MARIO GROSSI
Mario Grossi nació en el mitico barrio de Floresta un 28 de octubre de 1933.
Un violín, el de Mario Grossi, mentor del cuarteto "Sur Tango" y La Orquesta de Tango de Bahía Blanca, crea un clima de nostalgias cadeneras, que se explican también en las voces del bandoneón –identificado con un gordo triste-, del piano, el contrabajo y las voces de cantantes que expresan el tango, la milonga, el vals y el candombe como han sido y son, substanciales, afectivos, evocadores y sentimentales, enriquecidos en parte con arreglos de Lucio Passarelli y Oscar Grossi.
Este fanatico del club Velez Sarfield, realizó sus estudios musicales con los maestros Manuel Sitjar, Carlos María Ramos Mejía y Fernando Favero. Actuó en diversos conjuntos de cámara y con las orquestas de tango de Héctor Varela, Miguel Caló y Osvaldo Piro, entre otros.
Formó parte de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, Chaco y Corrientes. Donde también se desempeñó como docente en el Conservatorio de Música.
En 1981 se radicó en Bahía Blanca y desde entonces es intergante de la Orquesta Sinfónica Provincial de dicha ciudad. En septiembre de 1992 dirigió un concierto de música de Astor Piazzolla en la Sala Auditorium de la Universidad Nacional del Sur, que se repitió en el Teatro Municipal de nuestra ciudad.
Organizó y dirigió el espectáculo "Tributo a Pichuco", que tuvo lugar en 1996 en el Teatro Municipal de Bahía Blanca y en la Base Naval Puerto Belgrano.
Dirigió como invitado la Orquesta Sinfónica Provincial de Bahía Blanca en distintos conciertos que contaron con la participación, entre otros, de Néstor Marconi, José Colángelo, Fernando Suárez Paz y Jorge Dragone.
Temas clásicos, de todos los tiempos y asimismo de los años del 1930 del embalurde componen su repertorio, que no tienen nada de inextricable para el corazón de nuestras gentes, protagonistas de leyendas e historias de barrio, ciudad, instituciones sociales de abolengo suburbano, de esquina y café, igualmente ámbito de milonga payadora.
Parcelas de vida argentina, con personalidad cancionera o instrumental; voces y figuras de santuarios y bailongos de arrabal y centro, con el signo de pasiones ostensibles.
A más, el tema Villa Mitre, donde igualmente se evoca un corazón mirando al sur, desde la Bahía Blanca, en cuyo escenario tuvieron presencia guapos, canciones porteñas y candombe negro, como sacar chispa a rolete, en una tierra querida, bien criolla y bien argentina, porteña o de aquí, en el otro sur del gotán.
En circunstancias críticas para los emprendimientos culturales que involucren gran cantidad de personas y muchas horas de trabajo por un escaso rédito económico, el Maestro Mario Grossi asumió el propósito y la responsabilidad de una Orquesta de doce componentes de reconocido valimiento, con las aristas propias de una ciudad, Bahía Blanca, cuya evolución cultural, artística, literaria y musical, es ostensible y se halla en alto nivel.
Con el cuarteto” SURTANGO” conformado por el pianista Desmar Roza, el bandoneón de Juan Micik,el contrabajo de Hugo Francisquelo y Grossi en el violin logro a mi criterio su mejor trabajo discográfico “El Corazon al Sur” con los cantantes Susana Matilla y Pablo Gibelli.
Mario Grossi, violinista de óptima trayectoria, asumió la dirección, tal como ya lo hizo de manera óptimamente probada en un extenso itinerario profesional, y pone de manifiesta su rigurosa formación, su motivación raigal inmanente, así como su respeto al público que ama el tango y tiene la pasión de un resultado histórico y cultural que exterioriza tradición- y a la vez innovación- querencias, ternuras y sentimientos que armonizan con un pasado que siempre vuelve, inmarcesiblemente remozado con el espíritu renovador del artista.
La Orquesta de Tango de Bahía Blanca abriga el propósito de volver, siempre, al escenario, como Pichuco al barrio, perdurablemente, como en el poema memorable. Así, es parte de una vida tanguista común, abrazada a los amigos del gotán, que sienten lo que la música expresa de modo auténtico y hondos sentimientos y creen devotamente en el arte popular que posiblemente sea de manera no ostensible, en el caso del tango, en la opinión de Arturo Toscanini, la “música popular más profunda del mundo”.
Discépolo había dicho: “Al tango no le gusta la cárcel” y se refería a las celdillas rígidas del tecnicismo musical y de las estructuras y la literatura de gabinete. El tango deja abierta esta posibilidad. El Maestro Mario Grossi la actúa como es el tango en su grandeza y autenticidad.
¡Que hable el corazón! ¡Que vibre el sentimiento al compás de la Orquesta! ¡Que se engarce en el espíritu de cada uno lo que es fruto de una historia y una leyenda! ¡Levantemos la vista, que alto, muy alto, hay una estrella que tintinea tango y que impronta sus vibraciones en el instante que viene para quedarse aquí, sin importar si es realidad o es sueño!.
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