“El Polaco” Roberto Goyeneche nació el 29 de Enero de 1926 en el barrio porteño de Saavedra, (Argentina). Debido a la temprana muerte de su , Emilio Goyeneche, tapicero de profesión y pianista de vocación, el polaquito tuvo que ceder horas de su educación al trabajo. La adolescencia lo colmó de una diversa experiencia .
Luego del éxito con la orquesta de Salgán, es requerido por Troilo y forma un dúo de voces con Ángel Cárdenas. Su vinculación con Troilo significó un punto crucial de su carrera artística, a partir de allí Goyeneche armonizará su voz como si fuese un instrumento más de la gran orquesta. Su fraseo tan peculiar, “bandoneonístico”, como expresó Horacio Ferrer, sus silencios, sus acentos, sus entradas a destiempo fueron los ingredientes de un cóctel que patentará el sello Goyeneche enalteciéndolo aún hasta en sus últimos años cuando su voz dañada, arrugada y llena de arena ya fuera presa de críticas severas.
Pese a algunas discrepancias iniciales que, según cuenta la historia, distanciaban a Troilo del Polaco la vida los convirtió en amigos inseparables hasta el punto que Troilo le dijo animosamente: "si no se va, lo echo" obligándolo a iniciar su carrera como solista.
Así fue como entonces, en 1963, El Polaco se aparta de la orquesta de Troilo para transitar sus primeros pasos como solista. En poco tiempo se convirtió en uno de los cantantes de tango más populares. Llegó a grabar con: Francini-Pontier, Baffa-Berlingier-Cabarcos, Stazo-Cupo-Monteleone, Requena, Grela, Orquesta Típica Porteña y Astor Piazzolla, entre otros. Su repertorio fue extenso y variado, y supo apropiarse con verdadera autoridad de versiones clásicas que parecían hasta el momento presas de algunas determinadas interpretaciones. “La última curda”, “Gricel”, “Naranjo en flor”, “Pompas”, “Chau no va más”, “Afiches”, “Malena”, son algunas de sus más brillantes exposiciones.
Goyeneche también tuvo su participación en la pantalla grande. Dos films del famoso director argentino Pino Solanas: "El exilio de Gardel" y "Sur", cuentan con su presencia y contribuyen a la formación del “mito viviente” que sus popularidad también enarbolaba. Pocas personalidades logran ser contemporáneas a su construcción mítica. El Polaco no necesito morir para ver el emblema que significaba su presencia, quizás algunas de sus actitudes autodestructivas aceleraron este proceso de “mito viviente”.
Escuchar un tango en la voz de Roberto Goyeneche es vivir la música de Buenos Aires. Como recalcó Aníbal Troilo, El polaco era dueño de cantar "hasta los puntos y las comas". Su mayor secreto fue saborear los tiempos y los espacios del tango, colmarlos de significado; enriqueciendo al dos por cuatro al límite de sus posibilidades rítmicas. Un 27 de Agosto de 1994 el Polaco le dice adiós a Buenos Aires. Un vacío melancólico se apodera de aquella tarde de sábado, melancolía propia de la despedida de personajes que podrían haber vivido un tiempito más... personajes en los que tristemente se intuye un poco de voluntad en su partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario