miércoles, 30 de noviembre de 2016

Hugo del Carril un Hombre de honor

Fue un cantante y actor que ya había alcanzado el éxito antes de la llegada del peronismo, no necesitaba definirse políticamente, por su fama difícilmente alguien se hubiera animado a molestarlo, si lo hizo fue por una firme convicción que lo impulsaba a defender a los más humildes, siempre mantuvo un espíritu independiente que lo llevó a tener encontronazos con la burocracia, pero sus problemas más graves fueron a partir del 1955 con el golpe de estado.
Como hemos visto con otros artistas o intelectuales que adhirieron al peronismo su obra es minimizada o directamente ocultada, esto ocurrió con Hugo del Carril al igual que con Leopoldo Marechal, el caso de Discépolo tal vez sea distinto pues se le reconoció su capacidad pero al precio de mantener en el silencio su apoyo al movimiento popular, se habla de Cambalache pero muy raramente se recuerda su personaje Mordisquito. Además Discépolo murió antes de 1955 por lo que los golpistas no pudieron ejercer la venganza contra su persona.
Hugo del Carril entabló una relación de amistad con el Gral. Perón desde el momento que lo conoció, así relataba una de sus anécdotas de los encuentros con el líder: "Un día me llaman para ir a cantar en la Residencia Presidencial. Voy y le digo a Homero Manzi, que ya estaba en sus últimos días: '¿Qué canto, Gordo? No puedo ir a cantarles "Mano a mano"'. Manzi me miró con calma, pidió papel y lápiz y me dijo que esperara un rato. Una hora después me entregó dos milongas, como de catorce pies cada una. La primera se llamaba ´Milonga a Perón´ y la otra, ´Milonga a Evita´. Las canté con el ritmo tradicional de la milonga pampeana. A Perón le corrieron las lágrimas...".
Pero su asociación indisoluble con el peronismo se dio cuando en 1949 decidió poner su voz a la Marcha Peronista. El pianista Norberto Ramos que integró la orquesta de Florindo Sassone, fue convocado en 1948 por un grupo de obreros gráficos para que le pusiera música a una letra que habían escrito esos trabajadores con el fin de contar con una marcha para el sindicato. Se estrenó el 2 de mayo de 1948 con el título: “Los gráficos peronistas”, nada menos que en el Teatro Colón interpretada por una orquesta sinfónica y el coro estable, en dicha presentación se encontraban presente Perón y Eva, la ejecución provocó un alto impacto entre los presentes. Luego se le cambió la palabra gráficos por muchachos y quedó instaurada como la marcha del movimiento.
Hay otra historia que es la que cuenta el periodista Néstor Pinsón, los antecedentes de la Marcha comienzan en el año 1931 en el club Barracas Central, donde Juan Raimundo Streiff-Garaventa compone la música y Juan Mufarri los versos para una canción que identificara al club. La letra decía: “Los muchachos de Barracas / todos juntos cantaremos / y al mismo tiempo daremos / un hurra de corazón. / Por esos bravos muchachos / que lucharon con fervor / por defender los colores / de esta gran institución.”. Esta canción fue sufriendo modificaciones, cuando llega al poder el peronismo Rafael Lauría y Oscar Ivanisevich escriben la letra que se conoce en la actualidad. Esta versión no niega que Norberto Ramos haya contribuido con alguna parte de la música, aunque la melodía ya existía anteriormente.
Hugo del Carril la grabó en 1949, alguna vez dijo: "Grabé centenares de tangos, pero hasta que me muera me van a recordar por la marchita...".
Producido el golpe de estado de 1955 estuvo detenido 41 días y luego decidió partir hacia el exilio en México, aún cuando pudo seguir trabajando por su popularidad en aquél país, que siempre fue generoso con los exilados argentinos, vivió ese destierro con mucha tristeza, todo lo que había producido en cuando a música y cine estaba relacionado con su tierra. Algunas de sus películas que se encontraban en la cartelera de los cines argentinos fueron bajadas, la dictadura no quería que quedaran rastros de este extraordinario artista.
Retornó al país con el gobierno de Frondizi donde volvió a filmar y desarrolló varios proyectos algunos vinculados con el espectáculo y otros no, montó “La carpa del pueblo” con la finalidad de difundir la música nacional, particularmente el folklore y el tango, pero aclaró que también “música moderna, pero nuestra”.
También se dedicó a la crianza de nutrias así lo explicó: "Me gustó el animalito; yo era un chiquilín que venía merodeando por el bañado de Flores, y ahí lo conocí. Cincuenta años después (...) un empuje inconsciente (...) me llevó de nuevo a él. El criadero está en el Tigre, a hora y media del embarcadero, y se llama ´Idahome´. Ya son ocho años de crianza y me va muy bien. Tengo 2600 hembras de cría, y para este fin de año completaremos unas 4000. La finalidad es la exportación (...). Hay un gran interés por la piel de nutria en Estados Unidos, España e Italia (...); lo turbio de las aguas produce un constante masaje sobre la piel que hace que nuestra nutria tenga una sedosidad tan especial (...). Va a ser una buena entrada de divisas para el país (...). Si lo logramos, en pocos años más puede significar una de las exportaciones del agro más importantes...".
Pero no tuvo suerte con este proyecto, le faltaron tierras para poder expandirse. Hizo gestiones para utilizar Las Lagunas Encadenadas ubicadas en la provincia de Buenos Aires como criadero natural pero no fue escuchado, significó un duro fracaso porque había puesto mucho esfuerzo e ilusiones en el mismo.
No dejó muchas obras escritas por él. Compuso dos tangos: "Como la mariposa" y "Viejo camarada", la milonga "Felicita", la canción infantil "Blanca nube" ("Blanche nuage") y el tango partidista "Un solo corazón", con música de Jorge Dragone.
En cuanto a su vida sentimental tuvo una relación con la actriz Ana María Lynch con quién filmó en 1941 “En la luz de una estrella”, cuando se separaron, ella se radicó en los Estados Unidos donde siguió actuando. También tuvo una relación con la actriz Gilda Lousek a la que conoció en la filmación de “Una cita con la vida”.
En 1959 conoció a una empleada de SADAIC, Violeta Courtois, se casaron en 1971 después de una larga convivencia, tuvieron cuatro hijos Marcela Alejandra, Hugo Miguel, Amorina Eva y Eva Cristina. El padrino de todos ellos fue nada más ni nada menos que el general Perón, que estando en el exilio apelaba a un emisario que lo representaba en las ceremonias de bautismo.
También trabajó intensamente en la televisión argentina a su retorno del exilio, en 1962 participa en la miniserie “La Calesita” por Canal 9. El 1963 en el canal 7 fue la figura estelar de “El show de CAP”. Alejandro Romay dueño principal de canal 9 lo convocó en reiteradas oportunidades, se puso en el aire el sainete “El conventillo de la Paloma” donde ocupaba el rol protagónico. En el canal 7 en 1971 protagoniza el programa “Del pueblo” que se basaba en el espectáculo que presentaba en “La carpa del pueblo”. En 1972 en canal 11 participa en el programa “El tango del millón” que producen los hermanos Sofovich. Romay lo vuelve a convocar en 1975 para realizar en el canal 9 una serie de espectaculares. Durante un 1976 protagoniza el afamado ciclo “Grandes Valores del Tango”, pero producido el golpe de estado, en una actitud que lo enaltece, decide dejar la televisión y no participar ni siquiera de reportajes.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Julio Cortázar y el tango

La relación Cortázar con el tango proviene de su infancia, de una casa donde el tango era escuchado por su familia a través de una radio que recién empezaba a descubrirse. “En los patios a la hora del mate -evoca-, en las noches de verano, en la radio a galena o con las primeras lamparitas”. Sería exagerado decir que en esos años perdidos de su adolescencia se hizo tanguero, pero está claro que al momento de irse a París, cuando ya andaba cerca de los cuarenta años, el tango formaba parte de su paisaje cultural y está presente en sus primeros escritos literarios.
Él mismo cuenta que en 1952 un amigo le regala una victrola y algunos discos de Gardel. Ese obsequio sólo se le hace a alguien que es capaz de disfrutar con el tango. En ocasión de ese regalo escribe algunas opiniones sobre Gardel y el tango. Dice, por ejemplo, que para apreciar a Gardel en toda su calidad hay que escucharlo con una victrola. Julio hace hincapié en este caso en las evocaciones que le produce esa voz y esos tangos que le recuerdan tanto a su juventud en Argentina.
Su imagen de Gardel es muy “cortazariana”, por decirlo de alguna manera. “Gardel crea cariño, admiración, como Legui y Justo Suárez; da y recibe amistad sin ninguna de las turbias razones eróticas que sostienen el renombre de los cantores tropicales que nos visitan, o la mera delectación en el mal gusto y la caballería resentida que explican el triunfo de un Alberto Castillo”.
También en ese texto asegura que el mejor tango de Gardel es “Mano a mano”, de Celedonio Flores. Estima que allí está el punto exacto de talento, creatividad, equilibrio para interpretar un poema que considera excelente. Concluye sus consideraciones hablando de Gardel. Allí refiere la anécdota en la que un hombre le pregunta a otro -bigote malevo, funyi y pañuelo al cuello- que en un cine de barrio está esperando ingresar para ver “Cuesta abajo”. El diálogo es breve y elocuente. “—¿Vas a entrar al cine? —Sí, porque dan una del Mudo”.
Sus simpatías por Gardel sólo se comparan con su rechazo a Alberto Castillo, considerado algo así como un mamarracho, el arquetipo de lo que no debe ser el tango. Desde el punto de vista estrictamente musical y a contrapelo de sus declaraciones sobre la supuesta pobreza del tango, reconoce la calidad de músicos como Piazzolla, Basso, Salgán, entre otros. Pero es en su literatura donde las imágenes del tango están más presentes. Al respecto, habría que decir que resulta muy difícil, por no decir imposible, escribir cuentos y novelas ambientadas en el mundo urbano, sin que la cultura tanguera esté presente de una manera sutil o evidente, sobre todo en escritores de su generación. La ciudad transpira tangos y nos penetra -nos guste o no-, y no se puede percibir la realidad sin incluir -aunque más no sea- alguna nota tanguera.
En “Los premios” y “Rayuela” las referencias al tango son evidentes, a veces de manera irónica, a veces como marco escénico, a veces como dato pintoresco. En el cuento “Las puertas del cielo”, el tango está presente y de alguna manera es constitutivo del relato. “Las puertas del cielo” ha sido considerado un tango “gorila” de Cortázar por su visión algo burlona, algo despectiva de las clases populares (concepto parecido mereció “Casa tomada”, uno de sus primeros cuentos que incluso ganó la aprobación de Borges), pero más allá de estas dudosas y controvertidas consideraciones, lo cierto es que “Las puertas del cielo” es un cuento excelente, cuya música de fondo se escribe con ritmo de tango, afirmación que no sé si Cortázar compartiría, porque siempre dijo que si alguna influencia ejercía la música sobre su literatura, esa influencia era la del jazz, sobre todo en la técnica de la improvisación, de dejar liberado a “la creación espontánea” el ritmo de la escritura.
Pero Julio no sólo gustaba escuchar tangos, sino que, además, intentó escribir algunos. Un ejemplo con música de Edgardo Cantón: “Extraño la Cruz del Sur cuando la sed me hace alzar la cabeza para beber tu vino negro, medianoche. Y extraño las esquinas con almacenes dormilones, donde el perfume de la yerba tiembla en la piel del aire; pienso que está siempre allá como un bolsillo donde a cada rato la mano busca una moneda, el cortaplumas, el peine, la mano infatigable de una oscura memoria que recuerda sus muertos”.
La referencia más concreta a estas inquietudes se expresó cuando el Tata Cedrón hizo una presentación en ese célebre templo tanguero de París que fue Las veredas de Buenos Aires, inaugurado en 1981 con la presencia de Salgán entre otros. Las veredas de Buenos Aires gozó del reconocimiento de argentinos y europeos deseosos de disfrutar del tango en sus versiones más elaboradas.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Homenaje A Eduardo Arolas en Bahía Blanca

El jueves 17 de NOVIEMBRE a las 17 horas, en el prestigioso ciclo “Historia y tango en el cine” en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera (Zelarrayán 560)deBahía Blanca , producido por Dandy Producciones, se proyectara la película "Derecho viejo" dirigida por Manuel Romero sobre el guion de Alfredo Ruanova que se estrenó el 4 de enero de 1951 y que tuvo como protagonistas a Juan José Míguez, Narciso Ibáñez Menta, Severo Fernández, Nélida Bilbao y Laura Hidalgo. La película está inspirada en la vida del compositor de tango Eduardo Arolas, apodado “el Tigre del bandoneón”.
Como de costumbre, José Valle introducirá la película con unas breves palabras sobre la vida y obra de Eduardo Arolas
Eduardo Arolas:fue un bandoneonista, director y compositor de tango conocido con el apodo de El tigre del bandoneón,es considerado uno de los grandes autores del tango, con creaciones de una modernidad insospechable para la época,es uno de los pilares en que se apoya el tango a pesar de los muchos años de su muerte.
La excelencia tributa en toda su obra, “El Marne”, “La cachila”, “Comme il faut”, “La guitarrita”, “Lágrimas”, “Maipo”, “Retintín”, “Viborita” (“Vivorita”, en la partitura original), “Catamarca” y “Derecho viejo”, este último de un éxito impresionante.
Parafraseando al querido investigador Héctor Ernié, estamos en presencia de «un fenómeno con mayúscula», que sólo vivió 32 años.
Arolas nació en Buenos Aires (Barracas ) el 24 de febrero de 1892 y falleció en París (Francia) el 29 de septiembre de 1924.

José Rial , cumpliría hoy 120 años

Nació en la barriada porteña de Parque de los Patricios,el 14 de noviembre en el año 1896.
Muy joven, comenzó a tocar la guitarra y cantar en su barrio, Parque de los Patricios, donde conoció e intimó con el guitarrista Guillermo Desiderio Barbieri. Desde 1915, colaboró con el conjunto “Gloria, Patria y Tradición”; con Barbieri y otros músicos, llegando a trabajar en cafetines y teatros de barrio.
En esos andares, conoció e intimó también con el poeta de Boedo, Dante A. Linyera y colaboró con su pluma para la revista que dirigía éste, “La canción Moderna”, aunque no faltaron sus colaboraciones como poeta en “El alma que canta” o “El canta claro”.
Legó a la canción popular varias joyas de enorme interés para el repertorio de Gardel. Dada su amistad con Barbieri, escribió hacia 1923, la letra del vals “Rosas de otoño”, éxito desde el disco que Gardel grabó de inmediato y circuló con fortuna desde 1924. Por intermedio del guitarrista, logró frecuentar el mundo gardeliano, llegando a ser un buen amigo del cantor. En ese marco de preferencias personales por algunos poetas, Gardel confiaba en los talentos de Eugenio Cárdenas y José Rial, para completar letras de sus guitarristas o colaboradores.
A guisa de ejemplo, debe recordarse que José Rial colaboró en muchas ocasiones con Rafael Rossi. Esto pasaba, porque Rafael, era intimo de Barbieri y bastante amigo también de Gardel y solía ayudar al señero guitarrista en los ensayos musicales. Rossi, oficiaba de pasador de melodías para Ricardo y Barbieri, ya que ninguno de los dos tenían formación teórica. En ese sentido, el fueye de Rossi, se aprestaba a hacer oir las melodías a los guitarristas de Gardel, en el barrio de Parque de los Patricios. Esta función, como la de llevar al pentagrama las melodias de los violeros, la ejerció muchas veces (no digo que haya sido el único, pero sí el más asiduo para esos menesteres), hasta la llegada al conjunto de José María Aguilar, quién dados sus conocimientos técnicos, lo suplió en esa tarea. Gardel supo también participar de esas tertulias, lo mismo que José Rial, artista de la zona. Ese tipo de reuniones, cimentó la relación entre Barbieri con Rossi y Rial y llegaron a trabajar juntos en la creación de varias composiciones famosas.
Tras el éxito de “Rosas de otoño” (llamada en los años veinte, “La cumparsita de los valses”), llegó un tango con Barbieri: “Pobre amigo".
Gardel vuelve a grabarlo en octubre de 1928, en París. Y en 1930, es uno de los cortometrajes dirigidos por Eduardo Morera donde lo secunda la orquesta de Francisco Canaro. También 1923, fue el año que se empleó en el Correo Central y allí como administrativo permaneció hasta su jubilación en 1948. Colaboró en diversas publicaciones: El Alma que Canta, El Canta Claro, La Canción Moderna, y otras, donde quedaron cantidad de colaboraciones. Intervino en la política de SADAIC cuando era dirigida por Homero Maná, opositor de Francisco Canaro.
Con Barbieri también compuso: “Pobre amigo” (1924), “Se llama mujer” (1928), “Preparate pa'l domingo” (1931), “La casita blanca”, vals que grabara Corsini (1926), “Flores azules” (1928), grabado por el dúo Ruiz-Acuña y por el conjunto de Rafael Rossi y las chacareras “La picardía” y “Doña Rosario” (1930). Por último, “Resignate hermano”, con Barbieri y José Ricardo (1928).
Con Rafael Rossi —a quien conociera en casa de Barbieri— realizó siete trabajos: “Ebrio” (1927), “Corazoncito” (1928), “Primero yo” (1929), los tres grabados por Gardel, “Buena pilcha” (1929), que grabó Roberto Firpo pero en forma instrumental, “Ponete paquete” (1934), inédita, “De corazón a corazón [b]”, ranchera (1930), “Lo que pide el corazón”, vals (1940).
También le pertenecen: “Hágame el favor” (letra y música), “Bailarín” (1929), en colaboración con Dante A. Linyera, “No la contés grande” (1930), con Luis Visca, “Arroz con leche me quiero casar”, polca en colaboración con Dante A. Linyera y música de Enrique Rodríguez.
Con el director de radioteatro Francisco Staffa compuso las zambas “Un fantasma en la mazorca” y “Quién fue mi mamá”, la canción “Libertad [b]”, el vals “Como se quiere a una madre” y la polca “Con ninguno de los dos”, todo en el año 1938. También tiene obras en conjunto con Miguel Bucino y Vicente Spina.
El 24 de junio de 1954, estuvo en el cementerio de la Chacarita junto a la tumba de Gardel como ocurriera otros años. Incluso improvisó unas décimas. Pocos días después, el 8 de julio un infarto cardíaco lo ab
atió para siempre. Vivía en el mismo solar donde había nacido, convertido ahora en un edificio de departamentos.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Gaby “La voz sensual del tango” estrena el musical La Morocha

La cantante bahiense presentará el espectáculo “La morocha” con guion propio y producción de José Valle, el próximo sábado 12 de noviembre a las 21,30 hs en el Café Histórico de Av. Colón 602 de Bahía Blanca.
Este espectáculo es el que Gaby ofrecerá en la temporada veraniega 2017 llevándolo a las ciudades de Necochea, Lobería, Tandil, Balcarce, Miramar, Mar del Plata y Villa Gesell.
Gaby “La voz sensual del tango” es una de las más exitosas representantes del tango joven, con estilo, imagen y repertorio innovador que, sin salir de la línea clásica, deja su personal impronta en espectáculos, grabaciones e incursiones audiovisuales.
Lleva editados 6 cd de tangos con distribucion y venta nacional e internacional su ultimo material discografico se titula "LA COPA ROTA".
Ha realizado giras por Panama,El salvador, Cuba,Chile ,Uruguay , Peru y por todo en pais . 
La voz de Gaby es sin duda una de las voces más dulces, consigue transmitir un cúmulo de sensaciones impresionantes y su peculiar fraseo, ... está cargado de una gran profundidad tanto de contenido como de sentimientos. Ante este portento bahiense sólo se puede aplaudir y decir ¡bravo! Cada disco que edita denota evolución, crecimiento y madurez, esperemos que siga así muchísimos años y tener el placer de seguir disfrutando de la maravillosa carrera musical que está desarrollando desde hace mucho tiempo. Gaby ha conseguido abrirse hueco entre las mejores voces femeninas de nuestra época, y sin duda eso lo demuestra el gran éxito que va cosechando con trabajo y esfuerzo.
“Cada nuevo espectáculo que preparamos para recorrer escenarios diversos en la temporada estival es la renovación de un desafío porque los pensamos para un público que probablemente nunca me haya escuchado en vivo -y hay que conquistarlo- y para otro que ya me vio en otras temporadas y espera ver algo nuevo. Es una evaluación permanente que me enriquece muchísimo porque me permite saber cuáles son las cosas que responden al gusto universal, cuánta capacidad tenemos para captar la atención cuando hay público variopinto -de distintas edades, con diferentes inquietudes y con expectativas desconocidas- y me brinda la oportunidad de recoger elogios y críticas que son siempre bien recibidos y, a futuro, considerados”, confesó Gaby.

sábado, 5 de noviembre de 2016

112 años cumpliría hoy Sofía "La Negra" Bozán

Sofía Isabel Bergero nació el 5 de noviembre de 1905 en el barrio de Balvanera, en una casa ubicada en Junín al 400 Allí vivió toda su vida. Falleció el 9 de julio de 1958.
A los 12 años se recibió de profesora de corte y confección, el único estudio sistemático que hizo en su vida. Lo suyo fue el arte. Sofía se inició en el teatro en la década del 20 formando parte del coro de la compañía Vittone-Pomar, en la revista de Manuel Romero Los pronósticos de 1922 en el Teatro Opera, donde trabajaba su prima hermana Olinda Bozán, que ya era una actriz conocida y la ayudó en sus comienzos. Entonces Sofía adoptó el apellido artístico de su prima.
La jovencita pasó luego a la compañía Muiño-Alippi, trabajando en algunos sainetes como actriz realizando pequeños papeles, y en la Revista como bailarina hasta que le llegó su oportunidad como cancionista. El primer tango que estrenó fue Canillita en la Revista Sí... que vamos bien... Luego llegaron éxitos como Qué calamidad, Un tropezón, Yira Yira y Cambalache en la Revista Esmeralda al cuatrocientos en el Teatro Maipo.
A partir de 1929 comenzó a grabar discos. Hizo Un tropezón, Canillita, Nicanora, Gabino, Carro viejo, Cobarde, Esta noche me emborracho, Engominado y Yira yira, todos éxitos que se convirtieron en clásicos del cancionero popular. Tangos reos, cómicos y arrabaleros, hechos a su medida. Grabó además algunas piezas criollas, el estilo Mis quejas y la zamba Traicionera.
La "Negra" Bozán, como se la conocía, representó un verdadero fenómeno popular. Actriz teatral y cinematográfica, cantante y muy buena bailarina de tango y milonga, triunfó en el teatro de Buenos Aires, realizando también una gira por España y Francia a comienzos del año 1931. En mayo de ese año debutó en el cine junto a Carlos Gardel para la Paramount francesa filmando la película Luces de Buenos Aires. Al regresar a Buenos Aires se vinculó para siempre al Teatro Maipo, siendo bautizada por el público como “El alma del Maipo".
Desde la década del treinta y hasta 1950 participó en varias películas filmadas en el país: Loco Lindo, Puerto Nuevo, Los muchachos se divierten y Carnaval de antaño. Hizo Elvira Fernández, vendedora de tienda junto a Paulina Singerman y actuó en Calle Corrientes y El Patio de la morocha. Trabajó junto a los grandes capocómicos de la Argentina: Pepe Arias, Luis Sandrini, Alberto Anchart, Carlos Castro, Dringue Farías, Marcos Caplán, Vicente Rubino y Gogo Andreu.
Alrededor de 1930 su figura era tan popular que llegó a rivalizar con éxito con su amigo Carlos Gardel, quién en su momento llego a definirla como "mi equivalente en mujer".
Al decir de Manuel Adet, “la Negra Bozán era popular, no guaranga; desenfadada, no obscena; atrevida, no irrespetuosa. Fue una maestra en el arte de la insinuación, la mirada pícara, el mohín presumido, el gesto travieso. Era comunicativa y divertida. Se encargó de quitarle la tristeza al tango. Se desenvolvía en el escenario con total soltura. Sus presentaciones eran esperadas y celebradas por un público que la quería y la respetaba. Nunca fue -ni pretendió serlo- una cantante de primer nivel. Desafinaba, no mucho, pero se le notaba, su voz no era muy potente pero tenía el don de la simpatía, de trabajar algunos registros que establecían en el acto una relación afectiva con su amplia platea”.
En sus años de esplendor, se presentaba con una milonga escrita en su homenaje:
Yo soy la Negra Bozán
yo canto porque lo siento
mi pelo lo peina el viento
y me gusta el bataclán.
Si quieren verle la hilacha
a mi estirpe de tanguera
no me vengan con guarachas,
a mí me gusta el gotán.