Para celebrar esta vuelta y la edición de su quinto álbum solista "Tangazos", que retrata un recital en el ND
Teatro y que contó con la producción de Alejandro Pont Lezica, Mollo cantará los martes de septiembre a las 21.30 en la sala ubicada en Esmeralda 443, donde promete veladas “intimistas”.
"Con el correr de los años me fui adaptando a los tiempos y el vivo me fue dando más confianza y es por eso que Alejandro (Pont Lezica) acertó en querer editar el show del ND Teatro, por la respuesta de la gente y porque fue un recital brillante y con una banda sonando ajustada", reconoció Mollo sobre el registro que lo unió con el trío del pianista y arreglador Diego Ramos.
Durante una entrevista con Télam, el hermano del líder de Divididos destacó que “logramos un sonido crudo, vibrante y fresco a la vez, que tiene que ver con lo pasional que soy para interpretar".
“Tangazos” da explícita cuenta de un repertorio que reúne clásicos como "Garúa", "Melodía de arrabal", "Desencuentro", "Se tiran conmigo", "Malena", "Los cosos de al lao", "Tarde", "Pasional", "Afiches", "Nada", "La última curda", "Los mareados", "Gricel", "Naranjo en flor" y una renovada y personal versión del vals "Que nadie sepa mi sufrir".
"El tango es una pasión que yo intento transmitir con mis interpretaciones, sin cambiarle la esencia del dos por cuatro pero agregándole el plus de mi pasado rockero y parece que eso gusta", expresó Mollo.
El vocalista que en los 70 fue parte de la agrupación rockera M.A.M. (Mente, alma y materia), se ufanó de que piensa "constantemente que canto para la gente y en cada recital me encargo de emocionar. Más allá del dramatismo de alguna letra, siempre aspiro a terminar cada tango con una sonrisa y si cumplo con eso, mi tarea está cumplida".
Al recordar la experiencia del cuarteto M.A.M, Omar comentó que “fue una institución para mí porque la armamos con mi hermano Ricardo y hoy, cuando vuelvo a escuchar lo que hicimos, lo siento tan fresco como en aquellos tiempos y definitivamente confirmo que estábamos adelantados a la época”.
Capaz de visitar una vida intensa y creativa, el intérprete contó que su presente se desarrolla entre Holanda y Argentina porque "en tierras europeas también encontré mi lugar en el mundo junto a mi esposa y manager Graciela, quien me viene bancando
este sueño de muchos años”.
“Entre los dos -abundó- armamos un periplo de actuaciones por toda Europa que nos permitió ir juntándonos con músicos y agrupaciones que también sienten el tango como yo".
A la hora de los agradecimientos por esa pata europea para su expresión tanguera, Mollo subrayó la ayuda que le brindó el bandoneonista holandés Carel Kraayenhof, "a quien le estaré agradecido toda la vida y al Sexteto Canyengue, quienes me abrieron las puertas para lograr lo que ocurre ahora cuando cada vez que llego tengo programadas actuaciones con casi un año de anticipación".
A modo de balance de esa experiencia, el cantante, de 63 años, que también publicó las placas “Omar Mollo Tango”, “Gola”, “Y que siga” y “Barrio Sur”, sostuvo que "Holanda es como decir también mi segundo barrio”.
“Como ya hace un tiempo que transito sus calles y no somos muchos los argentinos que andamos por allá, me siento una especie de embajador musical tanguero-rockero de mi país", resumió soltando una sonora risotada.
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