Muchas de estas historias están contenidas, relatadas y analizadas de un modo ameno, llegador y fehacientemente documentadas, en el libro titulado “En el naipe del vivir”, de autoría de José Ángel Lorenzo Valle, publicado por la Editorial En un feca. “Historias” que son historia; infra-historia diría Miguel de Unamuno, que, trascendiendo la historia grande nos lleva un poco al submundo, ¡tan valioso!, y a la “salsa de la vida humana”.
Son escapadas de los tecnicismos y de las nomenclaturas, y tienen la efectividad propia de lo que es común, del pueblo; objetos culturales folclorizados que pertenecen a una antropología argentina, porque el escorzo es nacional, aunque con ingredientes exóticos, porque la vida y la humanidad es una sola y casi nada se presenta en forma de pureza y de cultura exclusiva de privilegiados o titulares de nobleza o aristocracia, alta burguesía o academicismos.
No creo que deba explicar quién es el autor, puntualizando su enorme quehacer en pro de una cultura nacional argentina, por luego de haber recalado hace pocos años en Bahía Blanca ha puesto de manifiesto –y de una manera multifacética- su capacidad de trabajo, su experiencia y su amor a esta ciudad, junto a su esposa, otra protagonista singular, Gabriela A. Biondo (Gaby “La voz sensual del tango”). Valle suma a su condición de historiador, la de empresario y productor cultural; son innumerables las obras y desempeños aquí, en una diversidad de facetas de la vida local y regional, sin que falten sus entregas en la ciudad de Buenos Aires y en ciudades y pueblos de nuestra provincianía.
Según he puntualizado líneas arriba, la obra se trata de una tríada de expresiones populares, en actividades como las del tango, el boxeo y el turf, tan preciadas y reconocidas en plenitud en distintas épocas del desenvolvimiento de la Argentina. Una temática digna de ser tratada desde cualquier rinconada y también de la antropología y el folclore, porque son objetos de realidades sociológicas, que también es decir nuestra vida, nuestro ser y nuestra conciencia nacional argentina.
Desde principios del siglo XX bastante se habló y repitió aquello de “los tres berretines”. “Berretín” deriva del francés béguin, que quiere decir “gorro”, “capricho”, algo que se pone en la cabeza, y como lunfardismo tiene innumerables acepciones y, en consecuencia, aplicaciones. Puede ser una pasión. Una película argentina se tituló “Los tres berretines” y se refiere a esto, a pasiones: en una familia, un hijo quiere ser futbolista, otro compositor de tangos y la hija descuida la casa para ir al cine. El filme se hizo en 1933 y lo dirigió Enrique T. Susini. Más, una sola persona puede tener muchos berretines. En el tango titulado “Berretines”, de Rodolfo Sciammarella y Luis Rubistein, una pebeta tiene expresamente tres (ser artista de cine, poetiza y escritora), y otros innominados; otros tangos que recuerdo son “Berretín” de Enrique Cadícamo y Pedro Láurenz (de 1928) y “Berretines” de Ivo Pelay y Pedro Maffia. La palabra aparece de manera muy frecuente en innumerables tangos; la voz pasó a ser parte del habla popular y hasta familiar.
Este trío de manifestaciones del culto popular (tango, boxeo y turf) es lo que trata el autor del libro, con historia y con lo fáctico propio de su intensísima labor y su proficua experiencia. Lo enmarca “En el naipe del vivir” que es lo que Valle asocia asimismo a la universidad de la calle -de la calle larga, no de la cortada- y a la universidad de la vida, pues, nótese, que tanguistas, boxeadores y hombres del turf han conformado una cierta comunidad parcial, de gentes ligadas por pasiones comunes, en determinado tiempo. También llegó esa esa otra pasión, la del fútbol y más: el automovilismo, la política… Todo con el cimiento de las músicas que se entreveraron para conformar el tango, siempre en evolución; las carreras cuadreras y las grescas, innegables en el naipe del vivir, donde las ilusiones (berretines), incluso legitimadas por el trabajo, el talento y la motivación, muchas veces se frustran. Y esto podemos advertirlo en el libro “La burla de la realidad, Tangosofías”, del periodista y escritor Roberto Aizcorbe.
El contenido del libro de Valle es una parcela de la vida argentina y, por todo eso, hay que recordar: “Toda vida supone… subordinar la fuerza individual a la de la tradición, a su raza, a sus obras, a su tierra, o bien tratar de utilizarla como una fuente de su libre y personal goce” (H. Bordeaux).
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