José Francisco Razzano nació en Montevideo (capital de la República Oriental del Uruguay), a pocos pasos de la Plaza Independencia, en una casa de la calle Policía Vieja N° 14, el 25 de febrero de 1887. Dos años apenas tenía cuando ante la desaparición de su padre, su madre se traslada a Buenos Aires, barrio de Balvanera (en aquel entonces arrabal, hoy integrado a la zona céntrica).
Cantorcito aficionado, una nota gráfica del libro "Vida de Carlos Gardel contada por José Razzano" lo ubica en la Compañía Dramática Nacional encabezada por Adriana Cornaro en 1903 como cantor criollo. En la obra "Justicia Humana" de Agustín Fontanella encarna como actor el personaje "Juancho" y en un intervalo de la obra realiza una payada de contrapunto con Damián Méndez de la obra "Calandria" de Martiniano Leguizamón. Forma parte por entonces del centro gauchesco "Los Pampeanos" como antes lo había hecho con "El Pacará".
Su fama de buen cantor motiva su primer contrato para grabar discos en la empresa "Víctor" entre 1911 y 1912. Son diez temas criollos, el primero de ellos "La china fiera" que entona a dúo con Francisco Martino. Un par de años después registra su voz en los discos de marca "Era".
Viene luego la etapa de su conjunción artística con Francisco Martino, Carlos Gardel y Saúl Salinas, de la cual decantaría el famoso dúo Gardel-Razzano.
Brindaba José Razzano una espléndida voz de tenor, de perfecta afinación, que amalgamaba perfectamente con el registro de Gardel. Decía don José Di Clemente con absoluta seguridad que Gardel-Razzano eran formidables. En sus presentaciones personales y que los discos jamás reflejaron, con la precariedad de grabación de entonces el verdadero valor de sus interpretaciones. Al comienzo de su labor fonográfica, iniciada en mayo de 1917 figuraban como autores de casi todas las canciones, detalle no del todo veraz. Puede asegurarse sí, que "A mi morocha" que canta Razzano a sola voz en el disco 18.001 era de su autoría exclusiva, dedicado a doña Cristina Chirinícola, su ejemplar esposa.
El triunfo y la popularidad de Gardel-Razzano no conoce límites. Trabajan intensamente. Viajan a Uruguay, Brasil, Chile y España hasta que, al llegar 1925, Razzano, con su garganta seriamente afectada deja de cantar.
Alrededor de 1928, José Razzano intenta volver a su actividad artística. Refería don Humberto Giampietro, compositor y pianista uruguayo, que «Razzano estudió canto con la profesora Josefina Hols de Schusselin.» Así volvió al disco, cantando el tango "Zaraza" y varias canciones criollas. La voz era estudiada pero distinta y esas placas no tuvieron mayor repercusión. Quedarían para la historia, eso sí, dos postreras grabaciones del dúo Gardel-Razzano del 31 de diciembre de 1929: "Claveles mendocinos" y "Serrana impía".
En 1931 y 1932, José Razzano realiza unas pruebas de grabación que serían las últimas. Y así llegamos a esa etapa triste del distanciamiento de Gardel con Razzano al que contribuyó al margen de sus motivos la insidia y los chismes intencionados.
Por muchos años José Razzano fue representante artístico del gran cantor argentino Charlo y luego fue infaltable concurrente a la reunión de amigos del ambiente, entre los cuales se encontraban Aníbal Troilo, Cátulo Castillo y el cantor Antonio Maida.
De 1932 es su tango "Ponchito de vicuña", tema grabado por la orquesta de Francisco Canaro que aún permanece inédito y a partir de la década del 40 de su autoría se conocen "Soy un porteño", milonga con versos de Celedonio Flores, luego "Café de Los Angelitos", "Tres, seis, diez", "Camino del Tucumán" y "Diez años pasan", todos tangos con Cátulo Castillo, la milonga "Compadre qué le va a hacer", segundo premio del género en el Concurso de música popular de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores) en 1951, en colaboración con Aníbal Troilo y "Valsecito de patio", con Cátulo Castillo.
El compositor José Cimarro le dedica en 1953 el tango "Pepe (A José Razzano)", que figura en el repertorio grabado de la orquesta de Alfredo Attadía.
Consideramos, finalmente, que la presencia de Razzano junto a Gardel, representó una imagen del orden, de una calidez de hogar que brindó generosamente a su amigo, contribuyendo a su carrera artística con sus consejos y sus intervenciones en la elección de los lugares de actuación. Pese a sus desavenencias personales, se le oyó decir a Gardel en su última gira por Venezuela y Colombia al tener que presentarse en un lugar muy abierto: «Pepe no hubiera permitido que yo actuara aquí.»
José Razzano falleció en Buenos Aires el 30 de abril de 1960. Su casa de la calle Bonorino sigue siendo un lugar de nostalgia y recuerdo en la devoción de su hija, Cristina Razzano de Airoldi, que mucho queremos los uruguayos.
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