miércoles, 23 de octubre de 2013

MUÑECAS BRAVAS reafirmó su éxito en Pigüé

El viernes 18 de octubre se brindó el espectáculo de tango Muñecas Bravas en el Teatro Español de Pigüé gracias a una iniciativa del Voluntariado de Adultos Mayores de esa ciudad, que encabeza Mabel Cerutti Domenicale, y la Secretaría de Cultura del Partido de Saavedra-Pigüé, liderada por Marisol Merquel.
Minutos antes de las 22 hs, Gaby “La voz sensual del tango”, Patricia Malanca y Geraldine Trenza Cobre plantaron sus tacos en el escenario del bellísimo teatro pigüense junto al pianista Víctor Volpe demostrando una vez más que las nuevas apuestas al 2x4, la renovación y la juventud pueden volver a posicionar al tango en un lugar de privilegio dentro del ámbito cultural.
Poesías y melodías de todas las décadas del siglo XX fueron interpretadas por las muñecas, ovacionadas por los presentes que, además, tuvieron su momento de interacción con las bravas durante el espectáculo en una puesta que ofrece belleza, elegancia, humor, talento y un muy buen ensamble entre estilos, voces y personalidades.
La romántica, la rockera y la arrabalera están hoy, más que nunca, en la cúspide de los espectáculos populares del género ya que gracias a su interesante propuesta, atrapan a grandes y chicos, mujeres y hombres, sin importar cuánto sepan o gusten del tango.

PIGÚÉ Y EL TANGO
La gestión del actual intendente Hugo Alejandro Corvatta ha hecho un importante y prolongado trabajo con el tango en el Partido. Haciendo honor a los antepasados y raíces tangueras del lugar en donde nació Juan Carlos Cobián cuyo nombre quedó inmortalizado en una calle y dos bellos  monumentos y se rindió sentido homenaje al zorzal criollo, también con obras que quedaron para la comunidad como muestra del respeto y afecto que al tango se profesa, Corvatta ha impulsado junto a la Secretaría de Cultura numerosos espectáculos y actos conmemorativos en su última gestión que pusieron nuevamente en valor diferentes atractivos de la ciudad y permitieron al pueblo todo de Saavedra disfrutar de buenos espectáculos con valores nacionales.
El nombre de Cobián y otros talentos locales que tomaron rumbos lejanos y exitosos como Fernando Soler -recordado popularmente por integrar la orquesta del maestro Héctor Varela junto a Jorge Falcón y aquella inolvidable versión a dúo de la milonga “Azúcar, pimienta y sal” y actual titular de una de las casas de tango más importantes de Buenos Aires ubicada en el barrio de Barracas, Señor Tango- tuvieron su momento de homenaje y retorno al pago chico. Así también, la intérprete Emi Cobián regresó a los escenarios de su tierra para uno de los numerosos espectáculos evocativos del compositor de Nostalgias, Los Mareados y La casita de mis viejos.
Un aspecto destacable de la serie de espectáculos tangueros en la ciudad de Pigüé es el importante espacio brindado a los cantantes, bailarines y músicos locales que acompañaron cada una de las presentaciones de nivel nacional que se han ofrecido en la localidad. Es meritorio realzar la tarea de fomento al semillero cultural local que seguirá haciendo de Pigüé una ciudad con pasado, presente y futuro tanguero.

MUÑECAS RECARGADO
El pasado jueves 17 de Octubre, previo a la presentación en la ciudad de Pigüé y al igual que en anteriores oportunidades, Muñecas Bravas se presentó en el Café Histórico de Bahía Blanca con la compañía en escena de la cantante Florencia Albanesi. Esta mujer multifacética y excelente comediante, hace que el espectáculo forjado en Capital Federal bajo la idea de José Valle, duplique su apuesta al humor e incorpore aquellas canciones características de cancionistas como Tita Merello, Sofía Bozán o Rosita Quiroga y las de nuevas compositoras que apuestan al grotesco dentro y fuera del tango como Gabriela Torres, María Volonté o la mexicana Paquita la del Barrio.

Si de pasarla bien y escuchar buenos tangos se trata, sin duda “Muñecas Bravas” en su versión recargada es la mejor opción.

lunes, 21 de octubre de 2013

Ernesto Ponzio, "El Pibe Ernesto".



"El Pibe" Ernesto Ponzio nació en Buenos Aires el 10 de julio de 1885 en una familia de músicos, aunque al
quedar huérfano, se le dio por mostrar en las cantinas lo que estaba aprendiendo en el conservatorio Williams, que era tocar el violín. En 1898, cuando tenía trece años, el furtivo duende de la inspiración lo llevó a componer "Don Juan". Hasta 1911 tocó en varios conjuntos, alternando con músicos como Eusebio Azpiazú, Juan Carlos Bazán, Eduardo Arolas, con quien en 1910 formó el trío Ponzio, Arolas, Thompson. De allí en adelante, en vez de salones o cines, optó por desplegar su arte en arrabales, piringundines y burdeles.

Pasó muchos años en la cárcel. Nos cuenta un estudioso Miguel Angel Lafuente que en la noche del 18 de enero de 1924, en un lenocinio o "firulo" del barrio rosarino de Pichincha, le descerrajó un balazo a Pedro Báez, matándolo en el acto.

Fue condenado 20 años de prisión y, por reincidente, a reclusión por tiempo indeterminado en territorios del sur. Nos sigue contando Lafuente que formó un conjunto musical en la cárcel y que apenas cuatro años después volvía a las calles, favorecido por algún indulto o conmutación de penas.

De carácter arrebatado y criado en el malevaje, simpático y agradable, pero callado y de una astucia malévola, era incapaz de soportar el más mínimo agravio. Expeditivo, no presumía de coraje o valentía y de inmediato apelaba al bufoso.

Gatillo fácil y espíritu amenazador, solía pasar por etapas en las que se le daba "indultar" a la posible víctima. Era temido, evitado y, hasta, a veces, querido. Al Pibe Ponzio se lo puede ver casi de cuerpo presente en la película "Tango".

En 1932, junto a Juan Carlós Bazán, formó una orquesta típica de la Guardia Vieja para ofrecer recitales en el Teatro Nacional en competencia con Roberto Firmo, que alardeaba de "vanguardista". Sin embargo, fue el Pibe el que introdujo el pizzicato en la interpretación tanguera.

La autoría de muchas de sus composiciones será cuestionada, pero de todos modos, además de "Don Juan", nombraremos a "Ataniche", "Quiero papita" y "Culpas ajenas", aunque se pasó la vida reclamando también la paternidad de "El entrerriano", compuesto por Rosendo Mendizábal en 1897.

En sus días finales instaló un boliche y cancha de bochas en Lanús Oeste, reducto muy visitado por los escritores y periodistas María Luisa Carnelli, Carlos de la Púa y Enrique y Raúl González Tuñón. Y será en Lanús donde el ya viejo "Pibe" escribirá los tangos "Monte criollo" (también atribuido a Francisco Pracánico), "Los inmortales", "No te lo puedo decir" con letra de José Antonio Saldías, "Contámela que te escucho", "Pobre tango que naciste de un hachazo", "Avellaneda", con letra de Luis Mario, pseudónimo de la poetisa María Luisa Carnelli, "De quien es eso", "Don Natalio", "Milonga de mi barrio" y el estilo "Tardes pampeanas", con letra de Mario Castro.

Su abnegada compañera Adela Savino, con quien se casó en 1906, permanece a su lado. Allí, en esa esquina de Lavalleja 4810 está anclado el corazón del tango. Un cerco de madreselvas y unas glicinas en flor, perfuman la tardecita de Lanús. El mate y la ginebra son obstinados convidadores. La mano del "Pibe Ernesto" se tiende cordial a las visitas. Igual que a las "milonguitas" la vida lo ha tratado mal, pero él continúa siendo el pibe revoltoso que al son de una habanera recogía chirolas para que su madre parara la olla. Y por eso de que calavera no chilla, ninguna amargura, ningún resentimiento le agrian el carácter. Hasta que, sin una lágrima, sin una queja, se iría para siempre un 21 de octubre de 1934.

jueves, 17 de octubre de 2013

Antonio Agri (Rosario, provincia de Santa Fe, 5 de mayo de 1932 – Buenos Aires, 17 de octubre de 1998)

Antonio Agri fue un virtuoso violinista, compositor y director orquestal, y su manera de tocar el tango dejó una huella indeleble: hoy los discos en los que toca Agri son escuchados por esos jóvenes instrumentistas que, violín en mano, quieren entrar en el mundo del tango.

Agri es considerado como el máximo exponente entre los violinistas de tango de la generación del 50. Cursó estudios de su instrumento con el maestro Dermidio Guastavino. Tras su debut en Córdoba, en 1947, dio sus primeros pasos artísticos en orquestas dedicadas a la música popular. En Rosario tocó en el conjunto Los Provincianos, de Héctor Lincoln Garrot, y con las orquestas de José Sala, José Corna y Antonio Ríos. Con este último, con Omar Murtagh y José Puerta formó, en los años 50, el conjunto Los Poetas del Tango, con quienes grabó para el sello Trío.
Abandonó Rosario, junto con su puesto en la Sinfónica local, a los 28 años. En Buenos Aires lo esperaba el tango y una prueba con Piazzolla, quien demoró seis meses en resolver la admisión pero lo hizo en forma rotunda y definitiva.Agri sólo dejó de ser su músico cuando optó por un sitio en la Orquesta Estable del Teatro Colón, y muchos años más tarde seguía recordando: Astor me dijo de todo: que yo lo dejaba a él por un oscuro atril del Colón, que lo que buscaba era la seguridad de una jubilación... Y ahora encuentro que tenía razón en reprochármelo, porque yo jamás trascendí tocando Mozart o Vivaldi. Si hubiera tocado sólo esa música hoy sería uno más, o mejor diría uno menos. Si llegué a grabar con la Filarmónica de Londres, eso se lo debo al tango.En el tango sumó, entre muchas otras, la experiencia de ser convocado en ocasiones por Aníbal Troilo, de animar dos de las etapas de vida del Quinteto Real -junto a Horacio Salgán- y su propio Quinteto con sede en París, codirigido por el bandoneonista Juan José Mosalini. También, encuentros con Plácido Domingo y Mercedes Sosa.Más allá de su dominio del lenguaje del género, fueron su afición a los impactos de virtuosismo -incluidas licencias en la elección del repertorio- y su festejado derroche escénico los que contribuyeron a singularizarlo como solista. Y no tuvo, hasta hace muy poco, una producción como compositor. Pero cuando se decidió, entre sus primeras obras apareció, sugestivo, un solo titulado S.P. de nada (Sin Pretensión de Nada).En dúo de violines con su hijo Pablo, con el Quinteto Mosalini-Agri y con el Nuevo Quinteto Real (del que ahora llevaba meses desvinculado), realizó algunas de sus diversas grabaciones de los últimos años.En estos tiempos, se mostraba más bien escéptico frente a los comentarios acerca de un crecimiento de la atención local hacia el tango. Pero no por eso menos decidido a dar batalla con su violín. Usaba un instrumento sin gran firma de fabricación, que él describía cariñosamente como berreta pero leal igual que un viejo Chevrolet. 

jueves, 10 de octubre de 2013

Se presentó ROBERTO ACHÁVAL, El último cantor de Pichuco

El pasado domingo 06 de Octubre a las 17 hs, en el marco del 3º Festival Nacional de Tango CARLOS DI SARLI de Bahía Blanca, se presentó en la Confitería de la Estación Sud de esa ciudad, la biografía del cantor whitense Roberto Achával, quien se desempeñó en las orquestas de Luis “Palito” Bonnat, Osvaldo Piro, Omar Valente, Ernesto Baffa y Osvaldo Berlingieri, Osvaldo Tarantino, Roberto Pansera y Panchito Nolé, llegando a la cumbre ansiada por cualquier cantor de acompañar los últimos meses de actuación de Aníbal Pichuco Troilo -según él mismo “el sueño del pibe”.
La historia contada por Gabriela A. Biondo y José Valle con la colaboración de amigos, familiares y colegas, no es sólo el reflejo de la trayectoria de un artista sino el acercamiento a la vida de un hombre que, además de ser un gran músico y excelente cantante, fue una persona sencilla, incorruptible y amada.
“Es necesario, para quienes gustamos de saber lo que hay detrás de un gran talento –versa la introducción- conocer al hombre que guardaba Roberto Achával detrás del galán y poder así incorporar con mayor sensibilidad cada una de las vivencias que se contarán en este libro”.
La biografía tiene como prologuista a Sergio Raimondi, Director del Instituto Cultural de Bahía Blanca, y fue editada por “En un feca”,  editorial que vio la luz con el libro biográfico “Carlos Di Sarli, El Señor con Alma de Niño” (2012) y hoy se encuentra orgullosa de su segunda producción tanguera.
“Oscar Aníbal Crudeli fue de esas personas que dejan huella inalterable en los corazones de la gente. Fue un gran compañero de trabajo, un excelente amigo, un marido enamorado, confidente, romántico y compañero y un padre excepcional, que a pesar de su trabajo contrarreloj no descuidó nunca su presencia en casa ni el amor por los hijos. Fue un profesional envidiable, responsable y con una conducta estricta a pesar del tentador ambiente nocturno”, cuenta Valle.
“Lo que más me entusiasmó en el inicio de este proyecto fue poder dejar plasmado por escrito el inmenso amor que unía a Cacho y a la negra –como conocen en White a Roberto y su esposa Juana Dodero. Ella lo tiene tan presente como cuando vivía a su lado, lo nombra, besa sus fotos, se emociona al contar las vivencias más sencillas a su lado… nunca vi un amor tan inmenso y atemporal, tan arraigado en esa mujer que lo adora y desea como cuando tenía 20 años. El tiempo y la muerte no la separó de su querido Cacho, que seguramente la está esperando con un mate caliente en algún rinconcito de este mundo, como solía despertarla cariñosamente en las mañanas”, contó Biondo.
La contratapa del ejemplar explica el por qué de la obra: “Un hombre que merece el amor y el respeto más allá de la muerte, un padre que fue –además- el mejor amigo de sus hijos, una persona para la cual nadie esboza un agravio, un profesional que mereció los mayores halagos sobre y debajo del escenario, un cantor que fue elegido por Troilo (el mayor intuitivo de la historia del tango en lo que a vocalistas refiere) y por la gente, un nombre que quedó marcado a fuego en la lista de los inolvidables, merecía el registro de su paso por esta circunstancia terrenal donde tanto se brindó. Para eso, estas páginas.
“Roberto Achával, Cacho, su ciudad natal, su familia, su carrera y sus maestros, Aníbal Troilo y el tango serán las guías que nos conduzcan por este camino nostalgioso del recuerdo para colocar una merecida estrella más en el cielo de los bahienses que dejaron su huella en la cultura popular argentina”.


martes, 1 de octubre de 2013

Ángel Domingo Riverol (1 de octubre de 1893 - 26 de junio de 1935)

En sus comienzos acompañó al dúo Greco-Riverol, formado por Angel Greco y su primo hermano Ignacio Riverol. Integró luego tríos o conjuntos orquestales como los de Julián Divasto, Carlos Marcucci, Fernando Montoni y secundó al dúo Pidotto-Argüello, los autores del popular vals "Adoración".
Más tarde y para mayor exactitud el 29 de julio de 1924, se formó en su casa y por su mediación el dúo Magaldi-Noda al que secundaron desde ese momento Riverol, Espumer y Maciel con sus guitarras.
También acompañó a otros intérpretes de grata recordación como: Libertad Lamarque, Ada y Adhelma Falcón, Mercedes Simone, Charlo, Carlos Viván, Fernando Díaz, Armando Barbé, Mercedes Carné, Carlos Dix, Teófilo Ibáñez, Oscar Ugarte, Héctor Wilde.
Por 1929 llegó Carlos Gardel una noche a "Los 36 Billares", lugar donde se reunía lo más granado de los artistas de varieté, pues lo buscaba para incorporarlo a su trío de guitarras por separación de Ricardo. Le interesó el asunto y tras la invitación la aceptación entrando de inmediato a actuar a su lado.
Viajó a Europa en giras con Gardel y en 1931 interviene junto a él en la película "Luces de Buenos Aires" donde canta una chacarera a dúo con Barbieri. En 1935 es llamado desde Norteamérica por el cantor y allá viajó con Barbieri y Aguilar.
Realiza la gira con ellos que termina trágicamente en Colombia el 24 de junio, falleciendo dos días después por las graves heridas recibidas.
No se dedicaba a componer música y sólo dejó cinco composiciones: "Rosal de amor", vals con versos de Enrique P. Maroni; "Mañanitas de campo", ranchera, y "Falsas promesas", tango, con letras de Eugenio Cárdenas; "Trovas", tango con letra de Guillermo Barbieri, grabadas las cuatro por Carlos Gardel y la inédita "Con la Cruz a cuestas" un tango con versos de Cárdenas.
Su primo Ignacio falleció en Buenos Aires el 23 de agosto de 1926.
Riverol nació en Buenos Aires el 1° de octubre de 1893 y falleció en Medellín (Colombia) el 26 de junio de 1935