lunes, 12 de marzo de 2012

CARLOS OLMEDO

Este cantor uruguayo perteneció a la dinastía de las voces varoniles del tango. Sin falsos clichés de guapo, sin una potencia destacable, tuvo la virtud de generar un clima intimista y hasta delicado, con registro de barítono y una voz “ceniza” muy melodiosa. Desgraciadamente, nos dejó el escaso testimonio de muy pocas grabaciones.
Nació en el Departamento de Rivera, pero era un niño cuando su familia se trasladó a Montevideo, al Barrio Sur.
A los 19 años, ganó un concurso de cantores, organizado por el histórico “Café El Ateneo”, de la Avenida 18 de Julio y la Plaza Cagancha. A partir de ese acontecimiento, se inició su etapa de cantor actuando en las principales salas, confiterías, teatros donde el tango y el candombe eran los convocantes.
En 1947, decidió probar suerte en Buenos Aires, junto a otros jóvenes compatriotas que también triunfarían en la capital del tango, me refiero a Julio Sosa y Pablo Moreno; un terceto de entrañables amigos.
Su actividad se desarrolló en importantes escenarios de la calle Corrientes y en Radio Mitre. Recuerdo sus actuaciones en las inolvidables noches de “Tango Bar” y “La Armonía”, donde fue reconocido por el aplauso de un público exigente y conocedor del género. También, cada tanto, cruzaba el río para actuar en Montevideo.
Entre 1952 y 1953, se integró a la orquesta de Ricardo Pedevilla, hasta que en 1954, lo llamó Osvaldo Pugliese para cantar en su formación, en reemplazo de Juan Carlos Cobos que se había desvinculado del maestro. Lamentablemente, su paso con el autor de “La yumba” fue muy breve.
En los primeros meses de 1955, le ocurrió un caso parecido con Aníbal Troilo, quien lo requiere, ante la ida de Jorge Casal que iniciaba su etapa como cantor solista. Debutó el 1º de marzo de 1955, junto a un colega de lujo, el excepcional Raúl Berón. Después, tuvo otro compañero: Pablo Lozano.
Permanece con Troilo hasta el 30 de abril de 1956, dejando en el disco dos temas para el sello T.K., los tangos “Recordándote” y “El cantor de Buenos Aires”.
Luego de Pichuco, en 1957, formó rubro de cantantes con Ruth Durante y Enrique Castel, en su show “Dos Astros y una Estrella”, acompañados por una orquesta dirigida por el bandoneonista Ángel Baya, permaneciendo juntos hasta 1959. Ese año, una vez desvinculado de ese espectáculo, pasó a formar parte de “La Típica Buenos Aires”, de la cual carezco de datos.
En 1966, se unió a un cuarteto de notables músicos: Julio Ahumada(bandoneón), Aquiles Aguilar (violín), Carlos Parodi (piano) y Hamlet Grecco (contrabajo), para grabar en el sello Tini. Por aquellos años también, realizó una serie de registros en Uruguay con el conjunto deAlberto Mastra.
Por último, quiero destacar sus composiciones, verdaderas perlas de nuestra música tanguera. Valgan como ejemplos: “Y no le erré” y “De puro curda”, inolvidables en la voz de Alfredo Belusi, “Lo que vos te merecés” y “Mi luna”, que Roberto Goyeneche llevara al disco en dos excelentes versiones, “Por quererla así” y “No tengo la culpa”.
Lo perdimos muy joven, a los 54 años, a causa de un síncope cardíaco en la ciudad de Mar del Plata.
No cabe la menor duda que es de absoluta justicia, rescatar el recuerdo de este bohemio impenitente, por sus virtudes de cantor, por su inspirada obra musical y por tantas noches de copas y tangos en la mágica Buenos Aires de aquellos tiempos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario