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miércoles, 27 de abril de 2022

Homenaje a Alberto Morán en el centenario de su nacimiento

En el marco de las actividades del Ciclo cultural Bahía Blanca NO Olvida dirigido por el escritor y productor cultural José Valle, se realizó un homenaje por el Centenario del nacimiento del cantor Alberto Morán y fue descubierta una placa conmemorativa en el mítico Café Bar Miravalles.

En un Café colmado de público, Valle expresó "Alberto Morán fue un personaje emblemático del tango y de la noche porteña. En lo personal un tipo muy generoso, que me hizo jugar en primera desde pibe, confiando en mi trabajo como productor y enseñándome a caminar la noche con consejos y ejemplos. Un señor, un caballero en todo el sentido de la palabra, una persona con mucho barrio, con códigos, magnánimo, solidario.
Alto, flaco, pintón, elegante, un verdadero dandy que provocó la fascinación de las mujeres desde que pisó por primera vez un escenario.
Su poderosa atracción no tenía solamente como centro su seductora estampa, sino que también tenía una voz inconfundible, con un peculiar fraseo, de incomparable estilo, con una media voz cálida y susurrante." Participaron del emotivo evento la reconocida cancionista Gaby "la voz sensual del tango",el Guitarrista, profesor de música, compositor y arreglador Fernando Medori, el historiador e ilustrador César Puliafito y Carlos Benítez, presidente del Círculo Gardeliano Bahiense

miércoles, 5 de agosto de 2015

José Valle presentará su nuevo libro “EN EL NAIPE DEL VIVIR, Historias de Tango, boxeo y turf”

El escritor balcarceño José Valle presentará su nuevo libro “EN EL NAIPE DEL VIVIR, Historias de Tango, boxeo y turf” el próximo jueves 27 de agosto a las 19 hs dentro del prestigioso ciclo "Un Vermut con la Historia" en el mítico Café Miravalles (Av. Cerri 777) de la ciudad de Bahía Blanca.
En esta ocasión Valle plasma su experiencia de 30 años en estas tres pasiones populares, volcando jugosísimas anécdotas. La pasión por el noble arte de los puños, unida a la pasión tanguera, con extensión al turf -el deporte de los pingos- fueron durante muchísimo tiempo y son una melange indestructible en el país. La música del dos por cuatro reúne infinidad de letras "burreras" y boxísticas. El tango, el boxeo y el turf socializan porque mezclan a ricos y a pobres. Por las páginas de esta edición pasan Carlos Gardel, Irineo Leguisamo, Gatica, Prada, Pedrito Quartucci, Alberto Morán, Juan Carlos Lamas, El Flaco Calígula, Délfor Medina, Vilmar Sanguinetti, Pascual Pérez, Carlos Monzón, Gogó Andreu y muchos bohemios de ley. Allí se encuentran nostalgias de glicinas, emparrados y malvones, ronda de gomías, aprontes y partidas, en las que flotaban los sones del tango y el ruido del gong, que se esparcían con un gris de madrugada, se enredaban con la ronda del botón de la esquina e iban a dormir su sueño de amor en la vieja calesita.

sábado, 16 de marzo de 2013

EL RECUERDO PARA EL QUERIDO "FLACO" ALBERTO MORAN


Alto, flaco, pintón, provocó la admiración de las mujeres desde que pisó por primera vez un escenario porteño. Su poderosa atracción no tenía solamente como centro su seductora figura, sino que también provenía de una voz inconfundible, de impar estilo. En un tiempo en el que el panorama tanguero contaba con voces privilegiadas, que no se parecían entre sí (Alberto Marino, Jorge Casal, Roberto Rufino, Alberto Podestá…), no era poco mérito destacarse con luces propias.
Morán se ubicó con armas nobles en el singular espacio de los triunfadores a punta de sensibilidad y temperamento.
Y si en el contexto de su amplio repertorio fuera necesario rescatar tres títulos significativos, Pasional, San José de Flores y El abrojito no dejarán de ser jamás las canciones de Morán. Aquellas que se indentificaron de manera insoslayable con su peculiar forma de frasear, de decir las letras.
Vida en Pompeya
Nacido como Remo Andrés Domingo Recagno, en la localidad italiana de Steve, desembarcó en Buenos Aires cuando todavía era un chico. Consustanciado con Pompeya -el barrio en el que recaló-, allá por el 45 se unió a la orquesta del inolvidable Osvaldo Pugliese, haciendo dupla con Roberto Chanel, otro cantor personal.
Eran los tiempos, bellos tiempos, de trajinar los escenarios de los clubes de barrio. Verdaderas fiestas populares en las que participaban por igual la orquesta típica, la de jazz y un público que se largaba a la pista a bailar tangos sin el criterio deformante de esa línea for export que suele gambetear la autenticidad.
En ese marco se movió y brilló aquel cantor que no se codeaba seguido con el tango arrabalero y que, por el contrario, prefería letras de tratamiento acaso más pulcro. Sin que se perdiera por eso la arrasadora fuerza que nutría el espíritu de la canción ciudadana. Luego de separarse de Pugliese -con el que compartió nueve años intensos de trabajo-, Morán se largó como solista, secundado por el conjunto de Armando Cupo. El éxito siguió siendo su compañero de ruta.
El final
En octubre del 96, despuntando el vicio, participó en un show tanguero (en el Club del Vino), junto a su hija Roxana y al actor Franklin Caicedo. Al día siguiente del debut sufrió una descompostura en su domicilio y fue internado en el hospital Tornú, iniciando un proceso que ya no tendría boleto de regreso. Aunque zafó en esa oportunidad, en junio de este año tuvo que ser trasladado de urgencia al mismo lugar, donde murió el 16 de agosto 1997, a los 77 años, tras una larga y grave descompensación respiratoria.
Cordial, modesto, un italiano que abrazó la porteñidad por pura convicción, Morán acaba de subirse al podio de los que son eternos como el Sol, de los que dejan huella. La muerte no acallará su voz, que seguirá viva a través de Pasional, de San José de Flores, o de cualquier otro tango que, en su garganta, continuará haciendo vibrar los cien barrios de Buenos Aires. De este Buenos Aires que, pese a todo, no olvida a quienes supieron convertirse en verdaderos ídolos.