haya conocido a muchas figuras, desde los comienzos. Cuando era niña no podía medir lo que ellos iban a llegar a ser, ni siquiera yo misma soñaba con llegar al 2000 actuando. Recuerdo el viejo patio de la casona donde funcionaba Radio Argentina, mis escapadas a la sala de ensayo para buscar melodías en el piano con mis dedos pequeños y recuerdo a un guapísimo jóven que me alzaba a cococho, porque le hacía gracia que siendo tan niña mostrara tanta vocación por la música; era Hugo del Carril.

Pero seguirá quedando en el misterio, mi vuelco al tango, siendo hija de inmigrantes, criada en las costumbres españolas, y nacida en el barrio sur de Avellaneda. Tal vez sea por todo ello. Nunca fui artista de grandes “booms”, ni de éxito fácil. Más bien todo lo contrario. Mi carrera se amasó en el esfuerzo. Pero me di cuenta que en el tiempo, es una condición para perdurar.

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