viernes, 31 de marzo de 2017

HÉCTOR DEL VALLE

Nació en Sarandí, Avellaneda,el 12 de septiembre de 1936  siendo su familia nativa de Barracas al Sur. Por entonces era Avellaneda un emporio de la gauchería, con más de 600 reseros registrados, y con tropas llegando desde la llanura profunda con destino a los frigoríficos. 
Y su casa -que era casa de músicos, con un tío que cantaba antiguos estilos y milongas no menos-, recibía a menudo, reseros, cantores, payadores y verseadores, portadores de una expresión criolla que lo marcó, llevándolo -andando el tiempo-, a iniciarse en la composición de sus criollos versos.
Preocupado por hablar con fundamento, se nutrió en la lectura de buenos autores, y su profesión de cantor criollo que lo llevó a recorrer toda la provincia, le brindó el paisaje y el contacto con gente campera, completando así su aprendizaje.
La consistencia rítmica de su guitarra la trasladó a sus versos, y así, con un lenguaje popular mechado con expresiones camperas, le escribió a ranchos, pingos, pilchas, personajes, parejeros, tareas, boliches, por decir algo, pero su continua afición por la lectura de temas históricos, terminó por volverlo un entendido en la historia fronteriza de fortines y tolderías, y en estos temas, siempre al modo criollo, abordó la composición de su poesía, con asuntos e historias nunca antes referidas.
Del Valle es un buen poeta, conciso, claro en su expresión y original en su creación, y si durante mucho tiempo privilegió su condición de cantor relegando su realidad de poeta, finalmente le abrió las tranqueras, floreciendo así las siguientes publicaciones: “Hablando en Criollo”, “Entre los Talas”, “Cantando lo Mío”, “Bordoneando”; y con condición de revista publica en 2001 “Héctor del Valle con la historia Argentina”, que sería, de alguna manera, un anticipo de su más preciado libro aparecido en 04/2004, “Cosas de la Historia Chica”, de importante formato y con 422 páginas.

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