Pianista, autor y compositor, director y arreglador, Virgilio Expósito fue uno de los músicos más representativos de la brillante generación del cuarenta, la época del esplendor creativo de la música ciudadana. Tanto su vida como su obra están indisolublemente ligadas con la de su hermano Homero, uno de los grandes poetas del tango. Entre ambos, crearon un repertorio compartido que se encuentra entre lo más selecto, lírica y musicalmente, del tango canción, cuya vigencia se renueva permanentemente.
De origen humilde, Virgilio Hugo Expósito nació en Zárate, provincia de Buenos Aires, el 3 de mayo de 1924, segundo hijo de una familia de tres hermanos. Su padre fue un anarquista llamado Manuel Juan Expósito, pastelero de profesión y poeta de vocación, que llegó a dominar cuatro idiomas y jamás ocultó que había nacido anónimamente en la Casa de Niños Expósitos de la calle Montes de Oca; de allí el origen de su apellido. El hecho de que bautizara a sus hijos como Homero y Virgilio es una señal de su afición por las letras. La madre de los futuros músicos, Rafaela del Giúdice Cafaro, también era anarquista, y fue conocida con el seudónimo de Lucha.
Los primeros tangos que Virgilio y Homero compusieron juntos, como “Rodando” y “Maquillaje”, datan del año 1938, cuando el menor tenía sólo 14 años. Esta última fue una pieza adelantada a su época, por su factura lírica y musical: el compositor adolescente y el poeta de 20 años ya habían creado una pieza fundamental en la historia del tango. Tres años más tarde llegó “Naranjo en flor”, su primer éxito y una canción que se convirtió en una de las más emblemáticas del género, especialmente a partir de la interpretación de Goyeneche junto a Atilio Stampone. La colaboración entre los dos hermanos continuó generando obras maestras en los años siguientes, como el bolero “Vete de mí”, que convirtió en éxito el cubano Bola de Nieve y al día de hoy ya cuenta con más de 400 versiones, y “Chau, no va más”. Homero introdujo en el tango una poesía de gran refinamiento: había estudiado Filosofía y Letras, y en sus lecturas convivían los clásicos con las modernas corrientes. Con él culminó una línea de búsqueda de una versificación más depurada desde un punto de vista literario por la que transitaron Cadícamo, Cátulo Castillo, Manzi y José María Contursi.
La poesía de Homero encontró en la música de su hermano Virgilio el complemento ideal; sus temas marcaron un quiebre en las composiciones del tango. Melodías y armonías de gran sofisticación mostraban una formación cosmopolita a la que él añadiría su sello personal, capaz de sugerir desde la dulzura más exquisita hasta el dramatismo profundo. Además de su asociación con Homero, Virgilio compuso junto con otros poetas como Discépolo, con quien realizó “Fangal”. También pasó por el cine y llegó a trabajar como actor en el film Funes, un gran amor, de Raúl de la Torre.
Sin embargo, el reconocimiento tardó en llegar. Recién a partir de la versión del Polaco Goyeneche de “Naranjo en flor” comenzó a conocer cierta popularidad. Pero Virgilio no confiaba en sus propias virtudes como cantante, y nunca grabó, hasta 1991, cuando recibió la propuesta de Litto Nebbia y Manolo Juárez de realizar un disco para el sello Melopea, con las composiciones clásicas de la dupla conformada por ambos Expósito; éste se transformó en Cancionística, que cuenta con la participación de Néstor Marconi en bandoneón. Dos años después llegaría Melódico, otro álbum grabado junto a Nebbia, donde Virgilio incluyó mayormente canciones más recientes (escritas durante las décadas del 70 y el 80) que lo cuentan como autor y compositor; Cancionística y Melódico se reúnen en el CD que se presenta mañana con Página/12. “Increíblemente, este álbum que va a salir ahora es el único que hay en el mundo de Virgilio Expósito”, dice Ne-
bbia.“Son dos discos que en principio los editamos en casete, y luego en la era del CD pusimos los dos juntos.”
La segunda parte del CD (Melódico) incluye la versión de Virgilio de “Vete de mí”. Litto relata que “es el único bolero que hicieron e influenció hasta a Bola de Nieve, lo canta gente de todo el mundo como si fuera un bolero mexicano”. El tema que cierra el CD es “Batilana”, con texto de Homero y música de Virgilio y Nebbia. Litto cuenta la historia de esta asociación: “Yo tenía relación con Homero y solía pasar por una especie de bulincito que él tenía en la zona céntrica, a tomar un vino y charlar. Ahí fue donde me dio esa letra tan hermosa, que en el disco figura como ‘Batilana’, para que le pusiera música. Tiempo después, Homero murió, y cuando me encontré con Virgilio le dije: ‘Tu hermano me dio una letra, larguísima y muy linda’. Por una cuestión de que ellos escribían siempre sus propias músicas, le propuse que la lleváramos al estudio y le pusiéramos una música juntos, y así quedó como figura en el disco”.
Virgilio continuó componiendo y dando clases, en contacto con artistas de distintas formaciones, géneros y edades. Una de las últimas veces que se lo vio actuar en vivo fue en 1997, como invitado en un recital de Juan Carlos Baglietto, cantando y tocando el piano en “Naranjo en flor”; también grabó una versión de ese tema junto a Andrés Calamaro, incluida en Honestidad brutal. Falleció el 25 de octubre de 1997, a los 73 años, dejando como legado algunas de las más bellas composiciones tangueras.
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