sábado, 24 de abril de 2021

Canciones del tiempo de Rosas

Entre 1929 y 1939, irrumpió en el universo de la música “nacional” -esa zona de confluencia entre el tango y que lo llamaríamos hoy la canción “campera”, rural, básicamente generada en la llanura bonaerense- un repertorio muy específico, distinto a todo lo que venía creando, de la mano de un intérprete, de un letrista y de un músico.

 Valses, cielos, vidalas, estilos, tangos, milongas fueron el vehículo musical para que la voz de Ignacio Corsini, los textos de Héctor Blomberg y las melodías de Enrique Maciel retrataran con hondura, sentimiento e idealismo romántico los tiempos de Rosas en el poder absoluto de la Provincia de Buenos Aires y en su proyección sobre todo lo que en aquel momento se denominaba Confederación Argentina.
Gabriel Soria, titular de la Academia Nacional del Tango, enfatiza: “El llamado ciclo de canciones federales encontró en Ignacio Corsini al intérprete ideal. La obra temática que abordaron los autores Héctor Pedro Blomberg y Enrique Maciel estuvo inspirada sin duda en la interpretación cada vez más popular de esas mismas canciones por Ignacio Corsini. El llamado “Caballero Cantor” se retiró del ambiente artístico en 1946, ya para esa época las grandes orquestas típicas y sus cantores eran las más escuchadas y el repertorio de los años veinte e incluso de los treinta casi no se reponía en los discos de 78 revoluciones.”
Luego, añade: “Es importante recordar que un hecho fundamental que permitió conocer las obras grabadas por Corsini, fue la aparición del disco Corsini interpreta a Blomberg y Maciel, editado por el sello Odeón en 1969 con catorce versiones. Si bien algunas obras estaban incluidas en otros discos del intérprete, esta selección fue la que realmente puso otra vez en los oídos del público el repertorio y además selló para siempre la trilogía del cantor y los autores con el llamado “cancionero federal”. La foto de la portada es también un acierto, un elegante Corsini de moño y sus ojos mirando al pasado de nuestra historia. “
Más tarde, Soria explica: “Ahora repasemos quienes en los años cuarenta volvieron a interesarse por estas obras como traídas del túnel del tiempo. Alberto Castillo grabó ya como solista en 1946 La pulpera de Santa Lucía y Domingo Federico con su orquesta La Mazorquera de Montserrat, El adiós de Gabino Ezeiza y China de la Mazorca.
Pero quién rescató a pleno este repertorio fue el cantor Enzo Valentino, con una voz muy cercana a Corsini, personalidad propia y gran atracción en el público. Interpretó prácticamente las mismas canciones y le agregó otras que el propio Enrique Maciel le acercó como inéditas. Cantó hasta principio del siglo veintiuno manteniendo en la memoria popular los versos de Blomberg. Otro aporte fundamental fue el de Nelly Omar que grabó La canción de Amalia y a sus 100 años en el Luna Park entonó El adiós de Gabino Ezeiza.”