viernes, 14 de junio de 2024

Cuando Sinatra conoció a Gardel

“No puedo cantar lo que no siento”, le dice un maduro Carlos Gardel a un jovencito Francis Albert Sinatra en la soledad de un camarín de Nueva York. Es una confesión, casi un pedido de auxilio, pero también es un consejo para animar a ese muchacho un poco cargoso pero inevitablemente seductor. 
Y es el motor de Cuando Frank conoció a Carlitos, la obra escrita por Raúl López Rossi y Gustavo Manuel González.
Oscar Lajad (Gardel) y Alan Madanes (Sinatra) dan vida a los mitos y los caminos que transitaron dicen mucho de sus personajes. Porque si Lajad lleva más de 20 años haciendo de Gardel -en rigor, de varios de los gardeles posibles-, Madanes se estrena como un Sinatra antes de la fama, del que poco se conoce y donde todo es imaginable. Y en esas fortalezas -el pisar sobre seguro, la aventura a lo desconocido, el encuentro de esos mundos- reside uno de los encantos de la obra.
Es un vehículo ideal para que los dos cantantes más grandes de América de todos los tiempos (hayan coincidido realmente alguna vez o no, en un mismo tiempo y espacio) recorran temas en común, como el amor, la amistad, el barrio y el juego, y para que interpreten juntos los mejores tangos del repertorio gardeliano (”Nostalgias”, “Rubias de New York”, “La cumparsita”, “Cuesta abajo” y “El día que me quieras”, entre varios), tanto en español como en inglés (toda una rareza, por cierto, y también un gran acierto con vistas a la proyección mundial de la ficción).

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