Manuel José Castilla nació el 14 de agosto de 1918, en la casa ferroviaria de la Estación de Cerrillos (Salta). Realizó estudios primarios en la Escuela Zorrilla para luego estudiar el secundario en el Colegio Salesiano (donde repitió tres veces el primer año) y después en el Colegio Nacional de la capital de su provincia.
A los 18 años abandonó la secundaria y entró a trabajar en El Intransigente, el diario salteño fundado en 1920 por David Michel Torino. En la redacción que en 35 años compartiría con Raúl Aráoz Anzoátegui, Miguel Angel Pérez, Walter Adet, Jacobo Regen, comenzó pasando listas de farmacias de turno y resultados de las divisiones inferiores del fútbol, hasta llegar a ser uno de sus más refinados columnistas.
Se dedicó al periodismo y las letras. También trabajó como titiritero, primero con Jaime Dávalos y luego con Carlos “Pajita” García Bes.
Fue uno de los escritores fundadores del grupo La Carpa. Además de sus colaboraciones en diarios y revistas nacionales, también fundador de la revista Ángulo, y autor de numerosas letras para canciones compuestas junto al pianista Cuchi Leguizamón y al guitarrista Eduardo Falú entre otros.
En 1957 obtuvo el Premio Regional de Poesía del Norte (trienio 1954-1956, Dirección General de Cultura de la Nación), por su libro Norte adentro fue galardonado con el Premio "Juan Carlos Dávalos” para obras de imaginación en la producción literaria (trienio 1958-1960, Gobierno de Salta) por el poemario El cielo lejos, y con el Premio del Fondo Nacional de las Artes (Mendoza, Trienio 1962-64) por su libro Bajo las lentas nubes.
En 1967 recibió el Tercer Premio Nacional de Poesía por su obra Posesión entre pájaros.
Entre otras de sus más importantes distinciones se incluyen el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (1973), el Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación (trienio 1970-1972) y el Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación (trienio 1973-1975).
En la escritura de Manuel J. Castilla convergen narración, poesía y mito. En el libro De solo estar, la estructura prosaica y la intensidad lírica condensan la presencia de los mitos del tiempo y del carnaval. La línea de conciencia social trazada por Castilla en su producción lírica y narrativa es fundante en la literatura del noroeste argentino y posteriormente otros escritores retomarán esa problemática, como Héctor Tizón, Daniel Moyano, Francisco Zamora o Carlos Hugo Aparicio.
Sus poesías fueron musicalizadas por Teresa Parodi, su amigo Cuchi Leguizamón, María Elena Walsh y Eduardo Falú.
Falleció en la ciudad de Salta, el 19 de julio de 1980 debido a la diabetes.
A los 18 años abandonó la secundaria y entró a trabajar en El Intransigente, el diario salteño fundado en 1920 por David Michel Torino. En la redacción que en 35 años compartiría con Raúl Aráoz Anzoátegui, Miguel Angel Pérez, Walter Adet, Jacobo Regen, comenzó pasando listas de farmacias de turno y resultados de las divisiones inferiores del fútbol, hasta llegar a ser uno de sus más refinados columnistas.
Se dedicó al periodismo y las letras. También trabajó como titiritero, primero con Jaime Dávalos y luego con Carlos “Pajita” García Bes.
Fue uno de los escritores fundadores del grupo La Carpa. Además de sus colaboraciones en diarios y revistas nacionales, también fundador de la revista Ángulo, y autor de numerosas letras para canciones compuestas junto al pianista Cuchi Leguizamón y al guitarrista Eduardo Falú entre otros.
En 1957 obtuvo el Premio Regional de Poesía del Norte (trienio 1954-1956, Dirección General de Cultura de la Nación), por su libro Norte adentro fue galardonado con el Premio "Juan Carlos Dávalos” para obras de imaginación en la producción literaria (trienio 1958-1960, Gobierno de Salta) por el poemario El cielo lejos, y con el Premio del Fondo Nacional de las Artes (Mendoza, Trienio 1962-64) por su libro Bajo las lentas nubes.
En 1967 recibió el Tercer Premio Nacional de Poesía por su obra Posesión entre pájaros.
Entre otras de sus más importantes distinciones se incluyen el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (1973), el Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación (trienio 1970-1972) y el Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación (trienio 1973-1975).
En la escritura de Manuel J. Castilla convergen narración, poesía y mito. En el libro De solo estar, la estructura prosaica y la intensidad lírica condensan la presencia de los mitos del tiempo y del carnaval. La línea de conciencia social trazada por Castilla en su producción lírica y narrativa es fundante en la literatura del noroeste argentino y posteriormente otros escritores retomarán esa problemática, como Héctor Tizón, Daniel Moyano, Francisco Zamora o Carlos Hugo Aparicio.
Sus poesías fueron musicalizadas por Teresa Parodi, su amigo Cuchi Leguizamón, María Elena Walsh y Eduardo Falú.
Falleció en la ciudad de Salta, el 19 de julio de 1980 debido a la diabetes.