Siendo una tímida adolescente cantaba en los festivales de la comunidad árabe de la ciudad rionegrina a la que pertenecía su numerosa familia. Recordaba María, ya anciana, aquel valle pródigo, como le gustaba decir, y la alegría y el orgullo de su gente y de los vecinos, que ponían la radio bien fuerte para que se escuchara en las calles la voz de la "roquense", a la que conocían por las tapas de las revistas, porque partió a Buenos Aires apenas egresó del Colegio María Auxiliadora.
Tocaba piano pero nadie le enseñó a cantar, lo suyo era pura vocación. Eduardo Bonessi, el mismo maestro de Carlos Gardel y Azucena Maizani, fue uno de sus maestros en el arte de vocalizar.
Cantaba en una fiesta de fin de curso a los 15 años cuando la escuchó un directivo de LU 2 Radio Bahía Blanca. Tras los aplausos, la invitó a cantar en su radio. Fue a Bahía Blanca con el permiso de sus padres y acompañada por una hermana.
María tenía claro que su meta era triunfar en las radios porteñas. Radicada en la capital federal con una de sus hermanas casadas, debutó con el seudónimo de Mary Mater en 1936 en Radio Porteña a instancias de Jaime Yankelevich.
Actuó luego en Radio Belgrano y El Mundo e incursionó en el Cuarteto Vocal Femenino del maestro (Eduardo) Ferry, con el que recorrió Latinoamérica durante cuatro años de giras ininterrumpidas.
A mediados de la década el ´40 era una de las más destacadas estrellas de la canción radial y recorría escenarios del país, Cuba, Brasil y Paraguay acompañada por el pianista Manuel Sucher.
En su repertorio incluía Carrillón de la Merced, a pedido de su madre, y los tangos de Homero Manzi a pedido del poeta, sobre todo Malena.
En Radio Belgrano cantó con la gran orquesta del maestro (Héctor María) Artola; en Splendid, con Domingo Marafiotti. Antonio Carrizo la convocó a El Mundo cuando quedó a cargo de la dirección artística. Grabó también con Astor Piazzolla.
María de la Fuente fue su seudónimo definitivo. Tímida e independiente, cierta vez rechazó la oferta de Hugo del Carril para que cantara con su trío de guitarristas.
En 1954 llegó a Japón con la orquesta del maestro Canaro integrando la primera embajada argentina de tango. Ya era conocida por los japoneses por revistas y grabaciones. Fueron esperados por una multitud que los ovacionó y María se convirtió en la cantante mimada por los nipones. Cantó ante el mismísimo emperador Hiroito. También participó en cine en algunas películas. Integraba la Academia Nacional del Tango.
Visitó General Roca en numerosas oportunidades durante su larga carrera, presentándose en las primeras Fiestas de la Manzana. Integró Las Cancionistas, retirándose a fines de la década pasada.
Durante una entrevista concedida al diario Río Negro en setiembre de 2008 recordó con afecto a los habitantes de su pueblo natal y la promesa que le hicieron: ponerle algún día su nombre a una calle. (Diario Río Negro)
Néstor Pinsón recuerda en la página Todo Tango (enlace adjunto) que fue el 13 de octubre de 1994 cuando presentó a María Luisa Mattar en su programa radial “Siempre el Tango” emitido por Radio Municipal.
“Comenzó cantando bajito un fragmento a capella de un tango. Se estaba reponiendo de un problema serio en sus cuerdas vocales, llevaba cerca de veinte años sin cantar profesionalmente pero manifestó entonces que ya se estaba ocupando de la rehabilitación para volver a cantar dignamente e intentar grabar”, describe Pinsón.
En aquella oportunidad relató sus comienzos en el cuarteto vocal Ferri, su llegada como solista a Radio El Mundo, sobre el famoso viaje a Japón, un verdadero hito para la historia del tango pues fue la primera "embajada tanguera" que se presentó en vivo en aquel lejano país. La orquesta de Juan Canaro contaba además, con la voz de Héctor Insúa y parejas de baile. Tuvieron un recibimiento notable, actuaron ante la presencia de el emperador Hiroito y quedó un material fonográfico, testimonio de su éxito.
El cuarteto del maestro Eduardo Ferri surgió al inaugurarse en 1935 Radio El Mundo. El director artístico de la emisora, Pablo Osvaldo Valle, propuso al músico que formara un conjunto de voces femeninas para actuar como coro de los cantantes solistas del elenco de la radio y como número artístico. Quedó entonces conformado el Cuarteto Vocal Femenino Ferri, integrado por Mary Mater (su seudónimo anterior), María Angélica Quiroga, Lita Bianco y Margarita Solá. También integró el conjunto Chola Bosch, como eventual reemplazo. El cuarteto actuó en diversas salas teatrales y emprendió giras por países vecinos.
María era una adolescente de apenas dieciocho años cuando el director de la emisora, Pablo Valle le ofreció ser cancionista solista sugiriéndole su definitivo nombre artístico, María de la Fuente. Permaneció seis años en la emisora.
Durante la entrevista recordó también que su debut fue como invitada en la orquesta de Julio De Caro cantando el tango Buen amigo. Compartía sus actuaciones con la orquesta estable de la emisora dirigida por Juan Larenza y, luego, por Andrés Fraga.
Ya en Radio Belgrano, en 1943, compartió presentaciones con la orquesta estable a cargo de Héctor María Artola y en la década del cincuenta, en Radio Splendid junto a la orquesta del maestro Francisco Marafiotti.
En 1946 fue convocada por el sello Odeón, cuyos directivos tenían la intención de que grabara boleros e introducirla en el mercado latinoamericano. Ella manifestó su vocación tanguera y les propuso grabar los dos géneros. Registró entonces diez temas. Entre ellos, los tangos Padre nuestro y En carne propia y los boleros Tarde azul y Amado mío.
Entre 1950 y 1952 grabó ocho temas más, para el sello TK, con la orquesta de Astor Piazzolla con repertorio íntegramente tanguero. Entre otros, El choclo, Romance de barrio y Fugitiva.
Con Francisco Rotundo grabó Tata, llevame p´al centro en 1957.
María alternaba temporadas radiales con actuaciones en cines y teatros. Durante aquella entrevista en Radio Municipal recordó en particular un mes en escena con la orquesta de Miguel Caló.
También, su participación en las películas Explosivo 008 (1940), Fronteras de la ley (1941) y Alma liberada (1951).
Viajera incansable, realizó giras por casi toda América e integró una compañía que actuó en el Teatro Comedia de Madrid además de la famosa gira por escenarios japoneses junto al maestro Juan Canaro.
Como ocurriera con otras cancionistas de la década del cuarenta, sus posibilidades de acceder a registros fonográficos fueron menguadas por el éxito de duplas de renombre como Troilo-Fiorentino, D´Arienzo-Echagüe, D´Agostino-Vargas o Caló-Berón. Sin embargo, María de la Fuente fue la cantante que más grabaciones legó comparándola con sus pares contemporáneas Carmen Duval y Chola Luna, entre otras.
Pinsón aporta que superados los problemas en sus cuerdas vocales, a los 80 años grabó El último organito, Garras y Ave María junto a una formación integrada por Hernán Possetti (piano), Néstor Marconi (bandoneón), Ángel Bonura (contrabajo) y Litto Nebbia (guitarra y sintetizadores); registros incluidos en un compacto del sello Melopea. El mismo trabajo contiene grabaciones en vivo de su actuación en Tokio el 4 de octubre de 1964, dos grabaciones de 1946 con la orquesta de Américo Belloto y una con la orquesta de Astor Piazzolla (aunque en el compacto figura erróneamente Héctor María Artola).
“Dueña de una interesante voz que expresa un sobrio dramatismo y una fuerte personalidad, hace gala de un estilo bien tanguero que no puede negar la influencia de las grandes cancionistas que la precedieron”. El 2 de junio de 2002 deleitó con su presencia y voz en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires, concluye Pinsón.
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