sábado, 28 de enero de 2012

Tango y Turf :el encuentro de dos antiguas pasiones porteñas

Podría decirse que ambas disciplinas desde un principio estuvieron hermanadas, tanto en lo que concierne a la labor de preparadores, jockeys, peones y demás componentes que brindan el espectáculo turfístico, como a la obra de distintos músicos, cantores y autores de nuestra música ciudadana, que a través de tangos que dedicaron a aquellos, pusieron de manifiesto su pasión por las carreras de caballos.
Para dar una acabada idea de lo antedicho, nos remontamos a fines del siglo XIX, a un moreno llamado Rosendo Medizábal, pianista que se desempeñaba en la casa de María “La Vasca”, y a una calurosa noche de noviembre de 1897.  Esa tarde había ganado en el hipódromo de Palermo el caballo “Pillito” el Gran Premio Internacional, hoy Carlos Pellegrini.  Los allegados a su caballeriza entre los que se encontraban Pablo Aguilera (que fue quien lo condujo), el cuidador Bastiani y otros, estaban festejando el triunfo del mismo, mientras el moreno pianista ejecutaba un tango aún sin nombre.  Llamado a la mesa y al ser interrogado sobre el título respondió que no lo tenía, sugiriéndole entonces los concurrentes que le pusiera el del caballo ganador, cosa que decidió hacer; pero otras circunstancias hacen que cambie de opinión y el mismo termine siendo “El Entrerriano”, el que llega a nuestros días con la frescura y lozanía de aquellos lejanos años.
Alfredo Bevilacqua, pianista también, no escapó a la pasión que engendra el denominado Deporte de los Reyes; es así que entrando ya en el nuevo siglo le dedica a Domingo Torterolo, para esos años de gran predicamento en el oficio, un tango que titula “Gran Muñeca”.  En cuanto a Torterolo y sus hermanos, se radicaron luego en París por largos años, extendiendo allí su amistad con los hermanos Pizarro, Petorossi, y luego Gardel, con quien puede vérselo en varias fotografías.
Tampoco Angel Villoldo fue ajeno a los aconteceres de nuestro turf; éste era asiduo concurrente al viejo Hipódromo Nacional -situado donde hoy está la cancha de River- como también al de Palermo, cuya inauguración data del 7 de mayo de 1876.  Luego de los éxitos de “La Morocha” y “El Choclo” Villoldo compone el titulado “Una Fija”, en clara alusión a un caballo que no podía perder.  Carlos Di Sarli en la década del ’40 hace una extraordinaria versión de dicho tango.
Cabe ahora mencionar a Eduardo Arolas, brillante como compositor tanto en el aspecto cualitativo como cuantitativo.  Sus tangos no tienen parangón y estaría de más hablar de ellos ya que los de mayor divulgación fueron y son ejecutados por todas las orquestas; pero nos detendremos en dos relacionados a nuestro tema: Se trata de “Dinamita” y “Retintín”.  Este en principio estaba dedicado a su amigo Rafael Tuegols (de allí la estrofa que dice “Qué hacés Che Rafael”), pero luego y para engrosar los escuálidos bolsillos del “Tigre del Bandoneón” fue “obsequiado” al propietario del caballo que origina el título, con la consiguiente retribución monetaria como era costumbre para la época.  En cuanto a “Dinamita”, fue un pura sangre sin mayor éxito y pese a que el tango está dedicado “A mis queridos padres y hermano”, la portada de la partitura del mismo muestra la foto del caballo con su jinete en acción de desmontarlo.
Al Arolas turfman puede vérselo en curiosa foto en el hipódromo parisino de Longchamps, elegántemente vestido y con bastón, en compañía de dos damas, lo que desmentiría que estuviera atravesando momentos críticos económicamente.
Dos hechos singulares tienen lugar en 1917.  El primero es la aparición en las pistas de un auténtico crack llamado Botafogo, a quien condujo durante ese año Jesús Bastías, al cuidado de Felipe Vizcay.  El segundo es la invención que realiza Pascual Contursi a través de la letra para un tango que revolucionaría toda la temática del mismo.  Sobre una música de Samuel Castriota titulada “Lita” y que estaba condenada a permanecer en el anonimato, Contursi le acopla versos y lo rebautizan con el título de “Mi Noche Triste”, considerándoselo el primer tango cantable con argumento.
Pedro Maffia, “El Pibe de Flores”, el que para ejecutar el bandoneón adoptaba la rígida postura, el de “Pelele”, “La Mariposa”, “Sentencia” y otros, tampoco pudo sustraerse al encanto que proporciona el fru-fru de las coloridas chaquetillas.  Es así como en colaboración con Julio De Caro componen “Tiny”, en alusión al ganador del Gran Premio Carlos Pellegrini del año 1919, y solamente Maffia “Averán”, en honor a un animal que no tuvo trascendencia en las pistas pero sí en la melodía aportada por su creador para el tango homónimo.
Cabe agregar para dicho músico, que poseemos una inhallable placa con la grabación de un tango titulado “Correntino”, que dedica a su admirado Elías Antúnez en el año 1930, y que es anterior a “El Yacaré” en una versión para el sello Nacional-Odeón por el dúo Ruiz-Torres con letra de Enrique Lopez, que ensalza al jockey a poco de llegar de su Corrientes natal a Palermo.
Redundante sería extendernos en Irineo Leguisamo, hondamente vinculado tanto al turf como al tango.  Simplemente diremos que en la tarde del 13 de diciembre de 1931, de las 8 carreras que se disputaron en Palermo, triunfó en 7 y entró segundo en la restante.  Por la noche le enviaría un telegrama a su fraterno Gardel, a la sazón actuando en París, con el suiguiente texto: “Carlos, corrí 8 y gané 7.  Abrazos, Mono”.
Llegamos así a algo que es imposible de soslayar: El stud de la calle Olleros, donde cuidaba Francisco Maschio, apodado “El Brujo”, y donde se alojaron los cracks más famosos desde mitad del ’20 hasta mediados del ’30; allí concurría el Zorzal a darle el terroncito de azucar a su Lunático.  Dicha caballeriza llevaba por nombre “Yeruá”, con chaquetilla color oro y mangas lila; frecuentes allegados al mismo fueron cantores, poetas y demás, entre los que se contaban Maffia, Néstor Feria, los hermanos Ratti, Edgardo Donato, Agustín Irusta y otros grandes de la época.  Dicho stud cayó bajo la implacable piqueta en 1957 para dar paso, cuándo no, a un edificio de departamentos.
Para perpetuarlo, el autor de esta nota junto con el folclorista Oscar Valles habían iniciado la composición de un tango que no llegó a concretarse en su totalidad debido al fallecimiento del músico, y del que transcribimos la primer cuarteta: Era el stud de Maschio, por la década del veinte / Albergue de pur-sang, poetas y cantores / Hoy qué lejos todo eso, qué vacío y ausente / El duende del recuerdo nos devuelve sus flores.
Tampoco puede excluirse a Hector Marcó de estos apuntes, cuyo verdadero apellido era Marcolongo.  Prolífero autor y compositor en ciertos casos, y en otros en colaboración con músicos de la época, destacándose entre ellos Carlos Di Sarli (“Porteño y Bailarín”, “En un Beso la Vida”, “Nido gaucho”, etc).  Enamorado de los pingos, fue propietario de una caballeriza cuyo nombre remitía a la conjunción de sus dos pasiones, ya que la denominó “Nido Gaucho”.  Brindó a dicha pasión los tangos “Tirate un Lance”, “Arriba Jara”, “Te lo Digo por tu Bien” y la milonga “Tardecitas estuleras” donde nombra a su hermano Ricardo, que le atendía profesionalmente sus caballos, entre los que se contaban “Pilote”, “Versado”, “Vichador” y otros.
Para Alberto Gómez necesitaríamos una nota aparte, pero no sería del caso omitirlo ya que fue, aparte de excelente cantor, “burrero” nato.  Como ejemplo de lo antedicho tenemos su “Milonga que Peina Canas” en la cual hace un raconto de todos los cracks que pasaron por los distintos hipódromos y en distintas épocas, pero como decimos al comienzo, en otra desglosaremos uno por uno los ejemplares que cita en dicha milonga.



Carmen Idal, cancionista de los años cuarenta, también se acercó al turf. Propietaria junto a su esposo el escribano Jorge Picaso Cazón del stud “Mis Leones” (chaquetilla negra con dos bandas blancas cruzadas); puede vérsela en una fotografía del diario Crítica sosteniendo de las bridas a su potranca “Tana Linda”, que había ganado la Polla de su sexo en el año 1956.
Como corolario, ya que proseguir en detalle equivaldría a llenar páginas íntegras, citaremos en forma global a restantes personajes de nuestra música que nutrieron y de los que se nutrió nuestro turf: José Razzano y Enrique P. Maroni fueron propietarios del stud “La Taba”; Alfredo De Angelis y su cantor Julio Martel fueron dueños de los caballos “Devorador” y “Chincal” respectivamente; ambos Magaldi, padre e hijo, de “Simpatía” y “Chusarito”; Homero Manzi, quien se mudó a la calle Oro y Libertador para estar más cerca del hipódromo; finalmente tenemos a Jorge Vidal, vigente en la actualidad, muy buen cantor y mejor “burrero”, quien inmortalizó en discos títulos tales como “Milonga burrera”, “Salvame Legui”, “Pingo Lindo” y varios más del mismo tenor.

martes, 24 de enero de 2012

RICARDO TANTURI

Tanturi logró conducir durante varias décadas una orquesta de renombre, que basó su éxito en la enorme atracción de algunos de los cantores con que contó. Por esa misma razón, las versiones instrumentales de su limitada orquesta son escasas y poco recordadas. Sin embargo, su fama resiste el paso del tiempo, y en los últimos años, con el resurgimiento del tango como danza, las grabaciones de Tanturi son tal vez las más requeridas por los bailarines. Además, algunos de sus registros se han convertido en clásicos absolutos.
Ricardo Tanturi nació en Buenos Aires de padres italianos, en el barrio de Barracas, uno de los más pobres y vitales de la ciudad, limitado por el Riachuelo, otrora surcado por incontables barcazas, y hoy contaminado y maloliente. Su primer instrumento fue el violín, que estudió con Francisco Alessio, tío del célebre bandoneonista y director Enrique Alessio. Su hermano Antonio Tanturi, pianista y codirector de la Orquesta Típica Tanturi-Petrone, lo indujo a dejar el violín por el piano y fue su maestro. En 1924 comenzó Ricardo su carrera artística, sentado al teclado en clubs, festivales benéficos y, junto con su hermano, en LOY Radio Nacional (luego llamada Belgrano), nada de lo cual le impidió estudiar Medicina y recibirse con muy buenas calificaciones. En la universidad formó conjuntos estudiantiles. Allí conoció al actor Juan Carlos Thorry, quien luego sería su primer cantor, y a muchos de los músicos que conformarían su orquesta. En 1933 formó un sexteto para actuar en cines y teatros. Lo bautizó "Los Indios", en homenaje a un equipo de polo. Esa misma sería la denominación de todas sus formaciones posteriores. Tanturi solía utilizar como presentación el tango así llamado, "Los indios", de Francisco Canaro, pero curiosamente nunca lo grabó.
Orquesta R. Tanturi
Orquesta Ricardo Tanturi
Se inició en el disco en 1937, con una histórica placa del sello Odeon que contiene el tango "Tierrita", de Agustín Bardi, en versión instrumental, y "A la luz del candil", música del talentoso Carlos Vicente Geroni Flores, y truculenta letra de Julio Navarrine, cantado por Carlos Ortega. Pero Tanturi da el gran salto en 1939, cuando incorpora a Alberto Castillo, que se convertiría en un imán para el público. Castillo, de afinación perfecta, magistral en el uso de los matices y la media voz, seducía con todos los recursos posibles: su impactante gestualidad, su engominada elegancia varonil, su título de médico ginecólogo (obtenido en 1942) y ese estilo por momentos confidencial, por momentos desenfadado que convertía cada tango en un espectáculo. En los 37 temas que dejó grabados Castillo antes de dejar a Tanturi en 1943, la orquesta le cede el protagonismo, como también haría con el elegido para sucederlo, el uruguayo Enrique Campos. Este compartía con Castillo el interés puesto en la comunicación con el público. Campos no intentaba ningún lucimiento vocal. Cantaba con displicencia, sin exaltarse, con la sencillez de las cosas humildes. Detrás de él, la orquesta sonaba afiatada, precisa y discreta, con una simple perfección. Esto convierte a los 51 temas que registró el binomio Tanturi-Campos en uno de los tesoros del género. La orquesta no conocería ya momentos de tanto esplendor, aunque alcanzó notable nivel con Osvaldo Ribó a partir de 1946. Roberto Videla para la misma época, y posteriormente Juan Carlos Godoy y Elsa Rivas, entre otros, consiguieron revitalizar ocasionalmente la popularidad de Tanturi. Este compuso los tangos "Amigos presente", "A otra cosa, che, pebeta" y "Pocas palabras" con letra de Enrique Cadícamo; "Sollozo de bandoneón" con Enrique Dizeo, y "Ese sos vos" con Francisco García Jiménez, entre otros.

lunes, 23 de enero de 2012

Mordisquito. Discépolo y el peronismo. Por Ricardo García Blaya

na de las facetas fundamentales para entender el universo "discepoliano" es su compromiso político, su militancia peronista. Uno de los factores que provocaron su depresión y un final divorciado de la elite intelectual fue, justamente, este aspecto esencial de su propuesta poética vinculada al conflicto social. Discépolo murió criticado por sus pares, que le hicieron un vacío a raíz de su ideología. Defendió con convicción, ironía y vehemencia, lo que él entendía un avance en el campo político y social, el gobierno del General Juan Perón.
La radio fue el vehículo que utilizó para difundir su ideario, en su famoso micro "¿A mí me la vas a contar?". Transcribimos, a continuación, el último texto leído por Discépolo el 10 de noviembre de 1951, un día antes de las elecciones que concluyeron con un triunfo arrollador de la fórmula Perón - Quijano:
«Bueno, mirá, lo digo de una vez. Yo no lo inventé a Perón. Te lo digo de una vez, así termino con esta pulseada de buena voluntad que estoy llevando a cabo en un afán mío de liberarte un poco de tanto macaneo. La verdad: yo no lo inventé a Perón, ni a Eva Perón, la milagrosa. Ellos nacieron como una reacción a los malos gobiernos. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón ni a su doctrina. Los trajo, en su defensa, un pueblo a quien vos y los tuyos habían enterrado de un largo camino de miseria.
«Nacieron de vos, por vos y para vos. Esa es la verdad. Porque yo no lo inventé a Perón, ni a Eva Perón. Los trajo esta lucha salvaje de gobernar creando, los trajo la ausencia total de leyes sociales que estuvieran en consonancia con la época. Los trajo tu tremendo desprecio por la clases pobres a las que masacraste, desde Santa Cruz hasta lo de Vasena, porque pedía un mínimo respeto a su dignidad de hombres y un salario que los permitiera salvar a los suyos del hambre. Sí, del hambre y de la terrible promiscuidad de sus viviendas en las que tenían que hacinar lo mismo sus ansias que su asco. No. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. ¡Vos los creaste! Con tu intolerancia. Con tu crueldad. Con la misma crueldad aquella del candidato a presidente que mataba peones en su ingenio porque le pisaban un poco fuerte las piedritas del camino a la hora de la siesta.
«Sí, yo sé que te fastidia que te lo recuerde. Es claro, pero vamos a terminarla de una vez. Porque yo no lo inventó a Perón ni a Eva Perón. Los trajo la injusticia que presidía el país. Porque a fuerza de hacer un estilo de tanto desmán, terminó por parecerte correcto lo más infame. Claro, a vos no te alcanzaba esa injusticia. Tendrías, como un señor que yo conocía y que iba todos los meses a cobrarlo, una puesto de ama de cría para cubrir sus gastos, que se lo pagaban oficialmente, y un sueldo para salir con el Klan. Yo me acuerdo del Klan. Y vos también. Aquella mafia siniestra que salía sólo para aterrorizar gente y mataba una vez a gomazos, otra vez a tiros y a veces con el camión para hacerlo más divertido. No, si la memoria fastidia. Pero yo no lo inventó a Perón ni a Eva Perón. Los trajo la estulticia que manejaba el país. Mirá, si vos hubieras estado en la Semana Trágica como yo y como tantos, en Cochabamba y Barcala, y hubieras visto morir primero a aquellos cinco, fuego a cientos y hubieras visto masacrar judíos por una "gioriosa" institución que nos llenó de vergüenza, no hubieras formado nunca más parte de ese partido que integrás por amor propio y quizá por ignorancia de tantos hechos delictuosos que son los que empezaron a preparar la llegada de Perón y Eva Perón. En un país milagroso de rico, arriba y abajo del suelo, la gente muerta de hambre. Los maestros sirviendo de burla en lugar de hacer llorar porque estaban sin cobrar un año entero. ¡No! ¡Y todo vendido! ¡Y todo entregado! Yo sé que te da rabia que te lo repitan tantas veces, pero es que entristece también pensar que no lo querés oír. El otro día, en un discurso oí que decías refiriéndote a un gobierno de 1918: "Ya por ese entonces los obreros gozaban..." ¿De qué gozaban? ¡Los gozaban!, que no es lo mismo. Y, sí, Mordisquito, ¡los gozaban!
«La nuestra es una historia de civismo llena de desilusiones. Cualquiera fuese el color político que nos gobernó, siempre la vimos negra. Aspiramos a gozar y al final nos gozaron. ¡Todos! ¡Siempre! Una curiosa adoración, la que vos sentís por los pajarones, hizo que el país retrocediese cien años. Porque vos tenés la mística de los pajarones y practicás su culto como una religión. Cuanto más pajarón él, más torpe y más crédulo vos. Te gusta oír hablar a la gente que no le entendés nada, la que te habla claro te parece vulgar. Yo también entré como vos y, ¿por qué no confesarlo?, me sentía más conmovido frente a un pajarón que frente a un hombre de talento. El pajarón tiene presencia, tiene historia larga, la que casi siempre empieza con un tatarabuelo que era pirata. Yo también me sentía dominado por los pajarones cuando era chico. Ahora ¡No! Cuando era chico, sí. ¡Pero no ahora Mordisquito! Salvate de los pajarones. El fracaso -por no decir la infamia- de los pajarones fue lo que trajo como una defensa a Perón y Eva Perón. Pero no fui yo quien los inventó. A Perón lo trajo el fraude, la injusticia y el dolor de un pueblo que ahogaba de harina blanca y una vez tuvo que inventar un pan radical de harina negra para no morirse de hambre. Tampoco te lo acordabas. ¡Ay, Mordisquito, que desmemoriado te vuelve el amor propio!
«Te dejo. Con tu conciencia. ¡Perón es tuyo! ¡Vos lo trajiste! ¡Y a Eva Perón también! Por tu inconducta. A mí lo único que me resta es agradecerte el bien enorme que sin querer le hiciste al país. Gracias te doy por él y por ella, por la Patria que los esperaba para iniciar su verdadera marcha hacia el porvenir que se merece. ¡A mi ya no me la podés contar, Mordisquito! Hasta otra vez, sí. Hasta otra vez.»

sábado, 7 de enero de 2012

EMOTIVO HOMENAJE A CARLOS DI SARLI

Hoy 7 de enero a las 10,30hs en la plazoleta  sita en la intersección de las calles Yrigoyen y 12 de octubre de la Ciudad de Bahia Blanca se llevó a cabo el descubrimiento de una plaqueta con imágenes del genial pianista y la descripción de su vida y obra, en el busto que lo  inmortaliza. Estuvieron presentes el Subsecretario de Coordinación Silvio Rauschemberger, el miembro del Instituto Cultural Guillermo Goicochea , el mentor del ciclo “BAHIA BLANCA  NO OLVIDA” y productor de este evento Jose Valle, el decano de los periodistas Bahienses  Norman Fernández, Eduardo Giorlandini, Evedith  Hosni, Martha Susana Duca de Di Sarli, Antonio Germani, Mariel Estrada, Roberto Valverde, Ruben Cordi y Juan Carlos Polizzi entre otras destacadas personalidades del quehacer cultural y público admirador de la obra del “Señor Del Tango”. La conducción del evento estuvo a cargo de la cantante GABY “La voz sensual del Tango”.
Una vez descubierta la plaqueta tomó la palabra el Dr. Giorlandini quien recordó su infancia y los tiempos en que su casa estaba a pocas cuadras de la de grandes del tango bahiense como Armando Lacava, Juan Carlos Marambio Catán, la casita de mis viejos de Juan Carlos Cobián y Carlos Di Sarli. Retraído a ese tiempo e imaginando el paisaje bahiense que su padre (contemporáneo de Dei Sarli) le había retratado evocó una de las obras más sentidas del maestro: “Nido gaucho, una historia de amor que se quiere eterno y tiene una explicación. Carlos Di Sarli le contó a Héctor Marcó, como hizo Cobián con Cadícamo para escribir la letra de La casita de mis viejos, sobre la morada y el lugar suburbano o subrural donde trascurrió su infancia y su juventud”.

Luciendo su color de esperanza
viste el campo su plumaje,
y el viento hace vibrar sus cordajes
en los pastos y en la flor.
Yo tengo mi ranchito en la loma
donde cantan los zorzales...
Margaritas y rosales han brotado para vos,
porque un día será ese nido gaucho
de los dos.
“Yo me crié a la vuelta de la casa donde vivió Di Sarli –continuó Giorlandini- en una calle paralela a la entonces Buenos Aires, hoy Hipólito Yrigoyen; a pocos metros, el Napostá, hoy entubado. Mirando desde uno de los lados de la plaza Rivadavia, hacia la casa de Di Sarli se veían las lomas, todavía, hace setenta años. Trasponiendo el arroyo, estaba el campo, a ocho cuadras del centro.

“Valga la aclaración: el 8 de enero de 1903 el padre de Carlos inscribe el nacimiento en el Registro Civil, ocurrido en el día anterior en su domicilio de San Martín 48, a la una de la mañana. En San Martín 48 se hallaba la puerta de entrada al domicilio; en la misma calle, en el número 44, la entrada a la armería de propiedad de su padre, Domingo Miguel. Fue inscripto con el nombre de Cayetano, no Carlos, con que el Maestro sustituyó el nombre real, legal, de la familia. En tal caso habríase trasladado luego a la calle Buenos Aires.
Fue un niño común y corriente; recibió educación en el Colegio Don Bosco y, musical, en el Conservatorio Williams, junto a Cobián. El tango se prendió a él, dándole presencia y pulsaciones en el piano, consolidando su propósito de arraigarse en la ciudad Capital, cuando a los quince años de edad escuchó a Firpo y a Gardel en el Teatro Municipal de Bahía Blanca”.

Luego de las palabras del Dr. Eduardo Giorlandini, él mismo anunció a la próxima oradora, la Sra. Hosni de Giorlandini, una gran investigadora en otras áreas y seguramente, también, su mejor alumna. Ella hizo referencia a la biografía del autor destacando especialmente la gran persona dentro del músico que habitó en Carlos Di Sarli. “Luego de muchas actuaciones en la ciudad, en la zona y en varias provincias, se radica en Buenos Aires y fue la particularidad de sus arreglos que traían el sonido de los violines como una caricia, los rítmicos bandoneones y la personalidad de la inconfundible mano izquierda del maestro en el piano lo que marcó su éxito indiscutido en la capital del tango”.

La oradora comentó también la devoción del pianista por los niños y las obras de solidaridad que tuvo para con ellos donando gran parte de sus derechos de autor para los pequeños que más lo necesitaban, haciendo concreta la responsabilidad social que creía le cabía como hombre y buen cristiano.

Expresó alguna vez Eduardo Giorlandini que “es imposible glosar su vida y obra, grande, rica y valiosa, cimiento de una música clásica nacional argentina, reivindicativa, que remoza el sentimiento, las emociones y substancias de lo que había sido el basamento fundacional del tango argentino, junto a los primeros creadores, Gardel, Cobián, De Caro, Fresedo... a partir de 1917.

“Mucho se ha escrito y expresado. Yo deseo traer a estas humildes palabras la evocación de un hombre entero, hominizado, determinado por cierto misticismo, que en su alta infancia rezó arrodillado a la vera del arroyo vecino; que en su mocedad romántica, en la primera vuelta del pago chico, lloró abrazado a las rejas de su casa.

“Hablemos de un ser con extrema sensibilidad que produjo obras e interpretaciones estéticas, alejadas de la ética utilitaria, del pragmatismo y la comercialización. Maestro en el arte, en la vida, en las relaciones humanas; generoso con todos y especialmente con los niños, a quienes donó buena parte de sus derechos de autor. Hombre de respeto, de laboriosidad; sembrador de afectos fraternos cuyos frutos espirituales y emocionales recogió en su itinerario de todas las parcelas de la vida porteña, del ambiente en que actuó su saber, su amor, su creatividad y su técnica. Admirado por Troilo y por Discépolo; Pichuco dijo que era "maestro de maestros" y se lamentó de que se llevara sus secretos a la tumba, el arcano que lo estableció como "Señor del Tango".

“Por su naturaleza especial y por su Fe, fue un ser piadoso; víctima de la difamación, no contestó el agravio; perdonó, toleró y se impuso con grandeza a la maledicencia, la envidia y la mentira.
“Fue invariablemente agradecido y dio testimonios al respecto con hechos y obras: Milonguero viejo, lo fue para Osvaldo Fresedo, amigo y mentor; El ángel de los niños, fue la señal de sus sentimientos solidarios; expresó su gratitud, igualmente, dedicando su tango Meditación a los hermanos Fortunato y Carmelo Mattino, en contingencias difíciles para el cumplimiento de sus sueños; su agradecimiento a su ciudad se improntó en el tango Bahía Blanca”.


viernes, 6 de enero de 2012

Roberto Rufino "El Pibe"

Roberto Rufino... el Chiquilín, El Pibe, El nene, como afectuosamente lo llamaban sus colegas y el público tanguero. No fue un cantor mas, fue un niño prodigio dotado de condiciones vocales naturales con la voz de una ternura incomparable.
Le gustaba recordar que siendo él muy pibe, con apenas 16 años, los días sábados se colaba con su amigo Beltrán (hermano de Marquitos Zuker) del tranvía que circulaba por la calle Corrientes desde su barrio del Abasto hasta el café Nacional. Llegaban de tarde, cuando Antonio De Rose con su conjunto de tango  probaba chicos buscando nuevos valores, a cambio de una moneda de 10 centavos, que el mismo músico les pagaba.



Con el paso de los años cultivamos una sincera amistad. Le gustaba de hablar de su niñez, de sus comienzos, cuando aprendía de memoria las letras...entre ellas, la de  Milonguero Viejo.

Uno de esos sábados, durante el verano de 1938, le comentaron sobre “El Pibe” al gran maestro Carlos Di Sarli quién corrió hasta El Nacional a comprobar personalmente las maravillas que le hablaban de este joven talento. Fue tal el impacto emocional  que causó en Di Sarli ver a ese chiquilín de tan solo 16 años cantando, que colmó todas sus expectativas. Evidentemente ese niño era un dotado para el canto... su tono era angelical. Cuando Rufino terminó de cantar, los presentes comprobaron que nacía un nuevo ídolo de la canción. Di Sarli no fue ajeno a tanta emoción, tan es así que sus ojos se humedecieron de gratitud. Cuando se acercó para saludarlo, le preguntó “¿Pibe, querés cantar conmigo en mi orquesta? Rufino recordaba que en realidad no sabía lo que quería y le daba igual, pero le dijo “...y bueno!”.

Esa misma tarde el maestro lo llevó hasta el bajo, al cabaret donde actuaba y le propuso probarlo con el piano. Le pregunto "¿Qué querés cantar?" A lo que Rufino le respondió displicentemente “y... Alma de Bohemio”. Di Sarli le contestó  “Mirá que es muy difícil...” Rufino no le respondió y se encogió de hombros, por lo que el maestro interpretó el gesto como de aprobación y poniendo sus manos sobre el teclado arrancó con las primeras notas. Cuando el jovencito hizo la primera parte y el “cantaaaaaaar” sostenido, de la primera frase, para el maestro fue muy fuerte y bajando la tapa del piano emocionado, lo abrazó muy fuerte. En ese momento nació una relación afectiva en la que el maestro pasó a ser el padre que Roberto no tenía y la ayuda espiritual y profesional que el jovencito necesitaba. Esa amistad de respeto mutuo duró hasta el 12 de enero de 1960, fecha en la que el maestro falleció.

Robertito venía de un hogar humilde, era un niño pobre de pantalones cortos. Di Sarli le compró un traje de pantalones largos que Rufino recordaba... azul con rayas coloradas.

En la noche del debut con la Orquesta de Carlos Di Sarli, cuenta Rufino que el maestro dirigiéndose al público les anunció a los presentes que exhibiría a su nuevo cantor en reemplazo de Agustín Volpe, que se iba de la Orquesta. Les dijo que tendrían que juzgar si había hecho una buena elección y que se daría cuenta por los aplausos (o no) que recibiera el debutante. El tema a interpretar sería Alma de Bohemio. A continuación, aparece el chiquilín desde detrás del piano… Cuando el joven Rufino terminó su interpretación, la respuesta del público fue impresionante, aplaudían al joven cantor de pie al pedido de ¡Otra, otra!  El maestro desde el piano esbozó una sonrisa de aprobación, comprobó que no se había equivocado. Había nacido para el tango una nueva estrella en el firmamento porteño.

Rufino grabó 45 temas con la orquesta del maestro Carlos Di Sarli entre los años 1939 y 1943, siendo la primera grabación el tango “Corazón”, realizada el 11 de diciembre de 1939. Ese mismo día grabaron “Milonga del Sentimiento”. El 17 de diciembre de 1943 se registró el tango “Boedo y San Juan”, última grabación de la dupla Di Sarli - Rufino.

En ese momento todo el ambiente del tango conocía la carrera ascendente de Roberto Rufino y los grandes Directores se lo disputaban para incorporarlo. Fue una figura querible, ejemplo de vida, buen padre, buen esposo, buena persona y fundamentalmente buen amigo. Siempre dispuesto a dar todo por su querida esposa Perla, sus hijos, Roberto, Hugo y Daniel y fundamentalmente por su música: El Tango.

Cuando el inevitable paso de los años fue afectando la brillantez de su voz, comenzó a "decir" el Tango y sus colegas Floreal Ruiz y Roberto Goyeneche fueron sus mejores discípulos al copiar la nueva modalidad que tanto gustaba al público.

Rufino fue un auténtico maestro y una de las figuras mas carismáticas que dio la mejor música de este lado del Mundo: El Tango.

miércoles, 4 de enero de 2012

HOMENAJE A CARLOS DI SARLI



El próximo 07 de enero de 2012 a las 10:30 hs  se colocara una plaqueta en homenaje al 109 aniversario del nacimiento de CARLOS DI SARLI en el monumento a su figura ubicado en la calle Yrigoyen al 600  de esta ciudad, evento este enmarcado en el ciclo “BAHIA BLANCA NO OLVIDA” que lleva adelante la productora Dandy producciones a cargo de JOSE VALLE, dicho homenaje consistirá en la colocación de una imagen del genial pianista con una descripción de su vida y obra.
Carlos di Sarli (Bahía Blanca, 7 de enero de 1903Buenos Aires, 12 de enero de 1960) cuyo verdadero nombre era Cayetano Di Sarli y que era apodado "El Señor del Tango" fue un director de orquesta, compositor y pianista argentino considerado una importante figura dentro de la música de tango.
Su padre fue Miguel di Sarli, italiano, que tuvo tres hijos, Ana María y Antonio, de un primer matrimonio. Cuando enviuda emigra primero a Uruguay y luego a Argentina. Se casó con Serafina Russomano, que era hermana del tenor Tito Russomano, con la cual tuvo otros seis hijos: José, Miguel, Nicolás, Domingo, Cayetano y Roque, estos dos últimos nacidos en la ciudad de Bahía Blanca donde se había instalado la familia.
El jefe de la familia tenía una armería en la calle San Martín 44 y todos vivían en una casa de la calle Buenos Aires (hoy Yrigoyen). Cayetano (que con el tiempo cambiaría su nombre por el de Carlos) concurre a estudias al Colegio Don Bosco. La música estaba presente en la familia: su hermano Domingo era profesor en el conservatorio Williams, de Bahía Blanca, Nicolás llegó a ser un renombrado barítono y Roque, el menor, fue pianista al igual que Carlos.
En el conservatorio donde enseñaba su hermano Carlos Di Sarli estudia música y se familiariza con los clásicos. Le gustaba tocar el piano y tuvo desde chico el propósito de viajar a Buenos Aires. Los tangos los escuchaba en el fonógrafo a bocina y en cafés de la ciudad, en los que a veces se prestaba a utilizar sus dotes de pianista clásico para tocarlos él mismo.
A los 13 años se hizo una escapada incorporándose a una compañía de zarzuelas con la que hizo una gira por varias provincias ejecutando música popular, incluyendo tangos. Más adelante tocaba el piano en un cine acompañando películas mudas y en una confitería de la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, ambas de propiedad de Mario Manara, connacional y amigo de su padre, lo que hizo durante unos dos años. En 1919 regresó a Bahía Blanca y formó su primera orquesta con la que actuó en Bahía Blanca en el Café Express, ubicado en la esquina de Zelarrayán y Buenos Aires y en el Café Moka, de O´Higgins 50. También hicieron giras por La Pampa, Córdoba, Mendoza, San Juan y Salta. Finalmente, en 1923 se trasladó con su hermano Roque a vivir a Buenos Aires cuando ya era autor del tango Meditación.
Por intermedio del músico Alberico Spatola, autor del tango El trece, con el que tenía un cierto parentesco y que era director de la banda de la policía de Buenos Aires, obtuvo que el bandoneonista Anselmo Aieta lo incorporara a su conjunto. A comienzos de 1924 integró una formación dirigida por el violinista Juan Pedro Castillo y, más adelante, el trío de Alejandro Scarpino, el autor del tango Canaro en París. También acompañó a Olinda Bozán en grabaciones para el sello Electra y trabajó con un sexteto en el cabaret "Chantecler".
Por recomendación del violinista Jose Pécora se incorporó en 1926 a la orquesta de Osvaldo Fresedo y actuó en la inauguración del teatro Fénix del barrio de Flores. Osvaldo Fresedo tuvo una influencia muy importante en el estilo que cultivaría con sus propios conjuntos, llegaron a ser muy amigos y en testimonio de su admiración y gratitud Di Sarli, le dedicó a Fresedo el tango Milonguero viejo que compuso entre 1927 y 1928. En la misma época Juan "Pacho" Maglio y José María Rizzutti graban su tango Meditación.
Entre fines de 1927 y comienzos de 1928 formó su primer sexteto que contaba con los violinistas José Pécora y David Abramsky, los bandoneonistas César Ginzo y Tito Landó y el contrabajista Adolfo Kraus, además del propio Di Sarli que dirigía desde el piano, con el cual actuó en confiterías, en Radio Cultura y grabó para RCA-Victor. Los cantores Santiago Devin, Ernesto Famá y Fernando Díaz acompañaron al sexteto en grabaciones y actuaciones radiales. Entre el 26 de noviembre de 1928 y el 14 de agosto de 1931 registró 48 temas, que incluían los tangos T.B.C. de Edgardo Donato, Maldita de Antonio Rodio y Celedonio Flores y La guitarrita y Una noche de garufa ambos de Eduardo Arolas.
En 1930 mientras actuaba en el Café "El Germinal" tuvo un incidente con uno de los dueños que no entendía que Di Sarli usaba en el escenario anteojos negros no por capricho sino por prescripción médica luego de accidente que le ocurriera a los trece años, por lo que dejó el local y se marchó con su orquesta a Bahía Blanca, donde comenzó a actuar en la Confitería "La Central", de Punta Alta, con una orquesta de señoritas en tanto hacía radio para LU2.
En 1932 Antonio Rodríguez Lesende se incorporó a la orquesta como su primer cantor estable. En 1934 por motivos no totalmente esclarecidos, Di Sarli dejó la orquesta y se radicó en Rosario, provincia de Santa Fe donde integró un pequeño conjunto con el conocido bandoneonista Juan Cambareri, el violinista Alberto Saikievich y el cantor Roberto Pieri. El sexteto siguió actuando sin Di Sarli; inicialmente mantuvo su nombre pero luego a raíz de las actuaciones en la confitería "Novelty" pasó a llamarse Orquesta Novel. A pedido de sus integrantes Di Sarli se reincorporó temporalmente en 1935 para reemplazar al pianista Ricardo Canataro que estaba enfermo.
A fines de 1938 Di Sarli reorganizó su orquesta y en enero de 1939 debutó en Radio El Mundo. En esta etapa seguía tocando el piano y ejerciendo la dirección del conjunto que integraban los violinistas Roberto Guisado, Ángel Goicoechea y Adolfo Pérez; los bandoneonistas Roberto Gianitelli, Domingo Sánchez y Roberto Mititieri, el contrabajista Domingo Capurro y el cantor Ignacio Murillo, luego reemplazado por Roberto Rufino que en ese momento tenía 16 años. Con esta formación e1 11 de diciembre de 1939 graba para Victor, los tangos Corazón (de su autoría, con letra de Héctor Marcó), cantado por Roberto Rufino y Retirao, de Carlos Posadas.
Su última orquesta
Es del año 1958, además de Di Sarli como pianista y director contaba con los violines de Roberto Guisado, Elvino Vardaro. A. Rouco, Szymsia Bajour, Carlos Arnaiz, Juan Schiaffino, C. González y A. Rossi; los bandoneones: F. Verdi, José Libertella, Julián Plaza, A. Marcucci y D. Sánchez, el contrabajo de A. Sciarreta y las voces de Horacio Casares y Jorge Durán.
Con esta orquesta Di Sarli se mantiene en actividad con gran popularidad hasta su muerte ocurrida en Buenos Aires el 12 de enero de 1960.
Los cantores
En tiempos del sexteto los cantores fueron Santiago Devin, Ernesto Famá, Fernando Díaz, Antonio Rodríguez Lesende, Roberto Arrieta e Ignacio Murillo, en ese orden. En la orquesta Roberto Rufino fue el primer cantor, seguido por Antonio Rodríguez Lesende, Agustín Volpe, Carlos Acuña, Alberto Podestá, otra vez Roberto Rufino, nuevamente Alberto Podestá, Osvaldo Cabrera, por tercera vez Roberto Rufino, otra vez Alberto Podestá, Jorge Durán, Raúl Rosales, por cuarta vez Alberto Podestá, Osvaldo Cordó, Oscar Serpa, Mario Pomar, nuevamente Oscar Serpa, Argentino Ledesma, Rodolfo Galé, Roberto Florio, y finalmente Jorge Durán otra vez y Horacio Casares.
La música de Di Sarli
Al comienzo su música tenía una estructura más bien simple, a medida que fue madurando devino más lírica y rica en matices y sutilezas pero siempre agradable para los bailarines pues mantenía un ritmo claro que ayudaba a los principiantes y tenía al mismo tiempo la complejidad suficiente para los avanzados. De ahí que su orquesta era una de las grandes animadoras de los bailes de Carnaval y que desde las grabaciones sigue presente en las milongas.
Di Sarli no encajaba en los cánones de la guardia vieja ni en los del tango de la revolución decariana, sino que encontró su propio estilo sin concesiones a la moda del momento. Tuvo la influencia de Fresedo en sus comienzos pero sólo como un antecedente ya que pronto se diferenció y tomó su propio camino.
Fue un talentoso ejecutante de piano. Desde su instrumento dirigía la orquesta dominando la sincronía y la ejecución del conjunto. En el estilo de Di Sarli no había solos de instrumentos, la fila de bandoneones cantaba por momentos la melodía, pero tenía un papel esencialmente rítmico y milonguero. Sólo el violín se destacaba de un modo extremadamente delicado, en algún solo breve o en un contracanto. Su fecunda inventiva estuvo prevalentemente consagrada a la mano izquierda en la cual, con excelente y purísimo sonido, creó una manera de decir, de acentuar, de modular, de "rellenar" y de "bordonear" que era una pieza fundamental en el estilo del músico, encadenando los compases de la obra y acentuando un ritmo delicado y elegante, especial para la danza.
Homenajes
A Carlos Di Sarli le fueron dedicados varios tangos: Di Sarli (1945) de Félix Láurenz y Pedro Casella, Adiós a Carlos Di Sarli (1960) de José Nieto y Alberto Hilarión Acuña", Adiós, milonguero (1960) de Arturo Gallucci y Osvaldo Tarantino, Carlo (1960) de Aníbal Troilo, Sinfonía para un recuerdo de Arturo D. Frontini y Domingo Lahourcade y Al maestro con nostalgia (1979) de Carlos García. En Bahía Blanca hay una calle Di Sarli a veinte cuadras de la Plaza Rivadavia, la principal de esa ciudad. En la calle Irigoyen a la altura del número 511 hay una referencia en la acera que recuerda que allí estuvo su casa natal y en la esquina de Irigoyen al 600 está la Plazoleta Carlos Di Sarli, en la que hay un pequeño monumento con un busto del músico. El 27 de agosto a las 19 hs en el “Teatro de la Ribera” sito en Pedro de Mendoza 1821, en el barrio de La Boca y como parte del Festival y Mundial de Tango de la ciudad de Buenos Aires y a raíz de una propuesta presentada por el productor artístico JOSE VALLE, se llevo a cabo un gran y merecido homenaje al pianista y compositor CARLOS DI SARLI. El espectáculo fue protagonizado por la cantante GABY “LA VOZ SENSUAL DEL TANGO”, secundada por el maestro NORBERTO VOGEL, el bailarín y coreógrafo JESUS VELAZQUEZ, artistas que ejecutarán la obra de DI SARLI. Además, el historiador y abogado Dr. EDUARDO GIORLANDINI hizo una reseña sobre la vida y obra del notable pianista bahiense. En la plaza del tango sita en av. Cerri 750, lindante a la Estacion de Bahia Blanca hay un monumento a Carlos Di Sarli efectuado en madera de zoita, de 250 kg de peso efectuado por el escultor Celso Biondo e ideado por el productor e historiador de tango JOSE VALLE. En su ciudad natal en el mes de Octubre se realiza el Festival Nacional de Tango "CARLOS DI SARLI", el primero fue realizado del 30 de septiembre al 02 de octubre del 2011 y en la velada de Gala llevada a cabo en el centenario Teatro Municipal actuaron: LIONEL GODOY Y JUAN CARLOS BELTRAN(locutores)y las cantantes GABY "LA VOZ SENSUAL DEL TANGO", SUSANA MATILLA, NORA ROCA y los cantores PABLO GIBELLI Y ESTEBAN RIERA, http://www.festivaldetangodebahiablanca.blogspot.com/ http://realidadbonaerense.blogspot.com/2011/08/gran-homenaje-carlos-di-sarli-en.html

Mona Maris rememora a Carlos Gardel

Pese a haber filmado más de cincuenta películas, en las que compartió el cartel con figuras de la magnitud de  , los argentinos la recordarán siempre por haber sido la compañera de Carlos Gardel en “Cuesta abajo”. Hoy (1990), a los ochenta y tres años, Mona Maris sigue manteniendo el porte fino y distinguido que la caracterizó en su época de estrella de Hollywood, y sus recuerdos la convierten en uno de los últimos testigos de quienes convivieron con Carlos Gardel.
«Me eligieron para “Cuesta abajo” de una manera muy singular: por teléfono. Estaba en California y me enteré de que la Paramount estaba buscando dos actrices con tipo latino para hacer los papeles de una niña bien y una vampiresa. Las candidatas eran Rosita Moreno, Raquel Torres y yo. Acababa de filmar con Cary Grant "El templo de las hermosas", dirigida por Harlan Thompson.
Mona Maris y Carlos Gardel«En los tiempos iniciales del cine sonoro se tenía muy en cuenta la voz. El propio Carlos Gardel, quien estaba acompañado por Alfredo Le Pera y el director Gasnier, tomó la prueba telefónica en los estudios de la Paramount en Nueva York. Gardel hablaba enfatizando aún más su típico acento porteño, seguramente para comprobar cuál era nuestra reacción. Nunca lo había visto y recién lo conocí cuando me eligieron. Fue para el papel de la vampiresa.
«Empecé haciendo personajes de niña tonta, pero con el tiempo me di cuenta de que las mujeres fatales eran doblemente interesantes. Lo que no entendí en ese momento fue la razón por la que me eligieron. Nunca tuve acento argentino. De Buenos Aires me fui siendo muy pequeña, con apenas cuatro años, a vivir con mi abuela, a Francia, a los Altos Pirineos. Prácticamente había perdido mi idioma original. Lo recuperé en Los Angeles, hablando con los mexicanos.
Mona Maris y Carlos Gardel«La filmación duró un poco más de cinco semanas. Allí descubrí que Gardel era un ser encantador y muy buen mozo. Había logrado una gran madurez intelectual y refinamiento en sus costumbres, pero ninguno de esos atributos le hizo perder la espontaneidad, la fuerza natural de su personalidad.
«En el trabajo era muy solidario con sus compañeros, sobre todo con aquellos que comenzaban. Además tenía una enorme honestidad, algo poco común en una figura de su fama. Era consciente de que tenía muchas dificultades como actor y lo confesaba sin ningún pudor. No sabía qué hacer con las manos, pero ponía una gran dedicación y estoy segura de que hubiera llegado a ser un muy buen actor, como lo fueron Bing Crosby o Frank Sinatra, quienes también llegaron al cine como cantantes y fueron excelentes intérpretes.
«A Carlos lo vi por última vez en Nueva York, en agosto de 1934. Fue en una cena. Habíamos terminado “Cuesta abajo” y quedamos en comunicamos telefónicamente para continuar filmando. Regresé a Los Ángeles y posteriormente me fui a Europa. Una mañana estando en el hotel Savoy de Londres, el maitre, de apellido Santarelli, gran admirador del Zorzal Criollo, me dio la noticia de su muerte. Tuve una reacción muy peligrosa: estuve un mes sin querer hacer nada.
Mona Maris y Carlos Gardel«Se dijo que de no haber mediado esa desgracia, pude haberme convertido en el gran amor de Gardel. Se especuló bastante con esa posibilidad. Lo cierto es que me sentí muy atraída por su personalidad y creo que a él también le impactó la mía. Teníamos algo en común: los dos éramos “hijos del amor”. Ninguno de los dos conoció a su padre. La diferencia fue que a Gardel lo educó su madre. Charlamos bastante sobre el tema y logramos una comunicación muy particular. Seguramente, si hubiéramos vivido en Nueva York, es probable que esa mutua atracción se hubiera transformado en amor.
«Era muy cálido, muy generoso, con una seducción fuera de lo común, pero también muy tímido. Esa timidez lo hacía muy particular en sus relaciones, sobre todo con las mujeres.
«Era muy respetuoso de las mujeres, nada agresivo en el terreno del amor, pese a que todas las mujeres lo perseguían. Gardel fue muy hombre, lo conocí lo suficientemente bien como para asegurarlo.
«Gardel no fue un mito, es una realidad, y lo sigue siendo. Interpretó como nadie la música de su pueblo, y la gente lo que hace es seguir reconociéndoselo.»

La joven guardia del lunfardo Por Nora Sánchez

Es el académico más joven de la Academia Porteña del Lunfardo. Y aunque Marcelo Oliveri tiene 45 años, conserva esa juventud al estilo Isidoro Cañones, personaje con quien le gusta compararse. “Porque soy un solterón bien porteño. Un porteño es un tipo que ama Buenos Aires y la buena vida y le gusta vivir esa buena vida. Ser porteño es un vicio”, explica, engominado y vestido de impecable traje.
Dueño de una editora de libros que lleva su nombre y, también, académico de la Academia Nacional del Tango, describe así su farra favorita: “Mi noche ideal empieza yendo al teatro y sigue yendo a comer. Después voy a tomar unos whiskies a La Biela. Sentarse ahí no tiene parangón: se te viene a la cabeza todo el Buenos Aires de 50 años atrás. Lo imaginás a Divito con sus chicas, pergeñando la revista Rico Tipo. Me gusta la bohemia”.
La pasión de Oliveri por el lunfardo surgió de su pasión por el periodismo y de una casualidad. A los 5 años, ya jugaba frente al espejo a que era periodista de radio. “Agarraba un florero y la flor era el micrófono”, recuerda. Emulando a “Conversando con Tita”, el programa de TV que reunía a Tita Merello con Víctor Sueiro, el que él inventaba se llamaba “Charlando con todo”. Su imaginación estaba azuzada por las películas de Carlitos Balá, Luis Sandrini, Palito Ortega y Libertad Lamarque, que él veía con su abuela.
Después de un frustrado paso por Historia, Oliveri se graduó de Periodista en el Instituto Grafotécnico. Para entonces, era fanático del rock nacional y en su Winco escuchaba a Luis Alberto Spinetta, Serú Girán y Manal. Su primer entrevistado, en 1983, fue Miguel Abuelo y la nota salió en su propia revista under, Amanecer. “La hacía con un amigo y la vendíamos en los recitales”, cuenta. También trabajó en Diario Popular y compartió micrófono en radio con Guillermo Brizuela Méndez en “La bailanta de Brizuela”, por FM Unión de Villa Ballester. En esa misma radio, en 1999 condujo un programa de rock, “Mejor no hablar de ciertas cosas”. Y en ese punto de su vida es que intervino la casualidad.
“Después de mi espacio, José Gobello tenía un programa político. Un día Gobello escuchó mi programa y se sorprendió por la cantidad de lunfardo que había en el rock. Le llamó mucho la atención que Los Redondos usaran el término cafúa, que quiere decir cárcel. Y me pidió un trabajo con cien lunfardismos del rock argentino. Se lo llevé a la Academia Porteña del Lunfardo, de la que es presidente, y sacó un folleto. Ese hecho me cambió la vida y me ayudó a encontrar un camino”. En la presentación del folleto, un académico cuestionó por lo bajo: “Lo único que faltaba, que ahora se ocupen del rock”. “Era el poeta Héctor Negro, que hoy es amigo mío”, se ríe Oliveri, académico él mismo desde 2002.
Su especialidad es, precisamente, detectar nuevos lunfardismos, que surgen de géneros musicales como el rock o la cumbia o hasta de una crisis. Como la de 2001, que legó términos como “corralito”. Ya publicó once libros y otros diez en colaboración con Gobello, incluyendo “Tangueces y lunfardismos del rock argentino”.
“Detecto palabras leyendo los diarios –dice–. Una de mis principales fuentes es el Sí de Clarín. Algunas cosas primero te suenan a chino, pero ahí está la clave de lo que luego vas a encontrar en el cuerpo principal del diario. Me acuerdo la primera vez que apareció un título que decía Pity Alvarez tiene que bajar un cambio. La expresión se generalizó y un día vi un título de Política que decía: Macri bajó un cambio en la Ciudad. Así es el lunfardo”.
Oliveri asegura que gracias a él, la vieja guardia del lunfardo descubrió que chabón ya no era “gil, tonto”, sino “tipo innominado”. También los introdujo en las delicias idiomáticas de la cumbia villera. “He ido a ver a Damas Gratis o a las bailantas, por supuesto que no de traje, sino camuflado. Y me encantó. Así como nosotros en la cola para un recital en Obras nos pedíamos un faso, hoy el faso es de marihuana y el de tabaco es un careta. Todo se transforma”, cuenta.
En cambio, se queja de los Wachiturros. “Lo que pasa ahora es que hay inventos comerciales que generan guita para los productores. Este grupo dice que wachi es joven y turro, elegante. Pero yo no sé cuánto va a durar esto en el lunfardo. No es como el guachín de la cumbia, que quiere decir jovencito y ya quedó y se usa”. Y cita con admiración otras expresiones que sobrevivieron a los tiempos, como qué bajón o qué pálida. “Quedaron de la época de los chetos y hoy se usan en todas las clases sociales”. Eso sí: no tolera el “Che, boludo” de hoy. “Yo nunca llamaría así a alguien”, se molesta.

martes, 3 de enero de 2012

DISCEPOLIN

Hijo de un músico italiano llamado Santo Discépolo, y de Luisa Deluchi, nació el 23 de marzo de 1901 Enrique Santos Discépolo. Cursó sus primeros estudios en el Colegio de Guadalupe de Salguero y Paraguay.
La vida lo golpeó de pequeño, en 1906 murió su padre y en 1910 su madre, por eso dijo: “Tuve una infancia triste. Yo nunca pude decir aquellos de “cachurra monta la burra” ni hallé atracción alguna en jugar a las bolitas o a cualquiera de los demás juegos infantiles. Vivía aislado y taciturno. Por desgracia no era sin motivo. A los cinco años quedé huérfano de padre y antes de cumplir los nueve perdí también a mi madre”
En tanto Tania dijo en un reportaje, sobre la niñez de Discépolo: “No había jugado nunca, ni a las bolitas, ni tuvo una bicicleta, porque estaba con unos tíos muy ricos que lo vestían de payaso todos los días... Le ponían el esmoquin, la corbatita para cenar y eso a él le dolía mucho. Enrique empezó a jugar y a hacer cosas de chico cuando me conoció. Nunca tuvo una bicicleta. No porque fuera pobre..., es al revés. El pobre era el hermano.”
Luego de la muerte de sus padres, Enrique y su hermano Armando se separaron, el primero fue a vivir con unos tíos que tenían un buen pasar pero que eran muy estrictos a la hora de conducir la vida de Enrique, esos fueron años muy duros para él.
Dejó el colegio religioso y terminó los estudios en un colegio estatal, pero su vida pegará nuevamente un vuelco cuando su hermano contrajo matrimonio y lo llevó a vivir con él, Enrique comenzó a disfrutar de una libertad que no conocía y estableció amistades que forjaron su vida.
Ingresó el Normal Mariano Acosta para ser maestro, pero al poco tiempo descubrió que su vocación era otra. En vez de concurrir al colegio “pegaba el faltazo” y concurría a una librería donde el dueño le permitía leer los libros que estaban a la venta.

El maestro se convierte en actor
Terminó sincerándose con su hermano cuando le transmitió que su verdadera vocación pasaba por ser actor. A partir de ese momento comenzó una vida de bohemia que le permitió conocer “un puñado de amigos” con los cuales compartió intereses por lo social y también proyectos de trabajo artístico.
Sobre ese cambio de profesión dirá mas adelante: “Mientras estudiaba para maestro descubrí mis facultades de actor. Fue en los ejercicios prácticos cuando daba lección a los chicos. Explicando mi clase, más que un profesor, parecía un monologuista. Recitaba, accionaba y hasta les marcaba el tipo. Esta vocación me la despertó y desarrolló el ambiente que respiraba en mi casa. Vivía por entonces con mi hermano Armando, que era y es bastante mayor que yo. Ambiente bohemio de gente de teatro: autores, actores y músicos eran visitas constantes en nuestra casa. Aquello me quitó pronto la escasa vocación que sentía por la enseñanza. Entonces empecé por hacerme la rabona. En vez de ir al Normal, me iba a una librería que había enfrente del colegio. Llevaba el mate y bollos para convidar al librero y él me prestaba libros. Pero no eran libros de texto, sino de teatro, de viajes, de aventura, de cuentos. Así seguí haciendo el cuento unos meses hasta que un día le dije a mi hermano que no quería ser maestro de escuela sino actor. Y antes de cumplir los dieciséis años debuté con Roberto Casaux”.
A los quince años pasaba su mayor tiempo en la calle y en los “Cafetines de Buenos Aires”, también a esta edad subió por primera vez a un escenario. Debutó como actor en la obra el “Chueco Pintos” de Armando Discépolo y Rafael José de Rosa estrenada por Roberto Casaux el 22 de octubre de 1917. Al año siguiente estrenó su primera obra teatral “El Duende” escrita junto a Mario Folco, en el Teatro Nacional el 31 de julio de 1918.
Desde esa temprana edad estableció amistad con una gran cantidad de artistas, todos ellos con un fuerte compromiso social, algunos de los cuales, más adelante, conformaron el grupo que se conoció con el nombre de “Boedo” en contraposición al grupo “Florida”, el cuál mostraba un mayor interés por las formas, desligándose de cualquier interés social.
Esos días de bohemia que compartía con figuras de la talla de Juan de Dios Filiberto o Quinquela Martín, entre muchos otros, días de recorrer las calles de Parque Patricios, un amigo de aquellos días Guillermo Facio Hebecquer, comentaba: “Nos hallábamos alejados de todos los cenáculos artísticos en boga. Alejados de la calle Florida, de los ministerios, de la Comisión, de la Academia, y de todas esas puterías, viviendo en medio del arrabal en continuo contacto con el pueblo sufriente, haciendo de sus dolores y de sus rebeldías las nuestras”

Discépolo y sus amigos fueron conmovidos por los acontecimientos de la Semana Trágica ocurrida en 1919 donde una huelga en los talleres Vassena concluyó con la muerte de varios obreros, el cortejo fúnebre también fue atacado por la policía ayudada por los “nenes bien” de ultra derecha, el número de víctimas se incrementó incluyendo a niños y mujeres.
Cuando se crea el grupo Boedo con la participación de Elías Castelnuovo y Roberto Mariani, algunos amigos de Discépolo también se integran, sin embargo Enrique prefiere mantenerse al margen, no obstante lo cual ya para esos tiempos, primeros años de la década del 20 ya mostraba un real interés por la situación de los trabajadores y de aquellos sectores más sufrientes.
En su recorrido por los barrios proletarios, Enrique incorpora sus conocimientos del alma del trabajador y las necesidades del pueblo que cada vez son reflejadas con mayor claridad en sus obras. Discépolo fue sobre todas las cosas un buen tipo, un hombre sensible, que captaba el dolor ajeno y lo sentía como suyo, nunca pudo desligarse del ambiente en que vivía y de su compromiso por los más necesitados.
En el año 1923 se estrena la importante obra “Mateo” que llevará la firma de Armando Discépolo, con un gran éxito. A partir de la repercusión de la obra, los coches de las plazas adquirirán el nombre de Mateo.
Tiempo después se estrena la obra teatral “El organito” de autoría de ambos hermanos Discépolo. En esta obra aparecerá el mundo de seres frustrados, casi marginales, expulsados de una sociedad para pocos. Se plantea la dificultad de la lucha por la subsistencia Galasso nos dice: “...en “El organito” apunta ese enfoque escéptico que reaparecerá en sus tangos, ese rebelarse contra la vida, contra esa vida que ‘nos la han hecho triste’ como decía Facio”

Tangos
Estando en Uruguay un amigo de Enrique, José Vazquez, le enseña a tocar la guitarra, los dos serán los creadores de “Bizcochito” a la postre el primer tango de Discépolo

Enrique tenía apenas 24 años, las urgencias económicas lo acompañarán durante gran parte de su vida, particularmente en aquella década del 20 y aún peor en la del 30. Pero su situación no era exclusividad la crisis castigaba a millones. De esas dificultades nace el tango “Que vachaché”.
Hasta ese momento las letras de tango machacaban fundamentalmente sobre los dramas pasionales, con la aparición de Discépolo y Manzi, el tango adquirirá una nueva dimensión que los hará definitivamente nacional también en sus letras. “Que vachaché” fue estrenado en 1926 en Uruguay bajo una lluvia de silbidos, cuatro años después obtendría la repercusión que se merecía, fue una de las grandes letras de Discépolo donde mostraba la dificultad para mantener los ideales en razón de las urgencias económicas:
Lo que hace falta es empacar mucha moneda,
vender el alma, rifar el corazón,
tirar la poca decencia que te queda...
Plata, plata, plata y plata otra vez...
Así es posible que morfés todos los días,
tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos.
El verdadero amor se ahogó en la sopa:
la panza es reina y el dinero Dios.
Pero no ves, gilito embanderado,
que la razón la tiene el de más guita?
¿Que la honradez la venden al contado
y a la moral la dan por moneditas?
¿Que no hay ninguna verdad que se resista
frente a dos pesos moneda nacional?
Vos resultás, -haciendo el moralista-,
un disfrazao...sin carnaval...

También por aquel año 1927 surge el tango “Chorra” que a la luz de la escasa repercusión de sus otros tangos, Discépolo mantiene sin estrenar. También crea por ese tiempo “Esta noche me emborracho”, Azucena Maizani la estrena con una gran repercusión en 1928, será el primer éxito importante de Discépolo y el que le abre las puertas de los sucesivos éxitos. Enrique comienza a ser conocido y a tener un lugar entre las figuras del tango.
En 1928 conoce a una cantante española Anita Luciano(Tania) de la que se enamora, no tardan en ir a vivir juntos en un departamento de la calle Cangallo 1757
Luego del éxito de “Esta noche me emborracho” se estrena “Chorra” y vuelve con “Qué vachaché” que Tita Merello convierte en exito en 1928.
Gardel grabó casi todos sus primeros tangos lo que legitimó y difundió la obra de Discépolo. La versión de Galdel del 10 de ocubre de 1930 de Yira Yira fue uno de los grandes momentos de la música argentina según Sergio Pujol.
También empieza a ser reconocida su actividad de actor donde interpreta a disímiles personajes como un turco, un sacerdote, un químico o un soldado.
Nuevamente será Azucena Maizani quién le pondrá voz a un tango de Discépolo esta vez se trataba de “Malevaje”. Cuando Discépolo comenzaba a encontrar algo parecido al éxito una disposición alentada por el Ministerio de Marina prohibió la difusión radial de “Chorra”, “Esta noche me emborracho” y “Que vachaché”. Los almirantes de mentalidad retrógrada ponían el grito en el cielo ante el lenguaje popular de las letras tangueras, que además retrataba la dura realidad que castigaba al pueblo argentino.
Las palabras de Discépolo al respecto fueron las siguientes:”Me hacen gracia esos que creen que los idiomas los han hecho los sabios. Si la necesidad de un pueblo es capaz de crear un genio, cómo pretenden que se detenga en la creación de una palabra que le hace falta?”
A continuación, estamos en 1929, llegó su próxima producción. “Soy un arlequín” donde pinta el retrato de su alma dolorida, con un tema permanente para un buen tipo como Discépolo, el mal negocio del ser bueno, y a su vez la imposibilidad de ser otra cosa que eso: “La bondad no es profesión que halague, al contrario, duele. Más de una vez hubiera querido ser malo, de estafado perpetuo pasar a estafador, de hombre mordido a hombre que muerde.Pero nunca pude hacerlo. Para todo se necesita una educación, una sangre especial. Para ladrar hay que ser perro. Y no se puede ser luna y perro a la vez”.

La década infame
En 1929 una crisis financiera conmueve al mundo entero, Argentina también es sacudida. La desocupación afecta a millones de trabajadores de todos los países, el capitalismo en crisis muestra sus flaquezas. Las grandes potencias tratarán de descargar el peso de la crisis sobre sus colonias y semi-colonias. Argentina sufre ese embate, la oligarquía argentina necesitaba desembarazarse del viejo caudillo Yrigoyen para cuidar directamente de sus intereses en riesgo.
La crisis económica afectará a millones en nuestro país, Discépolo será uno de los afectados, su eterna dificultad se verá agravada por la crisis y también por su permanente tendencia a dar una mano al amigo necesitado. Se verá forzado a empeñar varias de sus pertenencias.
La dignidad de Discépolo vuelve a mostrarse cuando rompe un contrato cinematográfico que podría haberlo alejado de sus necesidades porque la compañía “se empeñaba en hacerme hacer cosas que me desagradaban como artista, como hombre digno. Rompí el contrato y me quedé de nuevo en la calle” .
Serán esas noches de necesidades y ausencias cuando comienza a anotar los primeros versos de “Yira, yira” que se estrenó el 5 de septiembre de 1930, al día siguiente un golpe oligárquico derroca a Yrigoyen, iniciando una de la etapas más vergonzosas de nuestra historia, plagada de entrega del patrimonio nacional y la más escandalosa corrupción.
“Cuando la suerte que es grela
fayando y fayando
te largue parao..
Cuando estés bien en la vía
Sin rumbo
Desesperao”
Sobre “Yira, yira”, dirá Discépolo: “Ese tango nació en la calle, precisamente, me lo inspiraron las calles de Buenos Aires, el hombre de Buenos Aires, la rabia de Buenos Aires.. Yo no escribí esa canción con la mano. La padecí con el cuerpo. Quizá hoy no la hubiera escrito porque los golpes y los años serenan. Pero entonces tenía veinte años menos y mil esperanzas más” “Grité el dolor de muchos, no porque el dolor de los demás me haga feliz, sino porque de esta manera estoy más cerca de ellos y traduzco ese silencio de angustia que adivino. Use un lenguaje poco académico porque los pueblos son siempre anteriores a las academias. Los pueblos claman, gritan y ríen sin moldes”
“Cuando no tengas ni fe
ni yerba de ayer
secándose al sol,
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que se te haga morfar...”
“Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres
que vos apretás
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao,
cuando te dejen tirao
después de cinchar
los mismo que amí
y los que estén a tu lao
se prueben la ropa
que vas a dejar..”
Con la oligarquía en el gobierno y los diarios La Prensa y La Nación al servicio del poder económico, sólo podían tener difusión aquellos intelectuales “puros” y sumisos al poder imperial. El pueblo se podía expresar de muy escasas maneras, los tangos de Discépolo era una manera de dar rienda suelta a su bronca y mostrar la terrible realidad que no aparecía en los diarios.
Argentina tiene el vergonzoso antecedente de haber inventado la picana, instrumento para torturar, principalmente a los presos políticos, mientras esto sucedía, los intelectuales de tipo Borges y Victoria Ocampo vivían despreocupados de lo que ocurría en el país. En tanto Discépolo decía que “la razón la tiene el de más guita” “que la moral la venden al contado y a la honradez la dan por moneditas”. La corrupción era moneda corriente, el patrimonio nacional se entregaba sin escrúpulos, todo eso ocurría en el paraíso oligárquico.
También escribió un sainete que se llamaba “Caramelos Surtidos” que no tiene mayor éxito pero en la obra se estrenó un tango que se hizo conocido “¿Qué sapa señor?”, retornando a la crítica social. De este tango dijo Discépolo:” ¿Qué sapa señor? Es una lamentación rea. El mundo inspira terror. El momento es de vértigo, de desorden, de catástrofe. La tierra está incendiada por sus cuatro costados. Se quiere destruir para reconstruir. Estamos en plena locura”.
La tierra está maldita
y el amor con gripe, en cama.
La gente en guerra grita,
bulle, mata, rompe y brama.
Al hombre lo ha mareao
el humo, al incendiar,
y ahora entreverao
no sabe dónde va.
..................................
¡Qué "sapa", Señor...
que todo es demencia!...
Nos decía Discépolo: “No he vivido las letras de todas ellas... pero las he sentido todas, eso sí. Me he metido en la piel de otros y las he sentido en la sangre y en la carne... Yo vivo los problemas ajenos con una intensidad martirizante impropia de estos pocos kilos que visto y calzo...”.

Las pasajeras mejorías económicas de las finanzas de Discépolo no duraban demasiado en razón de los muchos necesitados del momento y su imposibilidad de negar ayuda a cualquiera que se le acercara.
Sus múltiples actividades lo encuentran trabajando junto a su hermano Armando en la autoría de la obra teatral con base histórica llamada “La Pericona”, la misma no tendrá mayor éxito, pero en cambio la adaptación de la obra “Wunder Bar” contará con la aceptación del público, también la actuación de Enrique merecerá el reconocimiento de la concurrencia.
El año 1932 golpeará duramente las ilusiones y la economía del pueblo, la miseria se incrementa a niveles nunca vistos, otros autores se sumarán a Discépolo en su interés por reflejar ese momento del país. Canaro y Pelay convertirán en un éxito el tema “¿Dónde hay un mango?”, en tanto que Cadícamo decía que “Al mundo le falta un tornillo”.
Toda la década del treinta será demoledora para las esperanzas de la gente, particularmente para la intelectualidad argentina que no encontrará su lugar en esa Argentina oligárquica y miserable. Leopoldo Lugones (1938), Alfonsina Storni(1938), Horacio Quiroga(1937), Lisandro de la Torre(1938), serán algunos de los nombres que se suicidaron.
Las letras de Discépolo reflejaron ese ambiente , en “Tres esperanzas” dijo:
No ves que estoy en yanta
Y bandeao por ser un gil
Cachá un bufoso y chau
Vamo a dormir.
1932 batirá el trágico record de suicidios en la Capital Federal. Discépolo pensaba que “El drama de los otros es casi siempre un poco el drama nuestro..”
Un nuevo tango “Quién mas, quien menos”, nos volverá a mostrar el drama personal pero en un transfondo de miseria y desesperanza
“Quien más quien menos pa’ malcomer
somos la mueca de lo que soñamos ser”

Cambalache
En 1934 enferma, flaco, inapetente, su físico refleja su endeblez, debe parar su despliegue de actividad.
Cambalache fue escrito ese mismo año para la película “Alma de Bandoneón” que se estrenó en 1935 con Libertad Lamarque como protagonista, justo ese año surgirá FORJA agrupación que nacía para luchar contra la dependencia del país.
En tanto Discépolo nos decía que:
“El Mundo fue y será una porquería
ya lo sé,
en el quinientos seis
y en el dos mil también”
......................
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
.....................................
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
................................
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
...........................................
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
.........................................
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
El mundo estaba en manos de tiranos de la calaña de Musolini, Hitler y Stalin, en tanto la oligarquía gobernaba casi sin oposición el país, con la complicidad de radicales y socialistas.
En febrero de 1935 Discépolo emprenderá una gira europea que lo llevara como primer destino a Madrid. Visitó a Federico García Lorca al que había conocido en Buenos Aires dos años antes. Ambos eran poetas y sensibles a las necesidades e inquietudes de su gente. Al despedirse no sabían que García Lorca moriría poco tiempo después en la Guerra Civil Española que no tardó en estallar.
En Palma de Mallorca visitando el Monasterio donde viviera Federico Chopin, comienza a delinear una canción que luego terminaría en Buenos Aires con el nombre de “Canción Desesperada”. Extrañamente se encontraba en Sevilla cuando se le ocurrió componer una zamba a la que tituló “Cascabel prisionero”
En Tetúan, ciudad de Marruecos, no poca sorpresa tuvo Discépolo al escuchar que un comerciante cantaba “Yira, yira”, la música de Discépolo había adquirido, sin que él se diera cuenta, dimensión internacional. Sus letras reflejaban un sentimiento que no era solamente argentino, sino que marcaba a toda una época mundial donde resaltaba la desesperanza y los fracasos.
Al contrario de muchos argentino, París no lo deslumbra, por el contrario dirá sobre la ciudad: “París al principio da la impresión de una ciudad inhospitalaria . Pero cuando uno la conoce a fondo, cuando se adentra en su alma, cuando profundiza en la intimidad de los parisienses, entonces.. entonces es más inhospitalaria todavía”
Un incidente se sucede en París, unos empresarios quieren imponerle la obligación de actuar vestido de gaucho, Discépolo se niega terminantemente, logrando imponer su criterio.
A un hombre sensible como Discépolo no podía menos que conmoverlo la tragedia que se avecinaba en Europa, primero en España y luego en todo el Continente. Estaba regresando a su país cuando una noticia lo golpea, su amigo Federico García Lorca había sido asesinado por los fascistas aquél 19 de agosto de 1936.
Director, actor, guionista y músico
Otra pasión de Discépolo fue el cine, en 1935 había puesto música a la película “Alma de Bandoneón”, Al regresar de Europa participa del film “Mateo”, bajo la dirección de Daniel Tinayre. También actúa en “Melodías Porteñas” donde también colaboró con la adaptación y la música. En esta última película estrena dos tangos “Melodía Porteña” y “Condena “.
El cine donde Discépolo insiste no recibe el reconocimiento esperado, ”Cuatro Corazones” fue su primer película como director, la crítica es dura con el film
No obstante Discépolo insiste con otras dos películas: “Caprichosa y millonaria “ de 1940 fue dirigida y con guión de Discépolo a quién también pertenecía la música, protagonizada por Paulina Sigerman y trabajaban entre otros, Tania, Augusto Codecá y Eduardo Sandrini. “Un señor mucamo” de 1940 dirigida por Discépolo con un argumento de él, protagonizada por Tito Lusiardo con las actuaciones de Osvaldo Miranda , Eduardo Rudy y Armando Bo, pero la crítica vuelve a cuestionar duramente su obra.
Fantasmas de Buenos Aires de 1942 dirigida por Discépolo, fue protagonizada por Pepe Arias y Zully Moreno. Dirigió una de las películas de Niní Marshal : “Cándida, la mujer del año” (1943), también fue co-autor del guión.
En 1950 comenzó el rodaje de “El hincha” un verdadero homenaje al hincha del futbol, en una época que no había barras bravas y el futbol no estaba tan comercializado, la película fue estrenada el 13 de abril de 1951 los interpretes fueron además de Discépolo, Diana Maggi, Mario Passano. El director Manuel Moreno. El argumento de Discépolo y Julio Porter
Otra de las actividades que consume gran parte de sus esfuerzos es su trabajo como vocal de la Comisión Directiva de SADAIC, que comienza la lucha por el reconocimiento de los derechos de autor, que hasta ese momento no recibían remuneración alguna.
En la década del 40 la producción de tangos de Discépolo comienza a disminuir, en 1940 es autor de “Martirio” y en 1941 “Infamia”, en ambos aborda el tema del fracaso amoroso.
Retorna permanentemente al teatro, es autor de dos obras: en colaboración con Manuel Meaños: “Blancanieves y sus ocho ministros” y “Una revista de amor”. Las cuales no son de buena calidad. Los sucesivos fracasos terminan por deprimirlo y se queda encerrado en su departamento de la calle Uruguay.
Compra un chalet en la Lucila y se instala en él junto a Tania. Sus amigos van a visitarlo y de esas reuniones surgen nuevas canciones canciones. Junto a Julian Centeya escriben: “¿Qué querías ganar con tu traición?”

Ahí en la Lucila surgirá un nuevo tango que se convertirá en clásico “Uno”, sobre este tema dirá Discépolo:”Muchos amigos dijeron que la amargura de “Uno resultaba tremenda y desoladora...Pero yo estuve mucha veces ‘solo en mi dolor y ciego en mi penar’. Y aquello de ‘punto muerto de las almas’ no es pura invención literaria como tampoco los de ‘llorar mi propia muerte’” “Quizá sea exagerada-por salvaje, repite- la imagen de ‘si yo tuviera el corazón’, pero hay que vivir para entender eso y vivir intensamente. Como viven en mi tierra y en otras tierras tantos seres. La genete de nuestro siglo sufre mucho. Es un período terrible y preciosos...”
A fines de 1943 da fin a “Uno” con música de Mariano Mores.
Durante el gobierno surgido del golpe de junio de 1943 El ministro de Educación Gustavo Martinez Zuburía(Hugo Wast) forma una comisión presidida por el moseñor Gustavo Guareschi que tenía por finalidad cuidar el idioma y comenzaron una campaña que afectó al lunfardo y a varios tangos de Discépolo
Discépolo junto con la Comisión directiva de SADAIC se reunieron con el Secretario de Trabajo y Previsión, Coronel Peron para plantear el problema de la censura.
El tanto se muda desde la Lucila a un departamento de la calle Callao entre Viamonte y Cordoba.

El peronismo
Discépolo ya tenía simpatía por Perón, la cuál se acentuó luego del 17 de octubre de 1945.Nunca había asumido posiciones directamente políticas pero siempre había tomado partido por los desamparados, por los que sufrían.
Cuando la fórmula liderada por Juan Perón venció a la de la Unión Democrática el 24 de febrero de 1946 Discépolo se encontraba de gira por México.
Según el relato de Tania, Discepolo conoció a Peron en Chile cuando era agregado en la embajada argentina, cuando Perón fue nombrado en la Secretaria de Trabajo y Previsión comenzaron a verse con asiduidad llegando a forjar una amistad la que también se extendió a Evita
Mientras los trabajadores accedían a derechos impensables unos años antes, la pequeña burguesía empieza a acumular rencor, porque debían compartir los restaurantes, los teatros, los cines y los lugares de veraneo con los obreros llegados del interior.
Gran parte de las relaciones de Discépolo provenían de esa clase media que lo empieza a mirar con desconfianza que luego se convertirá en abierta enemistad, porque se había definido abiertamente a favor del gobierno peronista.
En el medio Enrique le pone letra a “El Choclo” aquel tango de Villoldo. Poco tiempo después compone “Cafetín de Buenos Aires”. Estaba cenando en una cantina de la Boca cuando ve contra la ventana un chico que miraba desde afuera con ojos de asombro y le recordó a su adolescencia cuando desde afuera miraba los bares donde los mayores discutían de temas importantes.
“De chiquilín te miraba de afuera,
como esas cosas que nuca se alcanzan,
la ñata contra el vidrio
en un azul de frío
que sólo fue después viviendo
igual al mío”
Uno de los mejores tangos de Discépolo un homenaje a la amistad y a la bohemia
La relación con Perón se fortalece, periódicamente concurre a la Casa Rosada o a la quinta de San Vicente a charlar con el general, en tanto que éste dirá de Discépolo que fue “el más grande poeta popular de la Argentina”
En esas visitas Discépolo quedará admirado de la personalidad de Eva Perón, también hará una costumbre visitarla en su despacho en el Concejo Deliberante.
En tanto en Radio Belgrano inició un ciclo que tituló “Como nacieron mis canciones” donde relataba el origen de cada una de sus composiciones
Junto a Julio Porter escribirá una de obras teatrales más conocidas “Blum” estrenada en el Teatro Alvear, también actuaba en el papel del millonario.
Otro poeta popular y luchador de la causa nacional a través de FORJA, Homero Manzi, compondrá un tema homenaje a Discépolo que tituló “Discepolín”, Troilo se encargará de la música. En una cena en la casa de Discépolo, Manzi le da a conocer su poema dedicado a Discépolo.Estaban presentes sus grandes amigos Troilo y Osvaldo Miranda.
Decía Manzi en “Discepolín”:
Con tu lágrima amarga y escondida
con tu careta pálida de clon
y con esa sonrisa entristecida
que florece en verso y canción”
“La gente se te arrima con un montón de penas
y tú las acaricias casi con temblor
te duele como propia la cicatriz ajena
aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor”
“AL fin quién es culpable de la vida grotesca
ni del alma manchada con sangre de carmín
Mejor es que salgamos antes que amanezca,
Antes de que lloremos, viejo Discepolín...
La pista se ha poblado al ruido de lka orquesta,
Se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín
¿No ves que están bailando? ¿ no ves que están de fiesta?
Vamos, que todo duele , viejo Discepolín”
En tanto el peronismo comenzó a emitir un programa por radio en defensa de su gobierno, con libreto de Abel Santa Cruz , diversos actores que leen el guión. Pasan por el programa Luis Sandrini, Lola Menbrives, Pierina Dealessi, Tita Merello , Juan Jose Miguez y otros.

Mordiquisto
En junio de 1951 es invitado a hacer la audición “Pienso y digo lo que pienso”, Discépolo se resiste al principio, pero termina por aceptar aunque imponiendo reformas a los libretos, colaborarán con él Abel Santa Cruz y Julio Porter, pero quedará en manos de Discépolo la redacción definitiva.
El 11 de julio de 1951 comienza la etapa de Discépolo en ese programa radial en defensa de la Revolución Nacional y denunciando el papel del opositor tilingo que desde la clase media criticaba al gobierno. “Antes no había nada, ni dinero, ni indemnización, ni amparo a la vejez.. y vos no decías ni medio, vos no protestabas nunca, vos te conformabas con una vida de araña. Ahora ganás bien, ahora están protegisdos vos y tus hiojos y tus padres.Si, pero tenés razóin, no hay queso... Vos el mismo que estás preocupado porque no pode´s tomar té de Ceylan ... y durante toda tu vida tomaste mate”
Sólo como lo hiciera Jauretche , Discépolo desnudaba esa mentalidad pequeñaburguesa que creía que su ascenso social era sólo producto de su habilidad profesional, no de las condiciones favorables del pais. Pero como la envidia es la fuerza que lo mueve no podía soportar hacer la misma cola que el obrero.
Esta colaboración le gana una infinidad de adhesiones, pero también muchas enemistades de gente a los que Discépolo criticaba en sus programas.
Cada una de las conquistas del peronismo fueron defendidas desde ese programa radial con una lucidez y claridad que muchas veces el propio peronismo no podía encontrar en su propaganda política.
La inquietud permanente de Discépolo lo hacen buscar nuevas formas para mejorar el programa, es así que decidió incorporar un personaje como el prototipo del opositor a ultranza, al que llamó “Mordisquito”, a partir de ahí ese sobrenombre fue aplicado al propio Discépolo.
La hostilidad contra Discépolo se acentúa su teléfono recibe persistentemente llamadas con amenazas o insultos. Discépolo sufre el dolor por la incomprensión de muchos que incluso habían sido amigos de él y que ahora se alejan por su adhesión al peronismo, los antiperonistas no dejan oportunidad por hacer saber su repudio a la posición del Discépolo, a este le duele cada acto de desprecio , su salud de por sí débil se resiente.
No obstante, en el golpe de estado frustrado de Benjamín Menéndez de 1951, junto a los trabajadores de la CGT que se movilizan para defender al gobierno también se movilizan Hugo del Carril y Enrique Santos Discépolo.
Pero el hostigamiento a su figura continuará de manera implacable al ingresar a un restaurante fue silbado, en tanto hasta el candidato presidencial de la UCR Balbín, lo cita en un discurso para criticarlo.
Discépolo le contesta al día siguiente:
“... yo no lo inventé a Perón, ni a Eva Perón. ... los trajo la ausencia total de leyes sociales que estuvieran en consonancia con la época. Los trajo tu tremendo desprecio por las clases pobres a las que masacraste, desde Santa Cruz hasta lo de Vasena, porque pedía un mínimo respeto a su dignidad de hombres y un salario que los permitiera salvar a los suyos del hambre. Sí, del hambre y de la terrible promiscuidad de sus viviendas en las que tenían que hacinar lo mismo sus ansias que su asco. No. Yo no lo inventé a Perón ni a Eva Perón. ¡Vos los creaste! Con tu intolerancia. Con tu crueldad. Con la misma crueldad aquella del candidato a presidente que mataba peones en su ingenio porque le pisaban un poco fuerte las piedritas del camino a la hora de la siesta.”

“Pero yo no lo invento a Perón ni a Eva Perón. Los trajo la estulticia que manejaba el país. Mirá, si vos hubieras estado en la Semana Trágica como yo y como tantos, en Cochabamba y Barcala, y hubieras visto morir primero a aquellos cinco, fuego a cientos y hubieras visto masacrar judíos por una "gioriosa" institución que nos llenó de vergüenza, no hubieras formado nunca más parte de ese partido que integrás por amor propio y quizá por ignorancia de tantos hechos delictuosos que son los que empezaron a preparar la llegada de Perón y Eva Perón. En un país milagroso de rico, arriba y abajo del suelo, la gente muerta de hambre. Los maestros sirviendo de burla en lugar de hacer llorar porque estaban sin cobrar un año entero. ¡No! ¡Y todo vendido! ¡Y todo entregado! Yo sé que te da rabia que te lo repitan tantas veces, pero es que entristece también pensar que no lo querés oír. El otro día, en un discurso oí que decías refiriéndote a un gobierno de 1918: "Ya por ese entonces los obreros gozaban..." ¿De qué gozaban? ¡Los gozaban!, que no es lo mismo. Y, sí, Mordisquito, ¡los gozaban!”
Así como fue despreciado por la oposición, cuando se dirigió a la Casa Rosada para saludar al Perón por el triunfo en la elección del 11 de noviembre de 1951, la multitud al reconocerlo lo viva y lo levanta en andas en andas.
Al retornar a su casa mientras descansaba, un griterío lo despierta, parte de los manifestantes se dirigieron a su casa para saludar y reconocer que parte del triunfo también era suyo.
Poco tiempo después Discépolo visita a Peron en la Casa Rosada, pero esta vez para anunciarle que pensaba irse del país. A pesar de la ferviente adhesión al gobierno no podía soportar el agravio y la amenaza constante a la que fue sometido.
Discépolo necesitaba ser querido por todos y su incursión en la política le valió un odio del que no era merecedor, por eso dijo: ” Negar que he deseado ser querido, sería una impostura. Lo he soñado, lo he padecido y lo sufro con agrado. Siempre he deseado que me quisieran, aunque esta aspiración no conduzca jamás a buenos resultados comerciales, ni traiga aparejada una libreta de cheques. Pero mi capacidad fraternal es tan sincera, de tan sencilla buena fe, que soy de los que quieren, sin discriminar, a la guía telefónica entera. Quiero a los que me saludan y quiero hasta a los que me estafan...”.
En vísperas de Nochebuena comienza a sentirse mal, un fuerte dolor en el pecho lo obliga a acostarse un síncope paraliza su corazón. Los últimos acontecimientos fueron demasiado para su corazón. Loa compañan Tania y su amigo Osvaldo Miranda, al rato llega Anibal Troilo
La noticia se esparce por la ciudad, aquél 23 de diciembre de 1953 fue el último de Discepolín, Fue velado en SADAIC , una gran cantidad de amigos y admiradores concurrieron, Perón pasó a despedirse del gran poeta.
El Teatro Presidente Alvear pasó a llamarse Enrique Santos Discépolo por decisión de Perón. El 24 de diciembre fue enterrado en Chacarita.
En su escritorio quedaron dos tangos sin lketra que luego serán “Mensaje” y “Andrajos” , también se encuentra los versos “falasa escuadra” que luego se llamará “Fangal”. También se encuentra la letra inconclusa de “Fratelanza”. Poco después de su muerte aparecerá un libro titulado “Amí me la vas a contar” donde se recopilan las 37 charlas de las audiciones “Pienso y digo lo que pienso”
En 1953 Cátulo Castillo le pondrá letra a “Mensaje” un tango de Discépolo que había quedado sin letra. Hermoso poema que define la filosofía de vida de Discépolo:
“Nunca quieras mal
¡total, la vida que importe!
Si es tan finita y tan corta
Que al fin
El piolín se corta
No te aflija el esqioñnazpo del dolor
y si el amor te hace caso
no le niegues tu pedazo de candor
que es lindo creerle al amor”
“Bueno y nada mas
que siendo bueno
no hay odio ni injusticia ni veneno
que haga mal”

El golpe oligárquico de 1955 se ensaña también con Discépolo el Teatro Enrique Santos Discépolo vuelve a llamarse Presidente Alvear.
La vida de Discépolo será rodeada de un profundo silencio, si bien no pudieron prohibir sus canciones lograron que los medios de comunicación nada dijeran sobre uno de los más grandes poetas populares, su pensamiento fue distorsionado, silenciando su compromiso político y social , y adjudicando la profundidad de “Cambalache, Yira..Yira o “Que vachache?” a problemas personales o una tendencia a la depresión del autor.
La vigencia de sus letras, aún en nuestros días, mostraban más allá de cualquier elogio, su posibilidad de bucear en lo hondo del alma humana. En la decadencia del menemismo y la debacle delarruista, cuantas veces los argentinos nos vimos, aún sin pensarlo, musitando, gritando o cantando los versos de Discépolo de Cambalache o “Yira, yira”.
Un poeta magnífico, una gran persona, un artista comprometido social y políticamente con los más necesitados, fue injustamente tratado por sus contemporáneos, tal vez hoy podamos hacer un poquito de justicia con el gran Discepolín.