lunes, 27 de agosto de 2012

BEBA BIDART


Bailaba el tango como ninguna, con sus descomunales piernas, que la naturaleza había esculpido con esmerado criterio.
Eliane René Schianni, verdadero nombre de Beba Bidart, comenzó a transitar el espectáculo siendo una niña. El Teatro Infantil Labardén fue su primera escuela, a sus cuatro años: Primeros pasos de una extensa trayectoria que la llevaría a ser vedette, cantante y actriz. Y, sobre el final, empresaria obviamente dedicada al tango, con su boliche Taconeando, en pleno corazón de San Telmo. 
Criada en Boedo, Beba estuvo desde su inicio signada por el 2 x 4; su tono de voz, amilongado, como nocturno, sin perder femineidad, sus amoríos hechos y desechos, su melena rubia y semi larga, con un peinado hacia un costado delataban mucho barrio, y mucha vida intensa. Estuvo casada con el locutor y conductor Jorge “Cacho” Fontana durante doce años, de quien estuvo enamorada fervientemente.

Al poco tiempo de su separación adoptó a Paulo, quien hoy sigue sus pasos en Taconeando, el boliche de la calle Balcarce. Le dio su amor y su apellido.
Cantó con Francisco Canaro, y si bien no era una eximia cantante, lo hacía con más gracia que con profesionalismo, porque Beba llegaba al pueblo como una más, porque ella era una mujer popular; no había imposturas. Sus temas emblemáticos eran “Ventarrón”, “Yo soy del treinta”, y se sabe que el maestro Mariano Mores le dedicó el tema “Taquito militar”, que ella sabiamente supo agradecer bailándolo como si la música le brotara de las entrañas. Otros grandes también la valoraron: gracias a la invitación del genial Sebastián Piana y de José Gobello fue miembro de la Academia Porteña del Lunfardo, siendo su candidatura aceptada por unanimidad el 2 de noviembre de 1991. Ocupó el sillón de “Juan Francisco Palermo” que había dejado vacante Nydia Cuniberti. Y bailó para varios presidentes, entre ellos, Juan Domingo Perón.
Su primera actuación en cine fue en la película “Los Pulpos”, en 1948, junto a Olga Zubarry, Roberto Escalada y Carlos Thompson, llegando a tener más de treinta títulos en su haber.
En televisión se inició en La revista de Dringue, con Dringue Farías. Participó también en “Tropicana Club”, “La Botica del Ángel”, “Grandes Valores del Tango” entre otros programas musicales, y junto a Jorge Porcel en “Porcelandia”, pero fue su personaje de Magoya, una tachera leal, amiga de la barra del café, que interpretó en “Rolando Rivas, taxista”, el que quedó impregnado en el corazón de su público. Público amplio que estaba compuesto de señores que se ratoneaban, tangueros de todo tipo, y mujeres que se identificaban, y que en secreto soñaría ser como “La Beba”. Tantos unos como otras la admiraban con respeto.
Se fue el 27 de agosto de 1994, exactamente el mismo día que Roberto “El Polaco” Goyeneche. Estaba descansando en su segundo hogar, Taconeando.
El periodista y poeta Jorge Gottling se refirió a ella:“La Beba es la versión de la Bardot de nuestro mundo. Fue la mina del enorme ratoneo. El deseo estaba puesto también en la lícita envidia o admiración de millones de mujeres con ruleros y batones, para las cuales significaba una suerte de vocera de sus cerradas proyecciones, una reivindicación de ciclos de vida cerrados nada más que en la imaginación... "(Jorge Göttling)
Sus cenizas, a pedido de ella misma, se esparcieron por las veredas del centro porteño. Además de compararla con Brigitte Bardot, también lo hicieron con Edit Piaf, llamándola “la gorrión argentina”, más por su magnetismo que por su canto. Pero siempre, siempre, fue, es y será “Beba de Buenos Aires” 

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