viernes, 23 de marzo de 2012

GABY “LA VOZ SENSUAL DEL TANGO” EN HOMENAJE A DISCEPOLO EN BAHIA BLANCA

Dentro del ciclo "BAHIA BLANCA NO OLVIDA" que produce  Dandy Producciones ,el próximo 27 de marzo a las 18hs en el Auditorium de la Cooperativa Obrera, sito en la calle Zelarrayán 560, se llevará a cabo un emotivo homenaje a Enrique Santos Discépolo al cumplirse el 111º  aniversario de su nacimiento. Allí se proyectará un documental sobre la vida del compositor, actor, director y dramaturgo y la cantante Gaby “la voz sensual del tango” interpretará temas de la autoría de “Discepolin”. Es de destacar que  Discépolo hace 80 años, en marzo de 1932, se presentó en el cine Grand Splendid, de Alsina 129 de la localidad bahiense.
Sus letras se hicieron presente en las conversaciones de las esquinas, en las radios camioneras de la madrugada, en el tarareo del transeunte preocupado y en el silbido compañero del que está solo y espera.
Escribió ensayos filosóficos en tiempo de tango y para todos los tiempos. Es Discépolo el mayor filósofo popular argentino del Siglo XX. Al igual que Homero Manzi, no fue "hombres de letras"... hizo "letras para los hombres".

Discépolo expresó el dolor, la frustración y la protesta de multitudes. Percibió e interpretó las emociones colectivas.

Él mismo dijo alguna vez: "Me di de corazón a un pueblo, porque los pueblos no engañan nunca y devuelven, como la tierra, un millón de flores por una semilla seca. Y mi pueblo me ha devuelto exageradamente la ternura que le di sin esperar su premio. En el largo y penoso diálogo de mi vida, no he tenido más interlocutor que el pueblo. Siempre estuve con él... afortunadamente con él".

Este es el verdadero Discépolo.

Nació en Buenos Aires el 27 de marzo de 1901 y murió en la misma ciudad el 23 de diciembre de 1951. 
Fue actor, dramaturgo y cineasta, aunque se destacó como compositor y letrista de tangos. Huérfano desde los nueve años, lo crío su hermano Armando, un dramaturgo del grotesco rioplatense que le transmitió su pasión por el teatro. Debutó como actor en 1917 y como dramaturgo en 1918 con “Los duendes”. Pese a la oposición de su hermano, en 1925 comienza a componer los tangos cuyas letras angustiadas e irónicas lo convertirían en uno de los grandes renovadores del género.

Entre sus mayores éxitos figuran “Cambalache” (1935), “Uno” (1943), “Martirio” (1940), “Infamia” (1941), “Esta noche me emborracho” (1928), “Yira, yira” (1930), “Sueño de juventud” (1931) y “Cafetín de Buenos Aires” (1948).


DISCEPOLÍN

          Sobre el mármol helado, migas de medialunas,
          y una mujer absurda que come en un rincón;
          tu musa está sangrando y ella se desayuna.
          el alba no perdona, no tiene corazón.
          Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca
          y del alma manchada con sangre de carmín?
          Mejor es que salgamos antes de que amanezca,
          Antes de que lloremos, ¡viejo Discepolín!
Conozco de tu amargo sufrimiento,
          y comprendo lo que cuesta ser feliz
          Y al son de cada tango te presiento
          con tu talento enorme y tu nariz...
          Con tu lágrima amarga y escondida,
          con tu careta pálida de clown,
          y con esa sonrisa entristecida
          que floreces en verso y en canción.
La gente se te arrima con su montón de penas,
          y tú las acaricias casi con un temblor.
          Te duele como propia la cicatriz ajena,
          aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor...
          La pista se ha poblado al ruido de la orquesta,
          se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín
          ¿No ves que están bailando...? ¿No ves que están de fiesta?
          Vamos, que todo duele, ¡viejo Discepolín!

Homero Manzi


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