martes, 31 de enero de 2017

Sol, playa, y mucho tango en Monte Hermoso


Gaby 
El 17 de febrero comenzará la cuarta edición del Festival Nacional de Tango de Monte Hermoso con el auspicio de la Municipalidad de Monte Hermoso, la coordinación de la Secretaría de Tercera Edad a cargo de José Abraham y la dirección del escritor y productor cultural José Valle.
Las actividades iniciarán el viernes 17 a las 18 hs en el Centro de Convenciones donde tendrá lugar la Apertura Oficial con palabras del Intendente Marcos Fernández. Se ofrecerá la charla “Mitos y leyendas” sobre Carlos Gardel y Alfredo Le Pera por Carlos Benítez, Presidente del Círculo Gardeliano de Bahía Blanca, Francisco Cabeza (miembro del CGB) y José Valle (Presidente del Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina). Asimismo, actuará Rodolfo Behrens interpretando temas de su último disco Tributo a Carlos Gardel.
Trío Polizzi
El mismo viernes, a las 19.15 se reemplazará la plaqueta Centenario Aníbal Troilo, sita en Peatonal Dufaur y Costanera, y desde las 20 hs habrá una clase de baile gratuita y exhibición por Corrie Marcone y Enzo Somoza en Peatronal Dorrego.
Concluyendo la jornada inaugural, en la misma peatonal y a partir de las 21 hs podrá disfrutarse de Show y Milonga con el Trío de Juan Carlos Polizzi, «Los purretes de Dorrego» grupo de Danza Tango Municipal de Coronel Dorrego y el cantante Jorge Nacud, ganador del Certamen Roberto Achával 2016. Al promediar la milonga se hará entrega de premios a las parejas de baile más sobresalientes de la pista.
El sábado 18 a las 19 hs en Peatonal Dorrego habrá exposición de monedas antiguas del coleccionista Juan Cruz Rodríguez, miembro del Centro Numismático Bahiense. Desde las 20 hs, en el escenario de la misma peatonal, Suma y Sigue presentará «Tanguera», obra de teatro a cargo de la Directora Flavia Majluf. Seguidamente, a las 21,30 hs, la Orquesta Bahía Blanca Tango con la voz de Pablo Gibelli, el ballet dirigido por Ana Benozzi y el Coro de la Universidad Nacional del Sur ofrecerán un show homenaje a Mariano Mores.
Corrie Marcone y Enzo Somoza 
Como broche de oro para estas tres jornadas tangueras teñidas de sol y mar, el domingo 19 a las 21 hs en Peatonal Dorrego el grupo de Tango Monte Hermoso Baila y Tango Dorrego Baila presentarán «Cabaret» a cargo de los profesores Corrie Marcone y Enzo Somoza. La cantante Gaby “La voz sensual del tango” presentará su exitoso espectáculo “La morocha” de gran repercusión en la costa atlántica durante su gira estival 2017. Y, finalmente, habrá milonga popular hasta que las velas no ardan.
En caso de lluvia las actividades programadas al aire libre se realizarán en el Centro Cultural Monte Hermoso.
Monte Hermoso se ubica en la zona sur de la costa atlántica bonaerense. El balneario se encuentra a 105 km. de Bahía Blanca y a 630 km. de Buenos Aires.
Destino veraniego por excelencia, la ciudad de Monte Hermoso explota en propuestas y satisfacciones cada temporada. Extensas playas de arenas doradas preludiando la inmensidad de las aguas aturquezadas, sombrillas y reposeras por doquier, y espacios propicios para el desarrollo de los más apasionantes deportes, le dan ese toque juvenil y divertido que absorbe incluso familias.
Las playas constituyen el principal atractivo turístico de Monte Hermoso, destacándose por su extensión de 32Kms.-limitada a un lado por el Partido de Coronel Rosales y al otro por la desembocadura del Río Sauce Grande en el Océano Atlántico-, y por sus corrientes carentes de aguas contaminadas y declives pronunciados. Pero si hay algo característico de estas playas paradisíacas, eso es la orientación geográfica de su tendido, la cual permite que el sol salga y se ponga sobre el mar.Debido a su ubicación geográfica Monte Hermoso tiene la característica de ser uno de los pocos puntos de la costa donde el sol sale y se pone sobre el mar.

viernes, 20 de enero de 2017

Hoy, Elías Alippi cumpliría 134 años

Fue un reconocido dramaturgo, empresario teatral, actor, director de cine y teatro argentino. Se le recuerda asimismo como un excelente bailarín de tango. Tenía el apodo de "el Flaco".
Alippi -en verdad se llamaba Isaías- era hijo de un talabartero italiano, de origen sefardí, que ansiaba verlo abogado. Pero al muchacho lo atraía más el escenario. Se presentó a Jerónimo Podestá y cuando éste le preguntó qué sabía hacer, contestó: "Bailar tango". Y fue en ese carácter que dos días después se floreaba con cortes y quebradas en "Justicia criolla", una "zarzuela porteña" de Ezequiel Soria. Durante cinco años trabajó sin cobrar sueldo y tan sólo cuando por casualidad debió reemplazar de apuro al protagonista de "Caín", de García Velloso, empezaron a pagarle sesenta pesos por mes.
Se inició en el teatro en 1903 en el teatro Comedia de Buenos Aires con la compañía del gran actor Jerónimo Podestá. Formó su propia compañía a la que se integraron Francisco Ducasse, José González Castillo, Miguel Ligero Rodríguez, Héctor Quiroga, Carlos Morganti entre otros con los cuales había interpretado sainetes como, por ejemplo, El camarín de Bermúdez de Roberto Cayol en el teatro Moderno en junio de 1915.
Fue con Carlos Gardel al Brasil en 1915, fracasó y volvió sin dinero.
Formó la "Compañía Tradicionista Argentina" que con la dirección de José González Castillo representó en el teatro San Martín, a fines de 1915, Juan Moreira, Santos Vega y Martín Fierro con el aporte del dúo Gardel—Razzano y sus canciones y el mismo Alippi que escribió varios tangos.
En 1916 se le unió Enrique Muiño con el que forma la compañía Muiño-Alippi que se convertiría en uno de los rubros más importantes del teatro popular.
Entre las piezas que representaron pueden citarse los sainetes La taba del querer de Carlos Schaeffer Gallo en el teatro Nuevo durante la temporada de 1916, Las entrañas del lobo de Carlos De Paoli el 28 de enero de 1916, Los novios de Genoveva de Alberto Vacarezza en el teatro Nuevo el 10 de noviembre de 1916, El candidato del pueblo de José Antonio Saldías el 5 de julio de 1917 y Avanti Foot-ball club de Juan Fernando Camilo Darthés y Carlos Santiago Daniel el 22 de marzo de 1918.
En 1918 Elías Alippi, que tenía a su cargo la puesta en escena del sainete Los dientes del perro de José González Castillo y Alberto T. Weisbach tuvo la idea de presentar en escena un cabaret con la actuación en vivo de la mejor orquesta del momento, la de Roberto Firpo, ejecutando tangos y a propuesta de Gardel, de quien era muy amigo, incluyó el tango Mi noche triste de Samuel Castriota y Pascual Contursi para que lo cantara Manolita Poli, una actriz de 19 años, hija de padres zarzueleros. La pieza se estrenó el 20 de abril de 1918 en el teatro Esmeralda (llamado luego teatro Maipo), se mantuvo toda la temporada y fue repuesta al año siguiente. El factor principal de tal éxito fue la incorporación del tango a la pieza teatral y, en especial, el aplauso que el público brindó a Mi noche triste.
La compañía también representó el 26 de abril de 1918, Premios a la virtud de Ulises Favaro el 30 de 30 de julio de 1920, El testamento de Fausto de Miguel Escuder el 23 de diciembre de 1921, Pepita de oro de Roberto Cayol el 15 de mayo de 1924. También El debut de la piba de Roberto Cayol en 1916, Los bailes de la famosa de Roberto Cayol en 1917, Chacarita de Alberto Vacarezza en 1924, La familia de don Giacumín de Alberto Novión en 1924, entre otros.
Produjo muchas piezas, entre las cuales se cuentan El Indio Rubio; El Dolor Ajeno, con José de Lara; ¡Viva la República!, con Maroni y Sanromá; Hay que hacer algo por la revista con Maroni y Alberti; Mi mujer quiere casarse, El conventillo de las catorce provincias, El cantar de los tangos, La borrachera del tango, Tarantini y Cía., con Antonio Botta; Con esta... sí, Atención al fogonazo, Hasta el San Martín no para, con Pascual Contursi, Telones y Bambalinas y Del tango al Charleston.
Debutó en el cine mudo actuando en Tierra baja (1912) y Mariano Moreno y la Revolución de Mayo (1915). Ya en el cine sonoro o hizo en varias películas, entre ellas Cadetes de San Martín (1936), Viento Norte y Así es la vida. También en El mejor papá del mundo; Medio millón por una mujer, con Eva Franco y Callejón sin salida, con Maruja Gil Quesada.
En la película Se llamaba Carlos Gardel rodada en 1949 o sea después de la muerte de Alippi se insertaron escenas que había filmado el mismo.
En 1941 un grupo de artistas se reunía habitualmente en el café El Ateneo ubicado en Carlos Pellegrini y Cangallo (hoy Teniente General Juan D. Perón) de la ciudad de Buenos Aires que estaba desocupado, integrado por Enrique Muiño, Elías Alippi, Francisco Petrone y Ángel Magaña así como el director Lucas Demare.
Enrique Faustín (h), que trabajaba en una empresa cinematográfica, que también concurría a las reuniones trajo el proyecto de formar una productora que trabajara en cooperativa al estilo de los Artistas Unidos de los Estados Unidos y al ser concretada fundaron la misma el 26 de septiembre de 1941 con el nombre de Artistas Argentinos Asociados Sociedad Cinematográfica de Responsabilidad Limitada.
Proyectaron filmar La Guerra Gaucha en la cual Elías Alippi iba a actuar en el papel del capitán Del Carril pero como enfermó de cáncer y no estaba en condiciones de sobrevivir a las duras condiciones de la filmación sus compañeros, no queriendo reemplazarlo en vida, postergaron la filmación con una excusa y recién la hicieron luego de su muerte, ocurrida el 3 de mayo de 1942. En su homenaje en la ciudad de Buenos Aires lleva el nombre de “Elías Alippi” la plazoleta ubicada en Av. Estado de Israel, Lambaré y Guardia Vieja, así como una calle de la misma ciudad


jueves, 19 de enero de 2017

Edmundo Rivero

"Un día cayó en mis manos La Iliada, de Homero; me la leí de un tirón, como una novela de aventuras, y me gustó tanto que decidí trasladar algunos de sus pasajes a las sextinas criollas. Cuando le puse una música de milonga pampeana y se la canté a la barra de la esquina sentado en el cordón de la vereda, mi Homero se parecía terriblemente a José Hernández..."
Apoltronado en un mullido "bergére" de su casa de la calle Bulnes, Edmundo Rivero rememora su infancia en el barrio de Saavedra, mientras se repone de las efusividades recibidas durante su recital de la semana pasada en la sala del Teatro Payró, que convocó a multitudes fervorosas.
El 8 de junio de 1915, en Avellaneda, don Máximo Aníbal Rivero, un jefe ferroviario, escuchó por primera vez la voz ronca de su tercer vástago, Edmundo Leonel, pero no presintió que con el correr de los años habría de transformarse en el último gran intérprete del tango, una especie de puente entre las jóvenes generaciones y aquellas otras que conocieron el suburbio bravo y, tal vez, el mitológico Barrio de las Ranas.
Don Máximo y su mujer, Juana Duró, se marcharon a Moquehuá pocos meses después del nacimiento de Edmundo y regresaron a Buenos Aires cuando éste acababa de cumplir seis años. Por ese entonces la familia contaba con otros dos hijos: Aníbal y Eva.
"Como Belgrano —memora Rivero—, Saavedra en ese entonces era un lugar de veraneo." Por allí vivía también su tío Justo Duarte, un contador general de la Casa de Gobierno, aficionado a la música y al canto, cuyas tertulias reunían a poetas y cantantes. Otro tío materno, Ángel Duró, en cuanto Edmundo supo leer lo puso en contacto con la literatura: Almafuerte, Lugones, Espronceda, Núñez de Arce y, más tarde, Edgar Allan Poe.
"Cuando alargué mis pantalones —dice el cantor, mientras se acaricia su carota de mascarón de proa con una mano terrible—, ya era un consumado guitarrista y comenzaba a hacer mis incursiones por las incipientes radios de entonces," Las radios se llamaban Buenos Aires, Cultura, Brusa y Belgrano, los espacios a duras penas se vendían y los locutores cedían con generosidad los micrófonos a los jóvenes aficionados diciéndoles: "Muchachos, hagan lo que quieran". En retribución, los adolescentes recibían paquetes de cuerdas para sus guitarras u órdenes para retirar mercaderías en los comercios de los contados avisadores. En los comienzos de la década del 30, Rivero había formado un dúo con su hermana Eva y otro con su hermano Aníbal. Con la primera transmitían música popular por los micrófonos de Radio Cultura; con el segundo, interpretaban en guitarra música culta, "sobre todo española", a la hora del té en el Alvear Palace Hotel. Por la mañana, concurría al Conservatorio Nacional donde el maestro Marcelo Urizar le revelaba los secretos de Sor y Tárrega y, de paso, tomaba lecciones de canto. Pero Rivero todavía no era un intérprete sino, bajo su nombre de Leonel, un simple acompañante de Nelly Omar y Francisco Amor.
"La guitarra no me sirvió solamente para ganarme la vida —comenta—, sino que también fue una llave dorada que me abrió las puertas más increíbles." Una de ellas daba a los bajos fondos, a los cafetines y bares dudosos, frecuentados por gente brava, respetada y temida. Allí. aprendió Rivero los secretos del lunfardo, un idioma secreto que se sirve de palabras, gestos y ademanes. Y aclara: no hay que confundir el "lunfardo" con el reo". El "reo" es el idioma del hombre de barrio, del orillero honrado, con el que nombra las cosas de su oficio, sus diversiones. El lunfardo es la jerga del lancero, del escruchante, del punguista; un idioma subyacente que se construye a base de metáforas, por traslaciones llenas de imaginación.
"Pocos saben —pontifica Edmundo, con cierto orgullo académico— que la palabra «gayola», con la que se designa la cárcel, proviene del humilde gallo, símbolo de la policía, que todo agente lleva en su chapa." Después, se extiende en consideraciones sobre la morfología lunfarda, la incorporación de términos de otras germanías extranjeras, y la dinámica de la llamada "lengua verde". "Los términos viajan de un país a otro porque los «lunfas» viajan", sentencia. Y expone el caso de "rastacué", una palabra utilizada por Gardel en una de sus milongas, que no es sino el "rastaquouére" de los franceses, el "rastacueros" (arrastra cueros) con que el español denomina al fanfarrón venido a más. La palabra viajó a Francia de ida y vuelta, cambió su ortografía pero no su semántica. Y Rivero propone el estudio de otra semántica lunfarda: la de las señas y los signos. "Hasta ahora mucho se ha hablado del sentido, y evolución de las palabras 'lunfas' pero muy poco se ha dicho del lenguaje silencioso que se habla con las manos, y los ojos", observa, con un dejo de reproche. Y cuenta una anécdota; un día visitaba una cárcel ("siempre voy a cantar a los presidios") y se entretuvo conversando con un veterano del hampa que se quejaba del trato dado a los detenidos en las "leoneras", las celdas colectivas donde llegan a hacinarse hasta más de cien personas, cuando su capacidad es para cincuenta. "En ese instante pasó otro preso —recuerda el cantor— y el viejo «lunfa» farfulló: 'Dequerusa, la prensa'. Yo me pasé el dedo índice por la mejilla derecha y él me contestó 'Isolina'' Y traduce el diálogo: "Atención, que pasa un informante, un soplón; ¿Seguro? Sí, seguro".
El lenguaje de los signos también se basa en un juego de metáforas sobreentendidas: pasar el dorso de la mano por la mejilla es calificar a un tercero de "cafishio", de "cara limpia", o "cara afeitada", un elemento de pulcritud y aliño que distingue a los explotadores de mujeres. "Ropa tendida", es decir un desconocido peligroso, se expresa al recorrer lentamente la solapa con el pulgar y el índice (un extraño se interpone entre los dos interlocutores como la ropa tendida).
"Quizá, alguna vez, cuando quede vacante un sillón en la Academia del Lunfardo, si me eligen, voy a escribir una amplia comunicación acerca del lunfardo de los signos", promete el cantor. Ahora, en el libro que prepara sobre la fisiología de la voz y las técnicas de su emisión aplicadas al canto, ha agregado una tercera parte donde explica muchos giros y términos lunfardos empleados en las 24 canciones que ha grabado en ese dialecto. Pero no quiere decir mucho: "Es peligroso —aclara— porque a la gente del hampa no le gusta que develen sus claves." Y cuenta que varias veces recibió llamados telefónicos advirtiéndole el peligro que significa "avivar a los giles".
Aquí, interrumpe su disertación y prefiere volver a los recuerdos de sus primeros tiempos. "A veces —y entrecierra los ojitos perdidos sobre la vasta nariz—- nos entreteníamos con un amigo de Belgrano, Benjamín Achával, en llamar por teléfono, a un número elegido al azar, y si respondía una voz de mujer le dábamos una serenata." Una tarde, después de la canción, una voz de hombre le propuso a Rivero cantar con su conjunto: era Julio De Caro. "En lugar de levantar una mina me levanté una orquesta", se ríe el cantor, con ecos de gargarismo. Después de narrar sus andanzas con Julio y José De Caro, explica cómo, durante cinco años, se convirtió en un aplicado oficinista del Servicio Administrativo del Arsenal de Guerra, hasta que la tentación de la vida bohemia comenzó de nuevo a rondarlo: Emilio Karstulovic, ex corredor de autos y propietario de la radio La Voz del Aire y de la revista "Sintonía", le propuso un programa.
El día de su debut recibió una llamada telefónica de una admiradora que le dejó su número: era Carmen Duval, la mujer de Horacio Salgan, y lo invitaba a su casa porque su marido quería escucharlo. "La música de Salgan, sus orquestaciones, en esa época eran revolucionarias —comenta Rivero—, y yo tenía una voz de bajo, cosa inaudita en un tiempo donde todos los cantores de tango exhibían registro de tenor." Las audacias de Salgan y la voz de su cantor impidieron que el conjunto se afincara definitivamente en un local, y tuvieron que ambular por confiterías y cafetines. Casi siempre el dueño del local protestaba luego de la primera noche: "Lo que hace ese director no es tango y para colmo tiene un cantor enfermo del pecho". "A Salgan lo tomaban con la condición de que yo no cantara —se pone nostálgico Rivero—, pero él me defendía."
Por ese entonces las editoras de discos comenzaban a tener ventas masivas y el público terminó por doblegar el empecinamiento de los empresarios: todas las noches, cuando Edmundo cantaba en el Jardín de Flores, ya lo seguía una legión de fieles devotos. Precisamente, una noche de 1947, Aníbal Troilo le propuso ingresar a su orquesta. Allí permaneció hasta 1950.
1953, para Rivero, es el año de su despegue: giras por el interior, suculentos contratos en las radios y en la televisión. En 1959, viaja a Europa y actúa en Madrid durante siete meses. En 1965 forma parte de una embajada artística que recorre los Estados Unidos; hace dos años, visita todas las ciudades importantes de América latina; en enero descubre el Japón.
Cuando habla de las ciudades orientales, el entusiasmo lo multiplica en ademanes exagerados, casi amenazadores para quienes están al alcance de sus manoplas. "En el Japón —cuenta— hay una sociedad, la «Suivu Kai», cuya traducción es, aproximadamente, «La reunión de los miércoles». Sus filiales reúnen a veinte millones y se denominan «Los maniáticos del tango», «Corrientes y Esmeralda», «Los locos del compás», «Buenos Aires». Todas las semanas sus afiliados estudian castellano una hora, para poder comprender las letras de nuestras canciones, discuten sobre estilos porteños de interpretación y hacen fervorosas apologías de nuestros cantores, algo así como lo que, en escala menor, pasa en nuestro país con los fanáticos del jazz."
Para explicar tanto fervor por el tango, Rivero esboza una teoría: la cultura nipona está tan cargada de símbolos, que un arte sencillo y sentimental seduce a los japoneses. Después lanza un amargo reproche: "Si los gobiernos se dieran cuenta de que nuestra música es uno de los medios de penetración más fuertes en el extranjero, quizá nuestras relaciones exteriores se harían en el compás de 2 por 4". A fin de agradecer las abrumadoras atenciones recibidas en el País del Sol Naciente, Rivero acaba de componer un tango titulado "Arigató, Nipón, Arigató" (Gracias, Japón, Gracias), lleno de palabras japonesas.
Pero no sólo en el Extremo Oriente el tango provoca temblores populares; en Bogotá; la capital de Colombia, se inaugurará en breve la plaza Carlos Gardel, y Rivero está invitado. "No podré ir —comenta—, pero enviaré una cinta grabada." En cambio, aceptó la invitación del Embajador argentino en Washington, Alvaro Alsogaray: a partir del 13 de julio, Edmundo ofrecerá allí una serie de recitales.
Pero, a pesar de su popularidad, no cree tener una comunicación directa con su público. "El disco, la radio, la televisión, son formas intermedias. Las actuaciones en clubes nocturnos, en bailes, muchas veces no tienen la continuidad necesaria." Y predica la necesidad de que algunas salas teatrales conviertan en hábito la sana práctica del music-hall, a la manera del Palladium londinense.
Mientras esta práctica, iniciada por el Regina con María Elena Walsh, se vuelva una costumbre, Rivero se propone abrir un local en San Telmo: "Será una galería de arte, una librería y una sala pequeña para un auditorio reducido", anuncia. Pero se niega a servir bebidas y mucho menos comida, no por puritanismo, sino porque "cuando la gente bebe o come no tiene el recogimiento necesario para escuchar a los intérpretes. Es cierto, pero ¿quién se resistiría a oír con atención al último heredero de Bettinoti, de Ezeiza, de Villoldo, al postrer trovador de Buenos Aires?
PRIMERA PLANA
4 de junio de 1968

Sabina Olmos



Nacida como Rosa Herminia Gómez el 3 de febrero de 1916, desde niña se sintió atraída por el canto. En 1934 tuvo su primera oportunidad artística al debutar en radio entonando algunos temas muy populares de la época. Su voz dulce y sin altisonancias comenzó a atraer al público, y tres años después el director cinematográfico Manuel Romero, un determinante de su trayectoria, según ella lo confesó alguna vez, la convocó para un pequeño papel en "La rubia del camino". Con anterioridad ya se había acercado a la cámara con "El casamiento de Chichilo".
Sin estudios escénicos que sostuviesen su vocación, Sabina Olmos supo, no obstante, imponerse por la dulzura de su figura y por su energía para el trabajo.
En una década -la del treinta- en que el cine argentino necesitaba nuevos rostros, Sabina Olmos fue infaltable en los elencos de las más populares películas de ese momento. "Los apuros de Claudina", "La vida es un tango" y "Divorcio en Montevideo" la lanzaron a la popularidad masiva. El papel de Felicia en "Así es la vida", de Francisco Mugica, consolidó su prestigio y le valió un premio instituido por el Museo Municipal del Cine.
En la década del cuarenta, y ya con directores que supieron explotar más su temperamento, compuso criaturas más dramáticas y comprometidas, como la de "Historia de una noche", por la que logró el galardón de mejor intérprete de reparto, y dos films por los que fue considerada mejor actriz principal: "Albéniz" y "Tierra del Fuego".
Tan dúctil para el drama como para la comedia, Sabina Olmos, se distinguió en su extensa carrera cinematográfica, teatral y televisiva por ese rostro de permanente melancolía que le daba a sus personajes una pátina de dulzura y de enorme fuerza interior.
Casada con el cantante de tangos Charlo, la actriz retomó su camino de cancionista, y a mediados de los años cincuenta ambos realizaron exitosas giras por España y América latina.
Ante la caída del peronismo, el matrimonio debió vivir varios años en el extranjero, y en los sesenta retornaron a Buenos Aires, donde, con Charlo como productor, Sabina Olmos protagonizó "Pesadilla", un rotundo fracaso de taquilla.
A partir de ese momento Sabina Olmos debió secundar a figuras de menor trayectoria. Algunos trabajos teatrales y televisivos ("Bettina", "Intimidades de una cualquiera" y "Siempre es difícil volver a casa", su última aparición en la pantalla dirigida por Jorge Polaco, y un fugaz paso como organizadora de una galería de arte en Canal 11) no lograron hacer resurgir su nombre. Convocada por Rodolfo Graziano, la otrora refulgente estrella integró el elenco del Teatro de la Ribera, en el espectáculo "Hoy, ensayo, hoy".

viernes, 13 de enero de 2017

Murió Horacio Guarany

El cantante popular y compositor folclórico Horacio Guarany falleció esta madrugada en una clínica de la Ciudad de Buenos Aires, tras agravarse los problemas cardiovasculares que arrastraba desde hace tiempo. Tenía 91 años.
Con 57 discos solistas editados y una carrera musical que se remonta a 1957, Guarany fue a lo largo de décadas una de las voces folcklóricas centrales de la protesta obrera durante las sucesivas dictaduras. Hasta llegó a estar prohibido
La noticia fue confirmada por su representante Rubén López, quien en Twitter manifestó: "Con profundo dolor tengo que confirmar que nuestro maestro ha partido a otros festivales celestiales. Gracias Guara por todo".
Guarany, cuyo verdadero nombre era Eraclio Catalín Rodríguez, había nacido el 15 de mayo de 1925 en Las Garzas, provincia de Santa Fe. A lo largo de su carrera fue 15 veces Disco de Oro y una decena de Platino. En 2005 ganó un Premio Gardel y también fue distinguido con el premio Konex de Platino como el mayor cantante masculino del folcklore.
Se lo llamaba “El cantor del pueblo”. En la década de 1950 se afilió al Partido Comunista y desde entonces sufrió amenazas. En 1972 protagonizó la película “Si se calla el cantor”, la historia de un artista que era perseguido por sus canciones de protesta. Dos años después, la Triple A atentó contra su vida y logró que, finalmente, Guarany se exiliara en 1974.
“Si se calla el cantor”, junto con “La guerrillera”, “La villerita” y otras se convirtieron en clásicos de la música popular y folcklórica, y su trayectoria le valió el reconocimiento de artistas de todos los géneros a los largo de varias décadas.
Retornó al país en 1978 pero sus canciones fueron prohibidas por el entonces gobierno de facto. Un año más tarde explotó una bomba en su casa de la ciudad de Buenos Aires pero siguió viviendo en el país.
En 2014 habí­a protagonizado "El grito en la sangre", película basada en su novela gauchesca "Sapucay" que, dirigida por Fernando Musa, marcó su regreso a la pantalla grande tras casi 40 años de ausencia. Desde 1989 vivió en la localidad de Plumas Verdes, en el partido de Luján, donde será despedido por sus allegados.