sábado, 18 de febrero de 2012

TANIA LA HISTORIA DE UN SIGLO DE TANGO

Tania, la mujer que murió  entre las mismas paredes que en 1951 despidieron a Discepolín, vivió más de un siglo. Y aunque la singularidad de su biografía desalienta la búsqueda de analogías, ella había hallado una comparación adecuadamente osada para referirse a sí misma: Fui la Madonna de los años 30.Es cierto que biógrafos, testigos y la nitidez de su propia memoria hicieron de Ana Luciano Divis -Tania-, además de una celebridad del tango, una leyenda de audacia y personalidad.Nacida en Toledo, España, en fecha que ocultaba con empeño (se presume que entre 1893 y 1895), debutó allí como cupletista siendo una adolescente. 
Actuó durante varios años con distintos nombres artísticos, hasta adoptar el de Tania Mexican cuando comenzó su relación con el bailarín Antonio Fernández Rodríguez, de los Mexican. Antonio fue su primer marido, y con quien llegó por primera vez a Buenos Aires, en 1923, en una gira.En 1926 se instaló aquí, con un matrimonio que comenzaba a desintegrarse y dejando una hija al cuidado de su familia, en España. Ya tenía algunos tangos mezclados entre los cuplés y las tonadillas de su repertorio, y la íntima decisión de afincarse. Debutó con la orquesta de Roberto Firpo en el local Casino.Pronto actuó con la orquesta de Osvaldo Fresedo. Y comenzó su ascenso en el suntuoso cabaret Follies, según recordaba, con Fumando espero, A la luz de un candil, Sentencia. Recursos vocales suficientes y sobrado glamour abonaron lo que fue un estilo fundador, en una época en la que una escuadra de brillantes cancionistas porteñas hacían escuela.Sergio Pujol, en su libro Discépolo. Una biografía argentina, analiza este paso del cuplé al tango: No le había llevado mucho tiempo descubrir que cantar tangos no era traicionar los temas españoles con los que se inició en la vida a una edad en la que muchas chicas tejían, aburridas, a la espera del príncipe azul. Según Pujol, el tango era para Tania la prolongación americana de sus primeros años y su primer repertorio, si bien para ella la tristeza de muchas de sus letras era incomprensible. Como toda cupletista, Tania había convertido el sentido trágico de la vida de los españoles en la sensualidad y picardía de una tonadilla, especie que, las veces que se ponía seria, se tocaba con el melodrama.Muchas décadas después, ella contaba que el entusiasmo con que la aplaudían las coperas del Follies -que admiraban sus brazos alhajados, su sofisticación y su amable distancia, antes que sus condiciones vocales- fueron claves para su consagración. Pero ya entonces José Razzano -el ex compañero de dúo de Carlos Gardel- andaba comentando por ahí que la gallega del Follies lograba una valiosa versión del éxito del momento, Esta noche me emborracho, de Enrique Discépolo. Fue Razzano quien convenció a Discépolo de ir a escucharla al cabaret. Allí se conocieron.Tania contó alguna vez: Francamente, al principio lo veía poca cosa para mí... para lo engrupida que estaba. Yo picaba alto: adoraba las joyas y las pieles, y me aseguraba de que el candidato tuviera un buen auto. Eso de encontrar a un muchacho bueno no figuraba en mi vocabulario.El amor entre Discépolo y Tania ató dos mundos opuestos. Los amigos de él eran Edmundo Guibourg, Berta Singerman, Victoria Ocampo, Alfonsina Storni -contaba la cantante-. Yo caía en esas tertulias de intelectuales como una bomba atómica: tan descarada, tan jovencita y encima manejando mi propio Buick cuando ninguna mujer conducía. Y ellos a mí me aburrían.La pareja atravesó períodos críticos, desapegos y turbulencias, que muchos creyeron ver reflejados en letras de Discépolo como las de los tangos Sin palabras o Uno. Vivieron juntos 24 años, hasta la muerte del poeta.Justo el 31, Yira... yira, Infamia, Cambalache, Uno, todos los tangos de Discépolo integraron el repertorio de Tania como intérprete y, aunque cantó muchos otros, se convirtieron inevitablemente en sus clásicos. Su carrera como actriz en cine y teatro, que también estuvo a menudo ligada a Discépolo, registró los rodajes de Caprichosa y millonaria, Cuatro corazones, Melodías porteñas, El pobre Pérez, y las puestas de Wunder Bar y Blum, entre otros espectáculos.Desde 1951, cuando murió el poeta, se convirtió en su memoria viva. Y con los años, en una institución.Nunca abandonó totalmente la actividad en el tango. En 1993 fue condecorada por el rey Juan Carlos de España. En 1995 actuó en Europa (con Horacio Ferrer). Hasta poco tiempo atrás consideraba proyectos. De su bienestar daban prueba un buen talante inalterable y una dieta increíble: Yo como con whisky. Envejeció jovialmente

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