En Sesión Ordinaria celebrada el día 28
de mayo, la Junta Departamental de Montevideo realizó un homenaje al maestro
DONATO RACCIATTI. La evocación estuvo a cargo del edil Dari Mendiondo.
Transcribimos parte de su discurso
Hablar de Donato Racciatti es para mí
un inmenso honor por lo significativa que ha sido su música para el arte
popular, para la historia de la música popular uruguaya. La iniciativa de
pronunciar estas palabras tiene como origen una entrevista con su hija, Rita
Racciatti, que está aquí presente, como también está el nieto de Donato
Racciatti. Por supuesto, también está este gran amigo que es Octavio Racciatti,
abogado ‑muy conocido aquí en la Junta Departamental de Montevideo‑, con quien
hemos transitado caminos juntos, particularmente en la Coordinadora M del
Frente Amplio; luego se incorporó a la Junta Departamental de Montevideo. Era
un amigo entrañable del General Líber Seregni.
Esta familia siente hoy nostalgia por este hombre que en el Río de la Plata y también en el Brasil fue un gran comunicador de la música popular uruguaya.
Yo, en particular, tengo imágenes de un gran cantor amigo nuestro, y diría amigo de los obreros de Radio Mayo. Por ahí anda Uruguay Troncoso, Secretario de Comisión, que trabajó en Radio Mayo. Él también recordará que Carlitos Roldán paraba en Tristán Narvaja y Paysandú, en el boliche de don Lorenzo, “La Cumparsita”. También aquí tenemos al Edil Calandra, al librero, que conoce las historias y las tradiciones de lo que fue esa esquina en aquella época; estoy hablando de la década de ’50. Carlitos Roldán nos ilustraba con sus canciones cuando los obreros de Radio Mayo disfrutábamos de la media hora de descanso; ahí siempre estaba presente la vigencia de Donato Racciatti y de otro gran uruguayo que fue Francisco Canaro.
Donato Racciatti nació en Italia, en una zona que se ha caracterizado por los terremotos, como es la de Los Abruzos, cerca del Mar Adriático; nació en Guilmi, en la provincia de Chieti. Viene al país con cinco meses de edad junto con su padre, don Mauro, su madre, Rita, y sus hermanos.
Desembarcaron en el Puerto de Montevideo; de allí se trasladaron a las inmediaciones de la calle Millán y Cané, donde estaba la escuela Bélgica, a la que pocos años más tarde Donato ingresaría como alumno. Se dice que podría ser el barrio Aires Puros, pero yo creo que la zona donde se crió y pasó su niñez y su adolescencia el maestro Donato Racciatti puede ser Paso de las Duranas.
Entonces, quiero relatar algo sobre Racciatti que fue escrito por el gran amigo Roberto Bianco, ese gran intelectual del pueblo uruguayo, reconocido aquí y en Argentina. Dice así: “Cursaba el segundo o tercer año escolar cuando lo sorprende por primera vez el embrujo del Tango. Volviendo de la Escuela” ‑Bélgica‑ “‑como lo hacía tarde a tarde‑ se entreparaba en la puerta de un café de la zona, donde en la radio siempre estaba sonando un Tango. Una de las veces quedó impactado al escuchar la voz de Mercedes Simone cantar su tango ‘Cantando’, de ahí en más sintió que esa música le llegaba a lo más profundo del alma, hasta tal punto que, en su proyección, incorporó para sí mismo esa música, adaptándola como el más positivo medio de comunicarse con el mundo (con música y letra de Tango).
“Como todo botija de barrio, tuvo una niñez humilde y feliz, y los primeros juegos compartidos con sus vecinitos de la cuadra fueron: el trompo, las figuritas, la pelota de trapo, el balero y las bolitas. Ya más crecidito se entreveraba en los partidos de barrio contra barrio, en los que lo ponían siempre de golero, porque era el más chico del grupo. Terminado su ciclo escolar, ingresa en la Escuela Industrial como aprendiz en Herrería Artística. Después, ya más mocito, vendría el encuentro diario con los muchachos de la barra de la esquina, los primeros ‘dragoneos’ con las chiquilinas del barrio, la concurrencia (en barra) a las fiestas familiares y los sábados de noche el paseo al Centro con los amigos.
“Cuando cumplió 17 años recibió como regalo de su padre un bandoneón marca Doble A, que muchos años más tarde le fuera sustraído del baúl de su auto y nunca volviera a recuperar”. Como se ve, los chorros no son sólo un problema de ahora.
“Sepa Dios con cuánto sacrificio le habría comprado el viejo Mauro” ‑Racciatti‑ “tan preciado instrumento, con el que desarrolló más de la mitad de su trayectoria artística. Suponemos, sin lugar a dudas, que ese fue un momento fundamental en la historia del maestro; aquella sencilla e inolvidable ceremonia de la entrega del bandoneón, que habrá sucedido en el comedor diario o en el medio del patio con parral, donde le habrán hecho guardia de honor un concierto de gorriones, y Donato, acariciando por primera vez su bandoneón, le habrá arrancado un Sol más brillante todavía que el que les regalaba el cielo.
“De ahí en más su vida se consagra al estudio de la música: solfeo, composición y armonía. Cuando ya arrancaba las primeras notas de su fuelle, no faltaron los mangueros invitándolo a que tocara gratis en fiestas familiares, bautismos, casamientos, también festivales artísticos, quermeses y espectáculos a beneficio de su querida primera Escuela Bélgica.
“Después vendrían las actuaciones ‘a beneficio’ semiprofesionales, esas que los seudorrepresentantes de artistas llaman ‘para mostrarse’. Y …así, poco a poco, se fue vinculando con músicos del ambiente, con quienes comenzó tocando en tríos o cuartetos que se formaban en boliches del Centro para animar los bailes de los modestos Clubes Sociales y Deportivos de los barrios.
“En 1938, Racciatti ingresa a la Típica ‘Los brujos’, después ‘Los zorros grises’, más tarde entraría a tallar entre los grandes de nuestra música típica cuando se incorpora a la fila de bandoneones de la Orquesta de Laurenz-Casella y paralelamente trabaja como funcionario de los Casinos Municipales.
“En 1946, Luis Alberto Fleitas lo invita a formar una orquesta en la cual Donato sería el director y Fleitas, el cantor. Arrancaron a lo grande, animando los bailes de Carnaval del Hotel Nogaró de Punta del Este” ‑en aquel entonces era un privilegiado y aristocrático hotel de Punta del Este‑; “luego salen en gira por Brasil, actuando en cabarets importantes de Río, San Pablo y otras ciudades. Esta fusión artística Racciatti-Fleitas duró casi dos años, porque a la vuelta de la gira Racciatti decide formar su propio conjunto y Fleitas vuelve a Brasil, actuando como solista en distintos Night Clubs”.
Luego habría que mencionar los años que estuvo en la Argentina y triunfó, al igual que Francisco Canaro, Julio Sosa y tantos otros uruguayos que en la Argentina encontraron un campo para desarrollar sus cualidades de cantantes o de músicos, y, en el caso de Víctor Hugo Morales, de locutor radial deportivo.
La época de oro de don Donato Racciatti fue cuando tenía como cantantes a Nina Miranda y Olga Delgrossi.
Podemos decir que esta iniciativa de hablar sobre Donato Racciatti es el comienzo del esfuerzo de esta Junta Departamental para que esta personalidad tan trascendente de la música popular figure en el nomenclátor montevideano, sobre todo cuando, en octubre, se cumplan diez años de su fallecimiento y legalmente podamos hacer los trámites correspondientes para que una calle de la ciudad de Montevideo lleve el nombre de ese insigne bandoneonista, director de orquesta, padre de familia, uruguayo de ley.
Para finalizar, señor Presidente, quiero expresar lo difícil que es tocar el bandoneón. La música y los instrumentos musicales lejos están de ser mi fuerte ‑si se tratara de algún motor o de alguna máquina de ferrocarril, me defendería‑, pero se dice, se cuenta, se escribe que el bandoneón es un órgano chiquito. El órgano es el instrumento por excelencia con el cual las grandes iglesias en Europa convocaban a los feligreses, a los fieles, a que a través de la música encontraran el camino celestial, el camino de la mística, de lo espiritual, en el cual la gente se contemplara a sí misma y buscara paz y felicidad en la Tierra. Pero en Alemania tenían el problema de las grandes procesiones hacia las vírgenes, hacia los santos, hacia los idolatrados, y no había música que acompañase esas manifestaciones espirituales. Entonces hubo que inventar un instrumento musical que cumpliese con las mismas funciones que el órgano; ese fue el bandoneón. De ahí lo tremendamente difícil que es sacarle sonidos y melodías. Eso lo logró, desde niño, don Donato Racciatti».
Esta familia siente hoy nostalgia por este hombre que en el Río de la Plata y también en el Brasil fue un gran comunicador de la música popular uruguaya.
Yo, en particular, tengo imágenes de un gran cantor amigo nuestro, y diría amigo de los obreros de Radio Mayo. Por ahí anda Uruguay Troncoso, Secretario de Comisión, que trabajó en Radio Mayo. Él también recordará que Carlitos Roldán paraba en Tristán Narvaja y Paysandú, en el boliche de don Lorenzo, “La Cumparsita”. También aquí tenemos al Edil Calandra, al librero, que conoce las historias y las tradiciones de lo que fue esa esquina en aquella época; estoy hablando de la década de ’50. Carlitos Roldán nos ilustraba con sus canciones cuando los obreros de Radio Mayo disfrutábamos de la media hora de descanso; ahí siempre estaba presente la vigencia de Donato Racciatti y de otro gran uruguayo que fue Francisco Canaro.
Donato Racciatti nació en Italia, en una zona que se ha caracterizado por los terremotos, como es la de Los Abruzos, cerca del Mar Adriático; nació en Guilmi, en la provincia de Chieti. Viene al país con cinco meses de edad junto con su padre, don Mauro, su madre, Rita, y sus hermanos.
Desembarcaron en el Puerto de Montevideo; de allí se trasladaron a las inmediaciones de la calle Millán y Cané, donde estaba la escuela Bélgica, a la que pocos años más tarde Donato ingresaría como alumno. Se dice que podría ser el barrio Aires Puros, pero yo creo que la zona donde se crió y pasó su niñez y su adolescencia el maestro Donato Racciatti puede ser Paso de las Duranas.
Entonces, quiero relatar algo sobre Racciatti que fue escrito por el gran amigo Roberto Bianco, ese gran intelectual del pueblo uruguayo, reconocido aquí y en Argentina. Dice así: “Cursaba el segundo o tercer año escolar cuando lo sorprende por primera vez el embrujo del Tango. Volviendo de la Escuela” ‑Bélgica‑ “‑como lo hacía tarde a tarde‑ se entreparaba en la puerta de un café de la zona, donde en la radio siempre estaba sonando un Tango. Una de las veces quedó impactado al escuchar la voz de Mercedes Simone cantar su tango ‘Cantando’, de ahí en más sintió que esa música le llegaba a lo más profundo del alma, hasta tal punto que, en su proyección, incorporó para sí mismo esa música, adaptándola como el más positivo medio de comunicarse con el mundo (con música y letra de Tango).
“Como todo botija de barrio, tuvo una niñez humilde y feliz, y los primeros juegos compartidos con sus vecinitos de la cuadra fueron: el trompo, las figuritas, la pelota de trapo, el balero y las bolitas. Ya más crecidito se entreveraba en los partidos de barrio contra barrio, en los que lo ponían siempre de golero, porque era el más chico del grupo. Terminado su ciclo escolar, ingresa en la Escuela Industrial como aprendiz en Herrería Artística. Después, ya más mocito, vendría el encuentro diario con los muchachos de la barra de la esquina, los primeros ‘dragoneos’ con las chiquilinas del barrio, la concurrencia (en barra) a las fiestas familiares y los sábados de noche el paseo al Centro con los amigos.
“Cuando cumplió 17 años recibió como regalo de su padre un bandoneón marca Doble A, que muchos años más tarde le fuera sustraído del baúl de su auto y nunca volviera a recuperar”. Como se ve, los chorros no son sólo un problema de ahora.
“Sepa Dios con cuánto sacrificio le habría comprado el viejo Mauro” ‑Racciatti‑ “tan preciado instrumento, con el que desarrolló más de la mitad de su trayectoria artística. Suponemos, sin lugar a dudas, que ese fue un momento fundamental en la historia del maestro; aquella sencilla e inolvidable ceremonia de la entrega del bandoneón, que habrá sucedido en el comedor diario o en el medio del patio con parral, donde le habrán hecho guardia de honor un concierto de gorriones, y Donato, acariciando por primera vez su bandoneón, le habrá arrancado un Sol más brillante todavía que el que les regalaba el cielo.
“De ahí en más su vida se consagra al estudio de la música: solfeo, composición y armonía. Cuando ya arrancaba las primeras notas de su fuelle, no faltaron los mangueros invitándolo a que tocara gratis en fiestas familiares, bautismos, casamientos, también festivales artísticos, quermeses y espectáculos a beneficio de su querida primera Escuela Bélgica.
“Después vendrían las actuaciones ‘a beneficio’ semiprofesionales, esas que los seudorrepresentantes de artistas llaman ‘para mostrarse’. Y …así, poco a poco, se fue vinculando con músicos del ambiente, con quienes comenzó tocando en tríos o cuartetos que se formaban en boliches del Centro para animar los bailes de los modestos Clubes Sociales y Deportivos de los barrios.
“En 1938, Racciatti ingresa a la Típica ‘Los brujos’, después ‘Los zorros grises’, más tarde entraría a tallar entre los grandes de nuestra música típica cuando se incorpora a la fila de bandoneones de la Orquesta de Laurenz-Casella y paralelamente trabaja como funcionario de los Casinos Municipales.
“En 1946, Luis Alberto Fleitas lo invita a formar una orquesta en la cual Donato sería el director y Fleitas, el cantor. Arrancaron a lo grande, animando los bailes de Carnaval del Hotel Nogaró de Punta del Este” ‑en aquel entonces era un privilegiado y aristocrático hotel de Punta del Este‑; “luego salen en gira por Brasil, actuando en cabarets importantes de Río, San Pablo y otras ciudades. Esta fusión artística Racciatti-Fleitas duró casi dos años, porque a la vuelta de la gira Racciatti decide formar su propio conjunto y Fleitas vuelve a Brasil, actuando como solista en distintos Night Clubs”.
Luego habría que mencionar los años que estuvo en la Argentina y triunfó, al igual que Francisco Canaro, Julio Sosa y tantos otros uruguayos que en la Argentina encontraron un campo para desarrollar sus cualidades de cantantes o de músicos, y, en el caso de Víctor Hugo Morales, de locutor radial deportivo.
La época de oro de don Donato Racciatti fue cuando tenía como cantantes a Nina Miranda y Olga Delgrossi.
Podemos decir que esta iniciativa de hablar sobre Donato Racciatti es el comienzo del esfuerzo de esta Junta Departamental para que esta personalidad tan trascendente de la música popular figure en el nomenclátor montevideano, sobre todo cuando, en octubre, se cumplan diez años de su fallecimiento y legalmente podamos hacer los trámites correspondientes para que una calle de la ciudad de Montevideo lleve el nombre de ese insigne bandoneonista, director de orquesta, padre de familia, uruguayo de ley.
Para finalizar, señor Presidente, quiero expresar lo difícil que es tocar el bandoneón. La música y los instrumentos musicales lejos están de ser mi fuerte ‑si se tratara de algún motor o de alguna máquina de ferrocarril, me defendería‑, pero se dice, se cuenta, se escribe que el bandoneón es un órgano chiquito. El órgano es el instrumento por excelencia con el cual las grandes iglesias en Europa convocaban a los feligreses, a los fieles, a que a través de la música encontraran el camino celestial, el camino de la mística, de lo espiritual, en el cual la gente se contemplara a sí misma y buscara paz y felicidad en la Tierra. Pero en Alemania tenían el problema de las grandes procesiones hacia las vírgenes, hacia los santos, hacia los idolatrados, y no había música que acompañase esas manifestaciones espirituales. Entonces hubo que inventar un instrumento musical que cumpliese con las mismas funciones que el órgano; ese fue el bandoneón. De ahí lo tremendamente difícil que es sacarle sonidos y melodías. Eso lo logró, desde niño, don Donato Racciatti».
Como dice el
historiador Juan Carlos Legido, escribir la historia de Racciatti es escribir
parte de la historia uruguaya y del tango en Uruguay a través de un período de
más de cincuenta años. Yo le agrego, no sólo del tango en esa república
hermana, también el de ambas orillas del Río de la Plata.
Su orquesta
expresaba un tango clásico, sencillo, muy rítmico, de poco valor musical pero
tremendamente popular. Tenía un aire a D'Arienzo y sus discos eran muy
vendidos.
Nació en
Chieti (Italia) y su inicio profesional se produce como bandoneonista de radio
en el año 1938.
En el año
1940 se incorpora a la orquesta Laurenz-Casella y en 1945 es invitado a dirigir
la formación que acompañaba al cantor Luis Alberto Fleitas. Con el que llega al
disco en nueve oportunidades.
Con esta
última experiencia ganó en confianza y, en 1948, forma su propia orquesta y un
dato interesante, uno de sus bandoneonistas era el joven Raúl Jaurena, actual
director del New York Tango Trío, instalado desde hace muchos años en esa
ciudad.
El debut se
produce en el Hotel Nogaró de Punta del Este, aristocrático balneario a 100 km
de Montevideo. También integra el elenco artístico de Radio Universal pero al
poco tiempo pasa a Radio Sarandí, una de las más importantes emisoras de aquel
entonces. Sus actuaciones logran un gran suceso y es contratado por el sello
Sondor donde registra el tango "¿Conocen estos compases?" de Horacio
Márquez y letra de Carlos Morín y del otro lado, el candombe "El pregón
del negrito" del propio Racciatti en colaboración de Enrique Liste con
versos de Enrique Soriano.
Realiza
giras en el interior del Urugay y en Brasil y al mejor estilo Canaro, se
involucra con el teatro. Se asocia con los autores Mario Rivero y Eduardo
Casanovas para producir varias comedias musicales en los escenarios de Montevideo.
Realizó varias temporadas en los teatros Artigas, 18 de Julio, Palacio Peñarol
y un éxito imponente en el estadio Centenario de fútbol con la comedia
"Barrio, luna y tamboril".
La etapa más
brillante de su orquesta fue entre los años 1953 y 1960, en al que se
destacaban sus voces femeninas, primero la mejor cancionista de su país: Nina
Miranda, luego Olga Delgrossi quien actuó con él durante siete años. Ambas
vinieron después a la Argentina para continuar su trayectoria artística.
La lista de
cantores que pasaron por su orquesta es muy grande. Podemos citar entre otros,
además de las mencionadas Miranda y Delgrossi, a Enrique Liste, Alfredo Cabral,
Víctor Ruiz, Marisa Cortez, Alfredo Rivera, Carlos Torres, Miguel Ángel
Maidana, Elsa del Campo, Marcos Giral, los argentinos Luis Correa, Juan Carlos
Godoy, Alfredo Dalton, Osvaldo Rivas, Néstor Real y para el final de este
recuerdo la voz más importante de la banda oriental, el gran Carlitos Roldán,
luego de su paso por las grandes orquestas de Osvaldo Fresedo, Francisco Canaro
y Francisco Rotundo.
Donato
Racciatti contribuyó a la vigencia del tango bailable y popular, con tremendo
éxito desde el punto de vista comercial y muy requerido en toda América y en
Japón.
Actuó en las
principales radios de Buenos Aires y en los canales 7 y 11 de televisión.
También fue artista exclusivo en el escenario de "Catedral del tango"
y trabajó en el cabaret "Marabú", donde sus figuras fueron, nada más
ni nada menos, que Aníbal Troilo y Carlos Di Sarli. Sus giras por el interior
de la Argentina fueron innumerables, actuó en casi todas las ciudades
importantes del país.
Por último,
quiero destacar su labor como compositor prolífico y coherente con su idea
musical. Fue un compositor de obras sencillas, de melodías pegadizas, muy bien
receptuadas por un público masivo que bailaba tarareando las letras. La mayoría
de estas letras eran intrascendentes desde el punto de vista poético, con
excepción de las elaboradas por ese buen poeta uruguayo que fue Federico Silva.
Baste recordar sus tangos "Vencida", "Morocho y cantor",
"Sin estrellas" y el gran suceso que significó "Hasta siempre
amor", grabado por el maestro Carlos Di Sarli con la voz de Horacio
Casares, por D'Arienzo con Jorge Valdez y por Elsa Rivas con el acompañamiento
de la orquesta de Juan José Paz, entre los registros más conocidos. Otros temas
suyos: "Tu corazón", "Queriéndote", "Limosna de
amor", con letra de Enrique Soriano, "Murga de pibes" de Carmelo
Imperio y Soriano y "Por la misma senda", de Mario Battistella.
Murió a los
ochenta y un años en la ciudad que tanto amó, con el reconocimiento de un
pueblo que lo venera por su compromiso permanente con la música danzante y
popular, no obstante sus limitaciones artísticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario