Nació en Colón, Provincia de Buenos Aires el 27 de diciembre de 1937. Desde muy joven descubrió que su auténtica vocación era cantar. Subió por primera vez a un escenario a los 12 años, y desde allí comenzó a transitar su largo camino por la senda de la música, dejando a cada paso sus canciones, como testimonio del respeto y profesionalidad que le ha dado a su carrera.
Entre sus grandes éxitos se encuentran, “Tú”, “Me olvidé de tu nombre”, “Y qué si ya te vas”, “Es el amigo que hoy necesito”, “La Compañera” y “Déjame estar”, entre otras.
Su carrera profesional comienza junto a los Hermanos Abrodos en 1965, siendo la primera voz del renombrado conjunto, realizando giras por el interior y exterior del país durante diez años. Como iniciativa de ellos, grabó su primer disco como solista para el sello Odeón, que incluía seis temas dirigidos por el pianista Carlos García y seis temas con Los Andariegos.
Tiempo después presentó su segundo Long Play titulado “Enrique Espinosa, la voz romántica del folclore”, que lo llevó a transformarse en uno de los favoritos de la época, por sus románticas canciones y su característica voz.
El teatro Municipal General San Martín, lo vio triunfar de la mano de Eduardo Falú, Julia Elena Dávalos, Los Cantores del Alba, Las Voces Blancas, y el Ballet de Celia Queiró, en un espectáculo llamado “El alma de la guitarra” dirigido por Jorge Lanza en agosto de 1971.
Desde allí, Enrique Espinosa, conocido como la voz romántica del folclore, dio comienzo a sus interminables giras por el mundo, como uno de los mejores intérpretes del cancionero nacional, al consagrarse con la zamba de Roberto Cambaré “Tú”.
Su voz bien timbrada, su asombrosa afinación y cálido estilo interpretativo, lo llevó a convertirse en uno de los artistas más admirado y respetado no sólo por el público, sino especialmente por sus pares.
En 1975, llevó sus éxitos a Colombia, país que retomaría anualmente hasta 1989. En ese lapso se presentó en la peña “El Rancho de Ochoa”, junto al recitador criollo, con quien hizo giras por todo el país. Así también como lo hizo con Remberto Narváez, considerado una de las mejores segundas voces de nuestro cancionero, con quien interpretó y grabó algunas canciones a dúo.
Sus rasgos sobresalientes y la suma de sus dotes profesionales, se conjugaron consagrándolo en enero de 1980 como Revelación de Cosquín, con la zamba “Tú”. “Una canción que no está completa hasta que no encuentra el intérprete adecuado”, palabras del reconocido autor de la misma, Roberto Cambaré.
Sin embargo, los galardones seguían su curso en 1984, Enrique, recibe el Gardel de Oro junto al maestro Alfredo De Angelis, José Larralde, Alberto Podestá, Horacio Salgán, y el animador Lionel Godoy.
De esta forma, “Tú”, fue la primera de una sucesión de éxitos, que le dieron continuidad a su carrera con nuevos materiales como, “Balderrama”, “Viene Clareando”, “Aquí está Enrique Espinosa”, “Del Algarrobo al Ombú”. “Gota de lluvia”, “Comprendamos” “Canción del amor Lejano”, “Madrigal”, “Homenaje a Antonio Tormo” y “Nuestro Secreto”, entre otros.
Su interpretación, no sólo ha sido la protagonista, ya que también la autoría lo vio triunfante. Junto a su gran amigo Argentino Luna le dieron letra y música a “Detengo mi andar”, y “Me olvidé de tu nombre”. Con Oscar Cacho Valles “Te pertenece aún mi corazón”, “El Beto Crespín” y “La del vino”. Y además con el locutor Aníbal Cufré “Canto a Jesús María” y “Abuelo Rio”.
La voz romántica del folclore, Enrique Espinosa, en su largo andar, ha recorrido cada rincón del país y ha brillado en el exterior. Junto al Ballet Salta realizaron una gira por Canadá, más tarde en 1989 recorrieron España de norte a sur, destacándose en Bilbao y Marbella.
Pero siguió consagrándose en festivales nacionales tales como “El festival del poncho” en Catamarca, “Diamante”, en Entre Ríos, “Villa María”, “Jesús María” “Cosquín” en Córdoba, “Del Hachero” en La Rioja y en especial en el “Festival de la Calle Angosta”, en Villa Mercedes, San Luis.
Allí, donde asistió desde su inauguración en 1984, cuando se hacía en carpas hasta que se transformó en el gran festival que es hoy. Donde lo esperan con agasajos hasta la actualidad. Puesto que, Enrique, ha sido uno de los precursores de la música cuyana y ha dedicado uno de sus materiales a dicha provincia y a su querido amigo y admirado “Chivo Montenegro” autor de “Mi corazón amigo”, “Escuelita de Campo”, “Chañaral redondo” y “Ante Dios yo lo digo” entre otros éxitos.
Además en Mendoza, ha dejado parte de su trayectoria. Junto a Félix Dardo Palorma, a quien le tenía gran admiración y respeto, y con quien ha editado un material denominado “Homenaje a Félix Dardo Palorma”.
Por otra parte, San Juan, no queda atrás. Ernesto Villavicencio y Carlos Peralta marcaron parte de su carrera.
Su carrera como solista, ya estaba consolidada se vinculó con grandes baluartes de la guitarra, tales como Nicolás “Colacho” Brizuela, Julio Ángel Sosa, Domingo Láinez, “Mono” Pereyra, Octavio Osuna (interpretando con él algunas canciones a dúo), Mario Gauna,Bianchi,Paredes,Becerra, Adolfo Vega, Nelson Murúa, Máximo Barbieri, Carlos Santa María, Nicolás Oroño, Néstor Basurto, las guitarras de los Andariegos, Los Bravo, Enrique Cerqueiro, Pilin Massei, Nicolás Ruiz y su recordado amigo Rubén Díaz, junto a sus hermanos Horacio y Jorge, como también su hijo Diego y Pablo Budini.
Por otro lado, a principios del 2001, al separarse los hermanos Visconti, fue convocado a formar parte del dúo con Abel, con quien realizó giras internacionales por Estados Unidos, recorriendo ciudades como New York, Houston, Philadelfia, New Jersey, Manhattan, Chicago, Washington y Miami en doce oportunidades.
El dúo Visconti, con Enrique Espinosa, siguió sus giras por España, y Ecuador hasta el año 2004.
Hoy sigue recorriendo el país munido de su último material “Nuestro Secreto”, que incluye un tema con su amigo José Mercado, ya que se distingue por ser un hombre con muchos amigos y querido por sus colegas, con quien comparte reuniones de canto y poesías.
Actualmente, continúa magnificando su profesionalidad, y sigue siendo un hombre que sabe querer lo suyo, ha pasado del campo a la ciudad sin olvidar lo que de cara al sol y contra el viento ha aprendido.
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